Archive for noviembre 2013

Fracaso total de la concentración «Som Cataluña, Somos España»: Mucha menos gente que el 15-M y ridículo absoluto en comparación al 11-S

28 noviembre, 2013

Fuente: http://www.kaosenlared.net

por Kaos. Països Catalans

Sábado, 12 de Octubre de 2013 15:21 
 
A pesar de todas las llamadas hechas por PP y Ciutadans, el unionismo no ha sido capaz de demostrar mucho más capacidad de convocatoria que el año pasado, y en concentración, convocada por la plataforma Som Cataluña, Somos España , apenas ha llenado la plaza de Cataluña de Barcelona.

Prensa

También se han reunido manifestantes en el tramo sur del paseo de Gracia, que ha quedado cortada al tráfico. Los organizadores no han dado cifras de asistentes. Según la guardia urbana, había 30.000. La concentración ha transcurrido sin incidentes. 

En ocasión del día de la hispanidad, los organizadores querían dejar claro hoy que en Cataluña también había ciudadanos que no querían la independencia. Los partidos unionistas más radicales, PP y Ciutadans, se han manifestado conjuntamente con organizaciones fascistas y racistas: la fascista España2000, la xenófoba Plataforma per Catalunya, la Falange Española de las JONS y el neonazi Casal Tramuntana, del Clot.

Los organizadores han desplegado en el Paseo de Gracia una gran bandera de 100 metros de largo por 13 de ancho, la mitad española y la otra mitad catalana.

La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, ha dicho, antes de comenzar la concentración: ‘Hoy, la Cataluña mayoritaria rompe su silencio’. Aunque la movilización de hoy está muy lejos del 1,6 millones de personas que salieron a la calle el Once de Septiembre pasado en defensa de la independencia, Camacho ha insistido: ‘La imagen de la vía independentista no es la única imagen de Cataluña ‘.  También ha criticado la ausencia del PSC y Unión a la concentración, y les ha reprochado que no hicieran ‘junto a los miles de catalanes que les votan’. El tiempo les pasará factura ‘, vaticinó.

Además, los dirigentes del PP y C´s no han tenido el menor problema en manifestarse junto a cosas como estas, demostrando de qué lado ideológico están:

Ver fotogalería completa en:

http://www.naciodigital.cat/galeria/1902/foto/33902%20

 

Ultima modificacion el Sábado, 12 de Octubre de 2013 19:38

A lo que hemos llegado

27 noviembre, 2013

Fuente: http://www.unidadcivicaporlarepublica.es

Escrito por Pascual Serrano   
Miércoles, 09 de Octubre de 2013 05:48

Si hace diez años nos hubieran contado alguna de las siguientes situaciones laborales no las hubiéramos creído. Y si nos hubiesen convencido de que se iban a producir, pensaríamos que la sociedad no lo hubiera tolerado y habría tumbado al gobierno o gobiernos que nos llevaron hasta ese punto. Pero la realidad es que está pasando y el gobierno, junto con los banqueros y poderes económicos que se benefician, continúa.

Una de estas situaciones es que este verano en Andalucía hubo jornaleros que estuvieron trabajando por 2,5 euros la hora a 40º de temperatura (El País, 7-8-2013). La crisis de la construcción ha provocado que muchos trabajadores se dirijan al campo a buscar su sustento por lo que la oferta laboral es tremenda. Aunque los acuerdos laborales del sector establecen un salario medio diario que oscila entre los 41 y los 50 euros al día con plus de distancia y en un día laborable, la existencia de tanta oferta laboral ha provocado que los empresarios burlen la ley y los trabajadores no tengan más remedio que trabajar por 12 o 18 euros al días sin ni siquiera cotizar a la Seguridad Social. Si lo denuncian, simplemente se quedarán en la calle y el empresario cogerá a otros.

Si nos vamos al sector servicios encontramos un panorama similar. En un pueblo de Pontevedra una camarera de 42 años encontró un empleo en una cafetería. El encargado le advirtió que la jornada sería dura y tendría que quedarse “algún ratito más”. Su horario real casi triplica las 20 horas semanales recogidas en su contrato de tres meses. Fregar, montar mesas, atender a los clientes rezagados por 500 euros al mes (El País, 24-8-2013). La fórmula del contrato a tiempo parcial con seis millones de parados en el país es el sistema ideal para la explotación perfecta trabajando el triple de la jornada estipulada.

Con 39 años, una hipoteca de 500 euros mensuales y dos hijos, una trabajadora social que se diplomó en 2011 no ha encontrado ni un solo empleo relacionado con su formación. Ni siquiera ha tenido la oportunidad de asistir a una entrevista. Ingresa 400 euros al mes tras cuatro horas diarias como contable en un pequeño despacho de abogados. Los fines de semana trabaja en un bar cercano a su casa. No tiene contrato y cobra en función de la caja que se hace cada día. «Somos tres personas trabajando los fines de semana. Cada una nos llevamos un 10% de la caja. Con 60 euros salimos más que contentas», explica. Los días en los que la caja está floja vuelven a casa con 20 (Eldiario.es, 25-8-2013).

Benjamín Serra tiene dos carreras y un máster. Fue premio fin de carrera. Indignado sobre su situación difundió en twitter que, a pesar de su formación, trabaja en Londres limpiando los WC’s de una cadena de cafeterías (El Periódico, 28-9-2013). Hace unos años los españoles volvíamos de las vacaciones de Cuba indignados porque habíamos conocido a un licenciado que trabajaba de botones en el hotel, hoy ya quisieran los españoles poder hacerlo en su propio país sin tener que ir fuera.

Y si todo lo anterior no nos cabrea lo suficiente, quizás conocer lo que hace el gobierno lo consiga. Mientras la Administración Pública despide trabajadores, el Ministerio de Empleo ha destinado 200 millones de euros para pagar hasta 3.000 euros a las agencias privadas por colocar a un parado (Eldiario.es, 14-9-2013). Basta que le consigan un contrato de seis meses a una persona de 45 años o más que lleve dos años sin trabajo para que se embolsen esa cantidad de dinero público. De modo que la empresa de colocación puede terminar ganando por la firma del contrato casi la misma cantidad que el trabajador por los seis meses de empleo.

—————

Fuente: pascualserrano.net

‘España 1936’, el videojuego

23 noviembre, 2013

Fuente: http://www.publico.es

El estudio francés AGEOD lanza un título de estrategia basado en la Guerra Civil española

PÚBLICO Madrid 09/10/2013 07:21 Actualizado: 09/10/2013 07:29

Una captura del videojuego.

Una captura del videojuego.

«¿Podrás conquistar Madrid yvforzar la rendición de los Republicanos, o liderarás la victoria de las unidades anarquistas de Durruti?». Así se presenta ‘España 1936’ , el videojuego de estrategia basado en el Guerra Civil española surgida tras el golpe de estado de Franco, que dejó cientos de miles de muertos, y a la que siguió una oscura dictadura de casi 40 años.

Desarrollado por el estudio frances AGEOD, especializado en juegos de estrategia basados en recreaciones de diversas guerras, promete un gran nivel de detalle y exactitud histórica.

«El jugador debe hacer frente a los verdaderos dilemas y desafíos de los Republicanos y de los Nacionales durante la guerra. No sólo hay que construir y entrenar ejércitos, maniobrar y atacar al enemigo, además hay que administrar los recursos de la nación con el fin de obtener lo mejor de ellos», asegura la web del producto

 ‘España 1936’ utiliza el motor de juego AGE, cubre el conflicto completo desde el golpe de Franco hasta el verano de 1939. Incluye más de 200 regiones, con ciudades, carreteras, fábricas de armas, tipos de clima, facciones y subfacciones de la época de la guerra. 

El juego está disponible en tres idiomas, español, francés e inglés y sólo será compatible con ordenadores personales con los sistemas operativos Windows, a partir de la versión XP.

El estudio AGEOD es un conocido de los juegos de estrategia pura, y es responsable de multitud de títulos del genero como ‘Civil War II’ (recreación de la Guerra Civil Americana), ‘Pride of Nations -The Franco-Prussian War 1970-1871’, ‘Alea Jacta Est-Las Guerras Cántabras 29BC’ o ‘Napoleon’s Campaigns’.

Cinco grandes mentiras sobre el cine español

21 noviembre, 2013

Fuente: http://www.eldiario.es

Ignacio Escolar 08/10/2013

«El cine español es uno de los sectores más subvencionados que existen»

Falso. Solo una empresa, Peugeot Citroën España, recibió el año pasado 66 millones de euros en subvenciones: más que la suma de todo el cine español. Solo una organización, la patronal CEOE, disfruta al año de 400 millones en subvenciones. Y solo el PP se llevó 120 millones de euros públicos en 2011, más del doble que los cineastas. ¿Las subvenciones al cine español? En 2014, serán 50,8 millones de euros.

El presupuesto público para el cine ha sufrido serios recortes estos últimos dos años pero, cuando Rajoy llegó al Gobierno, tampoco era muchísimo mayor: 71 millones. Es una cantidad ridícula dentro del total de subvenciones públicas en España, que mueve al año más de 3.000 millones de euros en ayudas directas a la ganadería, minería, agricultura, automóvil, eléctricas, telecos, medios de comunicación… Si añadimos las ayudas fiscales, la cifra es muchísimo mayor: solo la desgravación por vivienda cuesta al año 6.000 millones de euros. Un año de ayudas al ladrillo equivale a más de un siglo de ayudas al cine español.

«El cine está mucho más subvencionado en España que en otros países»

Falso. Los 50 millones de euros españoles contrastan con las ayudas públicas al cine de Reino Unido (120 millones), Alemania (340 millones) o Francia (770 millones). Si España destaca, es justo por lo contrario: porque las subvenciones son ridículas comparadas con el apoyo que recibe este sector en el resto de Europa. Y porque es casi el único país de la UE donde el cine paga el máximo tipo de IVA, en vez de un tipo reducido por su interés cultural.

«Las películas españolas ganan más con la subvención que con la taquilla»

Falso. En 2012 la producción audiovisual en España movió 1.651 millones de euros. La subvención solo alcanza el 3% de esa cantidad. El cine también dio empleo directo a casi diez mil personas en España. Tanto como el que genera la Peugeot Citroën en nuestro país.

Es casi imposible encontrar un sector económico en España que no tenga algún tipo de estímulo público, pero solo con el cine estas ayudas están en cuestión. Curiosamente, los que más critican estas subvenciones trabajan en dos de los sectores que más se benefician del dinero público: la política y los medios de comunicación. Frente al 3% del cine, el PP consiguió un 90% de sus ingresos gracias a las subvenciones sin que el ministro Montoro se le haya escuchado queja alguna. Incluso el gasto en coches oficiales -63 millones anuales- supera a las ayudas al cine español.

«El cine español está cayendo porque es de mala calidad» (Montoro dixit)

Falso. El cine está retrocediendo en todo el mundo por motivos muy distintos a su calidad: por el avance de los sistemas de home cinema, por la pujanza de las series, por internet… La calidad es un concepto relativo, muy difícil de medir. Pero si utilizamos parámetros económicos –que seguro que a Montoro le gustarán–, la realidad es que el cine español exportó en 2012 un 19,2% más que el año anterior, lo que no parece compatible con su supuesto retroceso en calidad.

«Los cineastas se quejan porque les quitan las subvenciones»

Falso. Los cineastas están que trinan porque lo que ha aprobado el Gobierno no solo es un recorte y la mayor subida del IVA de toda la economía (del 8% al 21%), sino también una expropiación. El ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, no solo está rebajando las nuevas subvenciones, sino que está dejando de pagar las ayudas que aprobó y concedió el año anterior. Muchos productores solicitaron créditos a su nombre para adelantar esas ayudas y ahora, como el Gobierno no paga, el banco les exige el dinero a ellos y ejecuta los avales; muchos perderán hasta la camisa. A esto los verdaderos liberales lo llaman pasarse la seguridad jurídica por el arco del triunfo, y es algo a lo que Rajoy y sus chicos se atreven cuando hablamos de los incómodos actores del cine, pero que dudo que veamos con las eléctricas (salvo con las energías renovables).

El PP está atacando a los cineastas porque no les perdona las críticas, desde el ‘No a la guerra’ hasta hoy. Consideran que el dinero público es suyo; si lo recibes y no eres dócil, ya sabes lo que te puede pasar. Es una persecución política para dar ejemplo, para demostrar quién manda, para que nadie vuelva a protestar.

La generación sin armario

20 noviembre, 2013

Fuente: EL PAÍS SEMANAL

 

 8 FEB 2009
 
Son los primeros que no se esconden. Han crecido con referentes y derechos. Salen del armario cada vez más, cada vez antes. Los nuevos gays y lesbianas viven como sienten. No es fácil. Sufren. Pero prefieren plantarle cara al mundo que perderse su juventud.

Es posible que los peces gordos de Telecinco no se hayan enterado. Pero Macarena, Maca, Fernández, pediatra de Hospital Central, la teleserie decana de la casa, es un icono para ciertas chicas españolas. Maca es guapa. Competente. Carismática. Y lesbiana. Rocío Fernández no se pierde un capítulo. No los mira en la tele de su casa, donde vive con sus padres. Prefiere verlos sola. Por eso se los baja de Internet. Fue en cualquier parte, con el portátil acunado en el regazo, donde la adolescente Rocío visualizó cómo quería ser de mayor.

«Gracias a la historia de amor entre Maca y Esther vi que es posible amar a otras mujeres, casarse, ser madre con otra, tener éxito y respeto social. Que esto es natural y bonito, que no eres un bicho raro ni tienes que sufrir por ello. Maca me ayudó a salir de mi propio armario, el de mi familia y el del mundo».

Rocío tiene 21 años, estudia Ingeniería de Obras Públicas y es lesbiana. No lo va pregonando. Tampoco lo oculta. Vive como siente, punto. Ellas han tenido a Maca. O a Diana, la devoramujeres de Siete vidas. O a Lindsay Lohan, ex novia adolescente de América, hoy pareja de la dj Samantha Ronson. Los chicos, a Fidel, el chaval hipersensible de Aída. Al comunicador estrella Jesús Vázquez. O al mismísimo Fernando Grande-Marlaska, juez de la Audiencia Nacional, aconsejando en las vallas el uso del preservativo a los hombres que, como él, tienen relaciones sexuales con otros hombres.

Todos, ellos y ellas, han visto el cielo abrirse ante sus ojos con sólo teclear la palabra gay o lesbiana seguida del nombre de su ciudad en Internet. La nueva generación de homosexuales españoles ha crecido con referentes. Espejos donde mirarse. Ejemplos en los que reconocerse. Y derechos adquiridos. Rocío estrenó su mayoría de edad en 2005, el año en que se aprobó la ley de matrimonio de personas del mismo sexo. El cuarentón Marlaska no tuvo esa suerte.

Su señoría lo confesaba ante los chavales de un instituto madrileño. «Tuve clara mi orientación sexual desde muy joven, pero perdí 25 años de mi vida afectiva por la ley del silencio. Hasta los 35 años no lo reconocí ante el mundo». Marlaska y muchos de sus coetáneos han pasado su juventud apolillándose en el ropero. Entre otras cosas porque hasta los ochenta no se derogó la Ley de Peligrosidad Social, que consideraba delincuentes a los homosexuales. Algunos, habituados a una confortable reclusión privada o reprimidos por la intolerancia social, han elegido quedarse a vivir dentro. La generación de Rocío no está dispuesta a perderse nada.

Criados en la cultura de la inmediatez, acostumbrados desde bebés a pedir y que se les conceda, los nuevos gays y lesbianas no conciben esperar para empezar a vivir como son. Sin alardes, sin complejos. Por eso cada vez son más los que deciden contarlo en casa en cuanto ellos mismos lo tienen claro. Cuando se produce su despertar sexual. Cuando se enamoran. Cuando se lo pide el cuerpo. Aunque sufran. Aunque duela. A ellos y a los suyos. Una vez que descerrajan el armario de casa, el resto es más sencillo de franquear. El problema pasa a ser de los demás. De quien no les acepta. Pagado el peaje de la confesión de su diferencia, suelen ponerse el mundo por montera.

Nadie dijo que fuera fácil. Ni gratis. No es casual que casi todos los que aquí dan la cara sean universitarios urbanos. El grado de visibilidad de los jóvenes gays es directamente proporcional a su extracción social, su nivel de estudios y el número de habitantes de su localidad. El 9,1% de los escolares de secundaria se declara homosexual. Pero la homosexualidad es la primera causa de acoso en los institutos, según los colectivos gays. Uno de cada tres chicos cambiaría de pupitre si supiera que su compañero es gay. Un 90% del alumnado cree que lesbianas y gays son peor tratados que los demás. Y lo más terrible: un tercio de los suicidios juveniles tiene su causa en la dificultad para asumir o ejercer en libertad la propia orientación sexual, si se extrapolan los datos de un estudio del Instituto de la Salud de Francia.

«Maricón’ es la palabra más usada en el instituto, vale para todo», confirma Álex Quesada, de 21 años, estudiante de Comunicación. «Yo sufrí acoso. No concretamente por gay, sino por ser el pringao, el débil, y encima delicado. Me machacaban. A los 13 años me atraían los chicos, pero también algunas chicas. Estaba en pleno desarrollo de mi sexualidad. Lo que más teme un adolescente es el rechazo, quedarse aislado, y yo estaba cagado». Quesada pasó años «emparanoiado». Ya no tiene miedo.

«En casa me pillaron mirando páginas de tíos en Internet. La reacción de mis padres fue negarlo, aplazar el conflicto: ‘Es una etapa, ya se te pasará’, dijeron. Pero no se me pasó». Así que a los 16 años se plantó delante de sus progenitores -profesionales liberales- y les soltó: «Esto no es una etapa ni quiero que lo sea. Yo soy así, esto es lo que hay». Tras esa fachada de seguridad, Álex temblaba. «El miedo al rechazo depende de lo que te importe la persona. Y no lo hubo. Sospecho que mi madre lo sabía. Ellas lo saben. Y que a mi padre no le hizo ni puta gracia. Les costó asumirlo, supongo que es normal, son generaciones distintas. Nadie les preparó para tener un hijo homosexual».

Estamos en una cafetería de barrio. Las señoras de al lado están fascinadas. El local está casi vacío, pero Quesada ha escogido este velador codo con codo con ellas. No tiene nada que ocultar. «Tampoco creo que haya que ir diciendo: ‘Hola, me llamo Álex y soy gay’. Para empezar, se me nota».

-¿En qué?

-¿No ves cómo cojo el cigarro? Además, tengo espejos en casa. De chaval no tenía tanta pluma. Pero cuando sales del armario te quitas la losa y actúas con naturalidad.

Quesada estudió en el instituto Duque de Rivas, de Rivas-Vaciamadrid. Fue allí donde el juez Marlaska confesó su pasado en el armario. Álex abrió el suyo con la llave de Internet. «Es el gran aliado», dice. «Ahí conocí a los primeros chicos. No puedo imaginar la vida de los que tenían que ir a un cine o bar de ambiente para ver gente como ellos. Esa sordidez me la he ahorrado».

El horizonte terminó de despejársele al acabar la ESO. «En el insti hay mucho cafre. Manda la masa, y la masa es heterosexual. Fuera también, pero incluso en los ambientes más retrógrados la homofobia es políticamente incorrecta. En otros, ser gay es hasta chic». La cultura, el arte y la moda son algunos de esos ámbitos. Las facultades de Audiovisuales, como la de Álex, también. «Claro que hay gente de mi generación dentro del armario. Me parece legítimo. A mí se me quedó pequeño: apestaba a naftalina».

Marta Gómez no ha estado un minuto dentro. Ni siquiera el mes que duró lo que esta estudiante de Comunicación de 22 años llama su «lucha interna». «En el instituto empecé a fijarme en chicas», relata. «Vi que las personas que me atraían eran de mi sexo. Para mí no fue una opción consciente. Soy así. Pero la sociedad te empuja a ser heterosexual. Tú eres la primera que lo consideras raro. Primero te planteas que cómo vas a ser lesbiana; como mucho, bisexual. Hasta que lo vas asumiendo, aceptando, y entonces viene otro problema: decírselo a los tuyos».

La madre de Marta no se desmayó cuando su hija de 14 años le confesó sus sentimientos. Carmen Garrido, de 56 años, lleva décadas oyendo cuitas de adolescentes en los colegios donde ha ejercido de psicóloga. Ahora tenía trabajo en casa. «Algo había notado. Tenía otro tipo de antenas además de las de madre», confirma. Marta ha invitado a sus padres a la entrevista. «Al principio creímos que podía ser la ambivalencia de la adolescencia. Le dijimos que no se pusiera etiquetas, que viviera abierta a evolucionar de una forma u otra. Nosotros estuvimos alerta, presentes sin presionar, hay que tener paciencia. Te preocupa que sufra, que la hieran. Pero a un hijo no se le ponen condiciones. No es tuyo, es una persona».

Marta tomó el consejo al pie de la letra. Siguió su vida. Libre. Sin miedo. Empezó a llevar amigas a casa. A invitar a sus novias -«soy de relaciones largas»- a los eventos familiares. La fuerza de los hechos y la costumbre hicieron el resto. Ahora las cosas están claras. Para todos. «La sorpresa de los allegados es gradual y se supera», dice Mariano, su padre, un consultor de 50 años. «Somos una familia unida que acepta a la gente como es».

-Disculpen que se lo diga, pero parecen ustedes unos padres de anuncio.

-Soy consciente de que nuestro caso puede no ser mayoritario. Tengo compañeros que me dicen marica porque me doy crema de manos. Mentiría si dijera que no tenemos cierta inquietud: esto no lo acepta todo el mundo. Somos católicos, y la manifestación de los obispos contra el matrimonio gay nos ofendió profundamente.

Marta conoce su suerte. «Mi pareja está aún en proceso de contárselo a sus padres». Ella no se esconde, pero tampoco se exhibe. En el instituto no lo contó a nadie. «Si te insultaban por sacar buenas notas, imagínate por lesbiana». Luego lo ha dicho a quien más le importa. «Al resto, ¿para qué?». Lo que sí ha hecho es colgar en YouTube la presentación deVidas de cristal helado (Atlantis), la novela que escribió a los 18 años. La protagoniza una chica lesbiana que vive en Reata, «un sitio en el que no puedes ser tú mismo». Alguien que no tuvo su suerte.

La exposición en Internet es el activismo particular de Marta. «Sé que tenemos libertad gracias a la lucha de los mayores. Pero yo soy diferente. No he tenido esa amargura. Vivo con alegría. Eso también es activismo».

Ella es una ‘nativa digital’. Forma parte de la generación que no recuerda el mundo sin Internet. Para la que la Red es el medio natural. La frontera se sitúa en torno a la treintena. Los mayores son yainmigrantes digitales. El 83% de los jóvenes españoles son usuarios de redes sociales. Gays y lesbianas las usan el doble que los heterosexuales, según la firma MediaMetrix. Internet bulle de testimoniosarcoiris. Lesbianas y gays que se confiesan a la ciudad y al mundo. «Viviendo a pleno, sintiendo por primera vez, experimentando, sexualidad, 17 años, gilipollez, adolescencia», declara un tal Mikami en su perfil personal (creciendodeprisa) en Blogspot. También los hay colectivos.

En cuanto acabe esta reunión, sus asistentes colgarán las fotos en YouTube, Tuenti, Facebook, MySpace y Fotolog. Así levantan acta los activistas digitales. Autoafirmándose. Dejándose ver. Poniéndose a un golpe de ratón de quien lo desee. Estamos en la Facultad de Arquitectura. Un grupo de chicos y chicas ocupan el aula. Son estudiantes de teleco, informática, aeronáutica, derecho. Y miembros de Arcópoli, la asociación LGTBH (Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales y Heterosexuales) de las universidades Politécnica y Complutense de Madrid.

Creada en 2004, Arcópoli es una asociación innovadora. Gays y lesbianas; homos y heteros trabajando -«y divirtiéndose»- juntos. «No somos feministas, ni machistas, ni de un partido ni otro, sino un grupo de iguales luchando por la igualdad», dice Rubén López, ingeniero de telecomunicaciones. Ló­pez, de 29 años, se creía «el único maricón de ingeniería» cuando vio un cartel de Arcópoli. «Tenemos referentes, sí, pero nos faltan arquitectos/as, ingenieros/as, médicos/as, y no sólo actores o artistas», dice. «Aquí estamos, somos profesionales fuera del armario. Algo se mueve y no tiene vuelta atrás».

Araceli Cuevas y Esther Martínez conocen sus derechos y los ejercen. A sus 26 años, llevan tres casadas. No fue un impulso. Llevaban 10 años de noviazgo. Cuevas y Martínez practican «activismo de hecho». No creen que declararse lesbianas sea parte de su intimidad. «Decir en el trabajo que vas con tu mujer a una casa rural es activismo puro y duro. Intimidad sería contar qué hacemos en la cama». Esther y Araceli también pasaron su «calvario». Cuando supieron lo suyo, sus padres las llevaron al psicólogo «a ver quién estaba equivocado». «Yo te he parido y sé lo que sientes», le dijo a Esther su madre. «Se le pasó cuando me preguntó si yo lo sentía como una putada de la vida y le respondí que soy más feliz de lo que nunca imaginé. Ahí se acabó el drama».

«Hay que entenderlos. Para ellos es un marrón, es un trauma decir a todos que tu hijo es homosexual. Cuando tú sales del armario, les metes a ellos», confirma Rocío. «En sus expectativas no entra que su hijo sea gay. Creen que no tendrán nietos, que su árbol genealógico se seca, pero como te quieren, lo acaban aceptando», zanja Araceli.

Gritos, lágrimas y, al final, un abrazo. Muchos describen así el momento en que confiesan a sus padres su homosexualidad. Duele, pero compensa, dicen. A todos. «Esta generación es la más planificada de la historia», aporta Gerardo Meil, sociólogo y autor del ensayo Relaciones entre padres e hijos en la España actual (La Caixa, 2006). «Son los reyes de la casa. Las relaciones dentro de la familia han cambiado. Hay que negociar antes de llegar al conflicto porque los lazos ya no se suponen para toda la vida, se pueden romper. Ese abrazo significa: ‘Eres diferente, pero te integramos’. Los padres saben que o les aceptan o les pierden».

Omar Hossain no olvida el achuchón de su padre en la hora de la verdad. El señor Hossain fue el último en enterarse. A Omar le atraían los chicos desde el parvulario. «Tenía un instinto sexual fuerte, pero esperaba que se me fuera. Hasta que pensé: ‘Joder, ¿qué va a ser de mí? Esto no se me quita».

Hossain, hijo de padres separados, siguió el itinerario habitual: Internet, primeras citas, primeros amores. Fue saliendo del armario de amigo en amigo. «Según lo iba diciendo, me sentía mejor». Hasta que, a los 19 años, estudiando fuera de casa, se confesó. Primero a su madre, por teléfono. Después a su padre, mientras iban en coche. «No dijo nada. Salió en una gasolinera y al volver me abrazó. Él es musulmán. Me dijo que mi vida era mía. Hasta hoy», dice Omar, de 23 años. Sólo lamenta el tiempo perdido. «Salí tarde y no pierdo un minuto. Tengo derecho a disfrutar de mi sexualidad».

Silvia y Neus Sanchis son artistas y tienen 23 años. Se apellidan igual, pero no son familia. Aún. Planean casarse. Tener hijos: «Uno cada una». Por ahora viven juntas en un piso que pagan con los 210 euros de la renta de emancipación del Gobierno. Todo esto en Ontinyent, un pueblo valenciano de 45.000 habitantes. Silvia y Neus son novias desde los 16. Sobrevivieron al aquí huele a tortilla del instituto. Confesaron su amor a sus padres: «En pareja es más fácil: una apoya a la otra». Recibieron el correspondiente abrazo. Y pusieron tierra de por medio.

En Barcelona, donde estudiaron, vieron el cielo abierto. «Vivíamos juntas. Había locales, librerías, gente como tú por la calle. Hizo falta irse para poder volver». Están de nuevo en casa. «Nos fuimos huyendo y volvimos para pagarles la huida a nuestros padres», dice Neus. «Se lo debíamos», confirma Silvia. «Si no, el muerto siempre estaría aquí. Ya lo hemos llorado juntos y estamos en paz».

Su cuarto está lleno de autorretratos. Una bella durmiente Silvia recibe el beso de la princesa Neus. Las dos en la cama, hechas un ovillo de piernas y brazos. Su obra completa está en Internet (silviayneus.com). No hay que salir para ver a esta pareja visible.

Carmen Hernández siente «alegría y envidia». Hernández, de 34 años, es la coordinadora de políticas lésbicas del histórico colectivo FELGTB. «Hay un cambio generacional brutal. Yo ya no pillé Internet de adolescente. Estas chicas se han ahorrado traumas, soledad y dolor».

Javier Díaz, de 37 años, concejal de Juventud en Arganda (Madrid), se congratula de la novedad. Díaz, del PP, conoce la homofobia de primera mano. En noviembre tuvo que soportar comentarios jocosos sobre su homosexualidad por parte de un colega socialista, también gay. No se arredró. «He seguido una política de hechos consumados. Llegué al PP con pareja. Ésa es la vía». El edil asiste con una mezcla de satisfacción y distancia a la eclosión de la nueva generación gay. «Traen de serie normalidad, visibilidad y libertad. Ser como son sin que les señalen. Estupendo. Pero les veo algo subiditos. Ser gay no es guay, sólo una condición sexual».

Marce Rodríguez, periodista de 44 años, salió del armario de su casa a los 40, en la portada de esta revista. «Queremos casarnos», decía el titular poco antes de la aprobación del matrimonio gay. Rodríguez, que se casó finalmente con su novio, publica Mis padres no lo saben (Plaza y Janés), un libro donde cuenta la vida de homosexuales de su generación. «La falta de referencias era absoluta. Demoledora. Jesús Encinar, el fundador de idealista.com, me confesó que de joven pensaba que los únicos gays del mundo eran los griegos, Federico García Lorca y él. Figúrate yo, hijo de una familia humilde de Móstoles sin clásicos en la biblioteca. El único gay del planeta era yo».

Acaba la reunión de Arcópoli. Alessandro Baldo, un erasmus italiano, toma notas. Flipa. Quiere montar algo así en su pueblo, Udine. Para él, España sí que es diferente.

Demagogia fiscal

19 noviembre, 2013

Fuente: diario EL PAÍS

Decir que bajar o subir los impuestos es de izquierdas o que hay que hacerlo porque es bueno para todos son tonterías y mentiras

 27 SEP 2013 – 13:32

En Estados Unidos, el ingreso de las 400 personas más ricas se ha multiplicado por más de cuatro desde 1995, pero han pasado de pagar una media del 29,93% de su renta en impuestos federales a poco más del 15%. En España, los grandes patrimonios pueden tributar al 1% o incluso nada a poco que utilicen sociedades de pantalla o paraísos fiscales para gestionarlos y las empresas españolas soportaron en 2012 un tipo real del 11,6% sobre sus ganancias contables frente al 26% de media en Europa.

Eso ha sido posible gracias a las sucesivas reformas fiscales en España realizadas tanto por el PP como por el PSOE, que han concluido siempre con rebajas impositivas para los propietarios del capital, especialmente inmobiliario y financiero, y para las rentas y patrimonios más elevados.

Para justificar el continuado privilegio fiscal hacia los de arriba lo que se hace es ridiculizar y despreciar a los impuestos y a su función social a base de mentiras y demagogia. Una de las tonterías políticas más grandes que se ha escuchado en los últimos años fue la de Zapatero cuando afirmó que bajar impuestos es de izquierdas y las mentiras más clamorosas y evidentes del Partido Popular tienen que ver con ellos. Prometen siempre que van a reducirlos y critican si otros lo suben pero lo cierto es que nadie los ha elevado tanto como Rajoy: casi en 30 ocasiones desde que gobierna.

Decir que bajar o subir los impuestos es de izquierdas o que hay que hacerlo porque es bueno para todos son tonterías y mentiras que descalifican a quien lo dice por razones elementales.

Como es bien sabido, hay impuestos de distinta naturaleza y, por tanto, con efectos diferentes. No es lo mismo ni afecta por igual a todos subir el IVA de las compresas, por ejemplo, que el de los palos de golf. Además, los impuestos tienen tres posibles y diferentes efectos. Uno es el de recaudar recursos para el sector público, otro el de favorecer o desincentivar unas actividades económicas u otras y, el tercero, redistribuir la renta recayendo en mayor o menor medida sobre las distintas personas físicas o jurídicas. Por tanto, afirmar que siempre es bueno bajarlos o que al hacerlo se beneficia siempre a todos o a toda la economía es sencillamente falso.

Se puede bajar un impuesto o incluso todos ellos y aumentar así la desigualdad que a la postre puede producir una caída en la actividad económica y en consecuencia una disminución de los ingresos que haga que suba la presión fiscal. O se les puede subir buscando más ingreso pero generar con ello un incentivo perverso para actividades que produzcan enseguida crisis o la insostenibilidad de la actividad productiva y al final menos recaudación.

Y como las personas y grupos sociales tenemos ingresos o patrimonios muy diferentes, resulta que decir que se bajan los impuestos cuando se reducen los tipos impositivos a todos por igual es una falacia, pues lejos de beneficiar generalizadamente se sobrecarga en términos relativos a quienes tienen menos ingresos o patrimonio.

Además, las ventajas o inconvenientes de los impuestos no solo dependen de su cuantía sino del beneficio que proporcionan los recursos que generan. Casi siempre que se dice que se bajan se bajan solo a los de arriba, y los de abajo, que son la mayoría de la sociedad, lo suelen pagar muy caro por la merma que sufre, por otro lado, la provisión de servicios públicos.

La reciente propuesta de Izquierda Unida para revisar el sistema fiscal andaluz ha vuelto a destapar el tarro de esas esencias carcas contra los impuestos que no tienen otro efecto que mantener los privilegios a los mismos de siempre. Pero aquí tenemos impuestos mal utilizados, actividades que conviene promover y otras desincentivar, una gestión tributaria deficiente (hay unos 1.700 millones de euros pendientes de recaudación) y la misma o mayor inequidad que en el resto de España. Así que no es demagogia fiscal ni engaño lo que necesitamos sino rigor y más coraje frente a la injusticia.

@juantorreslopez

La Sanidad pública estimula la economía, no la hunde

18 noviembre, 2013

Fuente: http://dempeusperlasalut.wordpress.com

Publicado en 3 octubre 2013 de 

Un artículo de Rafael Bengoa, director del Deusto Business School Health y Senior Leadership Fellow de Harvard, que ha sido consejero de Sanidad del Gobierno vasco. Su tesis es que la sanidad pública es un estímulo económico y se debe ver la inversión en ella como un motor económico. La clave no es gastar menos, sino mejor.
A los argumentos clásicos a favor de la sanidad pública —una obligación social hacia los demás y los buenos resultados en salud que disfruta España— es necesario añadir la aportación económica al país.

Ya en 1993 Robert Fogel, premio Nobel en economía, comentó: “El tren fue el motor económico en el siglo 19, el automóvil en el siglo 20 y la innovación en el sector salud lo será en el siglo 21″.

La crisis económica en España nos ha hecho olvidar que la creación de un sistema de salud universal como el nuestro ha aportado bastante más a la economía que lo que ha costado y que, por lo tanto, es contradictorio no protegerla como un activo más.

En un estudio reciente, Bloom and Canning indican que la buena salud de la población inyecta al crecimiento económico del 0,3% al 0,5% anualmente. Sumemos eso a lo largo de los últimos 35 años y evaluemos quien ha aportado más a la economía, ¿los bancos o la sanidad pública?

La creación de un sistema universal de salud ha generado miles de puestos de trabajo. Más de medio millón de personas trabajan directamente en la Sanidad en España e indirectamente por lo menos otro medio millón.

La inversión en prevención, en infraestructuras y especialmente en atención primaria en nuestro país ahorra millones todos los días, al atender a gente que en otros países aparece en la parte más cara del sistema de salud: las urgencias.

Un enorme número de estudios indican que la gente sana es más productiva. Los empresarios deberían ser los primeros defensores de la sanidad pública, no los que la ponen en duda. La mejor salud lleva a muchos a ahorrar más, porque la gente ahora vive más y piensa más en sus necesidades económicas futuras. Los niños sanos aprovechan mejor la educación y la educación proporcionará unas profundas consecuencias económicas en la vida de ese niño y de ese país.

Este razonamiento es perfectamente compatible con la necesidad creciente de ser más eficientes en la sanidad. La productividad debe mejorarse, como en cualquier otro sector, y los profesionales de la salud son conscientes de la necesidad de cambios en este sentido. Mejorar la productividad interna del sistema de salud es también bueno para la economía.

Los países que no disponen de un buen sistema público de salud no disfrutan de esas ganancias económicas y, lo que es peor, cosechan peores resultados en salud que nosotros. Estas razones y la solidaridad llevaron a la Administración estadounidense actual a una reforma de la sanidad, llamada coloquialmente Obamacare.

Con el chantaje de paralizar la aprobación del presupuesto en Estados Unidos, estos días, el Partido Republicano no está en contra de la reforma porque tema que no funcione; lo que teme es lo contrario, que funcione. Y que poco a poco la gente tenga cobertura sanitaria gracias a los demócratas. Para ello están dispuestos a paralizar el Gobierno.

La sanidad debe ser vista como un motor económico en España. Es necesario empezar a razonar en el sector en términos de inversión y no de contención del gasto. Visto así, la clave no es gastar menos, sino mejor.

Gastar menos en algunos casos es negativo. Este es el caso del copago, tan debatido en España. Los estudios recientes indican que muchos pacientes no toman los medicamentos beneficiosos que les han prescrito. Si se les pone aún más copago, la consecuencia será más enfermedades renales, más ictus, más infartos y más diabetes, todos descompensados en urgencias. El ahorro será a corto plazo y a consecuencia de mucho sufrimiento y muerte más adelante. Somos el único país del mundo que piensa que el ahorro inmediato conseguido con copagos es un indicador de política sanitaria eficaz.

Gastar menos conlleva un riesgo seguro: afectar negativamente a la salud de la población, pero también a uno de los motores económicos del futuro de España. A eso se le llama una situación lose-lose; una circunstancia en la que todos salen perjudicados, ¡incluida la economía!

¿Y cómo se gasta mejor?

Es necesario organizar el sistema asistencial para que María pueda ser tratada de su diabetes antes de que se complique y así no tenga que aparecer en urgencias y sufrir amputaciones. Lo mismo para que Pedro pueda controlar su hipertensión y no tenga un infarto que será carísimo para él y para el sistema de salud.

Es España no tenemos aún ese sistema, pero ya sabemos financiar y organizar un sistema así. ¿Por qué no hacerlo?

En ambos lados del Atlántico necesitamos una Sanidad fuerte, para la gente, para la economía y para la investigación.

En estos momentos, el sistema de salud de Estados Unidos tiene peores resultados que nuestro Sistema Nacional de Salud. Sin embargo, si Obama consigue implantar su reforma —que ya es ley— y España se queda atrapada en una simple lógica de contención del gasto, los norteamericanos tendrán pronto un mejor sistema de salud que nosotros.

Fuente: El País

El pesado del bar

17 noviembre, 2013

Fuente: http://www.infolibre.es

Actualizada 14/06/2013 a las 09:55  

 
Antes, para atesorar el descalabro y la incoherencia era necesaria la hemeroteca. Hoy basta con tener un poco de memoria. Y todo gracias a González Pons.

Ese estilo rudimentario, socarrón y cercano que le convierte en el pesado del bar. Como saben, todo bar español, entre el azulejo de “Hoy no se fía, mañana si” y la máquina tragaperras tiene su pesado. 

Cada bar español tiene su González Pons.

Con González Pons descubrimos que nunca nadie se ha arruinado infravalorando la paciencia de los españoles. Que nuestro lugar en la sociedad es el de ser culpables. Gracias a González Pons supimos que agradecer a la clase política los logros sociales conseguidos en España durante 30 años era como felicitar al acomodador por la calidad del espectáculo.

González Pons abrió la brecha entre los políticos que no dicen lo que piensan y los que no piensan lo que dicen. 

González Pons supuso el culmen de la imaginación política, sólo le falta decir que por cada tres médicos que se despida en los hospitales se contratará a un forense para justificar los recortes, o que “El Rey León” está basada en la familia real española para justificar el predicamento internacional de los monarcas.

González Pons nos demostró que nuestra realidad no está tanto descrita como evocada, que los españoles preferimos las palabras a los hechos y que las cifras no mienten, o que al menos, no son las cifras las que lo hacen.

Con él llegamos a la certeza de que los hombres a partir de una edad no debemos llevar pantalones cortos. (Tal y como contaba David Foster Wallace es la única parte del cuerpo de un señor mayor donde desearías que hubiera más pelo). González Pons quiso que pensáramos que en las propuestas de su partido se nos eximía de la responsabilidad de construir nuestra propia sociedad, eso era mejor dejárselo a ellos. 

Su retórica no halaga nuestra condición de adultos responsables, pero tampoco lo pasa por alto ya que nos necesita, hace algo mucho más retorcido, nos suplanta. Una y otra vez propuso una realidad donde nosotros somos simplemente una proyección idealizada de nosotros mismos. 

Ahora que González Pons acude a las conferencias de prensa en Génova con un coche en marcha esperando en la puerta y antes de que se vaya, quiero darle las gracias. 

González Pons acabará trabajando de Obispo en Alcalá.

El beso de dos atletas rusas que desafió a Putin

15 noviembre, 2013

Fuente: http://www.publico.es

Dos días después de que la saltadora Isinbayeva respaldara la ley homófoba de Putin sus compatriotas sorprenden con su gesto cariñoso 

PÚBLICO Madrid 17/08/2013 23:10 Actualizado: 18/08/2013 09:54 

El polémico beso entre las atletas rusas Kseniya Ryzhova y Tatyana Firova.

El polémico beso entre las atletas rusas Kseniya Ryzhova y Tatyana Firova.REUTERS

El gesto quizá hubiera pasado desapercibido en cualquier otro momento, pero el contexto político en el que se están celebrando los mundiales de atletismo de Moscú lo han transformado en un desafío al Gobierno por la represión que padecen gays, lesbianas, transexuales y bisexuales en Rusia.

Este sábado cuatro atletas rusas celebraban encima del podio el oro que habían conseguido en su carrera de 4×400. Llegaba el momento de las felicitaciones y, en ese preciso momento, se captó una instantánea que ya ha dado la vuelta al mundo: la de dos de las corredoras dándose un beso en la boca. 

¿Una simple muestra de afecto entre Kseniya Ryzhova y Tatyana Firova, o todo un desafío al Gobierno de su propio país? Sin duda las elucubraciones se multiplicarán en los próximos días, sobre todo después de la resonancia que alcanzaron el jueves las palabras de otra atleta rusa, la saltadora Yelena Isinbayeva, respaldando las leyes homófobas del Ejecutivo de su país.

Política, democracia y la marca España

14 noviembre, 2013

Fuente: diario El País

Si los proyectos se imponen en el Parlamento, no hay lugar para el debate

 7 AGO 2013 – 00:01 CET

Desde que apareció en Inglaterra John Locke (1632-1704), y ya hace años de eso, en algunos países de Europa comenzó a gestarse la idea de que el soberano —o gobernante— ya no era portador del poder absoluto. Frente al derecho natural del Antiguo Régimen, de base teológica, se contrapuso la voluntad política del pueblo. Convertir eso en un principio casi universal, conquistado de forma gradual, pese a que algunas revoluciones intentaron acelerar el proceso, costó muchos conflictos y varias guerras. El camino se despejó bastante a partir de 1945, tras la derrota de los fascismos, cuando, para proteger al individuo frente a cualquier clase de arbitrariedad, quedaron muy claros los límites y las funciones del poder público. En España, todavía no nos hemos enterado. Y tenemos un problema, que puede precisarse en tres puntos.

1. El Parlamento no es un foro de discusión políticamente decisivo, sino el lugar donde los diputados de los diferentes partidos manifiestan sus posiciones que ya han sido tomadas con anterioridad en sus comités ejecutivos (y con disciplina inquebrantable, además). El Gobierno, y la burocracia dirigida por él, impone sus proyectos y el Parlamento pierde todo su significado original de democracia representativa, de marco institucional de transmisión de la opinión pública. Podrá argumentarse que ése es un problema general de la política en todo el mundo, pero el argumento no es nada tranquilizador porque la opinión pública crítica queda degradada y el poder político tiende a adoptar formas antidemocráticas legitimadas por la idea de que los electores son los que le han otorgado ese poder. Lo que ocurre en realidad es que se abre un abismo entre los comités dirigentes de los partidos y el resto de la población. La política democrática sufre un profundo desprestigio y la mayoría de los electores quedan relegados a un mero papel de consumidores apolíticos. ¿Problema universal? Sí, pero su dimensión en España es gigante.

2. Durante mucho tiempo la política en España estuvo hecha de corrupción y sobornos, familias y amigos. Abundó en la Restauración, en las décadas finales del siglo XIX y comienzos del XX, en ese complejo entramado que Joaquín Costa definió con el binomio “oligarquía y caciquismo», y se generalizó como práctica política durante la dictadura de Franco, cuando los vencedores en la Guerra Civil y los adictos al Generalísimo hicieron de España su particular cortijo.

Y aunque la historia nos enseña alguna que otra lección, lo que ocurre en la actualidad convierte en minucia a las corruptelas del pasado.

O dicho de otra forma: el hecho de que la democracia actual, lejos de liquidar esa práctica, la haya agrandado, está teniendo efectos devastadores, aunque aparezcan paliados por la respuesta de una parte de la sociedad civil, de esos ciudadanos que siguen y seguirán votando a los corruptos, y por la caradura de una buena parte de los dirigentes políticos, que nada dicen si los corruptos son de su partido, pero se apresuran a denunciar los chanchullos de los oponentes.

3. Todo el escándalo en torno a Luis Bárcenas ha demostrado que los políticos, en este caso los del Partido Popular, no utilizan el poder para cuidar los intereses de la sociedad, sumida en una profunda crisis económica, sino para imponer sus intereses particulares. La ética se aleja definitivamente de la política, que se convierte en una pura forma de poder de determinados grupos sociales y ya no en un eje de cambio de la sociedad, como ocurrió en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. La marca España, fuera de nuestras fronteras, pese a lo que diga el Gobierno, produce risa y desconcierto, como puede comprobar cualquiera que lea o vea medios de comunicación internacionales, y el sentido de orgullo nacional, a no ser que alguien lo quiera aplicar a determinados deportes, está por los suelos.

Con todos esos comportamientos políticos, queda de manifiesto la fragilidad de la democracia y la inexistencia de responsabilidades políticas ante los ciudadanos. Lo ha dejado claro Mariano Rajoy en su comparecencia en el Congreso: no va a dimitir porque no se siente culpable. Se une de esa forma la responsabilidad política a la culpabilidad judicial, algo insólito en las modernas democracias. Muchos ciudadanos perciben, en consecuencia, que el poder político está orientado al beneficio de quienes lo ejercen como profesión y al servicio de los sectores económicos más poderosos y privilegiados.

Nos estamos alejando de forma acelerada de la democratización de la sociedad y se ha abierto, por el contrario, un proceso de consolidación de estructuras antidemocráticas del poder. Aquí hay una crisis económica profunda, de largo alcance, pero lo que también está en juego es la conservación y desarrollo de la democracia. Si no hay una alternativa política ante todo ese deterioro, vendrán tiempos peores, y la democracia y España caminarán en direcciones opuestas. Aunque en ese camino nos encontremos con Hungría, Portugal, Grecia, Italia… Nada que ver con lo que habíamos soñado.

Julián Casanova es catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza.