Archive for diciembre 2023

Los poetas del rey musulmán de Menorca que escribía cartas de amor a hombres

29 diciembre, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

Asedio de Madîna Mayûrca (Palma). Del pasado musulmán de Menorca apenas quedan grabados.
Asedio de Madîna Mayûrca (Palma). Del pasado musulmán de Menorca apenas quedan grabados. Wikimedia Commons

Santiago Torrado

Menorca — 16 de enero de 2023 22:27h
Actualizado el 17/01/2023 05:30h 

Todas las sociedades necesitan mitos fundacionales. Hacen falta, en todos lados y en todos los tiempos, narrativas más o menos épicas que pongan la primera piedra del edificio que luego se hará palabra santa, rito, liturgia, costumbre y tradición. Menorca no es la excepción. Este martes se celebra la ‘Diada del poble de Menorca’ en conmemoración de la conquista de la isla por parte de las tropas del rey Alfonso III de Aragón. Un episodio que ponía fin al período musulmán en la isla y marcó el inicio de la identidad menorquina –casi– tal cual la conocemos hoy. Un suceso que cubre con el manto vetusto de la “Reconquista” una de las etapas más florecientes, prósperas, culturalmente ricas y –paradójicamente– menos estudiadas de este territorio: la era de los musulmanes en la isla, conocida como ‘Madina Manurqa’.Ruta por el legado islámico más importante de España

En el libro Historia de Menorca, el historiador Miquel Casasnovas señala que hacia el siglo IX el imperio bizantino fue perdiendo paulatinamente su influencia política y administrativa en el Mediterráneo central. Con la decadencia de Bizancio, Menorca comenzó a ser blanco de ataques de piratas berberiscos y entró en un largo proceso de deterioro y abandono. La isla se despobló lentamente y sus puertos quedaron vacíos de comerciantes y mercaderes, las basílicas paleocristianas como la de Son Bou y Sanitja quedaron sin fieles y de la pujante y orgullosa Sanisera (actual Ciudadela), poblada desde muchos siglos atrás, apenas quedó una sombra. De estos “Siglos Oscuros”, como los nombraron varios historiadores, apenas hay registro documental y arqueológico.

Hacia el siglo X, la llegada de los Almorávides primero y de los Almohades después marca el ritmo de la recuperación económica, demográfica e incluso política de las Islas Orientales de al-Ándalus, Mayurka, Manurka, Yabisah y Faramantira. Durante los casi tres siglos que duró la dominación musulmana de Menorca, la isla experimentó transformaciones que aún definen su territorio, sus costumbres y sus relaciones sociales. Se levantaron palacios y jardines en lo que hoy es Ciudadela y se repobló la isla poniendo la semilla de lo que siglos después serían los siete municipios insulares. 

“Gran parte de la toponimia actual guarda relación directa con la herencia musulmana, puesto que muchos nombres remiten a grupos familiares”, explica el profesor Bartomeu Obrador, licenciado en filología clásica y con un Máster en Culturas y Lenguas Antiguas. Por ejemplo, Binidalí, una villa de Menorca, que significaría ‘los descendientes de Dalit’. Otros nombres nos remiten a orígenes étnicos, como Sanitja, que procede de una cabila bereber, o Binimaimó, ‘los descendientes de Maimūn’. Como ocurre con algunos lugares con un nombre ya en catalán, hay algún caso de topónimo en femenino, como Toraixa, y alguno judío, como Torrellafuda, e incluso cristiano, como Ruma. “En todo caso, la toponimia nos habla de una población con fuerte diversidad cultural y étnica”, señala Obrador.

El sultán y la corte de poetas

En medio de la belicosa y turbulenta baja edad media, la taifa mudéjar de Madina Manurqa fue un remanso de paz, prosperidad, diversidad cultural, tolerancia y diplomacia, fundamentalmente gracias al último sultán moro que habitó este lugar: Abü Utmán Said Ibn Hakam de Tavira. Si bien es cierto que el rais –el máximo gobernante– sentía una fuerte inclinación por las artes, promovió la convivencia pacífica entre culturas y etnias, y es recordado como un importante mecenas para la cultura hispanoárabe. También fue un gobernador autoritario que dirigió la isla con mano de hierro. Condenó a muerte a los bebedores de vino y era implacable y sanguinario con los disidentes políticos. “Esto no derivaba de un fanatismo religioso, sino que obedecía a razones de estado: seguramente Ibk Hakam pensaba que era la única manera de mantener la isla independiente en un Mediterráneo en el que la hegemonía había pasado a la orilla cristiana”, señala Miquel Casasnovas.

En 1231, el rey Jaime I de Aragón (conocido en catalán como Jaume I el Conqueridor) firmó con el rais Ibn Hakam el Tratado de Capdepera, un acuerdo que permitirá que Menorca permanezca bajo dominio administrativo y político musulmán durante casi 60 años más, a diferencia del resto de Balears, donde el dominio cristiano se consolidó tras la toma de Mallorca en 1229. A propósito de este pacto, la historiadora y arabista María Jesús Rubiera destacó en la Revista de Menorca que “Ibn Hakam era un hombre de pluma más que de espada”. “Un ávido lector y un consumado poeta. Supo burlar las intenciones de Jaime I y logró un tratado que retrasó la conquista de Menorca por varias décadas y le permitió continuar al mando del gobierno como vasallo de la corona de Aragón”. 

Ibn Hakam era un hombre de pluma más que de espada. Un ávido lector y un consumado poeta. Supo burlar las intenciones de Jaime I y logró un tratado que retrasó la conquista de Menorca por varias décadas

María Jesús Rubiera — Historiadora y arabista

Jaime I el Conquistador, por Jaume Mateu Gonçal Peris Sarrià y Jaume Mateu. Wikimedia Commons.

Tras la batalla de las Navas de Tolosa, el avance armado de los reyes cristianos desde el norte de la Península se aceleró, promoviendo un lento pero constante repliegue de los reinos musulmanes hacia el sur. Algunas de las mentes más brillantes de aquel decadente imperio almohade que huían de la guerra, musulmanes en su mayoría pero también judíos y conversos, encontraron en Menorca su último refugio y en Ibn Hakam, un anfitrión generoso y abierto. “Se rodea de poetas, de literatos e intelectuales. En aquella corte se escribieron algunas de las más bellas páginas de la poesía hispano–árabe. Poesía que no sólo tiene un valor estético; es, dentro de los límites de su expresión genérica, un documento histórico”, señala Rubiera.

La corte de los poetas fue una excepción extraordinaria. El último reducto donde brilló el esplendor moro en el Mediterráneo. De los documentos que pudieron ser rescatados tras la conquista cristiana se recuperó parte del poemario de Ibn Hakam, entre cuyos versos destaca un poema de amor dedicado a un hombre:

Su belleza hace enflaquecer

los cuerpos caducos de sus enamorados; sus mejillas son como un sol enjoyado (…)“.

Sobre este hallazgo Rubiera señala que “no es descartable una aventura homosexual en un hombre de su época y posición, aunque quizás fuera un mero ejercicio literario, ya que la poesía de este tipo fue una extendida moda literaria durante toda la edad media árabe”. Sea como fuere, la inspiración abierta y tolerante de la corte de los poetas fue apagando su esplendor con la muerte de Ibn Hakam en 1281 y la posterior asunción como rais de su hijo Abu Ummar.

No es descartable una aventura homosexual en un hombre de su época y posición, aunque quizás fuera un mero ejercicio literario, ya que la poesía de este tipo fue una extendida moda literaria durante toda la edad media árabe

María Jesús Rubiera — Historiadora y arabista

Y llegó la Menorca cristiana

El ocaso de los poetas con turbante llegó el 5 de enero de 1287. El mito fundacional de la Menorca cristiana se hizo leyenda, y cuenta que, debido a una tormenta, las tropas del rey Alfonso III debieron desembarcar en el islote que todavía hoy nombramos “Illa del Rei”, ubicado en el puerto de Maó. No sería hasta el 17 de enero, día de Sant Antoni Abat, desde entonces patrón de Menorca, que los soldados cristianos tocarían tierra, dando inicio a una matanza que anegó de sangre las calles de toda Madina Manurqa. Durante cuatro días las tropas de Alfonso III “El Liberal” pasaron a cuchillo a los menorquines que supieron oponerse, mientras los nobles y miembros de la corte se refugiaron en el castillo de Santa Águeda con un puñado de soldados.

Finalmente, Abu Ummar capituló ante el rey Alfonso el 21 de enero y entregó la isla. El acuerdo de rendición permitió que el rais y su familia pudieran salir de Menorca junto a una escolta de hasta 200 personas. Todos aquellos que pudieran pagar 7 doblas de oro fueron perdonados, el resto de la población fue esclavizada y distribuida entre los nobles cristianos. Todos los bienes, animales y hacienda de los menorquines musulmanes fueron expropiados y repartidos entre los caballeros que tomaron parte en el asalto. Menorca fue repoblada con colonos venidos principalmente de València y Catalunya. Triste y derrotado, el último rais partió hacia Túnez llevando consigo el bien más preciado: la biblioteca que con tanto esmero había construido su padre Ibn Hakam. Poco antes de llegar a su destino, el barco de Abu Ummar naufragó y todos sus tripulantes murieron. La biblioteca se perdió para siempre en el fondo del mar. 

our-newsletter-normal

El enésimo portazo de la devolución de los mármoles del Partenón a Grecia

28 diciembre, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

Las esculturas del Partenón en el Museo Británico de Londres.
Las esculturas del Partenón en el Museo Británico de Londres. David Cliff / Zuma Press / Contactophoto / Europa Press

José María Sadia

16 de enero de 2023 22:27h
Actualizado el 17/01/2023 13:20h 

Antes de que fueran adquiridos por el Gobierno británico en 1816, los mármoles del Partenón de Atenas se guardaron durante años en un húmedo y sucio cobertizo de una mansión situada en el centro de Londres. Su supuesto propietario, Thomas Bruce, conde de Elgin, llegó a reconocer que la humedad estaba comprometiendo seriamente la salud de las magistrales esculturas creadas por Fidias en el siglo V antes de Cristo. Lastrado por las deudas, el antiguo embajador de Reino Unido en Estambul había ofrecido el conjunto –frisos, metopas y esculturas del frontispicio del Partenón– a las autoridades inglesas, que finalmente optaron por comprarlas en 35.000 libras, la mitad de lo que pedía el aristócrata, y exhibirlas en el Museo Británico.

Un robot copia el Partenón y complica la postura del Museo Británico

En todo caso, el daño ya estaba hecho. Con el objetivo de enviarlos a Londres, los mármoles habían sido arrancados del edificio sin demasiado cuidado, cortados en trocitos para facilitar su traslado. Durante el desmontaje, algunas de las piezas se precipitaron al suelo y se rompieron en mil pedazos. Y en el proceso de transporte, uno de los barcos naufragó, llevándose consigo para siempre una parte del cargamento, que quedaría sepultada en las entrañas del fondo marino. El resto terminaría expuesto en el Museo Británico. “Como tenían la idea de que el mármol era blanco, los ingleses se dedicaron a limpiar las esculturas, raspando la superficie, hasta obtener ese color; sin embargo, aquel mármol –que procedía del Pentélico, monte situado a las afueras de Atenas– presentaba un característico tono rojizo debido al alto contenido en óxido”. La puntualización de la profesora Amor López Jimeno añade una desdicha más a la obra: las piezas del British nunca serían iguales a las esculturas hermanas que habían permanecido en Grecia.

De ahí que el expolio practicado por el conde de Elgin causara unos daños equiparables al mayor desastre sufrido en el edificio de la Acrópolis de Atenas: la explosión que los ataques venecianos habían causado un siglo atrás, en el XVII. Por si fuera poco, el traslado del conjunto a Londres provocaría el mayor conflicto cultural de la historia entre Grecia y Reino Unido, todavía hoy no resuelto. Un agravio de difícil solución. Si los medios internacionales desvelaban recientes contactos entre el British Museum y el Gobierno griego para un retorno inminente del conjunto, la ministra de Cultura británica, Michelle Donelan, se ha encargado de zanjar de un plumazo las enormes expectativas que se habían generado, insistiendo una vez más en que Reino Unido es el legítimo propietario, tras negar incluso que el acercamiento entre ambos países –anunciado a bombo y platillo por los medios internacionales– hubiera tenido siquiera lugar.

La intensa batalla de Melina Mercouri

Las declaraciones de la ministra Donelan han supuesto un jarro de agua fría para los griegos, tras una infructuosa batalla de décadas. La ansiada restitución sería “el triunfo póstumo de Melina Mercouri”, afirma Amor López, helenista, profesora en la Universidad de Valladolid y acérrima admiradora de la lucha de la actriz y ministra de Cultura griega en los años ochenta. “La campaña de Melina Mercouri no fue la primera, pero sí la más importante, gracias a su popularidad en el mundo del espectáculo y también a la labor de su marido, el cineasta Jules Dassin”, sostiene la filóloga. De hecho, cuando Mercouri murió en 1994, Dassin impulsó una fundación con el nombre de su esposa que tenía como principal objetivo la restitución de los mármoles. “Jules Dassin llegó incluso a poner dinero de su bolsillo para impulsar la construcción de un nuevo museo de la Acrópolis que pudiera acoger las esculturas”, valora Amor López, coordinadora de un libro-homenaje sobre el cineasta y filántropo en 2009, proyecto que le valió aquel año el título honorífico de Embajadora del Helenismo.

Tercera planta del Museo de la Acrópolis donde se exponen los frisos y las esculturas originales que se conservan en Grecia. Remei Calabuig / EFE

En aquellas mismas fechas abrió sus puertas el nuevo museo de la Acrópolis, un moderno edificio acristalado situado junto al Partenón, cuya tercera planta ha reservado espacio para acoger los mármoles exiliados que, a diferencia del British, se exhibirán en su posición natural, mirando hacia afuera. La infraestructura venía a callar la retahíla histórica de los británicos, que negaban el retorno de la obra promovida por Pericles hace 2.500 años, bajo el argumento de que los griegos no sabrían cuidarla. “Que los británicos acusen a los griegos de no haber sabido cuidar el conjunto, con todo el daño que llegó a causar Elgin, es, cuando menos, paradójico”, puntualiza la profesora López Jimeno.

Y es que, tras un acercamiento esperanzador entre los gobiernos, la ministra de Cultura británica ha despachado el asunto acudiendo una vez más a los otros dos pilares de la negativa inamovible de Reino Unido: la legalidad de la operación de compra y, por tanto, la propiedad legítima de los 75 metros de los 160 totales del friso original, las 15 metopas de un total de 92 y la veintena de figuras de los frontispicios que se exhiben en el British. La profesora Amor López –como otros expertos, incluidos algunos británicos– niega la mayor. La operación fue ilegal porque la salida de las piezas se produjo durante la ocupación otomana del territorio griego, que peleaba entonces por una independencia que llegaría en 1821. La clave de bóveda es un documento, un permiso del sultán turco que habría habilitado a Elgin a hacer lo que hizo. Un papel que –oh, casualidad– nunca llegó a aparecer por lado alguno.

Es decir, el Imperio Otomano no tenía potestad para deshacerse del patrimonio de Grecia, país que ocuparía durante cuatro siglos. En suma, la condición musulmana de los turcos les impedía valorar aquello de lo que se estaban desprendiendo, pues la figuración humana está prohibida en el islam. “Incluso aunque hubiera recibido un permiso auténtico del sultán, Elgin era embajador en Estambul y no podía valerse de su cargo diplomático para hacer negocios”, matiza la filóloga, en referencia a una operación que califica de “ilegal” y “amoral”. Precisiones hasta ahora desoídas por Gran Bretaña, que históricamente se ha apoyado en otro llamativo argumento: en el British Museum, las esculturas se ven más. En este punto, Amor López Jimeno rescata la irónica respuesta que solía esgrimir el fallecido cineasta Dassin a este mismo razonamiento: “Si es por que lo vea más gente, que lleven los mármoles a China”.

Miedo a un precedente que da vértigo

La devolución “abriría la puerta a cuestionar todo el contenido de nuestros museos”, es otra de las razones con las que el Gobierno de Rishi Sunak ha dado, de momento, portazo al retorno. En todo caso, de regresar los mármoles a Atenas, ¿habría una cascada de reclamaciones de otros países? “Muchos pueden pensarlo, pero es absolutamente necesario analizar cada caso particular y las circunstancias que motivaron el desplazamiento de las obras, así como las condiciones históricas, políticas, culturales o sociales”, reflexiona María José Martínez Ruiz, una de las mayores expertas españolas en arte desplazado. “No hay que caer en el error fácil de englobar todas las obras de arte descontextualizadas en el mismo saco, arguyendo el excesivamente recurrido concepto de expolio”, añade la profesora de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid.

Galería del Museo Británico, en Londres, donde se exponen los frisos (a ambos lados del pasillo) y las esculturas griegas (al fondo) procedentes de la Acrópolis ateniense. Remei Calabuig / EFE

Aun así, el vértigo en los grandes museos internacionales está ahí. El British Museum –cuyo emblema son, precisamente, los relieves atenienses– atesora piezas clave en la historia de la humanidad, como la Piedra de Rosetta, un fragmento que resultó fundamental para descifrar la escritura jeroglífica de los egipcios. En París, el Louvre recibe al visitante con una escalinata presidida por la Victoria de Samotracia, también de origen griego, y expone en sus salas un importante legado egipcio. Entretanto, la Isla de los Museos de Berlín atesora conjuntos tan espectaculares como el Altar de Pérgamo, procedente de Turquía, la impresionante Puerta de Ishtar (Irak) o el icónico busto egipcio de Nefertiti, una de las esculturas más populares del planeta.

“No todos los casos son iguales”, coincide Albert Velasco, profesor en la Universidad de Lleida y especialista en museos. “Que una obra de arte no esté en su lugar de origen no es sinónimo, automáticamente, de que merezca repatriarse”, argumenta, y explica: “Hay guerras, saqueos y expolios, pero también hay ventas legales”. El único punto en común entre el Partenón y otras obras de arte que figuran en los museos más importantes del mundo es precisamente eso, que ya no están en su lugar de origen.

De ahí que conocer la verdadera historia que está detrás de una pieza desplazada –una información que escapa a los limitados datos de una cartela– resulte vital para evitar que el visitante de un museo se marche con la idea equivocada de que esta o aquella obra “se la llevaron”, sin más. En este error incide la profesora Martínez Ruiz. “Tal vez, habría que acercar al público cómo ciertas obras llegaron cual botín de guerra a grandes museos internacionales, otras a resultas de ventas de sus propietarios, quienes deseaban lucrarse con tal operación y otras, merced al abandono y el desinterés de la propia sociedad que las había heredado”. Conocer estas circunstancias, por tanto, resulta vital para juzgar de una forma u otra una hipotética reclamación.

¿Propiedad del British?

A lo largo de décadas, la posible restitución de los mármoles ha encallado en la batalla por la propiedad, un conflicto de solución compleja. “Aunque los relieves regresen a Atenas seguirán perteneciendo a Reino Unido”, sostiene tajante Albert Velasco. De ahí que “la única opción” sea, en su opinión, un “depósito de larga duración”. Porque la alternativa sería la vía judicial. “En el caso hispano, la situación es equiparable a la de Sijena y el arte de la Franja: Aragón nunca renunció a la propiedad, finalmente acudió a los tribunales y se ha salido con la suya, pero esto no siempre es así”, ejemplifica. No deja de ser paradójico que, para enviar de vuelta las esculturas, Reino Unido tendría que infringir su propia ley… Sí, aquella que dice que la colección del British Museum es inalienable, subraya el especialista.

Turistas ante el Partenon en la Acrópolis de Atenas en 2018. Laurent Gillieron / EFE

El de Sijena no es el único paralelo español con el caso griego. María José Martínez Ruiz precisa que los acuerdos de restitución entre países “no han sido gratuitos, generalmente ha mediado una compensación para paliar la pérdida de una obra del catálogo”. La historiadora cita el evidente caso de la pieza recuperada durante la II República por el Museo Arqueológico Nacional –un sepulcro del monasterio de San Benito en Sahagún (León)–, con la mediación clave de Ricardo Orueta, por entonces director general de Bellas Artes: el Fogg Art Museum norteamericano, propietario del monumento funerario, recibió varias piezas españolas a cambio de la devolución.

Una legión de adeptos a la causa

Lo que no es discutible es que la causa griega cuenta a sus espaldas con una legión de adeptos, que siguen los pasos marcados por la ministra Mercouri en los años ochenta. “La devolución sería un reconocimiento para Grecia; hay que pensar que los griegos han sido menospreciados en los dos últimos siglos y que es en Atenas donde los mármoles deben estar”, opina Amor López Jimeno, quien añade que el regreso, de llevarse a cabo, “sería un gran éxito para el Gobierno griego, donde todos los partidos políticos han ido a una”. Por su parte, la profesora Martínez Ruiz valora las negociaciones entre ambos países –puestas ahora en cuestión por la ministra de Cultura británica–, que han supuesto “un gran paso”.

Mayor distancia toma el profesor de la Universidad de Lleida Albert Velasco, quien ve con buenos ojos “la gestión de un depósito por la vía diplomática”, pero igualmente cree que “si los mármoles se quedaran en el British” le parecería “perfecto porque allí son un emblema; es como si al Louvre le quitaras la Gioconda”. El experto reflexiona desde un profundo apoyo a la labor de los museos. “Que no estén llenos de gente cada día no quiere decir que debamos atentar contra la integridad de las colecciones: para que una obra salga debe existir una justificación total”, apunta el historiador. “En España, de no ser por la acción de los museos, muchas obras se habrían quemado durante la Guerra Civil o terminado en manos de anticuarios; el papel que han jugado en la conservación de los conjuntos forma parte de la historia de estas instituciones y la hemos de valorar”, concluye. Sin duda, el relato de la devolución de los mármoles del Partenón a su lugar natal aún no ha escrito su último episodio.

––––––––––––

Antes de que dejes de leer…

elDiario.es se financia con las cuotas de 60.000 socios y socias que nos apoyan. Gracias a ellos, podemos escribir artículos como éste y que todos los lectores –también quienes no pueden pagar– accedan a nuestra información. Pero te pedimos que pienses por un momento en nuestra situación. A diferencia de otros medios, nosotros no cerramos nuestro periodismo. Y eso hace que nos cueste mucho más que a otros medios convencer a los lectores de la necesidad de pagar.

Si te informas por elDiario.es y crees que nuestro periodismo es importante, y que merece la pena que exista y llegue al mayor número posible de personas, apóyanos. Porque nuestro trabajo es necesario, y porque elDiario.es lo necesita. Hazte socio, hazte socia, de elDiario.es.

Lara Maiklem, la exploradora del fango del Támesis: “Hay 2.000 años de historia depositados en el fondo del río”

27 diciembre, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

Lara Maiklem en la orilla del Támesis, en Greenwich.
Lara Maiklem en la orilla del Támesis, en Greenwich. Tom Harrison

María Ramírez

Oxford (Reino Unido) — 14 de enero de 2023 21:47h
Actualizado el 15/01/2023 14:46h 

Al alba o al anochecer, siguiendo la marea, Lara Maiklem se pone sus botas de goma y unos guantes de látex y baja por una escalerilla hasta la orilla del río Támesis. Pasea por lo que queda de arena y despacio recoge trocitos de cerámica, ojos de cristal, abalorios, alambres y fósiles. Los mete en una bolsa de plástico y los examina después con la ayuda de libros, retratos de la época Tudor y una comunidad muy activa de historiadores y anticuarios. Parte acaba en el Museo de Londres.

Natalia Moussienko, investigadora de la Academia de las Artes de Ucrania: «Es difícil competir con misiles, pero el arte es un arma de guerra importante»

Maiklem ya no vive en Londres, pero suele hacer una o dos expediciones cada semana. Lo que hace tiene un nombre sin traducción en español, “mudlarking”, que significa literalmente “jugar (lark) en el barro (mud)” y que se refiere a la exploración del fango que lleva siglos conservando objetos arrojados por error o voluntad al Támesis. Maiklem encuentra zapatos de hace 300 años, hebillas medievales, horquillas romanas y hasta vasijas de la Edad de Hierro. A veces se topa con sustancias peligrosas o restos humanos. También ha encontrado cadáveres (en esos casos, registra el lugar exacto y llama a la policía). 

Lo que empezó como una ocupación de niños pobres desesperados en el siglo XVIII en Londres se ha convertido en un pasatiempo para tantos que la Autoridad del puerto de Londres ahora lo regula con permisos que incluyen normas como no vender los objetos y comunicar lo encontrado a un registro de patrimonio y entregar lo más valioso al Museo de Londres. Está tan de moda que en noviembre la Autoridad suspendió temporalmente la emisión de nuevas licencias, que han pasado de 200 a unas 5.000 en cuatro o cinco años. 

Maiklem es tal vez la mudlarker más famosa de Reino Unido porque fue la primera en compartir sus hallazgos ampliamente en redes, ha escrito varios libros y da charlas para concienciar a otros exploradores del fango sobre las reglas y el respeto de la orilla y sus tesoros. Su último libro, un bestseller en Reino Unido, se publica ahora en español, Mudlarking: Historia y objetos perdidos en el río Támesis (Capitán Swing).

Le gusta contar que creció en una granja de Surrey y que después de una juventud en Londres muy fiestera en los clubes de los años 90 empezó a bajar al río en busca de paz. Allí descubrió la naturaleza que añoraba de su infancia y recuperó la afición exploradora de cuando buscaba fósiles con su madre cuando era niña. Después de años en el mundo editorial, ahora ha logrado “pagar las cuentas” escribiendo libros y dando charlas sobre lo que hace y los tesoros que descubre. 

Acaba de entrar en la Sociedad de Anticuarios de Londres, una institución académica muy selectiva de historiadores y especialistas. En cambio, no pertenece a la Sociedad de Mudlarks, un club privado que mantiene su número en 50 personas y que ella describe como un grupo secretista y masculino dedicado a la exploración sobre todo con detectores de metales, cuyo uso divide a la comunidad. Maiklem utiliza sus ojos y sus manos y está en contra de hacer agujeros en la orilla, que agudizan aún más la erosión del río mientras la playa se desvanece. Como cuenta ella, allí abajo en la orilla del Támesis, “hay mucha política”.

En español ni siquiera existe la palabra ‘mudlarking’, ¿por qué es algo tan específico del Reino Unido y de Londres en particular?

Hay gente buscando también en otros lugares. Países Bajos es un buen lugar porque hay mucho barro. Pero creo que Londres es, con mucha diferencia, el mejor lugar debido a sus increíbles mareas y también porque tiene 2.000 años de historia depositados en el fondo del río. Cada marea revela un poco más. Así que tenemos esa combinación única de habitabilidad intensa, 2.000 años de historia y mareas dos veces al día que bajan lo suficiente como para que podamos bajar al lecho del río para buscar.

¿Conocía la palabra cuando comenzó a bajar al río de manera más sistemática?

No sabía que existía esta palabra y que estaba siguiendo los pasos de personas que habían hecho lo mismo cientos de años antes. Pensé que solo estaba buscando y encontrando cosas interesantes en el río. Cuando empecé, no había mucha gente haciéndolo, así que era bastante raro que te encontraras con alguien más. Investigué un poco más y descubrí que tiene una larga historia y que realmente había otras personas haciéndolo.

Lara Maiklem muestra una pieza encontrada en el fango del Támesis. Michael White

Usted escribe sobre el desequilibrio de género entre hombres cazadores, a menudo con detectores de metales, y mujeres recolectoras de una manera más artesanal. 

Nunca he visto a una mujer en la orilla con un detector de metales, digámoslo así. Y, en general, menos mujeres se dedican a la detección de metales. Es una cosa muy masculina. No sé si lo que les gusta a estos hombres es el equipo. Es menos un momento de meditación y más una cacería con un detector de metales. Lo que encontrarás así son cosas de metal. En cambio, si buscas usando tus ojos, también encontrarás cosas que no están hechas de metal. Encontrarás huesos y cuero y fragmentos de cerámica. Algunos tienen una licencia que les da permiso para cavar hoyos en la playa, lo cual es innecesario en estos días. Los tiempos han cambiado desde los años 70. Si cavas un hoyo en la playa, la ablandas y el río comenzará a devorarla muy rápidamente. El problema que tenemos es que la playa se está desvaneciendo y así estamos perdiendo grandes cantidades de arqueología. Al excavar y raspar constantemente la playa, no solo se está eliminando esa capa ecológica muy importante de la parte superior donde los peces desovan y viven los invertebrados, también se está desestabilizando la playa en su conjunto.

Los picos y palas destruyen muchas de las cosas frágiles que no están hechas de metal. Así que creo que es necesario que ocurran muchos cambios en la playa en ese sentido. Creo que se necesita avanzar hacia el siglo XXI. 

Volviendo a las mujeres y los hombres, creo que las mujeres lo abordan de una manera muy diferente. Es menos competitivo para las mujeres. Las mujeres tienden a bajar y experimentar esto con más meditación, no como una búsqueda de algo para llevar a casa y mostrar a tus amigos. Pero obviamente no se puede generalizar porque también hay hombres que lo abordan de una manera muy tranquila.

Es curioso que algunas personas pensaran que usted era un hombre antes de publicar el libro.

Había estado publicando en las redes sociales en Facebook desde 2012 de forma anónima como London Mudlark. Solo lo hacía para conectarme con otras personas que estaban interesadas en lo que estaba encontrando. Sentí que estaba encontrando todas estas cosas increíbles y no las estaba mostrando a nadie. Yo estaba en casa con mis bebés gemelos y me estaba volviendo un poco loca. Fue mi forma de llegar al mundo. No tuve que exponerme hasta 2016, cuando un agente se me acercó y me preguntó si quería escribir un libro. Y creo que decepcionó a algunas personas porque se imaginaban un arqueólogo muy guapo con barba. 

Usted empezó con un grupo de Facebook en 2012 y creó una comunidad que ayuda a identificar piezas. ¿Es la parte buena de las redes sociales? ¿Ha cambiado desde entonces?

Sí, ha cambiado mucho. Lo disfruté cuando empecé. Pero también me han acosado en redes. A algunos no les gustó mi libro. No les gustó lo que escribí sobre la Sociedad de Mudlarks. No les gustó que contara algunos secretos del mudlarking. Sin embargo, parece ser la naturaleza de las redes sociales que las personas digan cosas online que no te dirían a la cara.

Mi pareja me dijo: “Si escribes este libro, espera que vayan a por ti”. Y me han atacado de manera bastante horrible. En un momento lo pasé bastante mal. Los pasatiempos de nicho pueden volverse muy exclusivos y muy políticos. He optado por permanecer fuera de los grupos y camarillas.

Sobre las redes sociales, todavía las disfruto. Hay algunas personas realmente brillantes online y tengo una comunidad de personas muy agradable. Si alguien se pone desagradable o empieza a intimidar, lo bloqueo. Así que creo que me deshice de la mayoría de los trols. Tengo mucho conocimiento para compartir. Hay personas en todo el mundo que no tienen la oportunidad de venir a hacer esto en el Támesis, y es maravilloso poderlo compartir. Pero las redes sociales tienen también ese lado horrible. Y creo que todos, en particular las mujeres, esperan experimentar eso. Pero si puedes olvidarte de eso y bloquear tanto como sea posible, entonces hay recompensas.

Pensé que su comunidad se habría librado. Es especialmente malo para las mujeres…

Sin duda. Especialmente para las mujeres porque lo que estoy haciendo es un pasatiempo que es mayoritariamente masculino. Puede ser un poco macho. La gente se vuelve muy posesiva con sus trocitos en la playa y ha sucedido de manera bastante desagradable. No es tan malo en este momento, pero estoy bastante segura de que cuando salga mi próximo libro, todo aumentará de nuevo.

Lara Maiklem en la orilla del Támesis, en Greenwich. Tom Harrison

¿Es un pasatiempo para usted?

Todavía me emociono mucho cuando salgo. Es mi escape lejos de todo haciendo algo que amo. Tengo mucha suerte en este momento porque estoy escribiendo otro libro, así que puedo concentrarme en él y puedo hacer esto y alguien me está pagando por ello. Es increíble. Cuando deje de poder pagar las cuentas con ello, seguiré haciéndolo solo como un pasatiempo y trabajaré en otra cosa. Todavía siento esa gran emoción de ir y encontrar cosas.

¿Con qué hallazgo se ha entusiasmado más últimamente?

Un trozo de alambre con dos pequeñas burbujas al final. Si alguna vez has visto una pintura de Ana Bolena, ella siempre lleva una especie de alambre para el velo. Estaba caminando justo en el borde del agua y vi este trozo de cable que llegó arrastrado a mis pies. Pensé, “oh, esa es una forma inusual”. Lo recogí, vi las dos burbujas al final y pensé, “oh, ¿será lo que creo que es?” Y desde entonces he enviado fotos, he leído todo lo que puedo al respecto y estoy al 95 % segura de que es un marco de alambre de uno de esos velos de la época Tudor. Y creo que el Museo de Londres estará bastante interesado. Es un hallazgo muy inusual. Lo encontré en un lugar donde suelo encontrar muchos objetos Tudor porque es donde estaba el Palacio de Enrique VIII. Encuentro mucha cerámica Tudor y otras piezas del siglo XVI. Así que crucemos los dedos. Cuando lo vea el museo, lo confirmarán.

¿Y hay algún objeto especial que haya guardado desde el principio?

Creo que lo más preciado del principio fue mi primer abalorio con una cara. Ahora tengo decenas. Realmente se siente como si estuvieras mirando la cara de la historia.  

¿No le asusta a veces? Como cuando ha encontrado restos humanos.

Sí. Encuentras algunas cosas extrañas. La gente me ha dicho que hay hechizos y maldiciones. Encontrar restos humanos curiosamente no sorprende tanto. Es un lugar tan extraño para estar que encontrar algo extraño no es tan raro. Estás casi preparado para cualquier cosa. No sabes lo que va a traer en la próxima marea. Lo más peligroso ahí abajo son las mareas, que cuando suben pueden cortarte el paso. En algunos lugares hay lodo profundo. Las aguas residuales sin tratar todavía van al río, así que está bastante sucio y es desagradable ahí abajo. Yo siempre uso guantes. Pero no lo siento como un lugar peligroso. He ido tanto que me siento como en casa, es mi lugar feliz, voy a todas horas del día y de la noche. En mitad de la noche, me siento más segura estando abajo en la playa que arriba en las calles. 

¿Cómo ha cambiado el río desde que empezó? 

El cambio más importante es la cantidad de orilla que se está erosionando. Varios pies han desaparecido para siempre. Así que la erosión cambia mucho la geografía. Cosas enormes que simplemente desaparecen con la marea. Cuando empecé, el Puente del Milenio estaba siendo construido. Nadie iba a la orilla sur. No era un destino turístico. Estaba desierto. Ahora está lleno. Así que ha cambiado mucho. Y como parte de ese cambio, hay mucha más gente en la orilla. Una de mis razones para escribir el libro fue decirle a la gente cómo hacer las cosas de manera responsable, que deben informar sobre sus objetos, que no deben cavar agujeros grandes, que deben contar lo que están encontrando. Si no le estás diciendo lo que estás encontrando no es un descubrimiento. Y no puedes venderlo porque siempre será propiedad de la Autoridad del Puerto de Londres.

¿Cómo fue durante lo peor de la pandemia? ¿El río estaba más limpio? 

Cuando se pudo volver después del confinamiento, el río estaba más tranquilo de lo que lo había estado desde la época de los romanos porque no había nada allí. No había barcos, no había gente, no había nada. El río estaba depositando enormes cantidades de limo y la naturaleza estaba tomando el control nuevamente. Las algas crecían en el limo. Los animales regresaban a casa, los pájaros anidaban. Olía muy fuerte porque no había mucho tráfico. De hecho, se podía oler el río en Londres. Fue realmente interesante porque nos hizo darnos cuenta de lo rápido que la naturaleza volvería a tomar el control si simplemente desapareciéramos. Y el río es eterno de una manera que nosotros no lo somos. 

¿Había menos plástico?

Un plástico diferente. Muchas mascarillas y guantes. Ahora hay menos de eso. Lo que está en el río refleja lo que está pasando en la ciudad. Después de Año Nuevo, la marea trae botellas de champán y luego los viejos árboles de Navidad. Y durante Wimbledon, encuentras más pelotas de tenis porque la gente está jugando a tenis en los parques y las pelotas terminan en el río. Realmente refleja lo que está pasando en el mundo y en Londres. 

¿Recoge objetos modernos?

A veces trato de llevarme a casa tres piezas de plástico. No tengo mucho espacio para cargarlo, pero intento ayudar. Hay mucho plástico en el río. Guardo algunas piezas de cosas modernas interesantes, por ejemplo anillos de boda. La gente todavía los arroja al río. Hay algo sobre el agua en movimiento. Creo que la gente piensa que tira lo que no quiere en su vida y siente que así desaparece para siempre porque el río se lo lleva. Por eso los puentes son lugares muy populares para que la gente arroje sus anillos de boda y de compromiso. Se encuentran cosas muy personales que la gente rompe, como cartas de amor y fotografías.

¿Eran ciudadanas las mujeres de la antigua Roma?

26 diciembre, 2023

Fuente: http://www.theconverstion.com

Publicado: 16 enero 2023 19:03 CET

Autoría

  1. Cristina Rosillo López. Profesora titular de Historia Antigua, Universidad Pablo de Olavide

Cláusula de Divulgación

Cristina Rosillo López recibe fondos de la Agencia Estatal de Investigación.

Nuestros socios

Universidad Pablo de Olavide

Universidad Pablo de Olavide aporta financiación como institución colaboradora de The Conversation ES.

Ver todos los asociados

CC BY ND
Creemos en el libre flujo de información
Republique nuestros artículos libremente, en impreso o digital, bajo licencia Creative Commons

Republicar este artículo

 Correo

 Twitter

 Facebook

 LinkedIn

Una persona, un voto. Ésta es probablemente una de las descripciones más sucintas de una democracia. De hecho, votar para elegir a unos representantes se ha convertido en uno de los rituales que nos hacen sentirnos parte de una comunidad política. Sin embargo ¿es ciudadano una persona que no vota?

La RAE define como ciudadana a toda persona que sea “considerada miembro activo de un Estado, titular de derecho político y sometida a sus leyes”. A lo largo del siglo XIX y comienzos del XX, la lucha política de hombres y mujeres sufragistas se centró en la consecución del derecho al voto, porque éste se consideraba la llave maestra que daría paso a la igualdad entre hombres y mujeres.

Esta lucha política ha llevado a plantear incorrectamente, incluso hoy en día, que un ciudadano es únicamente una persona que vota. Sin embargo, esto no es así, ni actualmente ni en otras épocas históricas, y el caso de las mujeres de la antigua Roma lo pone de manifiesto. Ser ciudadano o ciudadana va mucho más allá que votar en unas elecciones. Este dilema es crucial para entender la historia de las mujeres.

¿Ejercer de ciudadanas?

En la antigua Roma se definía la ciudadanía como un estatus legal; un ciudadano o ciudadana tenía unos derechos y deberes específicos, y se le aplicaban leyes diferentes a las de los no ciudadanos. Además, hacían falta un padre y una madre ciudadanos, casados en matrimonio válido, para que un hijo o hija heredase esa condición. Este requisito legal ya es una declaración de ciudadanía en toda regla.

De hecho, ser ciudadano romano era un privilegio que muchos súbditos de Roma deseaban pero que las personas libres no romanas sólo podían alcanzar tras una concesión de ciudadanía por el Senado, un general o, posteriormente, un emperador. Todo cambió en el 212, cuando Caracalla otorgó la ciudadanía a todos los habitantes libres del Imperio.

Estatua de una mujer romana.
Vista parcial de una estatua de Vibia Sabina (h.86–136/7). Lessi / Wikimedia CommonsCC BY

Roma comenzó como una pequeña ciudad en Italia, pero llegó a conquistar y gobernar todo el Mediterráneo y buena parte de Europa desde el siglo II a.e.c. Todos estos dominios eran gobernados desde la metrópoli, donde anualmente los ciudadanos (hombres) votaban en elecciones a los magistrados que les gobernarían al año siguiente y, en asambleas, las leyes que serían promulgadas.

Visto así, parecería que las mujeres no podrían ser consideradas ciudadanas, ya que no podían votar en ninguna de esas ocasiones. Pero ésta es una idea errónea: las mujeres romanas eran ciudadanas y ejercían como tales porque, además de detentar esa categoría legal, expresaban su opinión sobre temas políticos, pagaban impuestos, eran incluidas en el censo, participaban en los rituales cívicos y tenían un papel relevante en la vida pública.

El dinero de todos (y todas)

¿Qué identifica más a un ciudadano que el deber de pagar impuestos, que se considera generalmente uno de los actos que crea comunidad política?

En Roma, el Estado romano recaudaba tanto lo que ahora denominamos impuestos directos, es decir, sobre la renta, como indirectos, a saber, el dinero que el Estado recauda por ciertas transacciones (en Roma, por ejemplo, el impuesto que había que pagar al liberar un esclavo o al recibir una herencia).

Las mujeres romanas pagaban impuestos, al igual que los hombres, porque eran propietarias. Desde el siglo II a.e.c. hasta el fin del Imperio, tras el fallecimiento de su padre, toda mujer romana (soltera o casada) pasaba a ser legalmente independiente, es decir, poseía de pleno derecho sus propiedades, teniendo libertad para gestionar todo tipo de operaciones de compraventa, préstamos, negocios, etc. Por ello debía declarar sus propiedades en el censo, un registro de todos los ciudadanos romanos que se efectuaba cada cinco años en el centro de Roma y que constituía uno de los rituales cívicos más relevantes.

Mosaico que retrata a una mujer romana.
Retrato de una mujer de Pompeya expuesto en el Museo de Nápoles. Amphipolis / Wikimedia CommonsCC BY-SA

En ocasiones pensamos que la historia es lineal, es decir, que hay un progreso continuo desde tiempos remotos hasta nuestros días. Sin embargo, esto no es así: los derechos económicos y sociales que las mujeres romanas disfrutaban fueron desapareciendo progresivamente tras la caída del Imperio y no fueron recuperados hasta bien entrado el siglo XX y sólo tras intensas luchas políticas.

Mujeres en la vida pública

Es un hecho que las mujeres romanas no podían votar leyes o elegir magistrados, lo que no quiere decir que estuvieran ausentes de la esfera pública. La política en Roma y en las ciudades bajo dominio romano tenía lugar preferentemente en la calle, a la vista de todo el mundo.

Así, las mujeres podían acudir al foro o centro político de cada ciudad para escuchar a los oradores exponer sus argumentos en favor o en contra de medidas políticas. Como pasaba también en el caso de los hombres, las mujeres de la élite tenían una participación mucho mayor, ya que formaban parte, junto con los miembros masculinos de su familia, de redes de conversación y de intercambio de información y noticias.

El caso de la ciudad italiana de Pompeya, que fue sepultada por el Vesubio en el año 79 de nuestra era, es sorprendente: allí se han conservado 400 grafitis electorales en los que una o varias personas solicitan el voto para un candidato a las magistraturas locales. 54 de esos grafitis (es decir, el 15 %) estaban firmados por mujeres, solas o acompañadas, con exactamente el mismo tipo de mensaje electoral que el que encontramos en los grafitis firmados por hombres. Sabemos que varias de estas mujeres eran ricas propietarias, pero otras eran mujeres más humildes.

Inscripción romana en una pared de Pompeya.
Inscripción en la casa de Julio Polibioa, en la vía de la Abundancia de Pompeya (año 79). Amadalvarez / Wikimedia CommonsCC BY

Durante el Imperio, la activa participación política en las elecciones municipales probablemente proporcionó más visibilidad a estas mujeres. Se aprecia así de manera clara que la imposibilidad de votar no conllevaba una falta de implicación en cuestiones políticas. Las mujeres romanas ejercían como ciudadanas y, por lo tanto, lo eran.

Eso, evidentemente, no quiere decir que las mujeres pudieran tomar la palabra en la esfera pública o tener un poder efectivo. Sin embargo, esa ausencia de voz pública no tiene que hacer pensar que no formaban parte del cuerpo político. Considerar ciudadanas a las mujeres significa visibilizarlas como parte del cuerpo cívico, no sólo del siglo XX en adelante, sino a lo largo de toda la historia.

No tenemos muros de pago ni publicidad

Cualquiera puede leer The Conversation de forma gratuita. Lo hacemos así porque creemos que el acceso a información de calidad es importante, y queremos compartir los conocimientos de los expertos académicos con el mayor número de personas posible. Somos una plataforma declarada de interés público. Gracias por su ayuda.

Done aquí

Rafael Sarralde

Director general

¿Cuáles son los factores que condicionan el buen aprendizaje a lo largo de la vida?

25 diciembre, 2023

Fuente: http://www.theconversation.com

Publicado: 16 enero 2023 18:58 CET

Autoría

  1. Mar García Señorán. Profesora Titular en la Universidad de Vigo. Área de Psicología Evolutiva y de la Educación, Universidade de Vigo

Cláusula de Divulgación

Mar García Señorán no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Nuestros socios

Universidade de Vigo

Universidade de Vigo aporta financiación como institución colaboradora de The Conversation ES.

Ver todos los asociados

Traducciones

CC BY ND
Creemos en el libre flujo de información
Republique nuestros artículos libremente, en impreso o digital, bajo licencia Creative Commons

Republicar este artículo

 Correo

 Twitter

 Facebook

 LinkedIn

 Imprimir

A lo largo de nuestras vidas, los seres humanos hacemos frente a nuevas situaciones, adquirimos nuevos conocimientos y los transferimos a nuevos contextos, desarrollamos nuevas ideas y habilidades, modificando incluso nuestro entorno para mejorar nuestro bienestar. Hacemos todo esto gracias a una extraordinaria herramienta llamada aprendizaje, que ha permitido a nuestra especie un mayor grado de flexibilidad y de adaptabilidad, situándonos en la cúspide de la evolución.

El aprendizaje humano adopta numerosas formas. En algunos casos puede observarse, pues lo que cambia es una conducta que podemos ver, por ejemplo, cuando un niño aprende a ponerse el abrigo. Pero en otras ocasiones lo que cambia es imposible de observar, por ejemplo, cuándo se comprende una explicación o se aprende a resolver un problema.

Aprendizaje accidental o intencional

Las personas pueden realizar aprendizajes complejos (el lenguaje oral, los valores, costumbres, etc.) sin realizar un esfuerzo consciente y de forma espontánea, a través de la observación, la imitación o la interacción con objetos o personas: es lo que se conoce como aprendizaje incidental.

Sin embargo, la mayor parte de los aprendizajes que realizamos durante nuestra vida son voluntarios e intencionales y consisten en sistemas complejos de conocimientos. Su adquisición requiere esfuerzo, una disposición favorable y voluntad para hacerlo. Estos aprendizajes son adquiridos en contextos institucionales específicos y son promovidos por agentes educativos profesionales.

¿Qué necesitamos para poder aprender?

El aprendizaje humano es complejo y las corrientes psicológicas nos han ofrecido explicaciones, a veces diferentes y a veces complementarias, de cómo aprendemos las personas y de cuáles son los principales procesos psicológicos implicados; y los factores, tanto personales como contextuales, que pueden favorecerlo o dificultarlo.

Estas aportaciones han contribuido a la comprensión del aprendizaje que se produce a lo largo de nuestro ciclo vital, así como al análisis, revisión crítica y mejora de las prácticas educativas vigentes.

Bases biológicas del aprendizaje

Para aprender algo es necesario que estemos biológicamente preparados. Esta determinación biológica está escrita en nuestro código genético, en el que pueden diferenciarse unos contenidos cerrados y unos contenidos abiertos.

La parte cerrada es bastante inflexible e incluye una serie de rasgos inmodificables, salvo por alteraciones genéticas, que nos definen como especie y un calendario madurativo que determina qué capacidades y destrezas son posibles en cada momento de nuestra vida.

Por ejemplo, los seres humanos nacemos con la capacidad para hablar, pero solo hablaremos cuando el cerebro alcance un nivel de desarrollo adecuado y nuestro aparato fonador esté preparado. El calendario madurativo determinará el momento en el que la adquisición del lenguaje tendrá lugar.

La parte abierta, una vez que las bases madurativas estén listas, dependerá de las interacciones de la persona con el entorno. La adquisición de un idioma concreto, el hacerlo de una forma más o menos fluida y con mayor o menor riqueza léxica-semántica es posible porque el lenguaje no es un contenido cerrado, como el color de los ojos o el pelo, sino un contenido abierto con posibilidad de desarrollo.

Un cerebro flexible

En el cerebro se encuentra el soporte físico de los procesos psíquicos. Las regiones de la corteza cerebral se desarrollan y diferencian anatómica y funcionalmente en diferentes momentos, ya que algunos procesos se dan antes del nacimiento y otros continúan hasta la edad adulta.

El cerebro es flexible y puede adaptarse a lo largo de la vida, incluso en situaciones de lesión cerebral. Las neuronas no están especializadas desde su formación, lo que da lugar a la modificación constante de la estructura del cerebro. A esta característica del sistema nervioso se llama plasticidad.

Se habla de períodos sensibles en el interior del cerebro para referirse a esos momentos en los que se produce la especialización de las neuronas y ciertos aprendizajes se realizan de una forma más adecuada y eficaz. Ello no quiere decir que los aprendizajes se produzcan de forma rígida en períodos fijos, sino que hay momentos más apropiados que otros para los diferentes aprendizajes. De hecho, se ha demostrado que en algunas partes del cerebro adulto hay regeneración neuronal a lo largo de toda la vida.

El origen social del aprendizaje

Los aprendizajes no están prefijados y la maduración por sí sola no es suficiente para que se produzcan: no aprendemos solos. El aprendizaje es el resultado de la interacción cotidiana que mantenemos con otras personas (padres, profesores, compañeros), y de las diversas actividades que nos plantea nuestra cultura. Es decir, un aprendizaje determinado se va a adquirir o no en función de las experiencias que vivamos.

En primer lugar, aprendemos a hacer las cosas observando o en colaboración con los demás y después, con la práctica, somos capaces de hacerlo solos. El aprendizaje es un proceso social, aprendemos en el contacto con nuestros semejantes y lo que aprendemos ha sido construido socialmente por otras personas y culturas que nos precedieron.

El papel del aprendiz

Con todo, la persona no es pasiva en este proceso. Desempeña una compleja actividad mental en la que interpreta las situaciones que vive en función de los conocimientos y de las experiencias previas que posee. Por ejemplo, si queremos que una persona aprenda las funciones del aparato respiratorio es necesario que tenga algunos conocimientos generales sobre la respiración o las partes del aparato respiratorio.

Para aprender también son necesarios los procesos cognitivos: la atención, la percepción, la memoria. Percibir, seleccionar, codificar, interpretar y recuperar la información son habilidades que están implicadas en muchos de los aprendizajes cotidianos.

Los estilos de aprendizaje

Pero no las utilizamos de la misma manera: las personas tienen distintos estilos en la forma de percibir, procesar y manejar la gran cantidad de información que le ofrece la sociedad actual. La persona hará frente a esta saturación informativa al poner en marcha las habilidades metacognitivas.

La metacognición es fundamental en el proceso de aprendizaje. Implica que la persona es consciente de lo que aprende (conocimiento metacognitivo) y que sabe cómo realizar y utilizar nuevos aprendizajes (habilidades metacognitivas/autorregulación).

El tomar conciencia de los aspectos que influyen en el aprendizaje y el hacer uso de forma deliberada e intencional de los conocimientos previos, destrezas y estrategias de aprendizaje será clave para que se produzca un buen aprendizaje.

El papel de las emociones

Pero el aprendizaje no sólo es resultado de los procesos cognitivos y metacognitivos que se utilizan para aprender y saber qué aprendemos, también debemos tener en cuenta los procesos afectivos y motivacionales, que incluyen las razones, propósitos y metas de cada uno y que determinarán la actitud del aprendiz o disposición a aprender.

Una actitud positiva y crítica ante lo que se debe aprender es fundamental pues potenciará el esfuerzo y la dedicación. El vivir el aprendizaje como una oportunidad de crecimiento personal, sentir interés por aprender, trabajar por el placer de aprender y sentirse competente al dominar la tarea, son cruciales para que se produzca un aprendizaje significativo.

Las emociones y sentimientos que experimentamos cuando aprendemos dependen de nuestro autoconcepto y autoestima y mediatizarán los procesos cognitivos, metacognitivos, motivacionales y relacionales que se ponen en marcha durante el proceso de aprendizaje.

En la sociedad actual el conocimiento está en continua transformación, esto hace necesario el aprendizaje continuo que se produce a lo largo de toda la vida.

Antes de que se vaya…

Los artículos de The Conversation pretenden saciar nuestra curiosidad y contextualizar lo que nos sucede a diario. Pero también pedimos a los científicos que conversen con los lectores sobre lo que está por venir, analizando asuntos realmente importantes como el cambio climático, la calidad de la democracia, la igualdad o la gestión del agua. Porque comunicarlo ayuda a construir un mundo mejor.

Done aquí

Elena Sanz

Redactora jefa / Editora de Salud y Medicina

Cuál es la responsabilidad ética y social de los docentes y cómo transmitirla en el aula

21 diciembre, 2023

Fuente: http://www.theconversation.com

Publicado: 10 enero 2023 19:29 CET

Autoría

  1. María Auxiliadora Ordoñez Jiménez. Profesora en el Grado de Pedagogía, Universidad de Sevilla

Cláusula de Divulgación

María Auxiliadora Ordoñez Jiménez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Nuestros socios

Universidad de Sevilla aporta financiación como institución colaboradora de The Conversation ES.

Ver todos los asociados

CC BY ND
Creemos en el libre flujo de información

Republique nuestros artículos libremente, en impreso o digital, bajo licencia Creative Commons

Republicar este artículo

 Correo

 Twitter

 Facebook

 LinkedIn

La pandemia ha socavado sueños posiblemente prósperos e incluso ha puesto punto y final a historias que no han tenido oportunidad de comenzar. La pobreza, las injusticias y las desigualdades han aumentado.

Ante esta situación, como humanidad, debemos seguir el horizonte ético propuesto en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En él se definen 17 objetivos y 169 metas que nos desafían a mejorar nuestro mundo desde el prisma económico, ecológico y social.

La clave para afrontar el reto de mejorar el planeta está en sensibilizar a la humanidad en su conjunto. Transferir este compromiso a las nuevas generaciones es uno de los retos del siglo XXI.

Para hacerlo, la educación debe apoyarse en cuatro pilares básicos, tal y como figuran en el informe de la UNESCO de 1996 La educación encierra un tesoro:

  1. Aprender a conocer: descubriendo y comprendiendo cada detalle del mundo al que pertenecemos.
  2. Aprender a hacer: adquiriendo conocimientos y habilidades, que permitan al sujeto actuar desde los propios recursos técnicos, procedimentales y metodológicos.
  3. Aprender a ser: desarrollando un pensamiento crítico que proporcione autonomía personal y una ciudadanía activa.
  4. Aprender a vivir juntos: conviviendo en una cultura basada en el respeto hacia los derechos de los demás, así como al propio planeta.

Educación en valores, más allá de la teoría

En este marco contextual, el aprendizaje de valores y el correspondiente rechazo hacia los antivalores debe ser un eje prioritario en los procesos educativos y no quedarse en mero planteamientos teórico socavado por el peso de los elementos curriculares.

La educación en valores constituye nuestra principal herramienta para transmitir dicha ética social. No sólo desde la familia, como base de la sociedad, sino desde el propio sistema educativo.

El papel del docente

El papel del personal docente es necesario para ayudar al individuo a desarrollarse como persona (aprender a ser) y aprender vivir en sociedad (aprender a convivir).

Durante la jornada escolar, estos profesionales deben animar a cada estudiante a discernir entre valores personales, sociales y morales. E incluso ayudarles a comprender cómo poder llevarlos a la práctica.

La sinergia pedagógica generada entre profesorado y alumnado va a permitir el crecimiento de este último, favoreciendo su capacidad para tomar decisiones y fomentando la integración en la sociedad con respeto a las diferencias individuales.

Ahora bien, ¿qué competencias deben poner en práctica y transmitir en el aula?

Competencias clave

El camino para aumentar la conciencia ética está vinculado a las siguientes competencias que guían la práctica docente.

  1. Competencias personales y sociales. El trato cercano con el alumnado supone una oportunidad de aprendizaje. Aprendizajes como la gestión de las relaciones de un modo constructivo y empático. Además de fomentar habilidades, conocimientos y experiencias que permitan el desarrollo integral de los sujetos.
  2. Competencias culturales. El respeto hacia las diferentes culturas o etnias existentes en el aula es primordial. Esta postura supone un andamiaje educativo que permitirá el acercamiento sociocultural entre iguales desde la inclusión.
  3. Competencias emocionales. El conflicto es inherente al ser humano, por tanto, se debe transmitir su gestión pacífica. Y generar, además, nuevas formas de colaboración entre el alumnado que no termina de entenderse. Sin obviar la importancia de facilitar herramientas para la propia regulación emocional con autonomía en estas situaciones.
  4. Competencias éticas. La igualdad y el respeto hacia los demás, la solidaridad frente a la vulnerabilidad, deben ser guías de la práctica docente. Aprovechar la enseñanza como espacio de reflexión crítica para poder desarrollar un compromiso por la justicia social.

Iniciativas y aprendizaje servicio

Por suerte, ya existen evidentes signos de que el profesorado avanza en esta gran labor. Dentro del marco de los objetivos de desarrollo sostenible, encontramos los frutos de numerosas iniciativas de aprendizaje servicio.


Leer más: Aprender a enseñar enseñando: la formación activa del español como lengua extranjera


Concretamente, desde la Red Española de Aprendizaje-Servicio se han recopilado 100 buenas prácticas al respecto, recogiendo experiencias desarrolladas por 300 centros educativos además de 430 entidades sociales. Buenas prácticas que tienen como protagonistas a pequeños desde los 3 años hasta adultos mayores de 18 años.

Es un ejemplo de ello la experiencia desarrollada por el Centro de Educación Infantil y Primaria Malala (Sevilla), denominada “tribu Malala”. O el proyecto “cuidemos a los abuelos”, llevado a cabo por estudiantes de enfermería, quienes visibilizan la importancia de la atención domiciliaria a los mayores dependientes.

El desarrollo de habilidades comunicativas entre generaciones, así como los valores de empatía y respeto, son algunos de los numerosos beneficios de este tipo de experiencias.


Leer más: Las ventajas de aprender música tocando para otros


La responsabilidad ética y social es compleja. Aunque, gracias a numerosos esfuerzos, existan iniciativas para mejorar nuestra sociedad, aún continúa siendo un gran camino por recorrer.

Apoye a The Conversation

90.000 expertos han escrito ya para The Conversation en todo el mundo. Nuestro objetivo es poner el conocimiento al alcance de todos. Nuestro contenido es completamente gratuito y no tenemos (ni tendremos) muros de pago. Por eso necesitamos su apoyo.

Done ahora

Elena Sanz

Redactora jefa / Editora de Salud y Medicina

Los ríos siguen siendo ríos cuando se secan

20 diciembre, 2023

Fuente: http://www.theconversation.com

Publicado: 1 diciembre 2022 19:17 CET

Autoría

  1. Joan Estrany. Profesor Titular de Universidad de Geografía Física. Coordinador del Mediterranean Ecogeomorphological and Hydrological Connectivity Research Team, Universitat de les Illes Balears
  2. Jaume Company Ferrer. Estudiante de doctorado. Departamento de Biología de la Universitat de les Illes Balears. Miembro del Mediterranean Ecogeomorphological Connectivity Research Team, Universitat de les Illes Balears
  3. Josep Fortesa. Contratado postdoctoral – Doctor en Geografía Física, Universitat de les Illes Balears
  4. Julián García Comendador. Profesor ayudante. Área de Geografía Física del departamento de Geografía de la UIB. Miembro del Mediterranean Ecogeomorphological and Hydrological Connectivity Research Team, Universitat de les Illes Balears
  5. Maurici Ruiz Pérez. Profesor titular de universidad, Universitat de les Illes Balears
  6. Miguel Molina Rotger. Estudiante de doctorado de ingeniería y técnico superior de INUNSAB. Miembro del Mediterranean Ecogeomorphological Connectivity Research Team, Universitat de les Illes Balears

Cláusula de Divulgación

Jaume Company Ferrer trabaja para la Universitat de les Illes Balears como investigador predoctoral y es miembro investigador del grupo MEDhyCON

Joan Estrany, Josep Fortesa, Julián García Comendador, Maurici Ruiz Pérez y Miguel Molina Rotger no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.

Nuestros socios

Universitat de les Illes Balears aporta financiación como institución colaboradora de The Conversation ES.

Ver todos los asociados

CC BY ND
Creemos en el libre flujo de información
Republique nuestros artículos libremente, en impreso o digital, bajo licencia Creative Commons

Republicar este artículo

 Correo

 Twitter

 Facebook

 LinkedIn

En general, la imagen que nos viene a la mente cuando hablamos de ríos es la de un curso fluvial perenne, es decir, con un caudal constante. Sin embargo, aquellos cursos que no cuentan con un flujo permanente prevalecen en todas las regiones climáticas. Son los ríos temporales.

Estos ríos se caracterizan por experimentar una fase seca recurrente –de duración y extensión variable– causada por aportaciones de lluvia irregulares, elevadas temperaturas y, principalmente en regiones calizas, un subsuelo que engulle casi toda el agua que fluye en superficie.

Abundantes e imprescindibles

A nivel global, estos cursos de agua representan el 69 % de los pequeños cauces de cabecera, alcanzando cifras de entre el 30-40 % de la totalidad de los ríos de mayor entidad en latitudes inferiores a los 60°.

La clave para definirlos es el régimen hidrológico. Este, además de caracterizar el volumen de agua que fluye en un río regularmente en el tiempo y el espacio, está muy relacionado con su calidad ambiental. Así lo explicita la Directiva Marco del Agua, donde se identifica el régimen hidrológico como un factor crucial en la gestión integrada de cuencas.

Los ríos temporales actúan como corredores esenciales de materia y energía. Son claves para el correcto funcionamiento de numerosos ecosistemas, tanto continentales como litorales. Incluso cuando el agua no fluye en superficie, se producen flujos subsuperficiales que conectan las partes altas de un río temporal con otras aguas abajo.

Los ríos temporales también son ríos

Este tipo de ríos es predominante en regiones de clima mediterráneo. Como consecuencia, culturalmente los ríos temporales cuentan con un notable arraigo social reflejado en su denominación populararroyoscañadas o ramblas en las regiones de habla castellana de España, y ramblestorrentsrieres o rierols en las de habla catalana; torrente en Portugal y Galicia; cours d’eau intermittent o ravines en Francia; torrentirii o fiumare en Italia; xiropotamosxeropotamos o xeros potamos en Grecia y Chipre; wadis o oued en el mundo árabe.

Estos términos específicos generan, en ocasiones, una confusión entre la población que les priva de su condición de ríos. Quedan relegados a una unidad de menor relevancia, un espacio marginal en el imaginario colectivo.

No obstante, este olvido es un fenómeno relativamente reciente derivado del cambio socioeconómico ocurrido en la Europa mediterránea, que ha provocado la progresiva pérdida de algunas referencias geográficas atesoradas por nuestros antepasados durante generaciones.

Los ríos temporales tenían un lugar destacado entre estas referencias. El agua suponía un bien escaso de difícil acceso y gestión y, a la vez, un riesgo con el que convivir.

Desgraciadamente, se ha pasado del respeto al desprecio, o peor, a la ignorancia absoluta. A obstruir su paso con construcciones, a contaminarlos, a estrecharlos, a reducirlos a una sombra de lo que son. Un desprecio que provoca la degradación ambiental de elementos clave para el paisaje e incrementa nuestra vulnerabilidad frente a episodios de inundación y otros riesgos naturales.

Acciones que destruyen los ríos y el paisaje

Es importante desarrollar políticas integrales de protección de ríos temporales y establecer soluciones científicas en la toma de decisiones fundamentadas en la naturaleza.

Por ejemplo, la práctica habitual de desbrozo indiscriminado de la vegetación de ribera comporta procesos irreversibles de degradación ambiental. Además, elimina los servicios ecosistémicos que esta vegetación proporciona, como mitigar inundaciones, actuar de reservorios de carbono y regular el clima local.

Estos efectos se pueden observar en multitud de paisajes rurales mediterráneos. La mal llamada limpieza de arroyos está dilapidando un paisaje cultural en el que tradicionalmente la hidrología había sido tratada con delicadeza extrema.

Las prácticas tradicionales de conservación del suelo han permitido retenerlo mediante muros de piedra en seco ubicadas en los márgenes de estos ríos, actualmente muy dañados por estas actuaciones.

En multitud de lugares, la urbanización también ha causado una marcada alteración hidrológica de los ríos temporales, modificando la microtopografía de las geoformas fluviales y generando impactos irreversibles en los ecosistemas e incrementando los riesgos de inundación.

Más ríos temporales debido al cambio climático

En el grupo MEDhyCON de la Universitat de les Illes Balears llevamos años estudiando las dinámicas hidrológicas en cuencas mediterráneas y los efectos que el cambio climático y de los usos del suelo provoca en ríos temporales.

La previsión de reducción notable de precipitación a lo largo del s. XXI –según el escenario de mayor emisión de CO₂– producirá efectos notables en la escorrentía, ampliando la fase seca y tornando temporales muchos ríos actualmente perennes.

Ante la emergencia climática actual y los futuros escenarios climáticos y de modificación de uso del suelo, es fundamental aplicar soluciones basadas en la naturaleza utilizando un enfoque combinado de gestión del territorio, monitorización ambiental y sistemas de alerta temprana de riesgos naturales para generar una cultura social en pro de la resiliencia y restauración de los ríos temporales.

Con la adopción de buenas prácticas de gestión territorial y ambiental en ríos temporales, es posible reducir sustancialmente los efectos adversos causados por el calentamiento global y cambios en los usos del suelo. Es urgente gestionar de manera sostenible de estos ríos, pues forman parte intrínseca de un paisaje mediterráneo altamente sensible a los cambios de la dinámica climática global.

Antes de que se vaya…

Los artículos de The Conversation pretenden saciar nuestra curiosidad y contextualizar lo que nos sucede a diario. Pero también pedimos a los científicos que conversen con los lectores sobre lo que está por venir, analizando asuntos realmente importantes como el cambio climático, la calidad de la democracia, la igualdad o la gestión del agua. Porque comunicarlo ayuda a construir un mundo mejor.

Done aquí

Elena Sanz

Redactora jefa / Editora de Salud y Medicina

«Amazon es uno de los instrumentos de destrucción de una forma de vida más sencilla y más lenta»

19 diciembre, 2023

Fuente: http://www.infolibre.es

El medioambientalista Joaquín Araujo, con uno de sus perros.
El medioambientalista Joaquín Araújo, con uno de sus perros. Cedida por el autor

Javier Guzmán

6 de enero de 2023 19:39h

Actualizado el 07/01/2023 06:00h

@javierguro

Joaquín Araújo (Madrid, 1947) no compró regalos estas navidades. No es que se le hubiera echado el tiempo encima; precisamente es lo contrario, reconoce que uno de sus privilegios es que vive sin prisa. El divulgador medioambientalista renunció hace décadas a caer en las redes del consumismo navideño: “Hay que consumir vida y no mercancías”, defiende. Pese a que nació en el madrileño barrio de Chamberí, desde hace casi cincuenta años se considera extremeño. Siendo un veinteañero, el hallazgo de la comarca de las Villuercas, en Cáceres, le produjo un flechazo del que no se ha recuperado. Ahí vive, alejado 15 kilómetros de su vecino más cercano, rodeado de caballos, cabras, gansos, gallinas y perros, produciendo su propia energía, cultivando lo que come, plantando árboles –a un ritmo de 500 al año– y escribiendo libros. 

Araujo se considera inmensamente afortunado, hasta un nivel que llega hasta a disculparse. En su currículum de 47 páginas figuran más libros, artículos, enciclopedias, documentales, exposiciones y conferencias de los que podría pensarse que caben en una vida. Atiende a las preguntas de infoLibre entre los alcornocales y encinas que habitan esta prolongación occidental de los Montes de Toledo. El escritor está en mangas de camisa, aunque estemos a finales de diciembre, un atuendo que considera propiciado por la crisis climática. Antes de la entrevista, adelanta la noticia más importante con la que el lector urbano va a toparse hoy: en plena Navidad, los enebros están floreciendo, algo impensable hace no mucho tiempo. 

Me dice usted que no ha comprado los regalos de Navidad.

No los he comprado, en absoluto. Soy activista y militante desde hace 54 años, soy ya uno de los ancianos de la tribu [ríe]. Siempre he combatido el consumismo. Para mí es absolutamente excepcional. Desde un punto de vista, yo creo que psicológico, le tengo una aversión absoluta al tema. No, no he comprado ningún regalo de Navidad. 

¿Qué significa para usted la Navidad? 

La celebración de la Navidad en esta familia mía consiste en vivir un poco más intensamente este paisaje, este bosque, esta vida cerca de la vida. Yo tengo un hijo y un nieto. Vivo en un sitio aislado, maravilloso, y tenemos la mejor dieta visual del país. Ese es el gran regalo de la Navidad. El gran regalo es darle sentido a la palabra “Navidad”, que deriva de la palabra nacimiento. Para nosotros, todos los días del año son Navidad porque estamos viendo nacer algo. No hay ni un solo día del calendario en que no puedas presenciar el brotar de algo en la naturaleza. Todos los días son de consumir vida y no mercancías. 

Hay bastantes estudios que avalan que las obligaciones sociales, las compras navideñas, las cenas de empresa y las aglomeraciones provocan estrés y ansiedad en una parte importante de la población.  

Lo hacemos porque somos animales con una característica única: somos sociales, y somos rituales. Estamos sujetos a ese acontecer, que tiene también mil cosas positivas. Aunque yo viva la mayor parte de mi tiempo en la naturaleza, en absoluto soy un misántropo. Celebrar de manera ritual algunos momentos del año está muy bien, forma parte de las normas de convivencia. Lo que no tiene especial sentido es que la máxima expresión de la Navidad tenga que ser a través del consumo o de la acumulación de mercancías. Eso ya es un tropiezo. Celebrar la Navidad está muy bien, pero no celebrarla a base de vaciar las estanterías de los comercios. 

Vivimos el gran disparate de que todo está justificado si se incrementa la comodidad

Si usted quisiera, Amazon seguro que no tendría ningún problema en llevarle los regalos a la comarca de las Villuercas.

Me parece especialmente inquietante. Nunca he hecho una compra de forma virtual. Soy muy amigo de todo lo que conlleva el kilómetro cero. Hay que consumir cosas cercanas, cosas producidas por vecinos. Hay que fomentar el pequeño comercio y la cercanía. Amazon está siendo uno de los instrumentos de destrucción de convivencia, es la destrucción de una forma de vida más sencilla, más armónica, más lenta. Es el consumismo en su última versión: poner las cosas de manera extraordinariamente fáciles. Vivimos el gran disparate de que todo está justificado si se incrementa la comodidad. La comodidad es la enemiga número uno de este planeta. Eso de que te lo lleven a casa, que ni siquiera te quieras dar un paseo hasta el comercio de la esquina, es francamente una tragedia. 

Pese a la gran inflación que aprieta a los hogares, un estudio de Funcas pronostica que las familias gastarán lo mismo que la Navidad pasada, ¿qué opina?

El sistema ha convencido a las personas de que todo tiene sentido si puedes consumir. Es más, se basa en eso. La publicidad siempre apela a eso: “Usted solo será feliz si consume”. La acumulación, como objetivo vital. El sentido de la vida de estar rodeado de cosas muertas. Para mí el sentido de la vida es estar rodeado de cosas vivas, lentas, bellas, y casi todas gratuitas. El consumismo es el principal elemento de demolición del mundo, desde la catástrofe climática hasta la desaparición de especies. Esto lo digo sin eludir que todo eso genera posibilidades de supervivencia económica en muchísimas personas. Pero se ha demostrado que se puede vivir especialmente bien con mucho menos, por eso creo que se puede hacer una crítica radical, como la que yo hago. Porque el consumismo no está consumiendo otra cosa más que a los propios consumidores. Como decía María Zambrano: “Todo extremismo destruye lo que afirma”. 

No entiendo vivir sin cultivar mis alimentos, me parece lo más digno que puede hacer un ser humano

¿Cómo se gestiona usted para vivir en el campo de manera autosuficiente?

La autosuficiencia es un anatema para muchos economistas, pero yo creo que es una obligación moral. Yo lo hago por ideología, así de claro lo digo. No entiendo vivir sin cultivar mis alimentos. Me parece lo más digno que puede hacer un ser humano, cultivar la tierra. Ver crecer a lo que te permite crecer es una absoluta delicia. Yo disfruto la huerta como un poseso. Le dedico más tiempo a la huerta que a cualquier otra cosa que haga en la vida, que escribir libros, participar en programas de radios o hacer conferencias. Energéticamente, tengo paneles fotovoltaicos desde hace 25 años. Es un placer doble: ayudas a la atmósfera y no les estás pagando a una empresa eléctrica nada [ríe]. No pagar facturas de la luz es algo que raya la felicidad.

Pero algo echará de menos de la ciudad. Ir al teatro, una exposición, un restaurante que le guste…

No lo echo de menos en absoluto. Me considero una de las personas más afortunadas del mundo. El 70 % de los días del año los paso en el bosque, con la huerta y los animales. El 30 % restante, son viajes para dar conferencias. Procuro que literalmente sean ida y vuelta en el mismo día, en tren. Por supuesto, soy absolutamente partidario del cine, del teatro, de la danza, de los conciertos… Amo la cultura. Cuando voy a Madrid, no muchas veces, voy al cine, al teatro… A conciertos también, aunque con menos frecuencia. Soy un campesino emboscado que hace muchas cosas de ciudadano normal. 

Mi primer vecino está a 15 kilómetros. Si me rompo un pie o una mano, no llegaría ni el helicóptero

¿No cree que vivir en el campo puede considerarse un privilegio? La mayoría de personas dependen de un trabajo presencial que las ata a las ciudades.

Sin duda. Siempre pido perdón, en algún momento de estas disquisiciones. Me hicieron entrevistas durante la pandemia y en todas pedía perdón, porque para mí ha sido de los mejores momentos de mi vida. No lo pude pasar mejor. Pido perdón, porque la gente lo estaba pasando muy mal. Por aquí viene mucha gente, que hago talleres, y algunos me dicen: “No me cabe en la cabeza que puedas vivir así de manera continua”. Hay personas que me dicen que pasarían miedo, porque yo paso muchísimo tiempo completamente solo. Mi primer vecino está a 15 kilómetros. Si me rompo un pie o una mano, no llegaría ni el helicóptero. Yo he elegido eso. Porque me apasiona. Y considero que eso que dices: tener mucha suerte. Soy un afortunado. Vivo lo que la mayoría de la gente no ha podido vivir. 

La economía del siglo XXI es la economía de la aglomeración en las ciudades, por el ahorro de costes que supone para las empresas estar juntas, por el ahorro de transporte, la concentración de perfiles cualificados, etc. Esto supone el vaciamiento del resto de lugares. ¿Qué opina?

Es una de las perversas secuelas. El modelo quiere acumulación, el amontonamiento de todo, de personas, de mercancías, de energía, de alimentos… Es un modelo manifiestamente insostenible. Las ciudades son gigantescos parásitos, lo quieren todo y no producen nada. Producen mercancías, cosas muertas. Pero para eso necesita absorber todos los recursos del mundo natural. Las personas en las ciudades se incrementan a un ritmo de 400.000 personas al día. Más de la mitad, por nacimientos; la restante son personas que dejan el mundo rural por el ciudadano, sobre todo en África y Asia. ¿Se puede mantener en el tiempo? Quizás podemos mantenerlo un siglo más, pero acabará reventando… Sobre el vaciamiento, yo creo que la cultura rural ha sido destruida. El mundo rural ya es consumista.

Yo no prohibiría la caza, aunque me disgusta, e incluso me asquea moralmente esa gran alegría tras haber matado

Usted que vive con perros, ¿qué opina de las diferencias entre el PSOE y Unidas Podemos sobre los perros de caza en la ley de bienestar animal?

El tema de la caza lo controlo mucho. Esta comarca es inmensa, tiene 220.000 hectáreas, y las únicas en las que no se caza son las de mi finca, que está considerada reserva biológica. Estoy rodeado por la caza y he debatido mucho con cazadores. Resumiendo: los perros de caza sí tienen que estar sometidos a la ley de bienestar animal, absoluta y totalmente. Yo no prohibiría la caza, ¿eh? Me disgusta, e incluso me asquea moralmente esa gran alegría tras haber matado. Y es absolutamente fascinante las relaciones que se tienen con los perros, lo que llegan a sentir por ti. El perro de caza debería ser un auténtico mimado y a veces viven en condiciones penosísimas, en recintos muy pequeños. O lo que pasa cuando un perro deja de tener la vivacidad que se le presupone para auxiliar en la caza, se le mata. Eso tiene que desaparecer. Por ser compasivos con los animales. Por ser sensibles a la condición animal. 

Me dice que le disgusta, pero no prohibiría la caza.

No la prohibiría. Creo que hay un margen espectacularmente grande de hacerlo mejor. La caza también es consumista: se valora por la cantidad, el tamaño de la cuerna, el número de piezas abatidas… El cazador también tiene esa perversa parte de la condición humana. Tras matar 100 perdices, llega la 101… ¿y también tiene que matarla? Es pura codicia. Es por tener más, más y más. Varias de las especies más emblemáticas para los cazadores y las que más movimiento económico producen están en crisis. La perdiz roja, la liebre, el conejo, la tórtola, la codorniz… Hay un desplome demográfico absoluto. Yo creo que todo eso se puede arreglar. Se puede trabajar para que haya muchos más animales cinegéticos y para que la caza no sea un acto económico. 

Usted, que lleva una vida tranquila, alejado del ruido, ¿sigue las trifulcas políticas? Por ejemplo, la que hay ahora en torno al bloqueo del Poder Judicial o la reforma del delito de malversación.  

Procuro seguirlo lo menos posible, pero estoy conectado al mundo. Considero que tenemos otro problema muy serio: estamos en un proceso que, si no es involutivo, le falta poco. Me preocupa lo que está pasando con el Constitucional y con los partidos que dicen que defienden la Constitución, pero luego se ve que no lo hacen. Me considero un humanista de izquierdas, soy ecologista y esencialmente demócrata. 

¿Por qué cree que hay tanta crispación en el Congreso?

Por el poder. El poder es lo más terrible que ha inventado el ser humano. Dicen que es necesario. Yo le tengo mucho miedo a mi propio poder, y eso que tengo poquísimo. Tengo poder sobre algunas hectáreas de tierra y sobre algunos animales. No tengo sobre mi esposa, que somos feministas desde que nos conocemos [ríe]. Creo que nadie debería asumir ningún cargo de poder sin esta premisa. Es decir, que si voy a ser ministro, voy a estar absolutamente acojonado del poder que voy a tener. Creo que es un buen contrapeso.  

La ministra Ribera es la mejor que ha pasado por el ámbito del medio ambiente con diferencia (…) y sin embargo, está aprobando disparates ambientales

Me llama la atención que dedique las últimas páginas de su currículum a una lista de sus renuncias. Por ejemplo, rechazó ser candidato político por Los Verdes o a ser asesor del Ministerio de Medio Ambiente. Esto le hubiera procurado poder, ¿no cree que podría haberlo usado para cambiar algunas cosas?  

Si, pero también para presenciar con complicidad la no reparación de los problemas. Esto es muy complejo. La elección nunca es fácil. Evidentemente, muchas personas tienen el poder para hacer las cosas bien, y por supuesto, lo respeto. Mira, lo que está pasando con las energías renovables. La ministra Ribera es la mejor que ha pasado por el ámbito del medio ambiente con diferencia. Es una persona culta, concienciada, bien informada, con destrezas administrativas… Pues está aprobando disparates ambientales. Como los campos eólicos y de energía fotovoltaica en lugares que tendrían que estar manifiestamente prohibidos. Mira lo de la valla de Melilla. Estoy seguro de que el señor ministro de Interior está absolutamente convencido de que no hay que tratar como se ha tratado a los inmigrantes. Pero se lo ha tragado. Lo inverosímil es el no dimitir. La mayoría de la clase política se traga los sapos todos los días, algunos preferimos desayunar una rebanadita de pan con aceite y ajo.          

A primera hora de la mañana, cuando Twitter es un caos de noticias de última hora y polémicas, usted se dedica a publicar vídeos del campo. Un petirrojo cantando en una rama, unas mariquitas refugiadas en un pimiento… ¿cómo sobrevive en las redes?

Porque nunca he contestado. También he tenido suerte en eso, me han atacado relativamente poco. Los medios de comunicación no dan noticias sobre la naturaleza y a mí me parece especialmente noticiable. Durante una temporada, en Radio Nacional he conseguido hacer lo que hago en Twitter: dar noticias de lo que está pasando en la naturaleza. Ahora mismo estoy rodeado de unas paredes cubiertas de hiedra, y están en flor. Estamos en días navideños y ya están siendo visitadas por las abejas. Y los enebros están floreciendo. La vida también produce acontecimientos reseñables.

Creo que cada vez es más común salir crispado de las redes sociales, ¿no le sale a usted el ánimo de cantarle las cuarenta a alguien?

Sí, lo que pasa es que yo no quiero perder el tiempo en eso. ¿Para qué gastar energía en montar disputas, que en fondo alimenta esa faceta inadmisible del ser humano? La competitividad, la agresividad… Cualquiera de las variantes de la violencia. Los medios virtuales siguen siendo una multiplicación de la agresividad del ser humano. Eso no hay que fomentarlo. 

 ¿Qué propósito tiene para 2023?

Casi cualquiera de los últimos años: vivir al máximo posible, emboscado como campesino y caminante contemplador [ríe]. Probablemente, me publicarán un par de libros, que están encargados seguramente. seguiré haciendo un poco de radio, aunque cada vez menos… ¡Debería de llevar 10 años jubilado! Voy a plantar unos 500 árboles, como todos los años. Espero que la cosecha sea mucho mejor que la de este último año, que ha sido la peor de la serie histórica. La ola de calor fue devastadora. Iré a unas cuantas manifestaciones. Uno de los motivos por los que voy a las capitales es para manifestarme [ríe]. Y poco más. Escribir, cultivar, y plantar árboles. 

Dígame un titular que le gustaría leer este año que empieza.

Me parecería maravilloso uno que dijera: “Este año hemos recuperado las cuatro estaciones”. Hemos tenido invierno, primavera, verano y otoño. Que por algún motivo, se estuviera amortiguando la catástrofe climática. El tuit que he puesto hoy es: “Os deseo que paséis un largo invierno” [ríe]. Podría parecer contradictorio, pero no. Hoy día, tener un largo invierno sería una auténtica bendición. Hay muchos años que, a mediados de febrero, ya estás en primavera. Ahora mismo hace una temperatura especialmente alta. Es un horror. Estoy en mangas de camisa. En los últimos 47 años es muy raro estar a finales de diciembre en mangas de camisa. Estoy en la montaña. 

Y mirando un poco más allá, ¿es usted optimista?

No, en absoluto. Pero mi pesimismo es absolutamente constructivo. No se puede ser optimista si estás bien informado. Yo tengo muchas más fuentes de información, además de las convencionales: los elementos de la naturaleza. Un poema que escribí se llama: “Mis fuentes son las fuentes”. Me informa el manantial de lo que pasa. Pero creo que tenemos margen de actuación. Creo que podría darse todo lo contrario a la involución a lo que nos amenaza en política. Creo que podría darse una situación de masa crítica que provoque una revolución, absolutamente pacífica –en esto soy intransigente: todos los cambios deben ser pacíficos y pacifistas–. Que una masa crítica suficiente diga que no podemos ser derrochadores, consumistas y codiciosos, y que tenemos que evitar el colapso. Precisamente, es lo que hacemos los ambientalistas. Procurar que no se produzca un colapso.  

Defiende el periodismo sin miedo.

La democracia es mucho más que votar un domingo. Empieza cada día si defiendes el periodismo. Llevamos 10 años informando sin miedo y sin ruido. Suscríbete desde 6€ al mes.

SUSCRÍBETE. EN DEFENSA PROPIA.

El problema de fondo de la economía española y de España en general

18 diciembre, 2023

Fuente: http://www.juantorreslopez.com

Publicado en Público.es el 26 de diciembre de 2022

Quienes analizan la economía española suelen destacar siempre algunos problemas mayores bien conocidos: un modelo productivo poco innovador y con insuficiente capacidad para generar empleo, servicios de poco valor, excesiva especialización en algunas actividades… Yo creo, sin embargo, que nuestra economía tiene un problema de fondo principal: está dominada por una auténtica oligarquía que lastra su desarrollo y le impide progresar como sería deseable.

El término oligarquía significa literalmente gobierno de unos pocos.  Aristóteles lo usaba en su Política para expresar la desviación o degeneración de la aristocracia (el gobierno de los mejores), cuando se gobierna sin otro fin que el interés personal de la minoría misma gobernante. Joaquín Costa, en su clásica obra Oligarquía y caciquismo en España, la definía de esa manera: «gobierno del país por una minoría absoluta, que tiende exclusivamente a su interés personal, sacrificándole el bien de la comunidad.»

Hoy día, las cosas son de otro modo. La democracia representativa se ha reforzado y el poder oligárquico actúa algo más disimulado, pero con la misma o mayor influencia.

La existencia de una auténtica oligarquía que impone sus intereses al conjunto de los españoles se ha puesto de relieve en numerosas investigaciones. Por citar tan solo tres de ellas, mencionaré la de Antonio Maestre (Franquismo S.A.), la de Andrés Villena (Las redes de poder en España. Élites e intereses contra la democracia) y otra algo anterior de Iago Santos (La elite del poder económico en España. Un estudio de redes de gobernanza empresarial) en la que se muestra que 1.400 personas controlaban recursos equivalentes al 80,5 % del PIB.

La oligarquía española no solo controla la inmensa mayoría de las grandes empresas que dominan, sobre todo, los mercados y actividades estratégicas de nuestra economía, como banca y finanzas, energía, construcción, distribución comercial, telecomunicaciones… Su gran disposición de recursos le permite controlar igualmente las instituciones en las que se toman decisiones que pueden afectarle, bien para imponer su voluntad, bien para impedir que se impongan intereses diferentes a los suyos. Y, por supuesto, los medios de comunicación.

Ciertamente, la existencia de una oligarquía poderosa que controla y domina la economía y sociedad no es algo exclusivo de España. Aunque la nuestra tiene algunas características que la hacen singular.

Como está bien documentado, la mayoría de las grandes fortunas y privilegios de la oligarquía española no provienen del mérito y la innovación, sino del reparto de la riqueza que la dictadura hizo tras la guerra civil. Y cuando las han conseguido más tarde ha sido, salvo excepciones tan honrosas como escasas, mediante la concesión administrativa, las regalías, los favores, la corrupción, el fraude y, a veces, incluso a través del robo.

Eso es lo que hace que la oligarquía española sea especialmente cobarde y temerosa. Baste recordar cómo le temblaban las piernas cuando apareció Podemos y su reacción desproporcionada, corrupta e ilegal, para hacerlo desparecer literalmente, a pesar de que en sus programas prácticamente no había medidas que no se hubieran tomado en otros países capitalistas sin que sus cimientos se hubieran hundido.

La oligarquía española no sabe acumular sin el favor y la protección del Estado y eso la ha convertido en el lastre más pesado de la economía española. Teniendo a su alcance el conseguir todo tipo de facilidades para hacer negocios multimillonarios, no necesita modernizar, ni arriesgar, ni innovar. La oligarquía española es miedosa y de ahí que sea nacionalista pero no nacional. Está envuelta siempre en banderas rojigualdas y con la boca llena de proclamas españolistas, pero nunca le ha importado salvaguardar nuestra soberanía, ni vender nuestros activos más valiosos al capital extranjero si tenía a su alcance hacer un buen negocio. Decía Gumersindo de Azcárate que en su tiempo había en España «feudalismo de un nuevo género, cien veces más repugnante que el feudalismo guerrero de la Edad Media, y por virtud del cual se esconde bajo el ropaje del Gobierno representativo una oligarquía mezquina, hipócrita y bastarda…». Es verdad que las cosas han mejorado, pero no tanto como para que estas palabras hayan perdido completamente actualidad.

Otra consecuencia del dominio oligárquico la puso de relieve Joaquín Costa: «En colectividades tan extensas y tan complicadas como son, por punto general, las nacionalidades modernas, el régimen oligárquico supone necesariamente grados, correspondientes a los distintos círculos que se señalan en el organismo del Estado». Eso quiere decir que la oligarquía necesita reproducir su forma de actuar y generar a su vez regímenes oligárquicos en el resto de la sociedad y, sobre todo, pervertir las instituciones de representación democrática.

La oligarquía es por, definición, contradictoria e incompatible con la democracia y la transparencia. Por eso es la fuente de la polarización y de la degeneración institucional; la que pudre a los partidos políticos para evitar la participación que pudiera empoderar a sus contrarios; a la administración de justicia para que la proteja por encima de cualquier otra cosa; a la política para que decida solo lo que le conviene; y a los medios para que mientan en su favor y manipulen la conciencia de la gente.

Lo que estamos viviendo en estos últimos meses es una manifestación clara de todo esto. Cuando la economía española se desempeña mejor que casi cualquier otra de la Unión Europea, la derecha política y mediática que protege a esa oligarquía no para de lanzar falsedades para hacer creer a la gente que todo va mal. La derecha judicial da un golpe de Estado para impedir que se pueda poner en peligro le defensa a ultranza de los corruptos que trabajan para la oligarquía y todo ello sin apenas disimulo. La inefable torpeza del nuevo líder de la derecha al menos ha tenido la virtud de expresar a los españoles que esto que vengo diciendo es lo que realmente sucede. Hace unos días, Alberto Nuñez Feijóo decía que mantenía bloqueada la renovación del Poder Judicial “para protegerlo” del Gobierno de Sánchez. La mitad o más de España que ganó las elecciones democrática y legítimamente no tiene derecho, según la derecha española, a ocupar las instituciones, porque eso podría no ya poner en peligro sino cuestionar el dominio oligárquico.

La economía dominada por un grupo tan reducido, egoísta y cobarde que deja gestionar sus intereses a una derecha política, judicial y mediática tan retrógrada y totalitaria, golpista, no puede funcionar como podría hacerlo la de un país tan privilegiado en recursos como el nuestro. Y una sociedad que no pone límites a ese poder corrupto que desprecia la verdad, el respeto y la paz civil está condenada al sufrimiento. Es indispensable una ofensiva democrática, una manifestación clamorosa de dignidad cargada de pedagogía, de información veraz, de respeto, patriotismo y fraternidad. Habría que darles una lección de ciudadanía responsable, pacífica y en libertad que no pudieran olvidar jamás.

Mujeres barbudas en el arte: ¿pecadoras o santas?

15 diciembre, 2023

Fuente: http://www.theconversation.com

Publicado: 28 diciembre 2022 19:55 CET

Autoría

  1. María del Mar Albero Muñoz. Profesora Titular de Historia del Arte , Universidad de Murcia

Cláusula de Divulgación

María del Mar Albero Muñoz recibe fondos de Ministerio de Ciencia e Innovación.

Nuestros socios

Universidad de Murcia

Universidad de Murcia aporta financiación como institución colaboradora de The Conversation ES.

Ver todos los asociados

Traducciones

CC BY ND
Creemos en el libre flujo de información
Republique nuestros artículos libremente, en impreso o digital, bajo licencia Creative Commons

Republicar este artículo

 Correo

 Twitter

 Facebook

 LinkedIn

Cuando visitamos un museo o colección de arte, son muchas las sensaciones que nos producen las imágenes de las mujeres barbudas. Unas con miradas desafiantes, otras con miradas resignadas, todas nos contemplan contándonos su trágica historia.

Sean pecadoras o santas, las mujeres con hirsutismo siempre fueron vistas como un prodigio misterioso que podía convertirse en anuncio de amenaza de grandes males y castigos de origen divino o en símbolo de resistencia frente a la presión recibida para abjurar de su fe.

Desde la Antigüedad

El vello en los cuerpos femeninos siempre ha tenido un tratamiento diferente al masculino. En el mundo oriental de la Antigüedad se pueden encontrar imágenes de barbadas desvinculadas de carga negativa, como la diosa Ishtar de Babilonia, la faraona Hapshepsut de Egipto, o las “Venus Barbate” de la isla de Chipre. Pero en el mundo occidental la presencia de vello facial femenino se asoció principalmente con la naturaleza primitiva de las mujeres, vinculándolo a su carácter maligno y libidinoso, algo que las convertiría en moralmente reprobables.

Desde las primeras descripciones del origen del mundo, los textos bíblicos y la literatura justificaban la superioridad del hombre frente a la mujer, mostrando a esta como un mal en sí mismo, un ser bello pero de bajos instintos por naturaleza, frente a la imagen de un hombre creado a imagen y semejanza de Dios.

En las teorías médicas humorales de la antigüedad, la diferencia física más evidente entre ambos, el pelo, estaba además relacionada con el apetito sexual. Según la tradición, la abundancia de cabello y vello corporal indicaba masculinidad en los hombres y una peligrosa voluptuosidad en las mujeres. Estas teorías se plasmaron en textos y tratados médicos y filosóficos (Hipócrates, Galeno, Avicena, ó Aristóteles), y a partir del siglo XVI irrumpieron en la Historia del Arte.

El vello en el arte

Uno de los primeros teóricos de las artes que recogió las bajas connotaciones morales asociadas a las mujeres barbudas fue Giambattista Della Porta. Concretamente, en el apartado “Sobre el vello” de su obra De humana physiognomonia afirmaba que “la mujer barbuda es de pésimo carácter”.

Si ya desde la antigua Roma se atribuían gran parte de las desgracias públicas a la inmoralidad femenina, Della Porta mantenía que una mujer con barba, “como monstruo que es, es presagio de desgracia inminente”. Según estas ideas, los dioses, en un gesto de generosidad y apiadados de los mortales, intentaban ayudarles a evitar las consecuencias de grandes peligros enviando señales de aviso que se manifestaban a través de acontecimientos sorprendentes, terribles o inexplicables, o por la presencia de seres deformes o monstruosos que con un carácter profético presagiaban con su nacimiento una gran desgracia.

Con el auge del cristianismo, el nacimiento de estos seres se justificó en gran medida como evidencia física y tangible de castigos divinos derivados del pecado. De este modo, esos recién nacidos acusaban públicamente a sus progenitores de haber quebrantado las reglas morales sobre la concepción, imponiéndoles una penitencia que se alargaría cruelmente durante la vida del infante.

Las fuentes antiguas y medievales están repletas de testimonios de nacimientos monstruosos. No será hasta principios del siglo XVI cuando esta consideración se iría abandonando, siendo propiciada por las bases científicas propias del humanismo que buscaban en la investigación médica la justificación natural a estos problemas físicos, alejándolos progresivamente de la explicación del castigo divino.

Retratos documentales

Fruto de esta naciente interpretación, y gracias también a la imprenta, a partir del siglo XVI se comenzaron a realizar representaciones de mujeres barbudas con unas connotaciones diferentes, alejadas del ámbito de lo pecaminoso, ilustrando tratados de Historia Natural, Medicina o Filosofía.

Brígida del Río, la barbuda de Peñaranda, de Juan Sánchez Cotán. Museo del Prado

A partir de este momento comenzó una representación diferente de algunas barbudas como Brígida del Río, también conocida como la barbuda de Peñaranda, retratada por Sánchez Cotán en 1590, o Magdalena Ventura, pintada unas décadas más tarde en Nápoles por José de Ribera.

‘Retrato de Magdalena Ventura, llamada la mujer barbuda, que aparece junto con su marido y su hijo’, de José de Ribera. Wikimedia Commons

En ambos casos, los pintores se acercaron al tema sin atisbo de crítica o censura, tratando a las mujeres con un interés documental en el que se subraya su enfermedad desde la dignidad. En el caso de Brígida, el pintor la representó con una mirada bondadosa, directa y sincera, con las manos recogidas en su regazo, mostrando con su gesto y semblante y a través de su impoluta indumentaria la honestidad de su alma.

El retrato que realiza José de Ribera, en cambio, refleja el dolor contenido de una mujer que, debido al hirsutismo desarrollado a partir de los 37 años, sufrió tales cambios físicos que adquirió completamente el aspecto de un hombre. En este caso, la mirada casi desafiante de Magdalena, que se aferra a su hijo mientras le ofrece un pecho para la lactancia, contrasta con la desolación de su marido, que parece querer confundirse con el fondo.

Barbudas y santas

Por otro lado, y aunque la mayoría de las representaciones que encontramos de mujeres velludas están relacionadas con conductas inmorales y pecaminosas, existen también algunas representaciones de mujeres cuyo vello o barbas simbolizan su santidad. Uno de estos casos extraordinarios lo encontramos en la ficticia Santa Wilgefortis (de Virgo Fortis), una virgen mártir de origen portugués cuya leyenda y culto se extendieron por Europa.

Santa Wilgefortis en una tabla de 1678 del Museo Municipal de Schwäbische Gmünd (Alemania). Wikimedia Commons

La historia de esta santa narra que siendo doncella romana se opuso a los planes familiares de matrimonio y rezó y ayunó pidiendo que se evitase esa unión, ya que deseaba dedicar su vida a Dios y a la oración. La respuesta a sus plegarias le llegó cuando le crecieron una prominente barba y un tupido bigote. Esto provocó inmediatamente la repulsa de su prometido y la anulación del matrimonio, pero también el castigo de su padre, que la mandó crucificar.

La representación iconográfica de estas santas las muestra con un rostro barbado, crucificadas y ataviadas con una larga túnica que les cubre el cuerpo casi por completo, dejando solo al descubierto las manos, los pies y la cabeza.

En este caso, la barba y los rasgos masculinos son precisamente el símbolo de su santidad, el elemento iconográfico que las define y las hace reconocibles. La iconografía de estas “santas virilizadas” evolucionó a lo largo del tiempo. La barba fue haciéndose más sutil, desapareciendo o siendo sustituida como elemento diferenciador por el hecho de ser una santa crucificada, con una anatomía femenina que se adivina bajo los ropajes, coronada y portando una rica indumentaria.

La consolidación de estas nuevas advocaciones puso en contacto a los fieles con unos modelos de mujeres cuyas barbas eran motivo de orgullo. Las barbas de Santa Wilgefortis, en España conocida como Santa Librada, o Santa Paula de Ávila representaban el amor de Cristo hacia aquellas jóvenes que ansiaban dedicar su vida a Dios y a la oración, erigiéndose en la advocación preferida de mujeres infelices en su matrimonio y haciendo algo más popular la representación de mujeres barbadas ante la sociedad.

En cualquier caso, todas ellas fueron mujeres humildes, nobles o santas, cuya presencia a través de lienzos o grabados quedaría justificada durante siglos entre los mirabilia de las célebres cámaras de las maravillas que abundaron en Europa desde el Renacimiento. Estas ofrecen el testimonio estigmatizado de quien, naciendo mujer, tuvo barbas de hombre.

Apoye a The Conversation

Contribuimos a la búsqueda de soluciones para los grandes problemas. Democratizamos el conocimiento. Combatimos la desinformación. Y lo hacemos sin especulación, sin publicidad, blindados frente a presiones políticas, económicas y empresariales. Somos, en una palabra, independientes.

Done aquí

Luis Felipe Torrente

Director