Archive for the ‘economía’ Category

El gobernador del Banco de España engaña a los españoles cuando habla de pensiones

5 May, 2024

Fuente: http://www.juantorreslopez.com

Publicado en Público.es el 1 de abril de 2023

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, dijo en enero de 2022 que la inflación en España se situaría a finales de ese año “por debajo del 2 %”.

En realidad, en diciembre de ese año fue del 5,7 %. El gobernador, o bien no tenía la más remota idea de lo que estaba pasando en la economía española o, si lo sabía y dijo otra cosa, engañó a los españoles.

Ambas posibilidades son vergonzosas. ¿Cuánto duraría en una empresa normal y corriente un directivo que se hubiera equivocado de esa forma a la hora de estimar la evolución de la variable más decisiva, la única de la que tuviera que estar pendiente y de la que dependiera el futuro inmediato del negocio?

En el caso del gobernador, su tarea fundamental es prevenir la inflación y frenarla, y a la vista está su desconocimiento, su despiste atroz, la fenomenal equivocación cometida.

¿Por qué nadie le pide cuentas?  ¿Por qué no se le cesa? ¿Se dejaría que siguiera como capitán de un barco quien fuera tan incapaz de percatarse del peligro, quien tuviese una idea tan equivocada del rumbo y las condiciones en que se lleva a cabo la navegación?

Lo sorprendente ni siquiera es eso. Lo verdaderamente increíble es que Hernández de Cos siga haciendo creer a los españoles que conoce el futuro, lo que va a pasar, cuando se equivoca tan manifiestamente a la hora de percatarse de lo qué tiene delante.

Ahora, el gobernador carga contra el gobierno diciendo que la reforma propuesta en nuestro sistema de pensiones es insostenible, es decir, que no se podrá financiar en los próximos treinta o cuarenta años.

¿Se dan cuenta de la desfachatez que hay que tener para que una persona que se equivoca garrafalmente sobre la evolución en los próximos meses de la materia que es de su estricta competencia, en lo que se supone que es lo que tiene que saber, diga a las demás que sabe lo que va a suceder en las próximas décadas con asuntos que no le competen? ¿Cómo es posible que un conductor que no ve lo que tiene a un palmo de sus narices y choque constantemente con su vehículo le diga a los demás por dónde y cómo tienen que circular?

El gobernador del Banco de España no sólo se ha mostrado como manifiestamente incompetente a la hora de contemplar y resolver el problema cuya solución se le encomienda, las subidas de precios. Además, vuelve a engañar a los españoles haciéndoles creer que sabe que las pensiones públicas no se van a poder financiar en las próximas décadas.

Ni el Banco de España, ni los economistas que lo han intentado para justificar sus amenazas de insostenibilidad, han acertado nunca, es decir, ni una sola vez, en sus previsiones sobre la evolución a corto, medio o largo plazo de la población, la productividad, el empleo, el crecimiento del PIB o la distribución de la renta que son las variables de las que depende el equilibrio financiero de un sistema público de pensiones como el nuestro. Siempre que hablan lo hacen pontificando como si fuesen sabios dueños de la verdad, pero lo cierto es que todas las veces que han asegurado saber lo que iba a ocurrir en el futuro con las pensiones en España se han equivocado, exactamente lo mismo que pasó al gobernador el año pasado con la inflación.

Hernández de Cos es uno más de los economistas que, como bien ha dicho el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, llevan veinte años equivocándose en sus predicciones sobre las pensiones. No han acertado ni en uno solo de los escenarios que han diseñado en los distintos modelos que han elaborado siempre con un mismo fin: convencer a la gente de que las pensiones públicas son insostenibles y que, por tanto, hay que fomentar el ahorro privado en la banca. Justamente, quien ha financiado la elaboración de esos modelos y estudios.

El gobernador del Banco de España está engañando una vez más a los españoles haciéndoles creer que él, su institución o los economistas que vienen diciendo lo mismo, pueden saber qué ocurrirá con nuestras pensiones en las próximas décadas. Es un hecho que engaña por dos razones evidentes. La primera es que, como he dicho, para saberlo tendría que conocerse qué va a ocurrir con unas variables cuya evolución es materialmente imposible de predecir. No se ha podido conocer cuando se analiza sin prejuicios y mucho menos cuando se ha hecho partiendo de hipótesis sesgadas porque se tienen intereses inconfesables, como ocurre con los informes pagados por los bancos. Es un hecho que se puede comprobar fácilmente leyéndolos, en este último caso, o comprobando las enormes diferencias y errores de estimación que hay en las proyecciones de largo plazo realizadas incluso por los centros de investigación u oficinas estadísticas nacionales o internacionales más reconocidos.

La segunda razón que muestra que el gobernador del Banco de España engaña a los españoles es que la sostenibilidad de las pensiones públicas no depende solamente del equilibrio financiero entre el gasto y los ingresos por cotizaciones sociales. Depende también de decisiones políticas, concretamente, de que se quieran financiar con impuestos adicionales a las cotizaciones sociales, o no. Algo que igualmente es completamente impredecible.

Si hubiera una auténtica democracia en España se le exigiría responsabilidad al gobernador y las fuerzas política no comprometidas con los intereses de la banca privada, a cuyo beneficio se pronuncia Hernández de Cos, deberían pedir su cese inmediato.

Los beneficios de colegios e institutos privados se sostienen con el incremento de las subvenciones públicas

5 abril, 2024

Fuente: http://www.eldiario.es

Foco

Educación

Victòria Oliveres / Carmen Martínez / Daniel Sánchez Caballero

29 de noviembre de 2022 22:54h

Actualizado el 30/11/2022 10:28h

Cada vez más dinero en la educación privada. El sector educativo particular registró el pasado curso 2020-2021 en conjunto, desde Infantil hasta la Universidad, unos resultados de explotación (beneficios antes de impuestos) de 756 millones de euros. Esta cifra supone una mejora del 27 % desde el curso 2014-15, según la encuesta de financiación y gasto de la enseñanza privada del Instituto Nacional de Estadística (INE). Este aumento en las ganancias del sector sucede mientras en ciertas etapas –en la Universidad no sucede– el Estado incrementa con fuerza las subvenciones públicas al negocio privado.

Como se observa en el gráfico, las etapas no universitarias –incluyendo todas las obligatorias– aportan más de la mitad de los beneficios obtenidos por las empresas privadas: un 54,2 % y 408 millones de euros del dinero que ganaron las empresas educativas en el curso 2020-21 van a parar a colegios e institutos frente al 46,2 % y 348 millones que se embolsan las universidades. El balance se está equilibrando en los últimos años en favor de estas últimas: hace seis años los campus privados eran responsables de un 27 % de las ganancias del sector, hoy rozan la mitad.
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La enseñanza privada concertada –subvencionada por el Estado– acoge en España al 25 % del alumnado. Pese a que este número se ha mantenido invariable en los últimos diez años, la financiación que recibe ha aumentado un 22 % en la última década, pasando de suponer el 10,1 % del gasto educativo total al 12,8 % por el estancamiento de la financiación pública, que acaba de recuperar diez años después el nivel de inversión de 2010.

Pese a que estos centros están integrados en el sistema público por recibir financiación de la administración, diferentes investigaciones señalan que los sistemas en los que convive la escuela pública con la concertada, como el español, “tienden a aumentar la segregación escolar y las desigualdades educativas”, según concluye la Fundación Bofill en un informe presentado esta misma semana.

El estudio sostiene que la escuela privada subvencionada no acoge la proporción de estudiantes humildes ni extranjeros –que son los que presentan con carácter general más dificultades de aprendizaje– que les corresponderían: “Los centros públicos españoles escolarizan un porcentaje de alumnado de bajo nivel socioeconómico 2,2 veces superior a los centros concertados y 1,6 veces más alumnado de origen inmigrante”, reza el informe. El problema que detecta la Fundación es normativo: “La regulación actual en España convierte los conciertos en una subvención sin definir claramente sus deberes”.

El sistema de cuotas mensuales que pagan las familias para colaborar con la financiación de los centros –porque el módulo que paga el Estado es insuficiente, según los titulares de colegios e institutos: 25 % de alumnado, 13 % de fondos– es en parte responsable de esta segregación. Cuando se convierten en obligatorias (algo que sucede en un 90 % de los casos, según un informe de centros privados y asociaciones de familias) por un lado son ilegales, porque al ser educación financiada por el estado debería ser gratuita, y por otro expulsan de facto a aquellas familias que no se las pueden pagar, como ya han concluido otros estudios.

La Lomloe o ley Celaá ha intentado poner coto a esta situación con medidas como la supresión de la “demanda social” –un término que introdujo el PP en su Lomce– y priorizando la escuela pública sobre la privada concertada en la provisión de plazas escolares y obligando –intentando al menos– a los centros a admitir alumnado más diverso. Está por ver si funciona, aunque la Fundación Bofill advierte en su informe de que “es necesario que estos cambios tengan una traducción en la regulación autonómica del sector concertado y que se enmarquen en una clara apuesta por una mayor corresponsabilización del sector concertado en la escolarización del alumnado más desfavorecido desde el punto de vista social y educativo”.

Un 6,5 % mejor

En conjunto, las etapas no universitarias –obligatorias mayoritariamente, aunque no todas– vieron cómo su beneficio mejoraba un 6,5 % respecto al curso 2014-15. Lo hacen impulsadas sobre todo por la subida de las subvenciones públicas a colegios e institutos privados.

Las comunidades autónomas transfirieron a los centros privados con concierto un 20 % más de fondos el curso 2020-2021, mil millones de euros extra para superar en total los 7.100 millones de euros de transferencias a la escuela privada con concierto y que estas presenten 24 millones de euros más de beneficios que hace seis años.

Esa cifra, 7.100 millones de euros, es el 12,8 % de los 55.184 millones que se invirtieron en todo el sector educativo en 2020. Las familias, la otra gran pata en la financiación de los centros privados, también elevaron su aportación, en este caso un 8 %.

Traducido al reparto de ingresos de los centros privados con concierto, más de la mitad de los fondos que facturan (57 %) provienen del Estado, las familias aportan el 40,4 % y las donaciones de instituciones diversas el restante 2,6%. En datos absolutos, esto supone que los centros privados facturaron un total de 12.533 millones de euros el curso de referencia incluyendo todas las etapas.

Desglosadas las fuentes de ingresos, se observan diferencias entre las etapas educativas. Mientras la Primaria y la Secundaria –la parte obligatoria– reciben el grueso de los fondos públicos y obtienen el mayor beneficio absoluto, es en la FP donde se gana más dinero de manera relativa. Los grados superiores dejan una rentabilidad de 434 euros por alumno y año y los medios 271 euros. En Primaria y la ESO no llegan a 200.

La Universidad tira del carro

La Universidad privada cada vez tiene más presencia y alumnado y reporta más beneficio: en el curso objeto de estudio los resultados de explotación mejoraron un 21 % por cada alumno (742 euros ganados por estudiante), mientras los no universitarios lo hicieron un 4,6 % (hasta llegar a los 151 euros/año de beneficio por alumno).

Desglosado al detalle por etapas, solo la Infantil de primer ciclo –de 0 a 3 años– fue deficitaria el curso 2020-2021, con pérdidas acumuladas de 37,7 millones de euros. El INE destaca en la nota de prensa que acompaña los datos de la encuesta que ese curso fue el de la pandemia (específicamente, el primero tras el confinamiento) y que esa circunstancia puede alterar algunos resultados. La Educación Infantil fue la que más sufrió las restricciones, con cierres prolongados y miles de escuelas echando la persiana definitivamente.

Por el contrario, Primaria y Secundaria ofrecieron beneficios brutos por encima de los cien millones de euros ese curso.

Si se atiende al dato por alumno, la Formación Profesional privada es la más rentable de todas las etapas: la superior deja hasta 434 euros por cada alumno y año.

La encuesta del INE también desagrega los datos por comunidades autónomas. Por comunidades autónomas, la subvención media por alumno alcanzó sus mayores cotas en el País Vasco (4.174 euros) y la Comunidad Foral de Navarra (3.607), mientras los niveles más bajos se registraron en la Comunidad de Madrid (2.138 euros) y Canarias (1.687).

Se da la circunstancia de que Madrid es la segunda autonomía que menos dinero público aporta por alumno, pero sin embargo es en la que más beneficios obtuvieron los colegios privados por cada estudiante.

La diferencia entre un indicador (una menor financiación pública) y el otro (el mayor beneficio) la solventan las familias: las madrileñas pagaron el curso 2020-21 un total de 2.720 euros por cada hijo que estudiara en un centro privado. Le supera Catalunya, sin embargo, con 2.832 euros al año por estudiante. Las cuotas más bajas en educación no universitaria se abonaron en Extremadura (481 euros) y en las ciudades autónomas de Melilla (288) y Ceuta (66).

En conjunto, las familias de la educación privada no universitaria pagaron de media en cuotas 1.421 euros por alumno en el curso 2020-21, mientras el coste medio de la enseñanza privada universitaria fue de 5.604 euros anuales.

Mienten: el sistema bancario no es sólido. Los bancos están quebrados y bajo una regulación defectuosa

2 abril, 2024

Fuente: http://www.juantorreslopez.com

20 de marzo de 2023

Publicado en Público.es el 17 de marzo de 2023

Las autoridades de Estados Unidos y Europa no paran de repetir en los últimos días que el sistema bancario es sólido y que no hay que preocuparse porque están preparadas para evitar que pueda tener problemas.

Es mentira.

Los bancos de todo el mundo están quebrados por definición. Es materialmente imposible que puedan devolver a sus clientes el dinero que estos tienen depositado en sus cuentas por la sencilla razón de que no lo tienen. Si los bancos no caen es porque consiguen hacer creer a sus clientes que pueden tener confianza en ellos y no ir rápidamente a retirar su dinero. Cuando la pierden, como ha pasado últimamente con varios bancos de Estados Unidos o con el Credit Suisse, enseguida se vienen abajo.

Pero ni siquiera eso es lo peor.

Como añadidura, las inversiones que los bancos llevan a cabo con el dinero de sus clientes son cada día más arriesgadas. Lo colocan (sin informarles, en la inmensa mayoría de las ocasiones) en negocios puramente especulativos y, una buena parte de ellos, incluso en la sombra; es decir, al margen de todo tipo de control. Tanto, que ni siquiera los incluyen en sus balances, tal y como reconoció el Banco Internacional de Pagos en un informe reciente en el que señalaba que los bancos tienen deuda oculta por valor diez veces mayor que el de su capital.

En concreto, la banca internacional realiza la mayor parte de su inversión en los llamados derivados. Dicho de la manera más sencilla y clara, estos son simplemente unos productos financieros concebidos para apostar tomando préstamos porque, efectivamente, el sistema financiero se ha convertido en un inmenso casino, tal y como lo definió el premio de Economía del Banco de Suecia Maurice Allais.

Aunque es muy difícil saber exactamente la cifra de ese negocio, pues la mayoría de los intercambios se realiza de forma privada, las estimaciones van desde los 600 billones (millones de millones) de dólares del Banco Internacional de Pagos, hasta los 1.000 billones. Esta es la auténtica bomba de relojería sobre la que está sentada la banca internacional. La que aún no ha explotado pero que explotará irremisiblemente y con consecuencias difíciles de imaginar si los gobiernos y bancos centrales siguen permitiendo ese negocio, como hasta ahora.

Supuestamente, quienes operan con derivados lo hacen para defenderse ante el cambio en algún tipo de circunstancia (tipo de interés, prima de riesgo, quiebra, incumplimiento de pago…). La realidad, sin embargo, es que se utilizan para especular, aprovechando los cambios en esas mismas circunstancias que los grandes operadores pueden provocar a su conveniencia. Y eso es lo que puede dar lugar a gravísimos problemas si el riesgo inherente a esas operaciones se desajusta en algún momento y perjudica al mismo tiempo a varios operadores. Algo que ocurrirá antes o después necesariamente, por ley de los grandes números y por la naturaleza intrínseca del negocio: si alguien pide prestado para comprar un seguro (un derivado) por el cual cobrará si arde la casa de su vecino y, puesto que la casa no es suya, le interesa que arda cuanto antes para cobrarlo. Y de ahí a que sea él mismo quien la incendie puede haber muy poca distancia.

Todos los bancos del mundo están involucrados en este tipo de operaciones (por no hablar del tráfico de armas o de personas o del lavado de dinero que para ellos es peccata minuta o calderilla) y eso quiere decir que unos alimentan constantemente el riesgo que afecta a los demás. Antes o después, cuando se vea afectado uno de los grandes bancos, el sistema comenzará a arder en mucha mayor medida en que ya lo hizo en 2007-2008. Créanme, lo que han visto hasta ahora no es nada en relación con lo que, antes o después, va a producirse.

El riesgo diario de crisis bancaria tiene también que ver con la naturaleza del negocio bancario.

La gente cree que los bancos ganan dinero aceptando depósitos de sus clientes, pero eso no es así. El negocio de la banca es dar préstamos y la clave está en que eso puede hacerlo sin disponer de recursos previos: el dinero que prestan a sus clientes lo crean de la nada, mediante simples anotaciones contables.

Es verdad que los bancos centrales les obligan a mantener en sus cajas una parte de los depósitos o del capital, pero es un porcentaje no mayor del 1 % en Europa, es decir, insignificante. Y, además, pueden disponer de él una vez que ya han dado los préstamos, simplemente pidiendo prestado a los bancos centrales.

Ese privilegio es el que hace que la economía mundial descanse (si es que se puede utilizar esta palabra en este caso) sobre otra bomba: la de la deuda.

¿Qué banco va a renunciar a hacer negocio haciendo crecer la deuda si puede obtener el dinero para ganar dinero con ella sin coste alguno?

La consecuencia es doble. Una, que los bancos influyen para que las políticas económicas frenen la generación de ingreso y obliguen a gobiernos, empresas y hogares a endeudarse sin parar, lo cual frena la economía y hace que siempre vaya a trompicones. Otra, que la deuda, gracias al tipo de interés compuesto, crece exponencialmente (una deuda al 4 % se duplica en 18 años y al 7 % en 10), mientras que la economía normal, la productiva, no puede crecer así, sino más lentamente y con altos y bajos. Eso produce algo que sabemos desde los códigos babilónicos: periódicamente las deudas estallan, es imposible pagarlas y todo se viene abajo, salvo que se anulen por completo.

Y, para terminar, hay un último problema. Funcionando sobre estas bases que acabo de señalar, los bancos se han convertido en el principal factor de perturbación y crisis de las economías modernas. Las autoridades lo saben perfectamente y tratan de establecer controles y normas que impidan que se salgan de madre cada dos por tres a base de inversiones arriesgadas, deuda incontrolable o sencillamente de estafas, como las que provocaron la crisis de 2007. Pero los bancos son las instituciones más poderosas del planeta y no se dejan atar fácilmente.

En Estados Unidos son copropietarios de la Reserva Federal, es decir, participan en la toma de las decisiones, de modo que pueden evitar fácilmente que se adopten las que no les conviene o reducen sus beneficios. En Europa, el Banco Central Europeo está dirigido por exdirectivos de los grandes bancos y quienes no lo han sido saben que pueden terminar en ellos una vez que concluyan allí su actividad (véanse los consejos de administración privados en donde han acabado los antiguos gobernadores del Banco de España, sin ir más lejos).

Sirva un solo ejemplo de lo que digo: para evitar que la quiebra de hecho de los bancos se refleje claramente, se les permite que valoren sus activos, en sus balances o a la hora de pedir préstamos o ayudas, a los precios que más les convengan y no a los actuales, los de mercado. Una práctica fraudulenta que obviamente no se permitiría a ninguna empresa o persona individual.

Gracias al poder que tiene, la banca actúa sabiendo que cualquiera que sea su mala práctica recibirá la ayuda necesaria cuando, por su causa, se encuentre en dificultades. Ayuda que, naturalmente, se le da siempre a cuenta del resto de contribuyentes.

Y el poder absoluto del que goza le permite, además, poner a su disposición a las auditoras, medios de comunicación, políticos y académicos en todo el mundo con el único fin de tapar su praxis peligrosa y fraudulenta y el riesgo que constantemente genera al resto de la economía.

No exagero: la auditora KPMG dio su visto bueno a las cuentas de los bancos Silicon Valley Bank y Signature solo dos semanas antes de su caída; la revista Forbes acababa de incluir a Silicon Valley entre los mejores bancos del planeta, y los más grandes del mundo (Deutsche Bank, HSBC, Santander, Citibank…) han sido condenados y multados en numerosas ocasiones (eso sí, con cantidades irrisorias) por lavado de dinero, fraude fiscal, fraudes bancarios, obstrucción a la justicia, mal asesoramiento a sus clientes, manipulación de tipos de interés… o han sido considerados responsables de la crisis de 2007-2008, sin que nada les haya pasado después.

Las reformas legales que se debían haber puesto en marcha después de esa última crisis y que las autoridades anunciaron a bombo y platillo o no se han aplicado o se han aplicado con alcance muy insuficiente. Los bancos pueden más que los gobiernos y les obligan a dejarlos actuar bajo una regulación defectuosa, porque les permite actuar como he explicado. Sabemos que, hasta ahora, los han dejado actuar prácticamente a sus anchas. La incógnita es si, cuando todo estalle, van a disponer de agua suficiente para aplacar el incendio. Lagarde dijo ayer que sí, pero sabe perfectamente que si la crisis proviene de los derivados será materialmente imposible apagar el fuego.

Sólo los ingenuos y mal informados pueden creerse lo que nos están diciendo los irresponsables dirigentes de los gobiernos y bancos centrales: el sistema bancario no es sólido sino una bomba que va a explotar, lo malo de la crisis bancaria está por llegar, es inevitable si persisten en las medidas que están tomando y, como explico en mi último libro Más difícil todavía, lo malo es que no solo será bancaria, sino que afectará a todas las empresas y al conjunto de la economía.

Infórmense bien, lean, descubran las numerosas alternativas que los economistas críticos ofrecen para que el sistema bancario sea estable, seguro y accesible, y no dejen que les quiten su dinero delante de sus narices.

Moreno en traje de faena para privatizar con los mismos engaños que Ayuso

10 marzo, 2024

Fuente: http://www.juantorreslopez.com

Publicado en Público.es el 17 de febrero de 2023

¿Ha oído decir alguna vez a algún dirigente político de la derecha que desea privatizar las pensiones públicas, la atención sanitaria o la educación? Seguro que no.

Sin embargo, la presencia del sector privado en la provisión de ese tipo de servicios esenciales no hace sino aumentar cuando gobierna la derecha que dice que no pretende privatizar.

En Andalucía en una sola semana se ha podido comprobar que es así.

Por un lado, se ha sabido que se tramita una orden en la que se contempla la posibilidad de que entidades sanitarias privadas lleven a cabo procedimientos quirúrgicos o de diagnóstico en instituciones de la administración sanitaria pública de la Junta de Andalucía, para lo cual incluso se especifican las tarifas que habrán que desembolsar. Por otro lado, el Consejo de gobierno del martes pasado aprobó la creación de nuevas universidades privadas.

Privatizar servicios públicos es una opción legitima que cualquier partido puede defender y llevar a cabo, pero lo que hace la Junta de Andalucía, como otras comunidades gobernadas por el Partido Popular o en algún otro momento algunas del PSOE, constituye una práctica fraudulenta y muy contraria a lo que debería ocurrir en una verdadera democracia.

Una cosa es que un partido político lleve a cabo su programa y otra que engañe presentando su acción de gobierno como lo que no es, ocultando la realidad de las cosas o impidiendo que la población conozca lo que implican las decisiones que adopta y los efectos de las medidas que pone en marcha.

La mejor prueba de que esto es lo que está pasando son las inmediatas declaraciones del consejero portavoz de la Junta de Andalucía cuando se produjo revuelo mediático al saberse sus intenciones: «Es absoluta y rotundamente falso que la Junta de Andalucía vaya a privatizar la Atención Primaria», afirmó.

Lo cierto es, sin embargo, que el hecho de ceder instalaciones públicas al capital privado es ya privatizar y convertir el servicio público en una mercancía, de modo que no es que se quiera o no hacerlo, sino que una medida de esa naturaleza es pura privatización.

Tampoco es democrático privatizar el servicio público universitario aprobando la creación de universidades privadas cuando se hace -como en el caso de las dos cuya aprobación ha sido acordada- sin cumplir los requisitos de calidad que la legislación establece para esos casos, como han denunciado todos los rectores y rectoras de las universidades públicas andaluzas.

Y, sobre todo, es antidemocrático que las medidas que implican descapitalizar los servicios públicos y dar entrada al capital privado en su provisión se tomen sin establecer ningún tipo de cautelas ni previsiones presupuestarias y, por supuesto, sin promover o incluso sin permitir, cuando se hace por la vía de los hechos o no se tiene en cuenta las razones en contra, el debate público sobre sus efectos.

La razón de por qué ocurre todo esto, en Andalucía y en otras comunidades autónomas, es sencilla.

Todas las encuestas muestran que la inmensa mayoría de la población ha deseado siempre que se garantice la provisión pública de las pensiones, la atención sanitaria o la educación; entre otras cosas, porque no es difícil entender que es la única manera de garantizar su acceso universal.

Es por esa razón que sería completamente estúpido que los grupos de interés, partidos o gobiernos que han buscado o buscan privatizarlos lo digan abiertamente. Y, como no son estúpidos, nunca le dicen a la población que desean privatizar las pensiones, la atención sanitaria o la educación. ¿Cuándo han dicho Ayuso en Madrid o Moreno en Andalucía que quieren privatizarlas?

Sin embargo, esos mismos que nunca dicen que se propongan privatizar esos servicios esenciales no paran de tomar medidas que ¿casualmente? llevan a que cada día haya más presencia de capital privado en las pensiones, la salud o la educación; es decir, más privatización.

La estrategia es sencilla y muy eficaz. Saben que perderían apoyo electoral si dicen que van a privatizar esos servicios públicos y no lo dicen; pero hacen inevitable que la gente recurra al capital privado que los suministra cuando funcionan cada vez peor, porque conscientemente les dedican cada día menos dinero para financiarlos.

No es casualidad, por ejemplo, que el gobierno de la Junta de Andalucía (una de las regiones más desiguales de Europa) cierre la unidad de ictus en Huelva al mismo tiempo que dedica 1,4 millones de euros a promocionar la tauromaquia o recurre ante el Tribunal Constitucional el impuesto sobre grandes fortunas.

Efectivamente, Ayuso y Moreno negarán siempre que su propósito sea el de privatizar pero, desde que gobiernan, en sus comunidades no paran de disminuir las unidades docentes, la oferta de plazas y los profesores de la educación pública, el número de sanitarios, de centros y de prestaciones públicos. En consecuencia, los servicios públicos funcionan cada día peor y como, al mismo tiempo, dan todo tipo de financiación, privilegios y facilidades a los colegios o empresas sanitarias privadas, estos solo tienen que abrir la bolsa para acaparar a la población que necesita esos servicios y puede pagarlos.

A otra escala, sucede igual con las pensiones públicas. Desde hace años, la banca y los fondos de inversión van detrás de ese botín, pero saben que la gente las aprecia, de modo que no pueden plantear directa y expresamente que se privaticen. La estrategia consiste también en disminuir progresivamente su dotación para que cada vez más gente (la que puede) las vaya complementando con su ahorro privado.

La justificación siempre es la misma: no hay dinero, a pesar de que los hechos muestran claramente todo lo contrario. Como he repetido en otras ocasiones, una minúscula tasa de no más del 0,5 por ciento sobre todas las transacciones que se realizan en el planeta sería suficiente para financiar el gasto de todos los gobiernos sin necesidad de ningún otro impuesto (en España más o menos lo mismo). Si, ha leído bien: sin necesidad de ningún otro impuesto.

En el caso de la atención sanitaria hay otra segunda estrategia por parte del sector privado: disimular su auténtica naturaleza de negocio (incluso ya cada vez menos sanitario y en mayor medida financiero, porque las grandes entidades han sido adquiridas por los fondos de inversión) haciendo gradual la subida de tarifas, el recorte de las prestaciones y su carácter puramente selectivo y nunca universal. Y, en el caso de las pensiones, la de ocultar que los fondos de pensiones privados no son rentables y, por el contrario, sí muy peligrosos y expuestos a todo tipo de riesgos financieros,

Para que todo eso sea posible y termine en lo que verdaderamente buscan los grandes propietarios del capital privado es imprescindible que no haya debate público alguno. No se puede permitir que la población sepa lo que realmente tendría que ahorrarse cada mes para poder financiarse una pensión privada digna dentro de 30 o 40 años (suponiendo que el fondo, como suele ocurrir, no se pierda por alguna de las múltiples crisis financieras que ocurren periódicamente). No se debe saber lo que la sanidad privada cuesta en países como Estados Unidos (para la economía en conjunto y para los individuos) y cuál es realmente la posibilidad de acudir a ella para la gente corriente. Ni tampoco la relación que hay entre más sanidad privada y peor salud o más mortalidad entre los grupos de renta más baja. O tampoco lo que implica la segregación que se está produciendo en la educación concertada o privada que aniquila la movilidad social y la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades.

La privatización es una opción legítima, como dije al principio. Sin embargo, cuando se hace de la manera que se está haciendo en España por parte de la derecha, a base de engaños y sin mostrar a la gente sus verdaderos costes e implicaciones a medio plazo, es un engaño y una violación flagrante de las reglas elementales de la democracia. No hay otra alternativa que difundir información, hacer mucha pedagogía y defender los derechos como se ha hecho siempre que se han conquistado, con valor y movilización social.

El impagable favor de Biden a la teoría económica

8 marzo, 2024

Fuente: http://www.juantorreslopez.com

Publicado en Público. es el 10 de febrero de 2023

Durante muchas décadas la inmensa mayoría de los dirigentes políticos de las grandes potencias han repetido una misma cantinela inspirada por los economistas convencionales: el proteccionismo es malo y lo mejor es que los países abran de par en par sus fronteras al comercio y a los capitales. Los economistas críticos (no necesariamente de izquierdas) han denunciado esa idea no sólo porque es falsa y no tiene fundamento científico sino porque, además, es lo contrario de lo que ellos mismos practicaban.

Efectivamente, la teoría económica nunca ha podido demostrar que el librecambio sea más ventajoso que el proteccionismo salvo que se den una serie de condiciones tan estrictas que es prácticamente imposible, por no decir imposible, que se produzcan (las explico con detalle en mi libro Econofakes). Como ha escrito Paul Krugman (a quién le dieron el Premio del Banco de Suecia equipado al Nobel precisamente por sus estudios sobre el comercio internacional) «la teoría económica dice que el libre comercio normalmente hace a un país más rico, pero no dice que normalmente sea bueno para todos».

También es un hecho que ninguna de las economías que ha llegado a convertirse en país desarrollado y menos aún las grandes potencias, ha practicado en algún momento el librecambio. Todas ellas se han protegido y lo siguen haciendo, a través de aranceles, contingentes, ayudas, subsidios, o medidas más sutiles que suponen barreras infranqueables para los productos provenientes de otros países.

La constante a lo largo de la historia es clara: librecambio en la teoría para conseguir que los demás se abran de par en par y se desprotejan, y proteccionismo a mansalva de los ricos.

El lenguaje de los dirigentes políticos ha sido siempre doble e inmoral y cuando alguien osaba poner en cuestión la falsedad sobre la que se basaba la realidad del comercio internacional y la necesidad de proteger los intereses nacionales eran condenado o ridiculizado.

Hace unos años, Pablo Iglesias criticó criticó la ideología del librecambio y uno de los más conocidos economistas de nómina españoles, José Carlos Díez, le espetó en Twitter: «Pablo Iglesias discípulo de Marx y contrario al libro comercio. Revival de la autarquía franquista. Menudo elemento».

Es una de las típicas descalificaciones que hace este economista, carentes de fundamento y cargadas solamente de maldad. Por un lado, porque la puesta en cuestión de las ventajas del librecambio no es algo propio de Marx, salvo que se crea que Krugman es marxista. Y, por otro, porque la alternativa que defienden quienes hoy día criticamos la falsedad del librecambio y el doble discurso de quienes lo defienden practicando lo contrario, no es la autarquía y ni siquiera el proteccionismo de antaño, sino un nuevo tipo de regulación comercial internacional que proporcione seguridad, eficiencia, equilibrio, cuidado del medio ambiente y equidad.

Tanto es así, que ha sido nada más y nada menos que el presidente de Estados Unidos quien ha reivindicado hace unos días, sin ningún pudor y expresamente, el proteccionismo económico.

Que un presidente de Estados Unidos tome medidas proteccionistas, como las que ha adoptado Biden en su ley contra la inflación y que ahora defiende, no es ninguna novedad. Todos, absolutamente todos los presidentes anteriores lo han hecho, como he señalado. Lo interesante es que ya no se mantenga el discurso falso habitual, que expresen abiertamente sus propósitos y no tengan miedo de mostrar al mundo que la defensa del librecambio y la reivindicación de sus ventajas es un cuento.

Hace Biden un favor impagable a la teoría económica cuando se expresa en estos términos porque ayudará a que cada día queden más en evidencia los economistas y políticos que defienden lo que la realidad a todas luces contradice. ¿O es que se han vuelto locos los dirigentes estadounidenses y defienden para su economía la peor de las opciones? ¿Cómo es que no optan por el librecambio, si es tan ventajoso, a la hora de diseñar sus políticas industriales? ¿Por qué no protestan las empresas de Estados Unidos cuando el gobierno anuncia docenas de miles de millones de dólares en ayudas y subsidios para que no tengan que depender de la producción extranjera? ¿Alguien puede creer que el librecambio tenga las ventajas que dicen sus defensores y que la primera potencia mundial no lo adopte como estrategia? ¿Es fruto de la casualidad que no sólo Estados Unidos, sino todas las grandes potencias se protejan y que, al mismo tiempo, reclaman a las economías más atrasadas que se abran para que sus capitales las penetren sin freno y para invadirlas con sus productos subsidiados? ¿Seguro que no hay gato encerrado en la defensa a ultranza del librecambio?

Y lo sorprendente de todo esto es que, mientras que Biden se quita la máscara, los dirigentes de la Unión Europea se escandalicen por sus palabras y se empeñen en mantener el doble lenguaje, porque lo cierto es que Europa ha sido y es tan proteccionista o más que Estados Unidos. Otra cosa es a quién protege cada uno y por qué.

Si el puro pragmatismo de los ricos había demostrado que el proteccionismo (como dije, solo equivalente a autarquía para los malvados o ignorantes) es realmente más ventajoso, la pandemia y los problemas de suministro e inseguridad subsiguientes lo han dejado mucho más claro aún.

Las economías que opten por enfrentarse a lo que viene a pecho descubierto, sin defenderse ni protegerse van a resultar heridas sin remedio. El comercio internacional es imprescindible y hay que fortalecerlo, pero debe hacerse sobre bases equilibradas, sin imponer a los demás lo que uno no cumple y garantizando la seguridad y la generación de ingreso. La protección de los intereses nacionales, garantizar el suministro de productos esenciales, promover una reindustrialización orientada a las transiciones que son imprescindibles y salvar el tejido empresarial, el empleo y el bienestar no es una opción, es una exigencia en la economía de nuestro tiempo. Sin ese nuevo tipo de proteccionismo será imposible hacer frente a la crisis que viene. Y, a los economistas que sigan empeñados en defender el cuento del librecambio, terminarán diciéndoles lo mismo que le ha dicho Biden a quienes le criticaban por su defensa de los intereses nacionales de Estados Unidos: «¡Al infierno con eso!»

Cinco humedales de España que son clave contra el cambio climático

19 febrero, 2024

Fuente: https://viajes.nationalgeographic.com.es/

Estos singulares ecosistemas no son solo bellos, también son un patrimonio natural que hay que cuidar.

Asun Luján

Asun Luján

Periodista redactora de Viajes National Geographic

ACTUALIZADO A

Cada año, el día 2 de febrero tiene lugar el Día Mundial de los Humedales con el próposito de sensibilizar a las administraciones pero también a los visitantes de la importancia, valores y funciones de los humedales y los beneficios que reportan. España tiene una enorme diversidad en este tipo de ecosistemas que en general son muy frágiles y vulnerables. En los últimos cincuenta años han desparecido el 60 por ciento de los humedales. Sin embargo, diversos estudios señalan a las marismas y humedales de España como piezas fundamentales en la lucha contra el cambio climático.

Los procesos de retroceso que sufren no son imparables, pero sí necesitan de la voluntad y la determinación de todos. En este apartado el turismo sostenible tiene mucho que hacer. La mayoría de las zonas lacustres españolas ofrecen actividades basadas en el respeto al entorno y visitas guiadas que permiten conocer los espacios naturales sin dañarlos lo que significa un aporte de ingresos muy importante.
España cuenta con 38 humedales entre los que destacan parques nacionales como Doñana y las Tablas de Daimiel, lagunas como Gallocanta y Fuente de Piedra y territorios como el Delta del Ebro. Estos son algunos detalles y singularidades de cada uno de ellos. 

PARA LEER MÁS

  1. Guía de los 15 parques nacionales de España
  2. Doñana: la guía definitiva para descubrir (y valorar) este parque nacional tan singular
  3. Salinas de la Trinitat, el santuario natural inesperado en el Delta del Ebro
  4. Las Tablas de Daimiel, el tesoro natural de Ciudad Real
  5. De Málaga al Caminito del Rey en 17 aventuras naturales y culturales 
GettyImages-1226367050. Parque Nacional de Doñana
FOTO: GETTY IMAGES1 / 5

PARQUE NACIONAL DE DOÑANA (HUELVA, SEVILLA Y CÁDIZ)

El humedal más extenso e importante de la Península es un lugar de gran importancia como lugar de paso, cría y residencia en la época invernal. Situado en Andalucía entre las provincias de Huelva y Sevilla, Doñana presenta un extraordinario mosaico de ecosistemas que albergan una biodiversidad única en Europa. Destaca sobre todo la marisma. Existen diversas excursiones y rutas a través del Parque para avistar aves y que se inician en alguno de sus centros de visitantes, como el del Acebuche o el de la Fábrica de Hielo.

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iStock-1338736053. Delta de Ebro
FOTO: ISTOCK2 / 5

PARQUE NATURAL DEL DELTA DEL EBRO (TARRAGONA)

La zona húmeda más grande de Cataluña es además una de las más importantes de la región Mediterránea. La desembocadura del río que da nombre al conjunto de estas tierras constituye un parque natural de primer orden, con una incomparable riqueza de flora y fauna que lo hacen único y excepcional. La Oficina del Parque Natural del Delta del Ebro, situada en la localidad de Deltebre, organiza salidas por los carriles-bici que hay en las principales zonas protegidas. El Parque Natural dispone de abundantes miradores situados en lugares estratégicos para el avistamiento de las aves.

iStock-1086654356. Parque Nacional Tablas de Daimiel
FOTO: ISTOCK3 / 5

PARQUE NACIONAL DE LAS TABLAS DE DAIMIEL (CIUDAD REAL, CUENCA Y ALBACETE)

Hace unos años, el futuro de los humedales de Daimiel era más que incierto. La escasez de agua y el uso excesivo de los acuíferos parecía que iban a acabar con este bellísimo paisaje manchego, ubicado entre las provincias de Ciudad Real, Cuenca y Albacete. Pero el agua ha vuelto a brotar en esta joya natural de Ciudad Real y la visita a través de las pasarelas que recorren el parque es una auténtica gozada. En invierno, la grulla es la protagonista del Parque y se organizan visitas comentadas para avistarla.

iStock-1330504249. Laguna de Fuente Piedra
FOTO: ISTOCK4 / 5

RESERVA NATURAL DE LA LAGUNA DE FUENTE DE PIEDRA (MÁLAGA)

Los flamencos, esas esbeltas y carismáticas aves, han elegido diversos lugares de la geografía española para fijar su residencia. Uno de sus refugios más importantes es la Laguna de Fuente de Piedra, donde existen grandes colonias durante todo el año. Ubicada en la comarca de Antequera, en la provincia de Málaga, la Laguna de Fuente de Piedra es la más grande de Andalucía y ofrece un entorno privilegiado para la reproducción del flamenco rosa, además de ser área de invernada y de paso de muchas otras aves. El Parque organiza visitas guiadas por la zona y descubre los lugares donde se esconden los tímidos flamencos.

shutterstock 178098161. Laguna de Gallocanta
FOTO: SHUTTERSTOCK5 / 5

RESERVA NATURAL DE LA LAGUNA DE GALLOCANTA (TERUEL Y ZARAGOZA)

La grulla también es la protagonista de este paisaje que se extiende entre las provincias de Teruel y Zaragoza, a mil metros de altitud. Gallocanta constituye un magnífico lugar de invernada y paso para multitud de aves migratorias. Desde octubre más de 40.000 grullas procedentes del norte de Europa hacen parada en esta laguna durante su migración. Además, Gallocanta es el lago salino más grande de Europa. A su alrededor se hallan lagunas más pequeñas de agua dulce o salada en las que habitan numerosas colonias de ánades.

Pérdidas récord de los bancos centrales (que pagamos todos) por subsidiar a la banca privada

14 febrero, 2024

Fuente: http://www.juantorreslopez.com

4 de febrero de 2023

Publicado en Público el 3 de febrero de 2023

Los bancos centrales de numerosos países están registrando cifras récord de pérdidas que suponen una merma de ingresos para los gobiernos y, en el peor de los casos, la necesidad de recapitalizarlos si continúan creciendo. Se habla poco de esto e incluso algunos de sus directivos le quitan importancia, pero la tiene y mucha.

La Reserva Federal de Estados Unidos anunció hace poco pérdidas de 18.800 millones de dólares a finales de 2022 y ahora las está registrando de unos 2.200 millones semanales, lo que produciría un total 115.000 millones anuales en 2023, si no aumentan los tipos de interés. El Banco de Suiza las ha registrado por valor de 143.000 millones de dólares, equivalentes al 18 % del PIB nacional. El Banco Central Europeo no ha hecho públicos sus datos todavía, pero las registrará con toda seguridad, como ya ha ocurrido también, entre otros, en los bancos centrales de Canadá, Australia, Bélgica o Inglaterra, en donde se estima que son de unos 200.000 millones de libras.

Las razones de por qué los bancos centrales están registrando pérdidas tan abultadas se pueden explicar sencillamente y son fáciles de entender.

En los últimos años han dedicado cantidades billonarias de sus respectivas monedas a comprar bonos de muy bajo rendimiento, o incluso de rendimiento a veces negativo. No voy a entrar ahora en la conveniencia o no de que lo hubieran hecho o en sus consecuencias negativas desde el punto de vista de la distribución de la riqueza. Simplemente, hay que tener presente que, dado su bajo rendimiento, han ido produciendo ingresos muy reducidos y mermando su patrimonio.

Por otro lado, los bancos centrales han venido recibiendo depósitos por parte de los bancos comerciales, los bancos privados con los que operamos las empresas y personas corrientes. Durante algún tiempo, los remuneraron con muy poco interés, o incluso con negativo, pero cuando los tipos han empezado a subir, esos depósitos se han vuelto muy costosos para los bancos centrales. A grandes rasgos, la diferencia entre los intereses que pagan a los bancos comerciales y los ingresos que reciben de los activos que compraron es lo que produce las pérdidas.

Como he dicho, ahora que se están registrando pérdidas, algunos directivos de los bancos centrales tratan de quitarle importancia. Afirman que es algo coyuntural y que, en todo caso, no se verá afectada su solvencia ni habrá problemas de otro tipo porque se produzcan.

Así lo dice expresamente un informe del Banco Internacional de Pagos y también lo afirmó Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, en noviembre de 2020: «Como único emisor de dinero del banco central denominado en euros, el Eurosistema siempre podrá generar liquidez adicional según sea necesario. Entonces, por definición, ni se declarará en bancarrota ni se quedará sin dinero». Dicho más claramente: no importa que un banco central tenga pérdidas ya que puede disponer de todo el dinero que necesite, puesto que lo crea él mismo.

Sin embargo, una cosa es que, efectivamente, el banco central no deba tener miedo a quedarse en bancarrota, como le pasaría a cualquier otra empresa por registrar pérdidas cuantiosas y continuadas, y otra es que eso no tenga importancia o sea irrelevante. Y, mucho menos, en fase inflacionaria cuando se supone que no se debe aumentar la liquidez sino disminuirla

De entrada, que los bancos centrales registren pérdidas significa que dejan de transferir a los gobiernos sus beneficios, de modo que el hecho de que las tengan supone un coste adicional para el Estado que hemos de pagar todos los demás sujetos económicos. Una pérdida de ingreso público que, antes o después, obliga a hacer recortes en gasto público. Y, además, tiene otras consecuencias macroeconómicas que no pueden soslayarse.

Un informe de hace ya algún tiempo del Fondo Monetario Internacional decía: «Las pérdidas del banco central no pueden ignorarse: pueden socavar la gestión monetaria, ralentizar el desarrollo del mercado financiero y retrasar el logro de objetivos económicos como la estabilidad de precios y el crecimiento económico… Por lo tanto, debe reconocerse su naturaleza fiscal y deben incorporarse al presupuesto del gobierno». Y el propio Banco Central Europa dice en su página web: «el principio de independencia financiera implica que, en última instancia, los bancos centrales nacionales siempre deben estar suficientemente capitalizados». Dicho más claramente, si las pérdidas agotaran el capital de los bancos centrales los gobiernos deberían poner el dinero suficiente para reflotarlo con más capital, como acabo de decir.

Por tanto, no puede resultarnos indiferente que los bancos centrales tengan pérdidas y hemos de preguntarnos qué se puede hacer para evitarlas y, sobre todo, por qué no se toman las medidas que podrían hacer que no se registrasen.

Cuando un banco central tiene pérdidas por las razones apuntadas, en teoría tiene ante sí las siguientes alternativas.

La primera es sencillamente no hacer nada y compensarlas con reservas u otros fondos acumulados a cuenta de beneficios obtenidos anteriormente. E incluso, si estos se agotaran y consumieran capital, seguir actuando normalmente. Es lo que el Banco Internacional de Pagos dice que puede ocurrir y lo que han hecho en algún momento algunos bancos centrales, no necesariamente de tercera fila, como los de México, Israel, Chequia o Suecia, entre otros. La Reserva Federal, ni siquiera habla de registrar pérdidas en el comunicado (bastante confuso, por cierto) que cité antes, sino que, cuando se producen, pasan a ser consideradas automáticamente como un «activo diferido», es decir, como una inversión que producirá beneficio o ingreso con el paso del tiempo.

Una segunda alternativa es, como he dicho antes, crear dinero para tratar de adquirir activos más rentables que permitan obtener ingresos. Es lo que están haciendo la mayoría de ellos comprando cantidades ingentes de oro lo que, justamente a causa de la subida en su precio provocada por esas mismas compras, puede mejorar su balance.

Una tercera posibilidad es reclamar que los gobiernos pongan el dinero correspondiente para enjugar las pérdidas, esto es, no solo provocándole el lucro cesante sino imponiéndole gasto adicional. El que los bancos centrales, como es bien sabido, son los primeros que dicen que hay que limitar.

Una siguiente alternativa es tratar de disminuir las reservas de los bancos, con el fin de que no depositen tanto dinero en el banco central. Se pueden utilizar dos métodos para ello.

El primero es aumentar los coeficientes de reservas no remuneradas que obligan a los bancos a mantener una determinada cantidad de dinero inmovilizada en caja. Una posibilidad contemplada en la inmensa mayoría del estatuto de estas entidades, como en el del BCE, pues ha sido un tradicional instrumento de política monetaria. De esa manera, el banco central tendría que remunerar menor cantidad de depósitos.

El segundo método es vender bonos de los que tiene en su activo. De esa manera, recoge dinero de los bancos y hace que estos dispongan de menos reservas para depositar en el banco central.

Por último, el banco central puede dejar de remunerar estos depósitos de los bancos. Algo que solo se hace en Europa desde que se creó el Banco Central Europeo (1999) y desde 2009 en Estados Unidos.  Es decir, desde hace muy poco.

El Banco Central Europeo (por centrarnos en nuestro caso más cercano) podría evitar o, al menos, reducir en gran medida sus pérdidas si adoptara alguna de estas últimas medidas y en espacial la última, pues en 2023 (si los tipos se mantienen en el 2,5%) pagará a los bancos unos 92.000 millones de euros.

No hay que ser un lince para entender por qué no toma estas medidas.

Como acaba de poner de relieve recientemente Paul de Graewe, pagar a los bancos privados por sus depósitos en el banco central es, sencillamente, concederles un subsidio, mantenerles un privilegio que no tiene justificación económica. No es cierto, señala, que eso sea necesario para poder llevar a cabo subidas de tipos de interés contra la inflación (la razón que se argumenta) porque eso se puede conseguir por otras vías.

Los guardianes de la ortodoxia han vuelto a cometer un error de libro a costa de la ciudadanía y del mundo empresarial que crear riqueza productiva. Hasta comprar oro es algo que solo va a beneficiar tan solo a los más ricos, como mantener la retribución por los depósitos solo conviene a la banca privada.

A la banca central se le ha dado total independencia y plenos poderes para combatir la subida de precios y mantener la estabilidad del sistema financiero. Sin embargo, en el periodo en que disfrutan de este privilegio se ha producido el mayor número de crisis bancarias y de deuda de la historia contemporánea y, recientemente, las subidas de precios más grandes de los últimos 50 o 60 años, según los países. Encima de hacerlo mal, lo hacen con pérdidas que han de pagar aquellos a los que luego disciplina con extrema crueldad.

Hay que censurar a los bancos centrales, hay que pedirles cuentas y hay que acabar con su independencia.

El 1 % más rico acumula casi dos tercios de la riqueza mundial producida desde 2020

7 enero, 2024

Fuente: http://www.lamarea.com

‘La ley del más rico’ es el nombre del último trabajo de Oxfam Intermón, que demuestra un aumento de la desigualdad global

Dani Domínguez

16 enero 2023 Una lectura de 4 minutos

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Hagamos un ejercicio matemático de imaginación. Pensemos en un mundo compuesto por 100 personas que ha conseguido generar una riqueza de 100 euros. Comienza el reparto de las ganancias y una persona de este centenar, el más rico, se queda con 62 euros. El resto, 99 personas, tienen que repartirse los 38 euros que sobran.

Esto es lo que ha sucedido a nivel mundial entre 2020 y 2021. Así lo revela hoy un nuevo informe de Oxfam Intermón, que denuncia que el 1 % más rico ha acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza (valorada en 42 billones de dólares) generada durante el bienio, casi el doble que lo que se reparte la inmensa mayoría. «Por cada dólar de nueva riqueza global que recibe una persona del 90 % más pobre de la humanidad, un milmillonario se embolsa 1,7 millones de dólares», explica la organización.

La ley del más rico es el nombre de este trabajo y se publica el mismo día en que comienza el Foro Económico Mundial en Davos. Una reunión que se produce «en un contexto en el que la riqueza y la pobreza extremas en el mundo se han incrementado simultáneamente por primera vez en 25 años», ha criticado Franc Cortada, director de la organización.

Según el citado informe, la fortuna de los milmillonarios crece a un ritmo de 2.700 millones de dólares diarios. Todo ello tras una década de «ganancias históricas» en la que el número de milmillonarios y su riqueza se han duplicado. «Mientras los hogares más vulnerables sufren para llenar la nevera o mantener una temperatura adecuada, el extraordinario crecimiento de los beneficios empresariales en sectores como el de la energía y la alimentación ha disparado de nuevo los patrimonios de los más ricos», denuncia Oxfam Intermón.

Los datos también demuestran que los ricos tienen una mayor responsabilidad en la crisis climática«Un milmillonario emite un millón de veces más carbono que una persona corriente», detallan.

Según sus estimaciones, grandes empresas de energía y de alimentación han duplicado sus beneficios en el 2022. Esto se traduce en beneficios extraordinarios de 306.000 millones, de los cuales el 84 % (257.000 millones) se ha destinado a remunerar a sus accionistas. «Esta codicia alimenta la inflación. En Australia, Estados Unidos y el Reino Unido estos enormes beneficios empresariales han contribuido, como mínimo, al 50 % del crecimiento de la inflación». explican.

En el lado contrario, siempre según datos de Oxfam Intermón, al menos 1.700 millones de trabajadores viven en países en los que el crecimiento de la inflación ya se sitúa por encima del de los salarios, y más de 820 millones de personas en todo el mundo (casi un 10 % de la población mundial) pasan hambre.

El caso español

En España, el 1 % más rico ya controla casi 1 de cada 4 euros de riqueza neta total: un 23,1 % frente al 15,3 % que acaparaba en 2008 antes de la crisis. En 2021, el beneficio de las 35 empresas que componen el IBEX (75.496 millones de euros) fue un 63 % superior al de 2019 (46.262 millones de euros) y, según Oxfam, estuvieron un 55 % por encima de la media de los resultados de los cinco años que precedieron a la pandemia (2015-2019).

Por el contrario, los salarios han perdido peso y los trabajadores y trabajadoras capacidad de poder adquisitivo: entre enero y noviembre de 2022, la inflación ha menguado el poder de compra de los hogares que se encuentran en una situación más vulnerable. En cifras: hoy es un 26 % menor que el de aquellos que cuentan con mayores ingresos.

Recetas frente a la desigualdad

De acuerdo con los datos aportados por la organización, por cada dólar que se recauda en impuestos a nivel global, tan solo 4 centavos se obtienen a través de tributos sobre la riqueza. Asimismo, «la mitad de los milmillonarios del mundo vive en países donde no se aplica ningún impuesto de sucesiones a la riqueza que heredan sus descendientes».

Para reducir la desigualdad, Oxfam propone en su informe aplicar un impuesto a la riqueza de hasta el 5 % a los multimillonarios y milmillonarios. Gracias a ello podrían recaudarse 1,7 billones de dólares anualmente, «lo que permitiría a 2.000 millones de personas salir de la pobreza, además de financiar un plan mundial para acabar con el hambre».

Durante la pandemia de la COVID-19, varias decenas de millonarios han solicitados subidas de impuestos a las grandes fortunas para paliar los efectos de la crisis económica sobre los más vulnerables. En España, un 70 % de la ciudadanía apoya la creación de un nuevo tributo dirigido a los más ricos.

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El problema de fondo de la economía española y de España en general

18 diciembre, 2023

Fuente: http://www.juantorreslopez.com

Publicado en Público.es el 26 de diciembre de 2022

Quienes analizan la economía española suelen destacar siempre algunos problemas mayores bien conocidos: un modelo productivo poco innovador y con insuficiente capacidad para generar empleo, servicios de poco valor, excesiva especialización en algunas actividades… Yo creo, sin embargo, que nuestra economía tiene un problema de fondo principal: está dominada por una auténtica oligarquía que lastra su desarrollo y le impide progresar como sería deseable.

El término oligarquía significa literalmente gobierno de unos pocos.  Aristóteles lo usaba en su Política para expresar la desviación o degeneración de la aristocracia (el gobierno de los mejores), cuando se gobierna sin otro fin que el interés personal de la minoría misma gobernante. Joaquín Costa, en su clásica obra Oligarquía y caciquismo en España, la definía de esa manera: «gobierno del país por una minoría absoluta, que tiende exclusivamente a su interés personal, sacrificándole el bien de la comunidad.»

Hoy día, las cosas son de otro modo. La democracia representativa se ha reforzado y el poder oligárquico actúa algo más disimulado, pero con la misma o mayor influencia.

La existencia de una auténtica oligarquía que impone sus intereses al conjunto de los españoles se ha puesto de relieve en numerosas investigaciones. Por citar tan solo tres de ellas, mencionaré la de Antonio Maestre (Franquismo S.A.), la de Andrés Villena (Las redes de poder en España. Élites e intereses contra la democracia) y otra algo anterior de Iago Santos (La elite del poder económico en España. Un estudio de redes de gobernanza empresarial) en la que se muestra que 1.400 personas controlaban recursos equivalentes al 80,5 % del PIB.

La oligarquía española no solo controla la inmensa mayoría de las grandes empresas que dominan, sobre todo, los mercados y actividades estratégicas de nuestra economía, como banca y finanzas, energía, construcción, distribución comercial, telecomunicaciones… Su gran disposición de recursos le permite controlar igualmente las instituciones en las que se toman decisiones que pueden afectarle, bien para imponer su voluntad, bien para impedir que se impongan intereses diferentes a los suyos. Y, por supuesto, los medios de comunicación.

Ciertamente, la existencia de una oligarquía poderosa que controla y domina la economía y sociedad no es algo exclusivo de España. Aunque la nuestra tiene algunas características que la hacen singular.

Como está bien documentado, la mayoría de las grandes fortunas y privilegios de la oligarquía española no provienen del mérito y la innovación, sino del reparto de la riqueza que la dictadura hizo tras la guerra civil. Y cuando las han conseguido más tarde ha sido, salvo excepciones tan honrosas como escasas, mediante la concesión administrativa, las regalías, los favores, la corrupción, el fraude y, a veces, incluso a través del robo.

Eso es lo que hace que la oligarquía española sea especialmente cobarde y temerosa. Baste recordar cómo le temblaban las piernas cuando apareció Podemos y su reacción desproporcionada, corrupta e ilegal, para hacerlo desparecer literalmente, a pesar de que en sus programas prácticamente no había medidas que no se hubieran tomado en otros países capitalistas sin que sus cimientos se hubieran hundido.

La oligarquía española no sabe acumular sin el favor y la protección del Estado y eso la ha convertido en el lastre más pesado de la economía española. Teniendo a su alcance el conseguir todo tipo de facilidades para hacer negocios multimillonarios, no necesita modernizar, ni arriesgar, ni innovar. La oligarquía española es miedosa y de ahí que sea nacionalista pero no nacional. Está envuelta siempre en banderas rojigualdas y con la boca llena de proclamas españolistas, pero nunca le ha importado salvaguardar nuestra soberanía, ni vender nuestros activos más valiosos al capital extranjero si tenía a su alcance hacer un buen negocio. Decía Gumersindo de Azcárate que en su tiempo había en España «feudalismo de un nuevo género, cien veces más repugnante que el feudalismo guerrero de la Edad Media, y por virtud del cual se esconde bajo el ropaje del Gobierno representativo una oligarquía mezquina, hipócrita y bastarda…». Es verdad que las cosas han mejorado, pero no tanto como para que estas palabras hayan perdido completamente actualidad.

Otra consecuencia del dominio oligárquico la puso de relieve Joaquín Costa: «En colectividades tan extensas y tan complicadas como son, por punto general, las nacionalidades modernas, el régimen oligárquico supone necesariamente grados, correspondientes a los distintos círculos que se señalan en el organismo del Estado». Eso quiere decir que la oligarquía necesita reproducir su forma de actuar y generar a su vez regímenes oligárquicos en el resto de la sociedad y, sobre todo, pervertir las instituciones de representación democrática.

La oligarquía es por, definición, contradictoria e incompatible con la democracia y la transparencia. Por eso es la fuente de la polarización y de la degeneración institucional; la que pudre a los partidos políticos para evitar la participación que pudiera empoderar a sus contrarios; a la administración de justicia para que la proteja por encima de cualquier otra cosa; a la política para que decida solo lo que le conviene; y a los medios para que mientan en su favor y manipulen la conciencia de la gente.

Lo que estamos viviendo en estos últimos meses es una manifestación clara de todo esto. Cuando la economía española se desempeña mejor que casi cualquier otra de la Unión Europea, la derecha política y mediática que protege a esa oligarquía no para de lanzar falsedades para hacer creer a la gente que todo va mal. La derecha judicial da un golpe de Estado para impedir que se pueda poner en peligro le defensa a ultranza de los corruptos que trabajan para la oligarquía y todo ello sin apenas disimulo. La inefable torpeza del nuevo líder de la derecha al menos ha tenido la virtud de expresar a los españoles que esto que vengo diciendo es lo que realmente sucede. Hace unos días, Alberto Nuñez Feijóo decía que mantenía bloqueada la renovación del Poder Judicial “para protegerlo” del Gobierno de Sánchez. La mitad o más de España que ganó las elecciones democrática y legítimamente no tiene derecho, según la derecha española, a ocupar las instituciones, porque eso podría no ya poner en peligro sino cuestionar el dominio oligárquico.

La economía dominada por un grupo tan reducido, egoísta y cobarde que deja gestionar sus intereses a una derecha política, judicial y mediática tan retrógrada y totalitaria, golpista, no puede funcionar como podría hacerlo la de un país tan privilegiado en recursos como el nuestro. Y una sociedad que no pone límites a ese poder corrupto que desprecia la verdad, el respeto y la paz civil está condenada al sufrimiento. Es indispensable una ofensiva democrática, una manifestación clamorosa de dignidad cargada de pedagogía, de información veraz, de respeto, patriotismo y fraternidad. Habría que darles una lección de ciudadanía responsable, pacífica y en libertad que no pudieran olvidar jamás.

La cotización del dólar puede provocar crisis de deuda en cadena

9 diciembre, 2023

Fuente: http://www.juantorreslopez.com

27 de diciembre de 20221

Publicado en Público.es el 16 de diciembre de 2022

La subida de tipos de interés en Estados Unidos va seguida de una apreciación de su moneda que está reforzando la inflación en el resto del mundo y provocando graves problemas, sobre todo, a las economías ya de por sí más frágiles del planeta.

Como es sabido, la elevada inflación que se registra en Estados Unidos ha llevado a la Reserva Federal a subir los tipos de interés de manera acelerada.

La medida está siendo muy controvertida, pues muchos economistas consideramos que las subidas de precios las están provocando causas que no se van a resolver con tipos más altos, mientras que al subir estos se puede producir una recesión de consecuencias quizá peores que la inflación. Pero, con independencia de esto, la política monetaria de la Reserva Federal está produciendo otras consecuencias que pueden ser muy graves en el resto del mundo.

Cuando suben los tipos de interés en una economía, resulta más rentable colocar allí los capitales y eso atrae inversiones desde otras con tipos más bajos. Lógicamente, ese movimiento implica comprar monedas del país en donde los tipos han subido y por esa razón la cotización o tipo de cambio de su moneda se eleva.

Eso es justamente lo que ha sucedido en Estados Unidos en los últimos meses: paralelamente a las subidas de tipos de interés, este país se ha convertido en el mayor receptor mundial de inversiones extranjeras directas, como acaba de señalar hace unos días una publicación del Fondo Monetario Internacional (aquí). En consecuencia, la cotización de su moneda ha alcanzado el nivel más alto de los últimos veinte años.

A Estados Unidos le viene muy bien la apreciación porque registra un gran déficit comercial (1,18 billones de dólares en 2021). Cuanto más alta sea su cotización, más barato le resultará financiarlo y más fácil le resultará seguir manteniendo su posición privilegiada. Aunque lógicamente, no todos sus sujetos se beneficiarán de la misma manera: la apreciación perjudicará a los exportadores y a una buena parte de las grandes empresas pues las quinientas más grandes de Estados Unidos obtienen un 40 % de sus beneficios exportando bienes o servicios, así que es posible que la apreciación del dólar no les convenga totalmente.

Los efectos más graves de la apreciación del dólar se producen en el resto de los países. Y puesto que esa divisa es la que se utiliza en el 48 % de los intercambios que se realizan en el mundo, pues puede decirse que influye directamente en casi toda la economía mundial.

En primer lugar, la apreciación del dólar afectará a la baja al comercio mundial pues una gran parte de él se cotiza en dólares y será más caro pagar las transacciones comerciales en esa moneda.

En concreto, eso es lo que ocurrirá con bienes que tienen un peso muy grande en el gasto de todas las economías, como el petróleo y buena parte de los alimentos básicos, como el trigo, además de otras muchas materias primas estratégicas.

Por lo tanto, en segundo lugar, un dólar apreciado hará que suban aún más los precios en los países que necesiten dólares para adquirirlos en los mercados internacionales. Va a reforzar las subidas de precios en casi todas las economías.

En tercer lugar, al subir el tipo de cambio de dólar costará más devolver las deudas que estén nominadas en esa moneda, lo que sucede actualmente con algo más del 40 % del total. Si se tiene en cuenta que en 2023 vencen deudas por valor de 660.000 millones de dólares y en 2024 de 631.000, es fácil imaginar el incremento de coste que se va a producir.

Es por todo esto que la inmensa mayoría de las economías está siendo afectada negativamente con la apreciación del dólar y tratan de hacerle frente a través de dos vías posibles: vender las reservas de dólares que tuvieran sus bancos centrales, para hacer que baje su cotización; o subir también los tipos de interés, para atraer capitales y apreciar su moneda.

A diferencia de lo ocurrido en otros momentos, muchos de los países que se saben potencialmente afectados por la apreciación del dólar habían hecho acopio de esta moneda y la están vendiendo. Esta vía, sin embargo, puede ser un paliativo momentáneo, pero no una solución definitiva si la subida del dólar se mantiene durante algún tiempo. Y además no todos los países disponen de reservas suficientes, de modo que la mayoría ha tenido que soportar la depreciación de su moneda sin poder hacer nada.

De momento, aunque la depreciación ha sido mayor en las monedas de países más ricos, el efecto más dañino se está produciendo en los más pobres por varias razones.

Si optan por subir los tipos de interés deberán hacerlo en mayor medida que Estados Unidos y eso disminuirá el consumo y la inversión internos, de modo que caerá la actividad económica. Un estudio reciente de Maurice Obstfeld y Haonan Zhou ha calculado que una apreciación del 10 % del dólar conlleva de promedio una caída de 1,5 puntos porcentuales en el PIB de los países emergentes o en desarrollo.

Además, como he dicho, su deuda externa se está incrementando extraordinariamente. Ya hay muchas economías que tienen comprometida la mayor parte de su gasto público en pago de intereses, de modo que no pueden atender necesidades sociales básicas. Algo que irá a mucho peor en los próximos meses.

A todo esto, hay que sumar que la apreciación del dólar produce, por todas estas razones, un incremento de la volatilidad al mismo tiempo que libera una gigantesca liquidez en los mercados financieros, lo que está exacerbando la especulación en todos ellos, agravando así la subida de precios, la insolvencia y la carencia de capitales para las inversiones reales más urgentes.

Solo un milagro en forma de actuación coordinada de las grandes potencias con los organismos internacionales podrá evitar que se produzcan numerosas y sucesivas crisis de deuda en muchos países y que su población sufra extraordinariamente a causa de carencias alimentarias y de otros productos básicos. Algunos de ellos, como Sri Lanka, Líbano, Ghana, Surinam, Zambia, Etiopía, Burkina Faso, la República del Congo, Mozambique, El Salvador Egipto, Nigeria, Pakistán y Ghana…, por mencionar solamente a algunos, ya han empezado a padecer las consecuencias del desorden en el que vivimos.

De hecho, ya se está produciendo en el planeta una crisis alimentaria sin precedentes y que algunos organismos internacionales califican como la mayor de la historia moderna.

Es evidente que la apreciación del dólar no es la causa exclusiva de esto último pero el hecho de que no dispongamos de reglas ni mecanismos de corrección para evitar el daño que a veces producen los mercados llevados por animal spirits en busca de ganancia, me parece una clara demostración de que demasiadas cosas funcionan mal en este planeta.