Archive for febrero 2021

‘La Tierra baja en llamas’: un relato de la revuelta anarquista de los pueblos de Teruel contra la República

28 febrero, 2021

Fuente: http://www.eldiario.es

  • Un libro, del historiador Fermín Escribano y el periodista Luis Rajadel, relata cómo fue la insurrección anarquista en el Matarraña y Bajo Aragón
  • El levantamiento fue impulsado desde la CNT y se desarrolló en varios puntos del país entre el 8 y el 15 de diciembre
  • El objetivo de los anarquistas era instaurar el Comunismo Libertario, una teoría en contra del Estado, del capitalismo, del trabajo asalariado y de la propiedad privada
Guardias Civiles de Valderrobres tras la revolución, junto con una niña que resultó herida en el intento de asalto.
Guardias Civiles de Valderrobres tras la revolución, junto con una niña que resultó herida en el intento de asalto. Revista Técnica de la Guardia Civil

Diego Saz

Teruel — 23 de enero de 2020 21:37h 

@dieegosaz

Corría el otoño de 1933, el gobierno de Azaña acababa de caer y España celebraba unas elecciones en las que por primera vez podían votar las mujeres. El centro-derecha del Partido Republicano Radical (PRR) y la derecha católica de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) se alzaron con la victoria a pesar de la campaña a favor de la abstención impulsada por la CNT. Pero en los pueblos y ciudades iba calando el mensaje de los anarquistas.

Su objetivo era instaurar el Comunismo Libertario, una teoría anarquista en contra del Estado, del capitalismo, del trabajo asalariado y de la propiedad privada. Y aún sin haberse constituido el nuevo gobierno, el Pleno Nacional de la CNT decidió el 26 de noviembre en Zaragoza poner en marcha una sublevación armada que comenzaría el 8 de diciembre. Esta llegó también a las comarcas del Bajo Aragón y de Matarraña, donde pronto varios de sus pueblos fueron controlados por los anarquistas.

Así lo relatan Luis Rajadel y Fermín Escribano en el libro ‘La Tierra baja en llamas. Diciembre de 1933, por la senda de la revolución’, en el que ahondan en la repercusión que este movimiento tuvo en municipios como Valderrobres, Beceite, Mas de las Matas, Alcorisa, Calanda o Alcañiz. Fue allí donde se desarrollaron los principales focos de la provincia con escasos medios y un paupérrimo armamento.

El método de actuación de los anarquistas

Explica Luis Rajadel que la mecánica de los focos anarquistas se repetía en distintos puntos de la geografía española con el interés común de instaurar el Comunismo Libertario. Detenían a los más destacados derechistas, terratenientes, empresarios y funcionarios de cada localidad, cortaban las telecomunicaciones y montaban barricadas para impedir el paso de las fuerzas del Estado.

Conseguían así el control de los Ayuntamientos y, según indica Rajadel, «rara vez había violencia en las detenciones». Era diferente en las localidades donde había cuartel de la Guardia Civil. En Valderrobres lo atacaron, lo rodearon y fue objeto de bombazos, pero resistió hasta el 11 de diciembre, cuando llegaron a la comarca los militares del Ejercito enviados desde Tarragona por el Gobierno.

En ese momento se puso en marcha la represión y la maquinaria judicial, que se consumó el 15 de diciembre, con un millar de presos en la provincia que rebasaban la capacidad de las cárceles. Las condenas ascendían hasta los 20 años, aunque hubo quienes pudieron quedar en libertad por falta de pruebas.

En abril de 1934, sin embargo, el gobierno aprobó una ley de amnistía de los delitos políticos sociales que dejó a muchos de ellos en la calle. No a quienes habían sido condenados por la justicia militar, que tuvieron que esperar a la victoria del Frente Popular en las elecciones del 36, precisa el autor.

El conflicto a nivel nacional concluyó con un balance de 75 muertos y 101 heridos entre los anarquistas, 11 muertos y 45 heridos entre los guardias civiles y 3 muertos y 18 heridos entre los guardias de asalto. En la provincia de Teruel, Rajadel calcula que la cifra en total ascendió a media docena de fallecidos.

Información gracias a los juicios

En ‘La Tierra Baja en llamas. Diciembre de 1933, por la senda de la revolución’ Luis Rajadel y Fermín Escribano narran la historia de una mismo acontecimiento desde dos prismas diferentes. Rajadel, natural de Valderrobres, muestra la situación que en la comarca del Matarraña se vivió, mientras que Escribano expone la del Bajo Aragón. El libro, además, se completa con un prólogo del investigador Luis Antonio Palacio.

Para recabar la información que presentan en este libro, los autores se apoyaron en los sumarios judiciales que les fueron abiertos a los anarquistas detenidos. Los de carácter civil están almacenados en el Archivo Provincial de Teruel, donde los autores pasaron varias horas tomando fotografías a las páginas y analizando los autos de las sentencias. «Los desmenuzamos y había muchísima documentación, informes de testigos, de médicos, las declaraciones…», dice Rajadel.

Ambos autores son veteranos en la escritura de libros de historia. Escribano abordó en 2017 el mismo tema a nivel nacional con ‘La España rojinegra. La insurrección anarquista de diciembre de 1933’ y años atrás escribió ‘El Movimiento Libertario aragonés y su prensa (1976-1991)’. También Rajadel publicó ‘Tret de la memòria’, ‘Mort al monestir’, ‘A la vora del riu’, ‘1956, l’any de la gelada’ y ‘La ternura del pistolero. Batiste, el anarquista indómito’.

Publicado el 23 de enero de 2020 – 21:37 h

La Nobel Louise Glück: una poeta en búsqueda del amor salvaje

27 febrero, 2021

Fuente: http://www.eldiario.es

  • Adorada y detestada a partes iguales, la recién galardonada con el Premio Nobel de Literatura lleva toda la vida acumulando premios —y con ello, los resquemores y envidias del mundillo literario— gracias a una poesía directa, natural y feminista.

Luna Miguel

@lunamonelle

Louise Glück en 1977
Louise Glück en 1977

8 de octubre de 2020 22:29 h 

Pregúntame quiénes son las tres mejores poetas septuagenarias en lengua inglesa, y te responderé, creyéndome Bloom, que probablemente las tres llevan el cabello lacio y blanquísimo, que las tres están ampliamente traducidas a nuestro idioma, que las tres son referentes muy claros para las nuevas generaciones de poetas alrededor del mundo, y que, como dato curioso y definitivo, las tres han logrado la gloria literaria escribiendo a propósito del desamor.

La poeta estadounidense Louise Glück gana el Nobel de Literatura 2020

Ahí La belleza del marido, de Anne Carson, un divorcio en forma de tango. O El salto del ciervo, de Sharon Olds, donde se venera la fidelidad «como si se tratara de un cumplido / en lugar de una mera somnolencia». Y por supuesto, Praderas, de Louise Glück, esa revisión de Odiseo y Penélope, en el que la mentirosilla voz de la narradora se pregunta si tal vez el verdadero destino de esos personajes era la separación, pues en el acto de estar solos también puede rebosar el amor.

Resulta que el amor rebosante de Louise Glück ha sido celebrado este 8 de octubre de 2020 con uno de los galardones más célebres con los que se puede condecorar a una escritora. Su amor rebosante y salvaje, también hay que decirlo, había sido previamente reconocido con todos los premios que una pueda imaginarse en la escena anglosajona. Entre otros, el Pulitzer, el William Carlos Williams, el National Book Critics Circle, y una larga lista de becas, que llevaron a Glück a convertirse en una autora tan querida como odiada en los círculos poéticos de EEUU, pues ya se sabe que los poetas —y aquí recalco la o del macho en su plural— pueden ser los seres más envidiosos de la tierra.

Del éxito de Louise Glück como poeta, ahora reforzado por la Academia sueca, se ha llegado a decir que es inmerecido por su aparente cursilería, por su manera de injertar en los versos una cantidad excesiva de plantas y de flores, como si en vez de escribir poesía estuviera acariciando rosas. De su fascinación por la naturaleza y lo clásico se ha dicho también que es un gesto facilón. Que su voz está desprovista de lirismo, pues en su aparente simpleza lo que hay es absoluta frialdad.

A los poetas —e insisto en la o—no les suele gustar que otro poeta gane más premios que ellos, especialmente si lo que escribe bebe de una tradición poco masculina como es la de la escritura floral heredada previsiblemente de una Safo o de una Hilda Doolittle. Que Louise Glück haya recibido tantos ataques de este tipo, y que además se haya intentado tantas veces poner en evidencia su estilo cándido, me lleva a pensar que tal vez estos lectores no han sabido ver más allá de lo evidente.

Si a Carson se le celebra una narrativa y una inteligencia, y si a Olds se le admira por su socarronería deslenguada, Glück podría parecer tan solo una florecilla endeble al lado de esas dos septuagenarias monstruas, si no fuera porque en realidad, esa flor, esconde también una afilada colección de espinas en su tallo. Tal vez la mejor espina de Glück, la más representativa, sea la que late en El iris salvaje, poemario merecedor del Pulitzer y el primero de la autora en ser traducido al español. La obra prácticamente al completo —o al menos sus poemarios más representativos— de Glück puede encontrarse aquí en Pre-Textos. El editor, horas después del anuncio del premio, desvelaba a la prensa que el último libro que publicó en primavera de la estadounidense no había llegado a vender ni siquiera doscientas copias.

Tal vez su suerte cambie a partir de ahora, y tal vez en esa suerte se encuentre también en la mirada atenta que Glück precisa. En ella y en sus libros está reflejado lo clásico y lo natural, sí, pero también una mirada distinta y muy novedosa sobre la maternidad y el acoso infantil, sobre la familia, sobre el papel de las mujeres en la historia y en los mitos, sobre el enamoramiento primerizo, y sobre la enfermedad de escribir por encima de todas las cosas. «¿Qué deseo piensas que pedí?», pregunta una voz en Praderas: «Pedí lo que pido siempre. Pedí poder escribir otro poema», responde la poeta.

De este modo, podría asegurar que lo que enerva y enamora a partes iguales de la escritura de la estadounidense es su absoluta falta de interés por lo grandilocuente. Lo declaró una vez: «Escribo para hablar a aquellos a quienes he escuchado». Con esa generosidad tan poco común en los poetas —en esos poetas que buscan ser el centro de todo y no la brizna al fondo de un paisaje desde el que escuchar el mundo—. Con esa generosidad, señalaba, Louise Glück escribe para hablar a aquellos que le han entregado belleza, a todos esos rayos que le han regalado calor, y a toda esa música que le ha ayudado a componer su propio ritmo, y con él, su deslumbrante pensamiento. Así que seré yo, su silenciosa lectora, quien opte en este día por la grandilocuencia y os diga: tengo fe. Tengo fe en el amor salvaje, en las flores endebles, en la gracia de Glück.

Publicado el 8 de octubre de 2020 – 22:29 h

En una ciudad de Italia también se habla catalán

26 febrero, 2021

Fuente: http://www.eldiario.es

  • En la isla de Cerdeña conviven, además del italiano, hasta cuatro lenguas minoritarias que tratan de sobreponerse al avance de los tiempos. Es el caso del alguerés, una variante del catalán implantada en el siglo XIV

Samuel Matínez

@samumartinezr — 8 de octubre de 2020 22:29h 

Si no te comes la sopa, vendrán los catalanes. Ni el hombre del saco ni el ‘coco’: los catalanes. Durante varios siglos, fueron el enemigo público número uno en muchos puntos del Mediterráneo y todavía hoy por hoy pervive el refrán: Niño, come que vienen los catalanes. Concretamente es en Grecia —y no en Cerdeña— donde, en la actualidad, el recuerdo de las tropas de almogávares de la Corona de Aragón, que conquistaban territorios en ultramar y que causaron, como no pudo ser de otro modo, estragos entre la población autóctona, sigue muy presente en la memoria colectiva de sus habitantes. A pesar de que en la isla italiana no se guarde tan mal recuerdo de ‘los catalanes’ (sus gentes no los utilizan para asustar a los niños), se trata de una anécdota que da cuenta del poderío marítimo de la Corona aragonesa durante los siglos XIII y XIV, cuando el reino lanzó abundantes y fértiles expediciones —muchas de ellas, exitosas— a lo largo y ancho del mar Mediterráneo. 

Pero es precisamente en Cerdeña donde se encuentra Alguer (Alghero, en italiano), una ciudad situada en la costa oeste de la isla, en la provincia de Sassari, en la que, por extraño que resulte, tienen el catalán como lengua tradicional y como tal lo aceptan las leyes italianas. Cómo penetró el catalán en Cerdeña es algo que el lector ya habrá adivinado: la irrupción del idioma en la zona se produjo en el marco de la expansión aragonesa. Se dio, más en concreto, durante la conquista de la isla de la mano de Alfonso IV ‘el Benigno’ mientras reinaba su padre —previa adjudicación de de las tierras por parte del Papa Bonifacio VIII en el tratado de Anagni— a principios del siglo XIV. Sin embargo, que un rey catalán colonizara el territorio no da respuesta a todas las preguntas. No da respuesta, de hecho, a la pregunta del millón en esta historia: ¿Por qué se sigue hablando catalán en Alguer y no en el resto de la isla? 

Francesc Bernat, filólogo catalán y profesor de Historia de la Lengua en la Universidad de Barcelona (UB), disipa las dudas: «La población de Alguer se rebeló en muchas ocasiones contra el colonizador catalán; más que el resto». Por eso los reyes de la Corona de Aragón decidieron tomar cartas en el asunto, expulsar a la población algueresa y «sustituirla por catalanes y, por ende, catalanófonos, es decir, hablantes del catalán». He ahí una más que evidente razón por la que los habitantes de la ciudad no amenazan a sus hijos y nietos con la crueldad de los catalanes si no se comen la sopa. No lo hacen porque los catalanes son ellos mismos: una parte de la población algueresa hoy considerada autóctona tiene sus raíces en Cataluña. «Se produjo una sustitución poblacional en toda regla», continúa Bernat, «y ese fenómeno supuso, evidentemente, una sustitución lingüística».

El Far West catalán 

Mediados del siglo XIV. La Corona de Aragón se hace con Cerdeña y, tal y como afirma el vicepresidente de la sección filológica del Institut d’Estudis Catalans (IEC), Ramon Siscart, «el catalán se asienta en Alguer, donde será la primera lengua por encima del sardo (debido a la llegada masiva de hablantes catalanes), y además se proyecta como uno de los idiomas del resto de la isla», aunque nunca se impondrá como lengua habitual de comunicación para el común denominador de sus habitantes. El experto divide en dos los grupos poblacionales que se desplazaron desde Cataluña hasta Cerdeña cuando la Corona conquistó el territorio. «Por una parte», señala, «una serie de nobles recibieron tierras». Por otra, completa, «muchas personas de a pie que vivían en Cataluña bajo el yugo de las clases pudientes emprendieron el viaje en busca de libertad y de tierras en propiedad» tratando de escapar de una opresión secular.

«Fue algo parecido a lo que entendemos por el fenómeno del Far West en Estados Unidos», sorprende Siscart: «Muchos europeos llegaron a la costa este de EEUU y, en caravanas, se desplazaron al oeste para hallar algo más de prosperidad». Alguer, como también Mallorca o Valencia, constituyeron, ya en el siglo XIV, el enésimo embrión del renombrado ‘sueño americano’. Así las cosas, los catalanes que llegaron a tierras hoy italianas, tercia el filólogo, fueron habitantes «procedentes especialmente de la costa y de Barcelona», pero también de otras zonas. Por eso, y por la contaminación del propio sardo, del italiano y del español, «el dialecto resultante de todos los procesos lingüísticos ha terminado por ser una variante oriental del catalán (el que se habla, por ejemplo, en la ciudad condal) con rasgos propios de la occidental (el hablado, entre otros lugares, en Lleida), aderezada con características propias del sardo y el italiano», concluye.

Los dos grandes enemigos del alguerés

El doctor Francesc Ballone es uno de los mayores expertos en la materia. Miembro también del IEC y residente en Alguer, relata las dificultades que atraviesa el dialecto desde mediados del siglo XX, cuando los padres y las madres «dejaron, en muchos casos, de enseñar catalán a sus hijos». Por su parte, el profesor Francesc Bernat señala dos circunstancias que, desde su punto de vista, sentenciaron a muerte al dialecto durante el siglo pasado: la voluntad ‘italianizadora’ del estado (con especial ímpetu en la dictadura de Benito Mussolini) y el final de la sociedad tradicional acaecido en los años sesenta. «Italia persigue las lenguas minoritarias tanto como cualquier otro país, pero como es más joven parece que lo haga en menor medida», desliza. No obstante, el golpe de gracia al alguerés se lo dio «la transformación social y económica de los años sesenta», cuando los movimientos poblacionales, las migraciones y las comunicaciones penetraron en una ciudad, Alguer, que vivía fundamentalmente de la pesca y el comercio, de cara al mar, pero que, en poco tiempo, tuvo que adaptarse a la industria y el turismo masivo.

En ese punto, el dialecto catalán comenzó a percibirse como el habla de la ‘gente de pueblo’, como si eso fuera algo malo. En cambio, el italiano se entendió como el idioma de la modernidad, del progreso, del avance. Las fuentes consultadas coinciden en que, bien entrados los últimos decenios del s. XX, muchos padres criaron en catalán a sus hijos grandes y, tras la transformaciones social, nacional y económica, educaron en italiano a los pequeños. El resultado, solo un tercio de la población de Alguer «habla bien el dialecto» y algo más de un 20% lo hace de forma habitual, según la encuesta de Usos Lingüísticos de la Población, que realiza periódicamente la Generalitat de Cataluña. Una gran parte de dichos hablantes, además, son de avanzada edad: «La mayoría nacieron antes de los sesenta», resuelve Bernat.

En definitiva, y a pesar de que mantuvo la mecha viva incluso después de que España perdiera el control de la isla en 1720, el futuro del alguerés es poco prometedor. En 2018, el Parlamento de Cerdeña dio lo que parecía un paso de gigante para la conservación lingüística cuando amplió las opciones para que las escuelas pudieran profundizar en la enseñanza del catalán, pero el doctor Ballone avisa: «Todo eso es, por el momento, en papel mojado: hay que ponerlo en marcha». Entretanto, cada año que pasa, cada mes, el alguerés se desvanece un poco más. «Con el Gobierno italiano», asevera de nuevo el profesor Bernat, «no se puede contar».

Come la sopa, que vienen los catalanes, dicen en algunas partes del Mediterráneo para lograr que los niños abran la boca y acepten la cuchara. A este paso, en Alguer, mucho van a tener que cambiar las cosas para que el refrán no derive en algo así como ‘Come la sopa, que el catalán… se va’.

Publicado el 8 de octubre de 2020 – 22:29 h

Películas malas que amamos de forma «genuina»: una zona de tregua contra el cine de culto

25 febrero, 2021

Fuente: http://www.eldiario.es

  • Una iniciativa viral anima a sincerarse con esas cintas suspendidas en Rotten Tomatoes y que, sin embargo, ocupan un espacio en nuestro corazón cinéfilo.
  • Silent Hill, Constantine, Fast and Furious, Princesa por sorpresa: todo cabe en este cajón de sastre que ha conseguido firmar un pacto de no agresión entre los usuarios de Twitter y donde lo peor valorado puntúa doble
  • “Cuando la gente habla de unpopular opinions se refieren a odiar algo que todo el mundo venera. Pero venerar algo que todo el mundo odia es mucho más difícil»
'Dos rubias de pelo en pecho', una de las más seleccionadas
‘Dos rubias de pelo en pecho’, una de las más seleccionadas

Mónica Zas Marcos 29 de enero de 2020 21:10h 

@MonicaZas

La historia de Rotten Tomatoes, el agregador de críticas de cine más famoso del mundo, empezó con una película que probablemente hoy suspendería en el tomatómetro: Hora Punta. El universitario y fan acérrimo de Jackie Chan, Senh Duong, recopiló en una primitiva página web todas las reseñas que se habían escrito en chino de la filmografía del actor antes de su llegada a Hollywood en 1998.

La idea surgió tal cual la conocemos en la actualidad: un manchurrón verde de tomate podrido para representar el fiasco y un sello de calidad para simbolizar la excelencia. En el punto medio estaría todo lo demás encarnado en un vulgar tomate rojo.

Es de una ironía fantástica que la página que ha despertado la ira de Martin Scorsese y de Meryl Streep comenzase su andadura con una comedia de Chan ninguneada por la industria. Hora punta aún conserva su 60 % de la crítica y su impresionante 78 % del público. Una reivindicación de lo difícil que es medir el goce y el disfrute de una película en cifras, como demostró la última campaña que se ha hecho viral en Twitter.

Todo comenzó con una viñeta que invitaba a compartir una «opinión impopular positiva» sobre una película. «Cuando la gente habla de sus opiniones impopulares, normalmente se refieren a odiar algo que todo el mundo venera. Pero venerar algo que todo el mundo odia es mucho más difícil». Las reglas eran claras: «te tiene que gustar de forma genuina (nada de tan mala que es buena), debe haber aparecido en tu vida adulta después del 2000, y ha de tener menos del 50% en el tomatómetro de Rotten Tomatoes».

Silent Hill, Constantine, Fast and Furious o Scooby Doo fueron ensalzadas en masa por los usuarios en un baile fantástico de títulos que han sido desprestigiados o, peor aún, enterrados en el imaginario cinematográfico de las dos últimas décadas. Más allá de un ejercicio de sinceridad personal, esta campaña ha puesto sobre la mesa la tendencia de las redes sociales a uniformar las opiniones.

«Las redes funcionan como amplificador de los consensos, lo que es paradójico. Twitter, en particular, permite la distinción y los espacios alternativos, pero en el fondo terminan siendo sepultados por la gran masa», dice Jordi Sánchez Navarro, director de Estudios de Ciencias de la Información de la UOC, a eldiario.es. Como experto en cultura fan y tendencias en el cine de entretenimiento, el profesor asegura que cuantitativamente los géneros minoritarios gozan de una gran popularidad, solo que sus seguidores han sido relegados a los márgenes de Internet.

Estos son, según Sánchez Navarro, «la fantasía, la acción, el terror y la comedia». Basta con un primer vistazo a la iniciativa de Twitter para comprobar que la mayoría de las cintas pertenecen a esos géneros y que casi todas suspenden en Rotten Tomatoes con un porcentaje funesto. «Es la reivindicación del cine fallido que ocurre casi siempre, como muestran los Razzies (los premios al cine «malo»), que inmediatamente generan una corriente de solidaridad con los títulos seleccionados», explica el experto.

Al final, «se trata de un acto de distinción, que es en lo que se basan todas las relaciones culturales. La burguesía ha seleccionado sus propias películas, novelas, textos y música desde tiempos inmemoriales para distinguirse de la masa». Una lucha de David contra Goliat donde el gigante serían los producto mainstream que lideran la taquilla mientras que el cine de culto, que cada año se selecciona en los certámenes internacionales y acapara el debate popular, sería el diminuto vencedor.

«Lo mainstream ahora, curiosamente, es cierto cine de autor europeo. Cuando vas a ver una película de Haneke haces un acto de distinción y al final se convierte en mainstream porque es lo que todo el mundo con gusto oficial va a ver», explica Sánchez Navarro. En esta difusión del gusto oficial han tenido mucho que ver las redes sociales, donde el arte de aparentar ha soterrado las preferencias personales y genuinas que reivindica esta campaña.

La autenticidad del proyecto radica en que no lo marca la calidad ni el diálogo mediático. «Me gusta especialmente porque recupera lo que se queda en tierra de nadie, es decir, estas películas que no tienen el gran favor de la crítica y tampoco del público», explica el docente. «Nadie va a elegir Los vengadores o Melancolía, de Lars Von Trier, sino marcianadas como El ciempiés humano o Top gun», defiende. Y, por primera vez, sin el miedo a recibir un alud de críticas amparadas por el anonimato de las redes sociales.

Pacto de no agresión

Una de las enormes virtudes de la campaña se basa en ese pacto tácito de no agresión entre usuarios, algo inédito en una red social conocida por sus enfrentamientos. «Es una zona de tregua temporal donde podemos abrirnos sobre las películas malas que nos gustan sin que nadie lo cuestione, que es algo permanente entre los insultos de Twitter», expresa el profesor.

Todo cabe en este cajón de sastre sin importar las lecturas políticas y mucho menos las puntuaciones de Rotten Tomatoes. De hecho, cuanto más baja sea, mejor. Este sería el caso de Guerra de novias (con un 11%), Dos rubias de pelo en pecho (15%) o Trece fantasmas (15%), con las que los usuarios han mostrado más empatía que con otras de mejor porcentaje. En este alto al fuego, el patetismo sin tapujos puntúa doble.

Por último, que el baremo haya sido el tomatómetro de los críticos en lugar de la puntuación de la audiencia es una elección más elocuente de lo que a priori parece. Para Sánchez Navarro, por ejemplo, es un grito contra el gusto profesionalmente impuesto por quienes se dedican a la crítica cinematográfica como forma de vida.

«Esto es muy problemático. La opinión cinematográfica entra en la lógica del SEO y del posicionamiento, así que me parece inútil construir un indicador de aprobación cuando lo que hacen las críticas es dialogar con las películas. Tú no puedes reducir el texto de una persona a un número. ¿Qué debe tener una crítica para que califique de ‘buena’ a Fast and Furious? Esas películas movilizan a niveles muy distintos”, opina el experto.

En contra de las medias y de los algoritmos, está el criterio «genuino». En una época en la que las cinco estrellas y el número de Rotten Tomatoes o FilmAffinity decantan la taquilla más de lo que pensamos, en Twitter se ha impuesto la nostalgia y el gusto visceral. El mismo que llevó a un joven Senh Duong a empezar una página web con la incomprendida Hora Punta y el aún más incomprendido Jackie Chan.

Ahora, su empresa es una de las más visitadas en el mundo, de las que más cotiza en bolsa y de las más influyentes en una industria arbitraria. Las películas nominadas a los Oscar, por ejemplo, son algunas de sus grandes beneficiadas. Por eso, lanzar un tomate podrido contra sus marcadores ha sido un boicot espontáneo y oportuno de cara a los premios más importantes, predecibles y consensuados del planeta.

Publicado el 29 de enero de 2020 – 21:10 h

Román Gubern: «La subvención es peligrosa si quiere orientar los contenidos: lo vimos durante el franquismo»

24 febrero, 2021

Fuente: http://www.eldiario.es

  • El catedrático e historiador del cine publica
  • Un cinéfilo en el Vaticano, un libro en el que recuerda cuando él, ateo convencido, trabajó para la filmoteca de la sede central de la Iglesia Católica Romana
  • «Las fuerzas reaccionarias siempre intentan llevar el agua a su molino. Pero hoy en día si no se subvenciona, el cine español o europeo moriría por el dominio norteamericano»
  • «Las grandes estructuras industriales siempre atentan contra el artesanato»
Román Gubern, un cinéfilo en la corte del Vaticano
Román Gubern, un cinéfilo en la corte del Vaticano EFE

Francesc Miró 29 de enero de 2020 21:10 h 

@FrancescMiro

Román Gubern es una institución cinéfila en sí mismo. Y no solo porque su Historia del cine —publicado originalmente en 1969 y reeditado por Anagrama—, sea uno de los libros de cabecera de todo estudiante o aficionado al séptimo arte en nuestro país: su labor como docente e investigador de la cultura audiovisual, tarea a la que ha dedicado más de medio siglo, le han llevado por todo el mundo.

En los setenta trabajó como investigador en Massachusetts y fue profesor de Historia del Cine en universidades de California, Los Ángeles y Venecia. Desde 1983 es catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, de la que también fue decano y donde trabajó hasta su jubilación en 2004. Todo sin dejar de colaborar con las universidades de Harvard, Yale o la Sorbona, ni abandonar su labor divulgativa en el Museum of Modern Art de Nueva York y la Bienal de Venecia, de la que fue jurado en 1986.

«Mi vida viajera», escribe en su último libro, «más que la búsqueda de una patria, era probablemente el fruto inconsciente de una triple convergencia: de la pulsión de huir de mí mismo, de la complementaria búsqueda de mí mismo y del anhelo de encontrar un paraíso perdido».

En Un cinéfilo en el Vaticano, Un cinéfilo en el Vaticano que acaba de publicar Anagrama, esta triple convergencia le lleva a recordar cuando vivió en Italia en los noventa. Allí Gubern fundó y fue director del Instituto Cervantes de Roma. Y en ello estaba cuando fue invitado a participar en la celebración de la Filmoteca Vaticana del centenario del cine. La sede central de la Iglesia Católica Romana quiso, a pesar de su condición de ateo, que participase en la elaboración de una lista de las mejores películas de la historia con valores espirituales. Y allá que fue.

¿Por qué recordar su episodio en el Vaticano ahora?

Jorge Herralde conocía el caso y me propuso hacer este libro. Y resultaba que yo guardaba documentos y cartas con los que podía reconstruir fehacientemente aquello. Como habían transcurrido ya 25 años, y por tanto se había superado el tiempo imperativo de los archivos que guardan un periodo de reserva por protección a la intimidad, pues consideraba que ya podíamos publicarlo sin restricción.

La estructura que elegí, grosso modo, es un homenaje a Un yanqui en la corte del rey Arturo, de Mark Twain. Es la experiencia de entrar en un mundo distinto, uno que no entiendes y con costumbres radicalmente distintas a las tuyas. Y esa extrañeza en la mirada es lo que intenté transmitir en mi libro. Decidí contar mi experiencia, y por qué no, mis errores en aquella vivencia.

En el libro aborda las raíces de la relación entre cine y religión. ¿Han ido siempre de la mano?

Tan presente está la religión en el cine como el sentimiento antireligioso. En la Unión Soviética, tras la Revolución de Octubre, se llevó a cabo una campaña artística contra la religión que se encargó de rodar películas abiertamente blasfemas. También ha habido siempre controvertidas películas sobre Cristo, pienso por ejemplo en Pasolini en los sesenta [El evangelio según San Mateo, 1964].

Se puede considerar, a mi parecer, que la Iglesia católica fue bastante dócil con este arte durante un tiempo, aunque había quien consideraba que llevar la imagen de Cristo a la pantalla era en sí mismo una blasfemia.

Justo hablando de esto, se cumplían hace pocos días los 35 años del estreno de Yo te saludo María, la película de Godard por la que le dieron un tartazo en Cannes y que aquí provocó revuelo.

Yo te saludo María la película de Godard por la que le dieron un tartazo en Cannes y que aquí provocó revuelo

Sí, sí, recuerdo el estreno de aquella película. Una película muy polémica. ¡Recuerdo que en el estreno había policías en las colas porque había amenazas de boicot de la extrema derecha!

Ahora que tanto en España como en Europa hemos vivido un repunte de esa extrema derecha, se vuelven a manejar argumentarios que ponen en duda el valor del cine español mediante la crítica a las subvenciones, por ejemplo. ¿Cómo cree que debemos responder a esos marcos discursivos?

Las fuerzas reaccionarias siempre intentan llevar el agua a su molino. Está inscrito en su ADN. Pero yo creo que el cine español es hoy un cine maduro y respetado internacionalmente. Hoy ves Dolor y gloriaMientras dure la guerra o La inocencia y, en fin, ves cine de calidad.

En Europa hay cuatro cinematografías de primera división: la británica, la francesa, la italiana y la española. Las demás —el cine griego o el alemán—, no están a la altura ni en volumen de producción ni en calidad general. España está en la primera división del cine europeo con autores respetadísimos desde hace muchos, muchos años.

¿Cree que esa imagen del cine español como cine subvencionado o al servicio de la política responde a la realidad?

La subvención viene dada porque el enemigo del cine competitivo europeo es el cine norteamericano. Hollywood es una potencia hegemónica y colonialista, y para competir con ella hay que defenderse. El cine francés o el italiano están también muy subvencionados. Y es verdad que la subvención es peligrosa en el sentido de querer orientar los contenidos, pero justamente esto bien lo vimos más que nunca durante el franquismo. Hoy día si no se subvenciona, el cine español o europeo moriría porque el dominio norteamericano es muy pero que muy poderoso.

Dicho esto, yo creo que el debate va a ir por otro lado en los próximos años: estamos asistiendo al auge de las series y las plataformas digitales como fenómenos culturales. Y, honestamente, creo que el cine se va a convertir en un vasallo de intereses televisivos. Pienso en El Irlandés, que se estrenó en cines para poder ir a los Oscar pero cuya forma de exhibición esencial es Internet.

El audiovisual actual se define como un magma de formatos enfrascado en la etapa en la que los servicios televisivos intentan ser hegemónicos también en el cine. Un magma que habla muchos dialectos diferentes. Y esos dialectos, a veces, están enfrentados entre sí. Podemos ver 1917 como un prodigio digital que tiene más que ver con el funambulismo visual, pero que despierta debates de viejecitos que piensan «¿qué será de aquellas texturas cromáticas del cine analógico?». Bueno, el mundo cambia y habrá que aceptarlo, ¿no?

Viendo 1917, y hablando de este magma de formatos, a uno se le ocurre que Sam Mendes se ha imbuido del debate y ha querido hacer una película que todo el mundo recomiende ver en cines y no en casa. ¿Cree que el Hollywood actual está reaccionando con su lenguaje a esta batalla de las ventanas de exhibición?

Sí, puede ser. Pero no hay que homogeneizarlo todo. Este año Tarantino, por ejemplo, ha estrenado una película muy distinta a la de Sam Mendes. Y no podemos decir que Tarantino no atraiga a la gente al cine. Quiero decir que hay muchísimos lenguajes en el audiovisual y lo propio de ellos es su diversidad y sus contaminaciones. El cine va cambiando como un medio darwinista, va mutando para sobrevivir y de esta mutación nacen nuevas propuestas.

Con Érase una vez en… Hollywod Tarantino reflexionaba sobre el estado actual de la industria y el lugar que su cine ocupa en él. Es lo que hacía también Scorsese con El Irlandés y la herencia del cine de gánsteres. Incluso se diría que Dolor y gloria de Almodóvar hace lo mismo. ¿Cree que es una constante en todo autor que se precie?

Es algo frecuente en muchos directores: lo vimos con el Ocho y medio de Fellini o con Fresas salvajes de Bergman. Esos elementos autorreflexivos Godard los introdujo en los años sesenta con mucha fuerza. Es una tendencia típica, a veces narcisista, pero a veces muy interesante a nivel intelectual.

En Dolor y gloria, sin ir más lejos, veo a un Almodóvar que reflexiona sobre el jovencito revoltoso que fue y piensa «caramba, ya no tengo esa edad ni esa fuerza, y encima, tengo una salud frágil: la vida me ha lesionado». Y ese sentir autorreflexivo está impregnando a muchos autores.

El Irlandés, como también ocurrió con Roma, se vieron involucradas en un debate sobre el derecho a ver una película en cines o relegarla a las plataformas. ¿Existe tal derecho a poder ver en pantalla grande el cine que se quiera?

Esto es un problema de competencia empresarial muy viejo. Es una discusión fundamental de la economía del audiovisual. Tras la televisión vino el vídeo doméstico, y ahora las plataformas: son un cambio de paradigma que aboga por la autoprogramación del usuario, y que por eso mismo abre una crisis en la forma tradicional de ver cine. Las ventanas de exhibición se llevan discutiendo desde los orígenes del cine.

En Metamorfosis de la lectura usted reflexionaba sobre esto. Decía que «el juicio sobre el libro electrónico aparece sesgado entre quienes hemos crecido con el libro en papel». ¿Cree que ocurre lo mismo con las pantallas? ¿La nostalgia de un cine pasado nubla el juicio?

Si eres un anciano como yo, es evidente que esa nostalgia existe. Si tienes 15 años entiendo que no la tengas porque has crecido con Internet, con las televisiones inteligentes y el smartphone.

Los que hemos crecido con el modelo de cine-palacio, de pantallas de veinte metros de ancho, ya vimos que eso iba a desaparecer con la llegada de los multicines y los cines pequeños con pantallas diminutas. Hay una nostalgia romántica que es improductiva y un poco masoquista, diría yo. No volverás a ver el rostro de Greta Garbo en una tela de siete metros de alto: eso forma parte del pasado. Y no pasa nada. Pero es cierto que películas como la de Tarantino reflexionan sobre esta nostalgia, sobre lo que es y lo que fue el cine.

También la literatura vive un cambio de paradigma para con viejas estructuras. Empresas como Amazon favorecen la adquisición de cualquier libro desde su casa, mientras las librerías intentan sobrevivir con sus medios. ¿Qué cree que va a ocurrir en este ámbito?

Las grandes estructuras industriales siempre atentan contra el artesanado. Y la gente que hemos crecido con ese artesanado, con librerías de barrio y editoriales pequeñas y cuidadosas, añoramos este tipo de oferta. Es el viejo tema de David y Goliat: las pequeñas editoriales cierran y las grandes estructuras van copando cada vez más espacio. ¿Cuál es nuestra defensa? La calidad. Destacar por distinto, por novedoso, por creativo. La distinción es un arte que no se tendría que olvidar.

Cuenta usted en Un cinéfilo en el Vaticano que de la lista que hizo de películas para el Vaticano, solo le aceptaron La Strada de Fellini. Este director italiano decía que «todo arte es, en el fondo, autobiográfico». ¿Coincide con él a la luz de su último libro?

Déjame decirte que cuando envié la lista que había hecho pensé que era demasiado osada. No sé cómo les presenté eso al Vaticano. Pero ahora que lo he reflexionado…¡me parece una lista coherente! Pero sí. Solo me aceptaron La Strada. Bueno, pues mala suerte.

Y respecto a lo que decía Fellini, coincido bastante con él. He escrito una docena de guiones de cine y es verdad que, al final, siempre acabas poniendo algo que pertenece a tu experiencia personal. A veces distorsionado, a veces no. Pero esa mirada personal aparece sin que te des cuenta. Sin ella no hablaríamos de cine de autor, de hecho.

La lista de Román Gubern

En 1994 el Vaticano le requirió cuáles serían los títulos imprescindibles de la historia del cine por sus ‘Valores espirituales’. Gubern presentó la siguiente lista.

Häxan: La brujería a través de los tiempos (Benjamin Christensen, 1922)

Fausto (F.W. Murnau, 1926)

Sueño de amor eterno (Henry Hathaway, 1935)

El ídolo caído (Carol Reed, 1948)

Jennie (William Dieterle, 1948)

El camino de la esperanza (Pietro Germi, 1950)

El río (Jean Renoir, 1951)

Milagro en Milán (Vittorio De Sica, 1951)

Vivir (Ikiru) (Akira Kurosawa, 1952)

Europa 51 (Roberto Rossellini, 1952)

Juegos prohibidos (René Clément, 1952)

Umberto D (Vittorio De Sica, 1952)

La Strada (Federico Fellini, 1954)

Calle mayor (Juan Antonio Bardem, 1956)

El que debe morir (Jules Dassin, 1957)

El hombre del carrito (Hiroshi Inagaki, 1958)

Los dientes del diablo (Nicholas Ray, 1960)

El milagro de Ana Sullivan (Arthur Penn, 1962)

Elisa (Frank Perry, 1962)

El silencio (Ingmar Bergman, 1963)

La esposa solitaria (Stayajit Ray, 1964)

Lilith (Robert Rossen, 1964)

Dios y el diablo en la tierra del sol (Glauber Rocha, 1964)

Barbarroja (Akira Kurosawa, 1965)

Teorema (Pier Paolo Pasolini, 1968)

La infancia desnuda (Maurice Pialar, 1968)

Solaris (Andréi Tarkovski, 1972)

Iluminación (Krzysztof Zanussi, 1973)

La habitación verde (François Truffaut, 1978)

Paisaje en la niebla (Theo Angelopoulos, 1988)

El paso suspendido de la cigüeña (Theo Angelopoulos, 1991)

Publicado el 29 de enero de 2020 – 21:10 h

Jordi Pereyra: «Hay una ignorancia general sobre cómo funciona la ciencia, y es ahí cuando aparece gente como los antivacunas»

23 febrero, 2021

Fuente: http://www.eldiario.es

  • Jordi Pereyra, ingeniero mecánico y divulgador científico, tumba algunos mitos y explica fenómenos que suceden a diario en su último libro,
  • Respuestas sorprendentes a preguntas cotidianas
  • Pereyra advierte contra la desinformación y cree que hay una cierta regresión en el debate público, en parte causado por el desconocimiento sobre el método científico
  • «El sistema educativo no nos inculca una curiosidad por las cosas que ocurren alrededor, que tienen una explicación científica»
El escritor y divulgador científico, Jordi Pereyra, durante la entrevista con eldiario.es.
El escritor y divulgador científico, Jordi Pereyra, durante la entrevista con eldiario.es. FERNANDO SÁNCHEZ

Daniel Sánchez Caballero 29 de enero de 2020 21:12h 

«No es un libro de curiosidades, de 25 preguntas inconexas», advierte Jordi Pereyra, ingeniero mecánico de formación y divulgador científico de profesión. «Intento explicar fenómenos de manera rigurosa, detallada». Presentación hecha. Respuestas sorprendentes a preguntas cotidianas (Paidós) es el tercer libro de Pereyra, con el que trata de acercar la ciencia a la calle. «Con prólogo de Javier Santaollala, ¿sabes quién es? Es una figura de la divulgación», apostilla orgulloso.

Autor también del blog Ciencia de Sofá, Pereyra habla rápido. Mucho. Los 25 minutos de charla equivalen a una entrevista de una hora. En ese rato, el divulgador lamenta el poco conocimiento científico de la sociedad en general, aunque cree que hay más vocación de la que nos venden, advierte contra el retroceso en ciertos debates científicos y reivindica como vacuna una mayor inmersión en la ciencia y el método científico desde la escuela.

España tiene un problema de vocación científica, apenas un 16 % de los estudiantes valora las carreras científicas como una opción de futuro. ¿El sistema educativo despierta vocaciones?

Creo que el sistema educativo no nos inculca una curiosidad por las cosas que ocurren alrededor, las cosas que tienen explicación científica. Entonces, sí, creo que si de pequeños se enseñara más cuál es la aplicación de todo lo que vemos en clases, se enseñaran más experimentos, la gente tendría mayor interés por ello de mayor. Creo que por ahí se podría mejorar.

¿Cómo de ignorantes somos como sociedad a nivel general científico?

Creo que para una sociedad que depende tanto de la tecnología como la nuestra deberíamos estar más familiarizados todos con la ciencia y la tecnología, porque hay una ignorancia general sobre cómo funciona la ciencia. Deberíamos saber por qué los científicos son más válidos que otras personas para decir ciertas cosas… Es así cuando aparece gente como los antivacunas, gente que cree que el calentamiento global no existe… Gente que se aprovecha de la ignorancia científica en ciertos campos para esparcir sus creencias basadas en ideas políticas o en lo que sea.

¿Hay una regresión en estos temas? Da la sensación de que estamos volviendo a tener debates que ya estaban superados, como el terraplanismo.

Parece que sí. O el tema antivacunas. Cuando las vacunas salieron, la gente hacía cola para vacunarse y tenía muy claro que estaban funcionando porque veían un efecto directo en la sociedad. Veían cómo se pasaba de un mundo en el que la gente moría de polio o de enfermedades prevenibles a, de repente, tener esa herramienta mágica, como las vacunas, que permitía prevenirlas. Ahora, por suerte y gracias a las vacunas, ya no tenemos estos problemas y como parece que no existen, hay gente que asume que no sirven para nada, cuando es al contrario: precisamente porque sirven están evitando que estos problemas ocurran. Parece una regresión, damos por hechas muchas cosas.

¿Tiene solución esto? Porque parece que a veces con dar los datos o que un experto explique algo no es suficiente, la información no acaba de llegar.

La solución es enseñar bien desde pequeños cómo funciona el método científico y por qué es una manera fiable de entender el mundo, de descubrir información sobre el mundo y por qué el consenso científico de toda la comunidad científica sobre un tema en concreto tiene más valor que lo que diga una persona individual sobre un tema. Puede salir un doctor en particular que diga que las vacunas nunca las respetaría. Y es doctor, pero es una persona sola. La inmensa mayoría lo siguen recomendando. Si hay un consenso es precisamente porque se ha evaluado la evidencia en este caso y se ve que son seguras. Y esto es algo que a lo mejor no queda claro del todo durante nuestro paso por el colegio, el funcionamiento del método científico y por qué es fiable.

Le quería preguntar por la relación entre mujeres y ciencia en España.  ¿Realmente les falta vocación o les estamos vendiendo que no tienen que tener esa vocación?

Es un tema súpercomplejo que no he abordado. La única experiencia que tengo es haber estado la universidad y ver que en mi carrera de Ingeniería Mecánica éramos muchísimos más hombres que mujeres.

¿Pero hay muchas mujeres divulgadoras, por ejemplo?

No conozco la proporción exacta, la verdad. Hay, pero siguen siendo una minoría respecto a los hombres.

El libro trata de fenómenos –y alguna curiosidad– que suceden en la Tierra. ¿Hay fenómenos que suceden en el planeta que no hayamos conseguido descifrar aún?

En el libro hay un capítulo que va de la humedad y de por qué sentimos más frío o más calor. Y es curioso, porque en el caso del frío no se sabe exactamente por qué es. Por ejemplo, si coges a un grupo de gente y los metes desnudos en una cámara donde hay mucha humedad y otra con poca humedad y baja la temperatura, no notas más frío cuando están en un sitio húmedo que cuando estás en el sitio seco. Y es curioso, porque parece que un fenómeno tan cotidiano como sentir ese efecto no está claro por qué ocurre. Hay varias hipótesis: hay quien sugiere que las pequeñas gotas de agua que se forman en el aire cuando hay mucha humedad se ponen sobre la terminaciones nerviosas que te señalan el frío y, por tanto, da la sensación de que tienes más frío; hay quien dice que se mete dentro de la ropa y eso hace que al humedecerse te robe calor más rápido tu cuerpo. Es un fenómeno curioso y no se conoce al cien por cien. Aunque pistas hay, obviamente, no es algo que sea completamente desconocido.

¿Y el caso contrario? ¿Una creencia popular muy arraigada que sea errónea?

También hay un capítulo en el que hablo sobre si nos afecta la luna tanto como dicen, por qué existe la creencia de que la luna afecta al comportamiento humano, de que haya más accidentes, que la menstruación se sincroniza… cosas que están muy metidas en el inconsciente colectivo. Pero en cuanto coges los datos crudos ves que no existe esa relación. Somos seres humanos, tendemos a buscar patrones a nuestro alrededor y de ahí estos sesgos de observación, que en el fondo son inventados. En cierta manera son espejismos, fruto de nuestro sesgo de observar la realidad buscando patrones.

¿No es un poco contradictorio que en esta época, cuando más informados tendríamos que estar, haya tanta desinformación?

Internet es una herramienta que facilita mucho la información, pero también da acceso a la desinformación. Lo comentábamos antes: si la gente no tiene muy claro cómo funciona el método científico y cree que es fiable la opinión de una persona aleatoria, es más fácil que caigan en esta desinformación que va circulando por ahí. A veces es más fácil encontrar desinformación que la información fiable.

¿Cuál es la pregunta que más le ha gustado contestar del libro?

Me gusta mucho responder a la de si se puede hervir un huevo en el Everest, sobre todo por el proceso de resolver la pregunta. A muy grandes rasgos: la temperatura a la que hierve el agua varía según la altitud. A nivel del mar son 100 grados, en el Everest son 70 grados, y esto es porque tiene menos presión del aire, el agua tienen menos aire descansando por encima. En el libro explico por qué ocurre esto. Este capítulo me hizo gracia porque cuando estaba buscando información pensaba que tenía que haber alguien que haya hecho un paper súper detallado, explicando, haciendo experimentos. Y había un tipo que había estado intentando encontrar el huevo hervido perfecto y la masa y el diámetro y lo hervía a tiempos distintos. Una locura super detallada, pero seguía sin encontrar una respuesta exacta.

Al final acabé mandando emails a empresas que suben gente al Everest y una me dio una respuesta muy detallada en la que me decían que sí se puede hervir un huevo en el Everest, pero tardas como el doble de tiempo porque la temperatura de ebullición del agua es menor. Me comentaron un montón de cosas curiosas, como por ejemplo que pueden hacer té y café también, o que allí se llevan ollas a presión para poder cocinar mucho más rápido y aprovechar el tiempo. Este fenómeno, que es el que trato –el hecho de que el estado en el que se encuentra una sustancia (sólido, líquido) dependa de la temperatura, pero también de la presión– determina que el núcleo externo de nuestro planeta esté en estado líquido. Y como el núcleo externo metálico está líquido, eso permite que el planeta tenga un campo magnético que nos protege de la radiación del sol y viento solar, mejor dicho, y eso permite que la tierra haya vida. Entonces me gustó mucho lo redondo que quedaba este capítulo.

Vamos a hablar un poco del universo, otro de los campos que domina. Sin irnos a imposibles como averiguar si hay vida extraterrestre, ¿cuál es el mayor reto astronómico que tenemos?

No sé a nivel ranking global de retos, pero diría que obtener información de lo que ocurrió antes o durante el Big Bang sería uno de ellos o poder descubrir si el universo es finito o infinito. Por ejemplo, ahora las últimas mediciones que se han hecho del universo, si no me equivoco, indican que como mínimo es 500 veces más grande de lo que podemos observar. Pero no sabemos si es finito o infinito. Tenemos información desde el principio, justo después de que empezara el Big Bang. Bueno, tenemos información observacional desde 300.000 años después del Big Bang y luego, a través de las bases de la física podemos remontarnos hasta el instante justo después del Big Bang, pero no sabemos qué ocurrió en el momento justo, qué era lo que produjo el Big Bang. Sabemos por las singularidades que el universo está condensado en un espacio pequeño, pero no se sabe cuáles son las propiedades del universo en ese instante. Estas son las dos grandes incógnitas en astrofísica o física que me vienen a la cabeza.

Termino con una duda casi personal que siempre he tenido. Leí en algún sitio, no recuerdo dónde, que hay más planetas en el universo que granos de arena en las playas de todo el mundo. ¿Es plausible?

Esa cifra la ha escuchado, no sé si la dio Carl Sagan. Esto tampoco es muy loco. Tenemos la Vía Láctea que tiene entre 100.000 y 200.000 millones de estrellas. Creo que los últimos datos dicen que hay un planeta por cada estrella, más o menos. Y hay cientos de miles de millones de galaxias. No sé cuál es el orden de magnitud de granos de arena en el mundo, pero puede ser que ande por ahí.

Publicado el 29 de enero de 2020 – 21:12 h

Segregación de inmigrantes en España: así se concentra la población extranjera en barrios pobres de las ciudades

22 febrero, 2021

Fuente: http://www.eldiario.es

  • La concentración de inmigrantes en las zonas más pobres es una tendencia que se repite en prácticamente todas las grandes urbes españolas, según los datos analizados por eldiario.es
  • En las secciones censales del 10% más pobre de Madrid, el porcentaje de residentes nacido fuera de la Unión Europea triplica al de las áreas más ricas de la capital
  • Analizamos cómo surgen islas de viviendas marcadas por la inmigración y rentas bajas en medio de barrios ricos de España

Foco PRECARIEDAD

renta segregacion
renta segregacion

Raúl Sánchez / Gabriela Sánchez / Icíar Gutiérrez / Pau Rodríguez / Emilio J. Salazar / Marta Barandela

29 de enero de 2020 21:13h 

@raulsanchezglez @gabriela_schz @iciar_gutierrez @paurodra @Emiliojmarsal @mbarandel

Cuando a Lily Calzado le preguntan dónde vive y ella responde, suele despertar cierta sorpresa entre sus interlocutoras: «¿En Las Rozas? ¡Ah, entonces tú eres rica!», le han contestado en más de una ocasión. «No, ¡en Las Rozas pobre! ¡No en la rica!», corre a aclarar entre risas esta mujer dominicana de nacionalidad española. Vive en el centro del municipio madrileño, uno de los puntos donde se concentra un alto porcentaje de población extranjera en comparación con sus alrededores, plagados de chalets y urbanizaciones de lujo.

Aunque no el único, la renta es uno de los factores clave que explica la segregación de extranjeros no comunitarios en ciertas áreas de España. La concentración de inmigrantes en las zonas más pobres es una tendencia que se repite en prácticamente todas las grandes urbes españolas, según los datos analizados por eldiario.es.

Desde Madrid a Barcelona, pasando por Bilbao o Sevilla. En las secciones censales del 10 % más pobre de Madrid, el porcentaje de residentes nacido fuera de la Unión Europea triplica al de las áreas más ricas de la capital. En Barcelona, este porcentaje pasa del 37 % en las secciones de menos renta al 13 % en las más adineradas.

En Vigo, la proporción de inmigrantes en zona pobre-zona rica es 12 %-8 %, en Murcia 19 %-5 %, en Palma 26 %-10 %, en Bilbao 17 %-6 %. Los expertos destacan entre algunos factores que explican la segregación de inmigrantes el precio del alquiler, las políticas migratorias, la presencia de redes de protección o la discriminación racial.

«Te vas a vivir allí donde puedes vivir. Si su capacidad económica es baja acudirá a aquellos sitios donde el precio del alquiler en teoría es más bajo», apunta Juan Carlos Checa profesor de Geografía y Humanidades en la Universidad de Almería, experto en segregación residencial.

La primera vez que Calzado vivió en Las Rozas lo hizo en, como ella dice, «Las Rozas rica». «Cuando llegué a España, vivía con mi hermana en Campamento, por los precios. Luego, me vine aquí a trabajar como interna», explica la mujer, quien después ha trabajado en otras casas por horas y en restaurantes de la zona. Paga 425 euros por un estudio de una habitación, donde reside con su marido y sus dos hijos. «Es más barato que en los alrededores, pero está subiendo», apunta.

Más allá de la renta, la concentración de las personas extranjeras está atravesado por otro criterio: la discriminación. «Hay inmigrantes que podían vivir en otro lugar, pues cuentan con la capacidad económica para ello, pero el propietario en muchas ocasiones prefiere a una familia española, aunque ambas ganen lo mismo», describe el profesor Checa. Los prejuicios racistas disminuyen las posibilidades de las personas extracomunitarias, por lo que acaban acudiendo a esas zonas donde saben que los arrendadores no imponen obstáculos a la población extranjera.

Uno de cada tres españoles evitaría o rechazaría (36 %) alquilar un piso a migrantes o llevar a su hijo a un colegio donde haya muchos niños hijos de inmigrantes (30 %), según los datos del último barómetro del CIS sobre actitudes hacia la inmigración de 2017. Un porcentaje similar se negaría o trataría de evitar «vivir en el mismo barrio en el que viven muchos inmigrantes».

El experto de la Universidad de Almería cita la llamada teoría de la «fuga de blancos», creada en EEUU por la Escuela de Chicago. «Según sus estudios, cuando en un barrio la población inmigrante supera un 22 %, la gente blanca empieza a irse», sostiene Checa, quien apunta que, además del racismo social, se suma el institucional, debido al «deterioro de la inversión pública que suele venir después» del aumento del volumen de la población inmigrante en ciertas zonas.

¿Hay excepciones? Pocas, pero sí. Por ejemplo, en Las Palmas de Gran Canaria hay más proporción de inmigrantes en las zonas más ricas cercanas al puerto de la capital que las secciones de menos renta. El retorno de emigrantes canarios que se desplazaron a Cuba y Venezuela durante la primera y segunda mitad del siglo XX explica estas diferencias.

También la segregación se reduce en las ciudades en las que hay poca presencia de población migrante. Apenas el 3,4 % de la población en la ciudad de Córdoba nació en África, Asia o América. Un porcentaje que distribuye de forma equilibrada a las personas inmigrantes entre las distintas zonas de la ciudad por nivel de renta.

Córdoba no es un caso aislado: los datos señalan que la segregación de inmigrantes en las zonas pobres aumenta en las ciudades donde hay más extranjeros. Si cogemos los municipios de más de 20.000 habitantes con menos de un 5 % de residentes nacidos fuera de la UE, este porcentaje se mantiene bastante similar entre zonas ricas y pobres. Si cogemos las ciudades con más de un 15 % de inmigrantes, la proporción de extranjeros sube hasta el 32 % en las zonas de menos renta y baja hasta el 12 % en las áreas más ricas.

Isla de inmigración en Los Remedios (Sevilla)

En Sevilla, destaca una ‘isla’ de renta baja en la que un 31,6 % de los vecinos son extranjeros en medio de Los Remedios, uno de los barrios más ricos de Sevilla. La zona con mayor concentración de población inmigrante se encuentra entre el 16 % más empobrecido de Andalucía, pero está rodeada por viviendas que se sitúan entre las más ricas de la comunidad (2 %-10 %). En estas otras, la presencia de extranjeros se desploma del 31 % hasta, como mínimo, el 8,3 %.

Se trata de una zona con casas bajas y de peor calidad que contrasta con el resto del barrio, con bloques de pisos, muchos de ellos de gran tamaño, así como una zona de oficinas próxima. Un ejemplo: mientras en una de las calles de esta isla, Santo Ángel, se alquilan apartamentos por cerca de 500 euros, en otras calles de Los Remedios situadas a no más de cinco minutos a pie hay alquileres que rondan los 800 euros.

«Hay quien habla de esta barriada como la de las ‘casas baratas’. Por el tipo de edificación, parece de finales de los años 50 o principios de los 60. Es la típica construcción de viviendas sociales de la época, que en su origen costaban muy poco. Lo raro que tiene es que está en el barrio de Los Remedios, una de las zonas de la clase media y alta de la ciudad. Porque la vivienda social de aquella época se concentraba en otras zonas», apunta Iban Díaz, investigador del departamento de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla. Según el experto, el hecho de que sean viviendas «relativamente baratas tanto para alquilar como para comprar» es uno de los factores que explican la mayor concentración de población inmigrante en ese conjunto de calles.

«Cuando la población extranjera empieza a asentarse en Sevilla al principio del siglo XXI elige este tipo de barriadas tradicionalmente obreras, que eran más asequibles», señala. También destaca, entre otras condiciones, el acceso a puestos de trabajo.

El Raval, símbolo de la segregación en Barcelona

Si un barrio está asociado a la segregación en Barcelona, tanto la que afecta al origen de sus vecinos como a su renta, este es el Raval. Con cerca de un 50% de la población de origen extranjero -principalmente de Pakistán, Bangladesh y Filipinas-, esta zona céntrica en la que viven unas 50.000 personas (más que la mayoría de capitales de comarca catalanas) linda con algunos barrios que están muy lejos de sus problemáticas.

La frontera más acusada es la que separa este barrio del distrito del Eixample. A un lado de las rondas Sant Pau y Sant Antoni, los vecindarios del Raval concentran porcentajes de inmigración de hasta el 59 % y rentas cercanas a los 20.000 euros anuales, sobre todo en la parte sur. En el Eixample, la tasa de extranjeros justo al lado del Raval no supera el 30% y la renta media, va de los 30.000 euros hasta los 48.000.

Junto a otras zonas céntricas del Gòtic y la Barceloneta, el Raval sufre además una presión añadida. Sus calles son un foco de atracción turística e incluso comercial y cultural, lo que provoca que en ellas convivan ciudadanos que viven en la pobreza más severa con hoteles de cinco estrellas, bares de moda y teatros de referencia.

Zaragoza: la «frontera» entre tranvía y canal

El parque que rodea el Canal imperial de Aragón se convierte en una suerte de frontera física entre un área empobrecida con destacada presencia de población inmigrante y el resto del pudiente barrio zaragozano de Casablanca. En esta zona, conformada por viviendas bajas más degradadas que las de su alrededor, entre el 18,8 y el 23,3 % de sus habitantes nació fuera de la UE. Las rentas, de alrededor de 22.000 euros por hogar, colocan a sus viviendas en el 27 % más pobre de España, el 14 % más humilde de la comunidad autónoma.

Todo cambia al otro lado del canal y la explanada verde que dibuja uno de sus límites. Las características se modifican también al traspasar las vías del tranvía ubicadas en Vía Ibérica, rodeada en uno de sus laterales por un muro que cerca un hospital militar. En esos otros extremo, las rentas se disparan. Sus hogares, que en algunos casos alcanzan los 84.000 euros anuales, se colocan en el 2% más rico del país. Los salarios escalan al mismo ritmo que desciende la población extracomunitaria de estas zonas de Casablanca, que gira en torno al 3 y el 5% de sus habitantes, en función de la sección censal. La arquitectura también muestra la diferencia: las casas bajas y calles estrechas son sustituidas por urbanizaciones con piscina o zonas verdes, edificios más altos y ubicados en amplias avenidas.

El casco urbano de Las Rozas y Majadahonda

En el norte de la Comunidad de Madrid, varios municipios atraen a familias de altas rentas que buscan tranquilidad en casas unifamiliares o grandes urbanizaciones equipadas con piscina, zonas verdes o pistas de padel, extendidas por los alrededores de sus cascos urbanos. Majadahonda, Pozuelo de Alarcón o Las Rozas son algunos ejemplos.

En estas zonas periféricas, de viviendas de mayor calidad y rentas medias situadas en torno al 1 y 9 % más rico de España, los residentes extracomunitarios se sitúan en torno al 5 % y el 13 %. Sin embargo, su concentración aumenta en las viviendas localizadas en el centro de estos mismos municipios, con residencias más humildes y baratas situadas más cerca de los comercios y servicios, y fácil accesibilidad en transporte público. En algunas secciones censales del casco urbano de Majadahonda, la población nacida fuer a de la UE asciende hasta el 44 % y su renta baja hasta instalarse en el 37 % más pobre de la Comunidad de Madrid, aunque se mantiene en la media de la región en algunas secciones censales.

En el casco de las Rozas, el volumen de inmigrantes extracomunitarios sube al 35 %, y la renta de algunas áreas se encuentra en torno a los 32.000 euros que, aunque se encuentra en la media de la comunidad, cae con respecto a los alrededores del municipio, donde la población extranjera es inferior y los ingresos superan en algunos hogares los 89.000 euros.

Carrús, el barrio más pobre de España

Catalogado como el barrio más pobre de España entre los municipios de más de 200.000 habitantes, según un informe de la Agencia Tributaria, el barrio ilicitano de Carrús acoge en sus casas, la mayoría viviendas antiguas de más de medio siglo, a toda una amalgama de culturas, entre las que predominan la sudamericana, el Magreb, África Central y china.

Esta población extranjera, que en zonas concretas, como Carrús Este, roza el 30 % del total, con una renta por hogar por debajo de los 17.000 euros anuales, convive con la española, comunidad a su vez formada por andaluces, castellano-manchegos y murcianos que acudieron a esta localidad al sur de Alicante para trabajar en el sector del calzado en la década de los años 60.

En la actualidad, este barrio, el más poblado de Elche con 80.000 habitantes, cuenta con un 50 % de vecinos nacidos fuera, ya sea porque proceden de otra comunidad autónoma o de otro país. La convivencia suele ser la protagonista, descontando el ataque racista de 2004 cuando unos manifestantes incendiaron una nave de calzado chino en el polígono de Carrús. La prueba la encontramos en Ahmed y María Eugenia, un matrimonio musulmán que desde hace once años da de comer sobre todo a familias españolas sin recursos en su comedor social situado en el corazón de Carrús.

Tetuán: barrio multicultural junto a la rica Castellana

Las viviendas bajas y las calles estrechas de Tetuán aumentan su altura y anchura una vez sorteada la frontera invisible dibujada por la Calle del Poeta Joan Maragall, paralela al Paseo de la Castellana que marca el límite del acaudalado Salamanca. Es uno de los barrios madrileños, junto a Lavapiés y Usera, donde reside más población extracomunitaria. Entre el 20% y el 44% de sus habitantes, en función de la sección censal, nació fuera de la Unión Europa.

El barrio conforma una isla de precios bajos de alquiler que ha atraído durante años a población extracomunitaria. Algunas de sus viviendas se sitúan entre el 29 y 40% más empobrecidas de la región, niveles económicos que contrasta con los ingresos de uno de sus barrios más próximos, el de la Castellana. En esta zona de calzadas anchas y fuerte presencia de oficinas, muchas de sus viviendas superan los 89.000 euros anuales, localizándose en torno al 1% y el 6% más adinerado de España. En Tetuán, la renta cae al mismo tiempo que empeora la calidad de las viviendas donde parte de sus habitantes viven con cerca de 28.000 euros al año.

Los tres barrios clave en A Coruña

Agra do Orzán, Sagrada Familia y Os Mallos son los tres barrios de A Coruña en los que vive un mayor porcentaje de población migrante, fundamentalmente procedente de Latinoamérica. Agra do Orzán es un barrio muy masificado -de hecho, el de mayor densidad de población de la ciudad- y en algunas zonas más del 20% de los vecinos ha nacido fuera de la Unión Europea. En Sagrada Familia y Os Mallos, que comparten también con Agra do Orzán ser zonas envejecidas, ocurre algo similar: la presencia de personas de otras nacionalidades varía entre un algo más del 10% hasta el 23%, dependiendo de la sección censal.

En estos barrios se marca una frontera clara con las zonas del centro urbano y el casco histórico, donde se concentran las rentas más elevadas. En cambio, buena parte de Agra do Orzán, Sagrada Familia y Os Mallos está entre el 30% más pobre de toda Galicia. En Agra do Orzán se encuentra la sección censal de menor renta por hogar de la ciudad con poco más de 17.000 euros, lo que la sitúa entre el 1% más pobre de la comunidad.

Inmigrantes en la periferia de Palma

Tiendas de alimentación, locutorios y varias cafeterías pueblan las zonas comerciales del barrio de Son Gotleu en Palma. En este barrio se ubican algunas de las secciones censales más pobres -por debajo de los 20.000 euros por hogar- de la capital balear. Coincide también con ser una de las zonas con mayor proporción de inmigrantes: casi la mitad de los residentes nacieron fuera de Europa.

Una fotografía de un barrio en proceso de degradación que contrasta con la proporción de población extranjera en las zonas cercanas al puerto, en el centro de la ciudad. En Sant Jaume, con rentas superiores a los 50.000 euros por hogar, los nativos son mayoría. Menos del 12 % de los residentes nacieron en países de América, África o Asia.

Publicado el 29 de enero de 2020 – 21:13 h

El problema no son los locos, son los fascistas

21 febrero, 2021

Fuente: http://www.eldiario.es

  • Ahondamos en un estigma que hace que la vida de quienes tienen algún tipo de problema de salud mental sea mucho más difícil, complicada y violenta.

Violeta Assiego

@Vissibles

Cartel de una campaña del Día Mundial de la Salud Mental.
Cartel de una campaña del Día Mundial de la Salud Mental.

6 de octubre de 2020 22:35 h 

«Ayuso NO está loca. Igual que aprendimos a no excusar a los maltratadores por enfermos, porque sabemos que no lo son: son hijos sanos del patriarcado…; Ayuso no está loca, es una hija sana del neoliberalismo. No es su salud mental, es su ideología. No es locura, es capitalismo». Este tuit que publicó Marta Plaza hace unos días me volvió a colocar delante de mi propio espejo frente a la estigmatización inconsciente y continua que hacemos de las personas que tienen algún tipo de problema de salud mental y de esta cuando enferma. Si no siguen a Marta en twitter o no la han leído hasta ahora, háganlo y entenderán por qué es una de las voces más legitimadas para hablar del sufrimiento psíquico que provoca en las personas que tienen algún tipo de problema de salud mental el estigma que se asocia a los diagnósticos psiquiátricos.

No somos suficientemente conscientes –al menos yo no lo soy hasta que no me paran en seco para ponerme frente al espejo de mi propia ignorancia e infundados prejuicios– de lo fácil que nos resulta usar términos como «loco», «paranoico», «psicótico», «bipolar», «borderline», «esquizofrénico» … para (des)calificar a quienes con su comportamiento, su discurso o su forma de actuar nos resulta una persona peligrosa, preocupantemente insensata o fuera de control. 

Ahondamos de esa forma en un estigma que hace que la vida de quienes tienen algún tipo de problema de salud mental sea mucho más difícil, complicada y violenta. Gran parte de su vulnerabilidad y de su sufrimiento es producto de ese estigma, de ese rechazo, de ese desconocimiento cruel que proviene de quienes creemos tener el dominio de la cordura, de esa verdad tan falsa. Quizá es buen momento para recordar que, según la Encuesta Nacional de Salud de 2017, una de cada diez personas mayores de 15 años sufre algún problema de salud mental. Falta de conciencia o de sensibilidad, falta de respeto, en cualquier caso, hacia los problemas de salud mental y las personas que los padecen. 

De esta forma nos convertimos en parte del problema. Cuando hacemos esa asociación errónea ignoramos la realidad de muchísimas personas cuyo diagnóstico psiquiátrico, más allá del problema en sí de salud mental, es el que les está abocando a situaciones inimaginables de maltrato y violencia, especialmente institucional y de ese entorno cercano que podría y debería (deberíamos) ser su apoyo y refugio. 

Estas semanas, estos meses, venimos escuchando esa asociación en multitud de representantes de la clase política cuando no, directamente, la hemos oído del líder de la oposición al llamar «sociópata» al presidente del Gobierno. Entre las últimas políticas señaladas en redes sociales y conversaciones informales ha estado, efectivamente, Isabel Díaz Ayuso por cómo esta gestionando la pandemia en la Comunidad que gobierna. Pero no hace tanto tiempo lo soltamos (o lo pensamos) cuando Macarena Olona gritaba en la tribuna del Congreso de los Diputados aquello de «la violencia no tiene género». Surge de forma automática, sin pensarlo hacemos esa asociación entre «persona peligrosa» – «locura/problema de salud mental» y nos equivocamos. Nos equivocamos y herimos a quienes tienen algún problema de salud mental.

Hace dos años (aproximadamente) la Confederación de Salud Mental España pidió a ‘Gran Hermano VIP’, a través de su cuenta de Twitter y ante una refriega de lo más desagradable entre los concursantes, que no se usasen «como vejación, insulto, acusación y desprecio» determinados problemas de salud mental. 

Tomar conciencia del uso prejuicioso que hacemos de esta falsa creencia es importante por varios motivos. Primero, porque daña a las personas neurodivergentes, es una agresión directa hacia ellas, hacia su dignidad y su integridad. Segundo, porque urge que nos desmarquemos de esa cadena de producción de prejuicios que es resistirse a usar las palabras adecuadas por no reconocer que nos estamos equivocando y estamos hablando sin empatía ni sensibilidad. Y, por último, porque al hacerlo estamos excusando de responsabilidad a quienes actúan, no fruto de un problema de salud mental, sino siguiendo el mandato de una ideología, unos valores y unos principios que solo buscan la hegemonía del machismo, del racismo, la xenofobia, la aporofobia, la transfobia, la homofobia… de un mandato que deshumaniza, que selecciona quienes pueden vivir y quienes no importa que mueran si es para que el resto viva bien. 

Si queremos hablar de «locos» igual es buen momento para preocuparnos por cómo el olvido y violencia institucional hacia las personas neurodivergentes se está multiplicando en esta crisis sanitaria, social y económica de la COVID-19. Esto además de hablar de todo el sufrimiento y estrés que está provocando también en la salud mental de nuestros mayores, de los más jóvenes y de tantísima gente en cuyas vidas y cuerpos están implosionando las secuelas de la enfermedad, la muerte, la precariedad, el aislamiento, la soledad, las violencias, la incertidumbre y el miedo.

Publicado el 6 de octubre de 2020 – 22:35 h

España, el sindiós

20 febrero, 2021

Fuente: http://www.eldiario.es

  • Ser español puede causar exasperaciones cíclicas, decaimiento del ánimo, abatimiento, depresión, ganas de irte al campo, de ser portugués, de quemar la tele, de quemar platós enteros con todos dentro

Jose A. Pérez Ledo

@mimesacojea

6 de octubre de 2020 22:35 h  

«Si crees que tienes problemas, prueba a ser español». Este podía ser el nuevo lema de la Marca España, pensado para atraer a turistas amantes del riesgo. «Olvídate del puenting y empadrónate en Madrid». No, espera. Con exclamaciones. «Olvídate del puenting y… ¡empadrónate en Madrid!». Mejor.

Habrá que contratar una buena agencia de publicidad para que se encargue del naming. En inglés, a ser posible, por aquello del cosmopolitismo. ¿Qué tal… spaining? Tiene punch. La RAE se enfadará, dirán que mucho mejor españolear, que la raíz latina y no sé qué, pero, mira, ni caso, que se vayan con sus amigobios a comer almóndigas.

Iremos a las grandes ferias de turismo, repartiremos flyers con la foto de una médica tirándose por un puente y el eslogan: «¡Vive la trepidante experiencia del spaining!» (En el reverso del flyer se aclarará que la médica está en paro porque ella quiere).

En marquesinas de todo el mundo, un gran cartel, como el de las películas, con citas grandilocuentes en Times dorada: «No sabemos qué falla en España», La OMS. «Líder europeo en paro juvenil», Los De Bruselas. Y debajo, en pequeño: «Spaining. ¿Te lo vas a perder?»

También necesitaríamos un embajador de la Marca España, claro que en eso no hay debate. Tiene que ser el Rey. Pero no el de ahora. El otro, su padre, pegaría mucho más con el tono de la campaña. Después de todo, ¿quién representa mejor que él ese espíritu de desenfreno, de livin’ la vida loca, de «me tiro a la piscina y, por Dios, que haya agua»? Mira, otra cita para el flyer: «No hay duda sobre el inmoral comportamiento del rey», The New York Times.

¿Quieres emoción? Hazte autónomo. Sé joven. Monta un bar. Abre una empresa. Si lo hacemos bien, el turismo repunta. Seguro. En el mundo hay un montón de burgueses ociosos deseando experimentar un pico de adrenalina, y eso nuestro país lo ofrece. Cada día. Varias veces al día.

Habrá que hacer un prospecto, eso sí. Conviene cubrirse las espaldas cara a posibles demandas. Que nadie te salga de pronto con un: «oiga, que ser español es un asco». Y, si lo hace, que se le pueda argumentar que lo sabía desde el principio, que aceptó las cookies en la frontera y que, en este país, el asco es idiosincrasia. Un respeto.

Convendría ser generosos con la lista de contraindicaciones. Que no nos pillen por ahí. Ser español puede causar exasperaciones cíclicas, decaimiento del ánimo, abatimiento, depresión, ganas de irte al campo, de ser portugués, de quemar la tele, de quemar platós enteros con todos dentro. Ser español puede provocar que mires las papeletas y pienses «ay, Dios mío», que digas «no voto, sí voto, no voto, venga voy, na, no voy, total, ¿pa’ qué?»

Efectos secundarios: no haga ciencia bajo los efectos de la nacionalidad española. No se le ocurra dedicarse a la cultura o hágalo poco y por hobby. No se pierda en los matices, no sea quisquilloso con la evidencia y no le exija brillantez a sus dirigentes, que usted tampoco es un lumbreras precisamente. Piense que de chiripa no seguimos siendo una dictadura y se me postre ante los padres de la Transición con la debida reverencia. En caso de persistir los síntomas, lea a Galdós. «Spaining. Bienvenido al sindiós».

Publicado el 6 de octubre de 2020 – 22:35 h

El abandono y rescate de 14.000 pollitos

19 febrero, 2021

Fuente: http://www.eldiario.es

  • Varias protectoras y santuarios se han coordinado para el rescate de 14.000 pollitos abandonados en el aeropuerto de Madrid, tratados legalmente como mera mercancía sin comprador.

Mila García Nogales

6 de octubre de 2020 22:44 h 

El domingo 4 de octubre, 14.000 pollitos fueron abandonados en el Aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez. Las crías, recién nacidas y, en su mayoría, futuras aves ponedoras seleccionadas por la industria del huevo europea, estaban a punto de embarcar (o de ser cargadas) en un avión de mercancías con destino a África cuando fueron rechazadas por el cliente como quien se compra un jersey por internet y, en el último instante, se arrepiente.

14.000 vidas. Desechadas. Olvidadas. Sin agua. Sin comida. Y sin ayuda. Privadas de las especifiquísimas condiciones que estas delicadas criaturas precisan para superar el estrés de salir del cascarón cuando manos humanas las arrebatan de la protección de las alas de su madre, y con el sufrimiento añadido de un transporte en cajas, unas hacinadas sobre las otras, dentro de un camión que las había llevado varios kilómetros por carretera.

Nada más enterarse de lo sucedido, numerosos colectivos y asociaciones de todo el Estado, no solo de Madrid y sus alrededores, se movilizaron para organizar un macrorrescate y buscar acogidas donde se les pudieran proporcionar a las supervivientes los cuidados adecuados, al menos hasta que estuvieran fuera de peligro. Cuando llegaron al lugar del abandono, se encontraron con que más de la mitad había muerto.

Fernando Sánchez, presidente de Salvando Peludos, santuario encargado de coordinar el rescate, describe lo vivido como «sobrecogedor». El activista cuenta cómo en un primer momento se les informó de que había un solo palé con aves pero que, ya en el aeropuerto, se dieron cuenta de que en realidad se trataba de 12: «Muchas personas de protectoras que no son veganas, con lágrimas en los ojos, decían mientras recogían los cadáveres: no sé cómo he podido comérmelas.

Gracias a la ayuda y a la unión de todas las voluntarias, en menos de 24 horas las polluelas que habían logrado sobrevivir ya tenían casa. Alguien les había dado una oportunidad. Alguien había reconocido que su existencia, pese a tanto dolor, importa. En estos momentos, las pequeñas luchan por salir adelante. Los primeros 15 días son cruciales. Si consiguen superarlos, de los diferentes hogares de acogida en que se encuentran irán al santuario, donde podrán por fin vivir felices y en paz, lejos del sistema que asesina a sus hermanas. Se necesitan fuentes de calor para mantener su temperatura corporal, como bombillas de luz infrarroja y mantas eléctricas, así como pasta de cría y comida especial para pollitos neonatos. Desde AMA (Asociación Madrileña Antiespecista) y MALP (Mis Amigas las Palomas) están recogiendo donaciones, a las que han contribuido muchas protectoras, entre ellas Animal Rescue España, que también compartió el vídeo del llamamiento urgente para el rescate.

«Se ha demostrado que, a la hora de la verdad, hay una gran unión. Se han dejado de lado fricciones. Hemos recibido ayuda de todas las protectoras de Madrid, así como de gente de Navarra, de Barcelona… de toda España. Si hubiera habido 1.000 pollitos más, también habrían encontrado casa”, añade Fernando.

Mientras las voluntarias tratan de sacar adelante a los animales rescatados, la empresa culpable del abandono sigue sin asumir responsabilidades: no hay nadie a quien exigirle nada porque, para una sociedad especista que explota y utiliza a seres sintientes para lucrarse a través del consumo humano, las vidas de las polluelas equivalen a un excedente de producto, a un envío que salió mal. Existe toda una cadena de traslado consolidada en torno a la exportación de crías de aves ponedoras de Europa al continente africano. En este post, titulado «El vuelo de los pollitos», un piloto describe al detalle el proceso, imágenes, desconexión y sorna incluidas (advertencia de contenido explícito). 

Para Fernando, «la mejor ayuda para estos pollitos es que la gente se conciencie y deje de comer animales.» Porque, hasta que no haya un cambio radical del sistema, hasta que nuestra especie deje de ver a los demás animales como objetos -como comida, ropa o entretenimiento- y no como individuos que tienen derecho a existir al margen de los privilegios humanos, la historia de las crías de ave abandonados en el aeropuerto seguirá repitiéndose, no una ni dos veces, sino cientos de miles de millones de ellas, a todas horas y en todas las partes del mundo.

Sobre este blog

El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano y Concha López.

Publicado el 6 de octubre de 2020 – 22:44 h