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Guadalajara, la medina islámica que desplazó a la ‘Complutum’ romana como centro de poder

31 agosto, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

Carmen Bachiller

Monedas de origen islámico
Monedas de origen islámico Foto: Fondos del Museo de Guadalajara

21 de octubre de 2022 20:29h
Actualizado el 24/10/2022 17:08h 

Medio centenar de monedas de cobre han sido clave para que los investigadores hayan podido confirmar nuevos datos sobre el origen islámico de Guadalajara. Y es que el felús, la unidad más humilde del sistema monetario hispano-musulmán, resultó ser un elemento fundamental en el proceso de islamización de la Península Ibérica. Además, estas monedas de cobre, mucho más abundantes que las visigodas, marcaron el inicio de nuevas relaciones sociales o económicas a través de los zocos o mercados.

Ahora se sabe que el origen de la ciudad se remonta, al menos, al periodo comprendido entre los años 780 y 790 y que estaba vinculada al gobierno de los Banu Salim. Era un linaje beréber perteneciente a la tribu de los Masmuda que controlaba el territorio entre Guadalajara y Medinaceli (Soria).

El Museo de Guadalajara guarda una importante colección de monedas islámicas que ronda el medio centenar. “Gracias a su labor se ha podido determinar su procedencia. Todas disponen de su propia referencia topográfica. Se encontraron en yacimientos que son, incluso, anteriores a la propia fundación de la ciudad. Las hay que datan con anterioridad al gobierno de Abd al Rahman I (756-788)”, detalla Manuel Castro, profesor del área de Arqueología de la Universidad de Alcalá (UAH).

Hoy sabemos que desplazó a la urbe romana de Complutum (Alcalá de Henares). “Se creó un nuevo núcleo de poder territorial y urbano: la medina de Guadalajara. Y así sería hasta bien entrada la Baja Edad Media. Las monedas encontradas confirman eso ocurrió muy avanzado en el siglo VIII”, explica Castro.

“El siglo VIII es oscuro en lo histórico, pero sabemos que se fundaron otras medinas como la de Zorita de los Canes, en Guadalajara y Medinaceli, en Soria. Probablemente, ya estarían formadas o en proceso de consolidación definitiva, bajo el gobierno de Al-Hakam I (796-822)”. Lo hicieron, reconoce el investigador, “un poco antes de lo que hasta ahora pensábamos. E incluso antes que Madrid, que se fundó a mediados del siglo IX”.

La Madinat al-Faray (Guadalajara) tuvo zoco, un recinto amurallado con torres y en el siglo IX fue una de las medinas más destacadas en el centro de la Península Ibérica 

Wād al-ḥaŷara -el nombre islámico más conocido de la hoy Guadalajara- no fue su primera denominación. En realidad, su nombre fundacional fue Madinat al-Faray.

Esa medina -como la actual Guadalajara- era una zona de paso, pero estratégica, ubicada junto al río Henares. “Sabemos que en la margen izquierda se funda una fortaleza islámica con funciones estratégicas no solo frente a enemigos externos, sino de control de la población y de los recursos interiores de al-Ándalus. Por ejemplo, el cobro de impuestos”.

Guadalajara, la Madinat al-Faray islámica, ciudad de la Marca o Frontera Media, aparece mencionada en las fuentes escritas árabes como centro secundario en relación con Toledo. “Tuvo zoco, un recinto amurallado con torres rectangulares -no necesariamente en el mismo lugar que la actual muralla- y en la segunda mitad del siglo IX fue una de las medinas más destacadas en el centro de la Península Ibérica porque tuvo una importante escuela de ulemas o doctores de la ley islámica”.

Manuel Castro explica además que en el lugar “solían parar las tropas procedentes de Córdoba para iniciar las aceifas o saqueos hacia el norte”.

Ricos yacimientos hasta ahora poco explorados

“La ciudad de Guadalajara es un auténtico yacimiento islámico y de otras épocas. Conocemos relativamente poco”, lamenta el investigador. Cree que “necesitaría un buen proyecto de investigación, al margen de las excavaciones de urgencia, junto a un plan de musealización de algunas áreas de la ciudad y de su entorno”, según propone.

Y es que la ciudad “fue un sitio estratégico por su elevación. Hoy la vemos como la vemos, pero en el siglo VIII su Alcázar, sobre una peña, permitía un control del territorio increíble”.

Si las fuentes escritas han sido importantes para ahondar en el pasado andalusí de Guadalajara, también lo son las muchas, aunque pequeñas, excavaciones realizadas tanto en la ciudad como su entorno en los últimos años y que han ido arrojando nuevos datos.

El arqueólogo alude en particular a la que se llevó a cabo en el año 2000 cuando se construía el túnel de Aguas Vivas, uno de los más importantes enlaces entre el casco antiguo y las nuevas zonas residenciales. “De allí salió una importante secuencia arqueológica que confirmó la ocupación de la ciudad en los siglos VIII y IX, de la que formó parte un singular tesoro de monedas de cobre o feluses”.

Otras excavaciones realizadas en el Real Alcázar de Guadalajara, que hoy es casi una ruina, sacaron a la luz más monedas, en este caso del siglo noveno. “Guadalajara era entonces la referencia urbana más importante de la zona. La siguiente era ya Medinaceli. Al menos hasta el siglo XI y XII. Cuando en 1085 cae Toledo, Guadalajara sigue siendo una plaza importante”.

Actualmente, coincidiendo con las obras del nuevo campus de la Universidad de Alcalá, se han descubierto restos arqueológicos de una necrópolis visigoda y medieval. “Es posible que también haya otros elementos islámicos relativamente próximos”.

El Ataifor de Guadalajara, una pieza de cerámica andalusí aparecida en la ciudad que permite ahondar en el pasado islámico de la ciudad y su entorno Foto: Junta de Castilla-La Mancha

El Ataifor de Guadalajara

Manuel Castro acaba de ofrecer una conferencia en el Museo de Guadalajara dentro del ciclo dedicado al recientemente descubierto Ataifor de Guadalajara, en la que reflexiona sobre el origen de la ciudad, a partir de un conjunto de conferencias, como resultado de una reciente exposición en torno a la excepcional pieza de cerámica andalusí, la más importante aparecida en muchos años, localizada durante unas obras en la ciudad.

“Tiene una especial belleza, realizada en la técnica conocida como verde y manganeso, que incluye una figura humana y eso era muy poco frecuente”, señala el arqueólogo. La pieza destaca por la representación de un jinete, algo muy poco frecuente en la iconografía islámica.

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2.- Dírhams, feluses y contextualización arqueológica en el centro de la Península: nuevos hallazgos de época emiral (s. VIII-IX d.C.) en Recópolis, XV Congreso Nacional de Numismática

3.- Excavaciones en Guadalajara: secuencia andalusí desde época Emiral a Taifa y presentación de un singular conjunto numismático, Arqueología y territorio medieval

La carta que demuestra cómo la Iglesia y el franquismo dejaron morir a Miguel Hernández

30 agosto, 2023

Fuente: cadenaser.com

Una misiva que escribió el hermano del poeta a un amigo personal relata cómo era la situación en la cárcel de Alicante, donde murió de tuberculosis en 1942

Vicente Hernández, hermano del poeta, detalló en una carta cedida a la SER el abandono su hermano sufrió en la cárcel de Alicante. / Francisco Escudero.

Pepa Blanes

pepablanes

Cadena SER

24/10/2022 – 12:56 h CEST

Durante los últimos años del franquismo, en Orihuela, ciudad de nacimiento del poeta Miguel Hernández, que la Iglesia hizo lo que pudo para que no muriera en la cárcel. Una carta desmiente ese intento por limpiar la mala conciencia del poder religioso en tiempos de la guerra civil y la dictadura. Se trata de una carta manuscrita que ha entregado al Museo Miguel Hernández-Josefina Manresa de Quesada (Jaén)Francisco Escudero, hijo del médico Vicente Escudero, que atendía al hermano de Miguel Hernández, Vicente, con quien le unía una relación de amistad. En esa carta Vicente Hernández cuenta cuál era la situación de salud del poeta en la cárcel de Alicante y las posibilidades que había de salvarlo.

«Cuando mi hermano estaba ya con el pulmón quitado por don Antonio Barbero, estando tan malo en aquella enfermería donde habían 90 o 100 hombres tendidos quitándose las puses los unos a los otros con trapos sucios, pues allí no entraba un médico o un practicante en siete u ocho días, aquello era inhumano», escribe en este documento. La misiva se envió en 1975, el año de la muerte de Franco. Curiosamente, Vicente Esudero fue elegido alcalde de Orihuela años después, en 1983. «Llegué a un acuerdo con la Diputación de Jaén para hacer una cesión de uso, aunque la titularidad sigue siendo de mi familia», cuenta Francisco Escudero a la Cadena SER.Play/Pause

El motivo de hacerla pública es constatar las fake news que la dictadura trató de difundir sobre la muerte del poeta. «Intentaban liberar de culpa y amortiguar el abandono que sufrió Miguel Hernández y quitarle al canónigo Luis Almarcha toda la culpa. De modo que se decía en Orihuela que había hecho todo lo posible, pero que no pudo, algo que no era cierto. «Miguel murió fruto del rencor y del olvido, porque se pudo hacer algo», insiste Escudero.

«No podía hacer nada porque no rectificó de sus ideas»

En la carta, el hermano de Miguel Hernández cuenta las reuniones que tuvo con el Obispo Almarcha. «Creo que fue a los cinco o seis meses de terminar la guerra cuando fui a ver al Obispo Almarcha para pedirle ayuda para mi hermano. Me dijo que no podía hacer ahora nada porque él no le quiso hacer caso cuando le propuso que rectificara de sus ideas y de sus escritos. Ahora no era caso», escribe Vicente Hernández. En esos encuentros, los hermanos del poeta y muchos amigos trataron de que este obispo intercediera y enviara a un sanatorio al enfermo. «Se estuvo esperando el traslado más de 20 días y no legó, hasta que murió. Son malos recuerdos porque yo llegué a entrar allí, era terrible. La cabida del reformatorio es de 2.000 personas y habían 9.000», relata la misiva.

El canónigo Luis Almarcha era un hombre con mucho poder. Amigo personal de Franco, fue nombrado procurador de las Cortes franquistas y poco después sería nombrado Obispo de León. «Si él hubiera querido, hubieran trasladado a Miguel Hernández al sanatorio tuberculoso, pero antes de eso quisieron ganarlo para la «nueva España», que no fue posible. Eso fue un gran ejemplo de honestidad e integridad del poeta que no renunció ni a su ideario ni a sus escritos ni a su manera de entender el mundo, a pesar de estar encarcelado y de ser consciente de que se estaba muriendo.

Sobre la historia de la carta, explica Francisco Escudero, que también es director de la UNED en Alicante, y ha escrito varios libros dedicados a temas de memoria histórica, entre ellos Los camilleros del Ritz, cuenta cómo la heredó de su padre. «Mi padre era amigo personal y le llegó a tratar varias veces en la consulta. Ante esa rumorología que corría por Orihuela, mi padre le pidió a Vicente que le escribiera una carta donde escribiera los detalles de lo que él vio y vivió cuando visitaba a su hermano en la cárcel de Alicante».

Un lugar al que llevar flores a Lorca

Elvira y Vicente Hernández, los hermanos del autor de El rayo que no cesa, fueron quienes más visitaron al poeta en su cautiverio, ya que Josefina Manresa, su mujer no era considerada por las autoridades franquistas como familiar directo. La dictadura no reconocía el matrimonio civil de la República y, por tanto, no era oficialmente la esposa de Miguel Hernández. «El de su hermano Vicente es el testimonio más directo, que vio el estado de salud de su hermano y trató de que lo trasladaran al sanatorio de Valencia para tuberculosos».

Hace años que salió el legado de Alicante, estaba en Elche, ciudad donde vivía la viuda del poeta, los hijos y nietos del poeta. Josefina Manresa se fue a la ciudad tras la muerte del poeta. En el año 86 llegó a un acuerdo con el primer alcalde democrático socialista para mantener el legado del poeta. «Elche fue la ciudad que le dio la oportunidad de salir adelante en aquellos años oscuros».

«Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo, van por la tenebrosa vía de los juzgados: buscan a un hombre, buscan a un pueblo, lo persiguen, lo absorben, se lo tragan», escribía el propio poeta que sufrió varias condenas por su compromiso político. El 29 de abril de 1939, Miguel Hernández cruzó a Portugal por un paso clandestino en Huelva. Allí fue detenido y entregado a la prisión de Huelva. En mayo fue trasladado a Sevilla. Unos días después a la cárcel de Torrijos de Madrid. Inesperadamente, sale en libertad el 15 de septiembre. En ese momento decide volver a Orihuela para ver a su familia, pero su pueblo se convierte en una ratonera y es de nuevo detenido. Vuelve a Madrid. Es condenado a pena de muerte, después ve cómo le rebajan la pena. Más detenciones y más cárceles, Palencia, Madrid, Ocaña, Albacete… hasta que el 29 de junio de 1941 llega al Reformatorio de Adultos de Alicante donde muere el 28 de marzo de 1942.

O llegan inmigrantes o entraremos en declive demográfico

29 agosto, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

  • En los próximos 15 años habrá en España 1,5 millones más de defunciones que de nacimientos, y solo la llegada de inmigrantes evitará un fuerte descenso de la población

Arsenio Escolar

Cinco migrantes caminan por el arcén de la carretera desde la ciudad marroquí de Nador hacia la localidad de Berkán. Según cuentan a EFE, dos de ellos habían estado en el monte Gurugú como paso previo a intentar cruzar a Melilla, pero las redadas de los últimos días les han hecho desistir del intento. EFE/ Mohamed Siali
Cinco migrantes caminan por el arcén de la carretera desde la ciudad marroquí de Nador hacia la localidad de Berkán. Según cuentan a EFE, dos de ellos habían estado en el monte Gurugú como paso previo a intentar cruzar a Melilla, pero las redadas de los últimos días les han hecho desistir del intento. EFE/ Mohamed Siali

18 de octubre de 2022 22:35h
Actualizado el 19/10/2022 09:35h 

La anécdota es muy significativa. A finales de los años ochenta del siglo pasado, Finlandia vivía una crisis demográfica severa, y el entonces primer ministro, Harri Holkeri, intentó concienciar a sus conciudadanos con un golpe de efecto. Se dirigió solemne a la nación: “Me dicen los expertos que, al paso que vamos, en el año 3000 solo quedarán dos finlandeses. Si ambos son del mismo sexo, Finlandia estará en apuros”. Finlandia no llegaba por entonces a los 5 millones, hoy supera los 5,5 millones. 

La semana pasada, el Instituto Nacional de Estadística (INE) español publicó unas proyecciones demográficas poco parecidas en lo alarmistas a las de Finlandia hace casi medio siglo, pero que sí deberían servir para alguna reflexión colectiva y debate público y para decidir algunas políticas a medio y largo plazo. No eran proyecciones cocinadas internamente por el instituto público, sino de demógrafos de toda España a los que el INE ha consultado mediante una encuesta. Sus conclusiones son, por tanto, una especie de consenso del mercado.

Las proyecciones de población no son una ciencia exacta. Muestran, eso sí, la evolución que seguirá un territorio si se mantienen las tendencias demográficas del momento en que las proyecciones se hacen. “No constituyen una predicción, en el sentido de que no tienen como objetivo determinar cuál es la evolución más probable”, afirma el propio INE en la nota con que las hizo públicas. 

Pese a no constituir una predicción, la proyecciones arrojaban datos tan interesantes como estos. Todas en condicional, si se mantienen las tendencias:

  • En los próximos 15 años, entre 2022 y 2036, el número medio de hijos por mujer pasaría en España del 1,19 actual a 1,27 en 2036, con lo que nacerían en el total de ese periodo en torno a 5,5 millones de niños, un 14,2% menos que en los 15 años previos. 
  • En ese mismo periodo de 15 años, las defunciones sumarían en torno a 7 millones, luego el saldo vegetativo (nacimientos menos defunciones) sería negativo, perderíamos unos 1,5 millones de personas.
  • Y, sin embargo, nuestra población sería superior a la actual en unos 4,32 millones, y superaría en total los 51 millones en 2036. El factor diferencial estaría, en efecto, en las migraciones. Nuestro saldo migratorio, la diferencia entre los que vendrían a residir en España y los que se fueran desde aquí a residir en otro país, sería claramente positiva y evitaría nuestro declive demográfico.

La población es uno de los grandes activos de un país o de un territorio. El capital humano es tan valioso o incluso más que los recursos naturales. Perder población es un drama económico y social y genera desequilibrios gravísimos en muchos campos, de las pensiones a la educación, de la ordenación del territorio (¡ay, la España despoblada!) a las inversiones públicas.

La evolución de los nacimientos resume muy bien la crisis demográfica española: en las dos décadas del llamado baby boom, de 1957 a 1977, nacían en España entre 650.000 y 700.000 niños al año; en 1996 la cifra se había desplomado hasta los 362.626; el pasado año, 2021, el primero postpandemia, nacieron solo 336.247. En medio de los dos últimos datos hubo un vigoroso repunte: en 2008 nacieron 519.779 bebés. ¿Qué había pasado? Que las migraciones nos habían rescatado. Que a principios de siglo se abrieron en cierto modo nuestras fronteras a la inmigración, y la tasa de fecundidad, el número de hijos por mujer, subió gracias a esa nueva población femenina residente en España. La crisis financiera de 2007 redujo de modo radical los flujos migratorios hacia España, y poco después nuestra tasa de fecundidad volvía a caer. La pandemia la hundió aún más. 

No solo los demógrafos encuestados por el INE ven en la inmigración el mejor remedio a nuestra crisis demográfica, a la crisis que con diferentes altibajos lleva ya casi medio siglo entre nosotros, como una enfermedad crónica. En verano de 2018, un organismo internacional tan poco sospechoso de extremismos de izquierda como es el FMI recomendaba a España que acogiera 5,5 millones de personas extranjeras hasta el año 2050 para hacer sostenible nuestro sistema público de pensiones. 

¿Y los políticos? El debate con datos brilla por su ausencia. Se produzca o no se produzca el próximo año un cambio de ciclo electoral, hasta la derecha xenófoba -que la tenemos, y ya está dentro del gobierno de Castilla y León y aspira a sentarse en el Consejo de Ministros- debería reflexionar sobre todo esto. Además de por solidaridad y por memoria -a lo largo de la historia, hemos sido más veces un país exportador que importador de población, más de emigrantes que de inmigrantes-, deberíamos fomentar la inmigración por economía, por interés y provecho propio. 

¿Qué hacían 50 militares españoles en la guerra de Vietnam? Así fue la misión humanitaria que Franco ocultó

23 agosto, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

  • Durante cinco años, los peores del conflicto, el régimen franquista mantuvo una operación “confidencial” en este país con el envío de 50 sanitarios, y que ahora desvela en un libro el escritor toledano Andrés López-Covarrubias.
El equipo español en la entrada del hospital del Go Cong
El equipo español en la entrada del hospital del Go Cong Imagen cedida

Alicia Avilés Pozo

16 de octubre de 2022 19:50h
Actualizado el 17/10/2022 05:30h 

El régimen franquista tuvo siempre una postura distante, alineada con los países europeos, durante los 20 años que duró la guerra de Vietnam. Deseaba permanecer al margen de un conflicto que no era bien visto en la escena internacional. Por eso, la presencia allí de militares españoles se calificó de “confidencial” pese a que se trataba de una misión humanitaria de sanitarios del Ejército en Vietnam del Sur y durante los peores años del conflicto.  

Esa misión ha permanecido en el olvido debido a su carácter secreto y a que está asociada con el régimen dictatorial de Franco, pero contiene un elemento humano de primer orden que ahora ha rescatado el escritor toledano Andrés López-Covarrubias en su libro ‘Good Morning Go Cong. Una historia de españoles en la guerra de Vietnam’.  

Es el primer libro de este autor que trasciende las fronteras locales de Toledo y narra la historia del medio centenar de sanitarios militares españoles, todos ellos voluntarios, en la “desconcertante y caótica guerra de Vietnam”. Fue la primera misión humanitaria del Ejército español en el exterior, pero nadie quiso que se supiera. En el contexto internacional: la Guerra Fría, del aislamiento del régimen de Franco y la aparición de movimientos antibelicistas y contraculturales en Europa y Estados Unidos. El título es un guiño a la película ‘Good Morning, Vietnam’ de Barry Levinson (1987), incluyendo el Go Cong, la población vietnamita en la que se estableció durante cinco años esta misión española.

Según detalla López-Covarrubias, la narración toma como hilo conductor la vida de Ramón Gutiérrez de Terán, el suboficial sanitario que más tiempo permaneció allí: tres años y medio de los cinco que duró la misión. “Ha sido una suerte poder contar con su testimonio”, explica el escritor, aunque también ha recurrido a experiencias grabadas y textos escritos de otros protagonistas, a la prensa de la época y a la “escasa documentación oficial” que generó la misión. 

El inicio de la misión

Esta desconocida historia se remonta a 1965, cuando Estados Unidos comenzó a recabar apoyo internacional entre sus aliados. Prácticamente nadie respondió a este requerimiento, ningún país europeo. Fue entonces cuando el presidente Lyndon B. Johnson escribió a Franco para intentar comprometer a España en la lucha contra el comunismo que se libraba en el continente asiático. 

“La respuesta de Franco no tiene desperdicio. Llegó a escribir al presidente estadounidense que su experiencia militar y política le permitía apreciar las grandes dificultades en las que se había embarcado Estados Unidos, o que el estado de pobreza de los vietnamitas les empujaba hacia el social comunismo porque les ofrecía mayores posibilidades y esperanzas que el sistema liberal patrocinado por occidente. También reconoce que en Vietnam existía un problema político que no se iba a solucionar solamente con la fuerza de las armas”. Esta carta se reproduce en el libro en su totalidad.  

Pese a su particular reflexión, el dictador decidió encomendar al Estado Mayor Central del Ejército la búsqueda de 14 voluntarios entre su personal médico y de enfermería. La circular recorrió cuarteles y unidades militares de toda la España peninsular, islas y Sáhara Occidental. Al final solo se presentaron doce voluntarios: un comandante y tres capitanes médicos, un teniente especialista de laboratorio, seis suboficiales sanitarios y un capitán de Intendencia. 

Recibiendo condecoraciones Imagen cedida

López-Covarrubias también documenta que cuando los sanitarios militares españoles llegaron a Vietnam en septiembre de 1966, un veterano estadounidense que conocía muy bien las dramáticas consecuencias de adentrarse en aquel laberinto les dijo prácticamente a bocajarro: “Amigos, solo volveréis a casa la mitad”. “Ese vaticinio no se cumplió. Ni entre los integrantes del primer contingente ni entre los cerca de cincuenta voluntarios que pasaron por allí durante los cinco años siguientes hubo bajas”, afirma el escritor.

Los españoles se hicieron cargo del hospital provincial de una pequeña población, Go Cong, donde procuraron “algo de cordura y humanidad a sus habitantes”. “Nunca hicieron distinción entre pacientes, ya fuera población civil o guerrilleros del Vietcong. Fue así como se ganaron el respeto y la admiración, incluso el cariño, de amigos y enemigos”.

El libro narra cómo en el hospital convivían a diario con la desolación y la muerte, aunque también salvaron miles de vidas. Hasta allí llegaban no solo heridos y mutilados de guerra, sino también, y sobre todo, víctimas de accidentes de tráfico, niños con malnutrición, pacientes de malaria y otras enfermedades tropicales. “A todo hicieron frente con una gran determinación y una escandalosa falta de medios”. En España nada se supo. Andrés López-Covarrubias recuerda que la dictadura franquista no era transparente en sus decisiones. La misión fue calificada de “confidencial” y solo unos pocos medios informaron de la misma.

Después, y durante mucho tiempo, pasó algo similar a lo ocurrido en Estados Unidos: “El resultado final del conflicto hizo que la sociedad en general, y los medios en particular, decidieran pasar página. No había nada por lo que sacar pecho”. Además, explica el escritor que en España, el hecho de que la misión se constituyera durante la dictadura hizo que “fuera desdeñada e incluso vilipendiada”.

 “Es absurdo fijarse tan solo en la coyuntura política y no en la naturaleza del hecho en sí. La denominada Misión Sanitaria Española de Ayuda a Vietnam del Sur fue de una misión de carácter exclusivamente humanitario, y eso fue lo que los responsables políticos de la época quisieron exactamente que fuera, ni más ni menos. Creo que hoy deberíamos sentirnos orgullosos del papel desempeñado por aquellos hombres, que recibieron el reconocimiento tanto de aliados como de enemigos gracias a su profesionalidad y extraordinaria labor humanitaria”, apunta el autor de “Good Morning Go Cong”. 

Portada de «Good morning Go Cong»

¿Estaban preparados para esa misión? Al llegar se integraron en el ejército de Estados Unidos, vistiendo sus mismos uniformes, ya que allí llegaron “prácticamente con lo puesto”. Pasaban desapercibidos y atendían a todo tipo de heridos. Y como les vaticinó aquel veterano a su llegada, “si el Vietcong hubiera querido no habrían durado allí ni una semana”. 

La guerra terminó en 1975 con la toma de Saigón por parte de las tropas norvietnamitas y del Vietcong. Antes, en 1971, ya se veía que las cosas no iban bien para Estados Unidos en Vietnam, por lo que los americanos comenzaron a retirar sus efectivos. Aquel mismo verano del 71 el régimen franquista decide dar por finalizada la Misión y repatriar a sus últimos integrantes, que llegarían a España en octubre de ese año.

Ese regreso tampoco trascendió a la sociedad española. Cuenta López-Covarrubias que nadie fue a recibirlos al aeropuerto, nadie se hizo eco de la noticia y nadie les agradeció los servicios prestados. Aprovecha el escritor toledano para rememorar la frase de la película ‘Cuando éramos soldados’, de Randall Wallace (2002): “El país que nos envió a la guerra no estaba allí para darnos la bienvenida cuando volvimos”.

Andrés López-Covarrubias

 “Por mi parte, espero que este libro sirva para recuperar la memoria de aquella misión. Y de la del medio centenar de sanitarios militares españoles que pasaron por ella”, concluye. 

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Biografía

Andrés López-Covarrubias (Toledo, 1966) es licenciado en Psicología y profesor de la Academia de Infantería de Toledo. Desde 2012 es Académico de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, y autor de varios libros sobre historia local toledana. 

Ciges Aparicio, el escritor republicano juzgado por masón después de haber sido fusilado

22 agosto, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

Lucas Marco

Foco

MEMORIA HISTÓRICA

El escritor republicano Manuel Ciges Aparicio en un retrato de 1911.
El escritor republicano Manuel Ciges Aparicio en un retrato de 1911. VIDA SOCIALISTA

15 de octubre de 2022 21:43h
Actualizado el 01/02/2023 00:12h 

La obsesión de la dictadura franquista con la masonería era de tal calibre que el régimen investigaba a masones incluso después de haberlos fusilado. El Juzgado número 3 del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo (TERMC) incoó un expediente al escritor republicano Manuel Ciges Aparicio (Enguera, 1863 – Ávila, 1936) dos décadas después de su asesinato. “Es un expediente inaudito que ni siquiera su biógrafo conocía”, explica a elDiario.es Virgilio Tortosa, profesor de la Universidad de Alicante y autor de M. Ciges Aparicio y la masonería: juzgado después de asesinado (Alfons el Magnànim, 2022).

Ciges Aparicio, escritor republicano y gobernador civil en Ávila durante la sublevación militar contra la II República, fue fusilado la madrugada del 5 de agosto de 1936 en las inmediaciones del cementerio de la localidad castellanoleonesa, según su biógrafo Cecilio Alonso. Las primeras diligencias en el TERMC se abrieron en 1944 a instancias de la Dirección General de Seguridad. “Todas las derechas arremetieron contra la masonería cuando menos desde los años 30”, recuerda el autor del estudio.

A pesar de que el expediente —“plagado de errores”, según Tortosa— concluyó su no adscripción a la masonería, el 20 de abril de 1956 se incoó por parte del órgano represivo un expediente para recabar toda la información sobre el escritor, que permanece hasta el día de hoy en alguna fosa común. Siete meses después finalizó la instrucción del expediente, rescatado por Virgilio Tortosa de los fondos del Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca.

“El franquismo inventó mecanismos judiciales represivos para prolongar el terror en la inmediata posguerra porque le interesó y uno de esos mecanismos fue el TERMC”, señala Tortosa. La instrucción, a manos del juez Tomás Marco Garmendia, está plagada de errores hasta tal punto que el expediente atribuye a Ciges Aparicio la profesión de abogado. “Es absurdo que lo han asesinado y ni siquiera se cruzan información generada por ellos”, afirma Virgilio Tortosa.

Expediente del escritor Manuel Ciges Aparicio incoado por el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo.

Cecilio Alonso, biógrafo del escritor y político republicano, reseña indicios de que Ciges Aparicio pudiera haber pertenecido brevemente a la masonería para pasar a la condición de durmiente (aquel iniciado en estado de inactividad masónica que no pierde sus derechos). El escritor valenciano pasó por numerosas cabeceras de la prensa republicana tras haber sido condenado a cuatro años de prisión por haber criticado la actuación del general Valeriano Weyler en la guerra de Cuba.

“A lo largo de su vida siempre se significa y toma partido por los humildes”, destaca Virgilio Tortosa. Ciges Aparicio tuvo una extensa carrera en el periodismo republicano, lo cual le valió periodos de exilio en Francia por sus críticas al régimen de la Restauración y tuvo en su abundante bibliografía, gran parte autobiográfica, una “influencia modernista con una prosa muy limpia y ciceroniana”, apunta Tortosa. “Con un fuerte contenido social crítico con la realidad, fue un eslabón entre la narrativa realista del siglo XIX y la narrativa que se renueva en el siglo XX, es una cadena intermedia y un continuador de Galdós y de los grandes narradores”, agrega.

Casado con Consuelo Martínez Ruiz, hermana de Azorín, tuvo cuatro hijos, entre ellos el actor Luis Ciges. Ciges Aparicio, militante de Izquierda Republicana y hombre de confianza del también escritor Manuel Azaña, fue nombrado gobernador civil de las Islas Baleares tras el advenimiento de la II República. En 1935 cambió ese destino por Santander y luego por Ávila, donde le pilló la sublevación militar. 

“En julio de 1936 fue confinado en la vivienda familiar del Gobierno Civil y sabemos por su hijo Luis Ciges que estuvo allí días, que pudo escapar pero no lo hizo”, relata Virgilio Tortosa. “En un momento determinado se lo llevan y les dice a sus hijos, de forma ejemplar, que nunca odien a nadie. Era consciente de lo que iba a ocurrir”, agrega.

Tras ser fusilado, el régimen franquista siguió persiguiendo al finado. La represión de la masonería, con ayuda de los aliados de la Gestapo, fue una de las grandes obsesiones del dictador francisco Franco y de los órganos policiales de la dictadura, que incluso persiguieron a masones fallecidos en el siglo XIX. “El expediente te deja un poco helado, ni siquiera muerto pudo descansar”, lamenta Virgilio Tortosa.

El republicanismo fraternal de Lluís Companys

20 agosto, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

  • A 82 años de su infame fusilamiento, el abogado defensor de los derechos de los trabajadores, el republicano federalista y el presidente mártir de Catalunya, esperan reparación. Quizás una parte de esa reparación llegue con la nueva Ley de memoria democrática, a pesar de sus límites innegables

Gerardo Pisarello

@G_Pisarello

Profesor de Derecho Constitucional de la Universitat de Barcelona

Lluís Companys, president de la Generalitat, con Roc Boronat a su derecha, iza la bandera catalana en el balcón de la sede del Sindicat de Cecs.
Lluís Companys, president de la Generalitat, con Roc Boronat a su derecha, iza la bandera catalana en el balcón de la sede del Sindicat de Cecs. Gabriel Casas i Galobardes / Archivo de la Generalitat de Catalunya

14 de octubre de 2022 22:32h
Actualizado el 15/10/2022 09:01h 

Un 15 de octubre de 1940, por decisión directa de Francisco Franco, era fusilado en Barcelona, en el castillo de Montjuïc, Lluís Companys, president de Catalunya y exministro de la República española. El proceso que condujo a su muerte fue una versión extrema, infame, de lo que hoy se conoce como lawfare: una pantomima llena de calumnias sobre la vida pública y privada del acusado, con una sentencia dictada de antemano. Pero el ensañamiento de las derechas radicalizadas con Companys, que hoy pervive en Vox y en el ayusismo que predomina en el Partido Popular, no es casual. Por su catalanismo, por sus convicciones federales, y por el republicanismo que encarnó, siempre solidario y fraternal con los pueblos y gentes trabajadoras de todo el Estado.

El Companys mártir de la dictadura franquista, en efecto, no se explica sin el vehemente abogado catalanista que, en los años previos, se forjó como activista en la lucha por una España republicana, democrática y federal. Desde sus primeros pasos en política, destacó por su compromiso con las clases trabajadores. Fue abogado de sindicalistas y obreros. Como buen conocedor de la vida rural, también contribuyó de manera decisiva a la organización del campesinado, creando para ello la Unió de Rabassaires. Y todo ello, en el marco de una oposición decidida a la monarquía borbónica, cómplice vergonzosa de la dictadura de Primo de Rivera.

En los convulsos años de la Barcelona de la primera posguerra, Companys arriesgó su vida en defensa de los trabajadores y contra la violencia de los sectores más recalcitrantes de la patronal. Esa violencia del poder privado le arrebató dos íntimos amigos: el abogado Francesc Layret, fundador junto a él del Partido Republicano Catalán, y Salvador Seguí, prestigioso líder anarcosindicalista partidario de la creación de un partido político que representara a la clase obrera catalana.

Hasta el advenimiento de la Segunda República, Companys fue, ante todo, un impulsor de la causa republicana. Por ello fue detenido varias veces y encarcelado. Y a ello dedicó su infatigable trabajo como abogado, periodista, concejal del Ayuntamiento de Barcelona o diputado en el Congreso. La victoria republicana en las elecciones de 1931 significó el salto de activista al gobernante. En poco tiempo, fue diputado en las Cortes Constituyentes de 1931, ministro de Marina en el gobierno de Manuel Azaña y, a la muerte de Francesc Macià, president de la Generalitat de Catalunya.

Ya en este cargo, Companys impulsó una reforma de los arrendamientos agrícolas favorable a los trabajadores que fue férreamente resistida por la derecha catalana y por los terratenientes y propietarios rurales del Instituto Agrícola Catalán de San Isidro. Poco más tarde, le tocó asumir algunas decisiones políticas clave que todavía hoy son discutidas.

Una de ellas fue su participación en la proclamación republicana y federal de octubre de 1934. El contexto era enormemente complejo. Las derechas nazis y fascistas crecían en Europa y utilizaban la violencia y la intimidación para abrirse paso en las instituciones democráticas y minarlas desde dentro. Cuando en España se anunció que las derechas locales que simpatizaban con estos sectores ultras entrarían en el Gobierno, se produjo una reacción instintiva entre las clases populares. La revolución asturiana de 1934, protagonizada por trabajadoras y trabajadores socialistas, anarquistas y comunistas, fue eso: un intento de detener preventivamente lo que se percibía, con fundadas razones, como un movimiento antirrepublicano y golpista.

Desde Catalunya, Companys decidió secundar esta llamada a resistir a las “fuerzas monárquicas y fascistas que de un tiempo a esta parte pretenden traicionar la República”. El 6 de octubre proclamó el Estado catalán dentro de la República federal española. Y lo hizo apelando a la “Cataluña liberal, democrática y republicana que no puede estar ausente ni silenciar su voz de solidaridad con los hermanos que en las tierras hispanas luchan hasta la muerte por la libertad y el derecho”.

Por esta decisión, Companys y otros consejeros de su gobierno recibieron una condena de 30 años de prisión. La acusación de sus juzgadores era la de haber querido imponer “por la violencia aquel régimen federal que la soberanía constituyente rechazara”. Cinco de los veintiún vocales del tribunal, sin embargo, se pronunciaron a favor de la absolución. Su argumento fue que los acusados, lejos de haber atentado contra las instituciones republicanas, habían intentado preservarlas frente una regresión golpista de ultraderecha (que efectivamente se consumaría con la sublevación franquista).

Años después, ya restituido en la presidencia de la Generalitat como consecuencia del concluyente triunfo electoral de los frentes de izquierdas, Companys tuvo que volver a afrontar un contexto de similar complejidad. De lo que se trataba, esta vez, era de lidiar con la nueva revolución popular que se había desatado en julio de 1936 tras la victoriosa respuesta al alzamiento fascista en Barcelona. En aquella ocasión, Companys puso todo su empeño en intentar minimizar la violencia en la retaguardia republicana. Se pudo equivocar algunas veces. Pero siempre fue consecuente en su defensa del autogobierno de Catalunya, de la fraternidad republicana y de la libertad.

A 82 años de su infame fusilamiento, el abogado defensor de los derechos de los trabajadores, el republicano federalista y el presidente mártir de Catalunya, esperan reparación. Quizás una parte de esa reparación llegue con la nueva Ley de memoria democrática, a pesar de sus límites innegables. Pero no será suficiente. Y no lo será porque las derechas radicalizadas que lo calumniaron y lo asesinaron junto a Miguel Hernández, las Trece Rosas, Joan Peiró o Julián Zugazagoitia, vuelven a campar por sus anchas, tanto en España como en Europa.

Costaría, en efecto, encontrar hoy entre las derechas españolas gente como el conservador liberal madrileño Ángel Ossorio y Gallardo, que no solo llegó a ser abogado defensor de Companys, sino que le dedicó una biografía que todavía hoy emociona. Claro que para llegar hasta aquí, el propio Ossorio entendió que ni la monarquía, ni las exaltadas derechas que la acompañaban, podían garantizar las libertades que para él resultaban irrenunciables. La ausencia de gente como él hace que todo sea más difícil. Encontrarla, convencerla, es el gran reto de un antifascismo republicano, democrático, amplio, en condiciones de parar una nueva ola barbarie que la humanidad no puede permitirse.  

La lucha surrealista del pueblo de ‘La lluvia amarilla’ por recuperar su iglesia

19 agosto, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

La iglesia de San Bartolomé, en Sarnago (Soria), hoy en ruinas
La iglesia de San Bartolomé, en Sarnago (Soria), hoy en ruinas Asociación Sarnago

José María Sadia

12 de octubre de 2022 22:24h
Actualizado el 13/10/2022 13:05h 

“Y, entonces, sobrecogidos, casi sin ánimo para acercarse a ella, contemplarán de lejos el pórtico invadido de zarzales, las maderas podridas, el tejado vencido y el sólido bastión de la espadaña que todavía se yergue sobre la destrucción y la ruina de la iglesia como un árbol de piedra…”. Cuando el escritor leonés Julio Llamazares describía en 1988 las ruinas del templo de un pequeño pueblo del Pirineo de Huesca, en realidad se dejaba impresionar por la decadencia de la iglesia de Sarnago, un municipio situado en la comarca peor tratada de la provincia más olvidada del país, Soria. Han transcurrido más de tres décadas y el trágico augurio de La lluvia amarilla —la novela que ha recobrado su vigor en plena sangría demográfica del mundo rural español— sigue pesando como una losa. Sarnago brota de nuevo, sí. Pero no su iglesia, que actualmente es una limpia, cuidada y bella… ruina.

La joya de la arquitectura mozárabe española que no termina de curarse

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“Recuerdo de cría ir a misa por las mañanas, después a la escuela y, por la tarde, al rosario. La iglesia está ahora toda caída, pero era muy bonita”. Milagros Jiménez rememora los durísimos años de niña en Sarnago, donde ahora permanece, como todos los años, hasta la fiesta de Todos los Santos. Paradójicamente, guarda el mejor de los recuerdos de aquella época. “Con diez añitos, ya iba de pastora, como los demás. Teníamos que acarrear con las caballerías, trillar con el trillo, segar a hoz…”, describe Milagros. Los vecinos de Sarnago vivían, en los años sesenta, lejos de cualquier perspectiva de progreso. “Aquí decíamos: ¿Qué carrera vas a coger? La del bastón, la cachava y las ovejas”. No había margen para elegir, ni para soñar.

Pero como cualquier situación difícil siempre es susceptible de empeorar, al pueblo de las Tierras Altas sorianas le ocurrió lo que al resto. “Era un pueblo majo, había bastante (llegó a tener 450 habitantes y dos entidades anejas). Vivíamos de la ganadería y sembrábamos trigo, cebada, centeno, patatas… Pero llegó un momento en el que no había para todos y la gente comenzó a emigrar”, relata con lástima Milagros. “Cada semana se iban dos o tres familias”, corrobora José María Carrascosa, presidente de la asociación cultural que lucha, desde hace más de cuatro décadas, por evitar la muerte de Sarnago. El caso es que solo se quedaron las personas mayores, los jubilados. “Los hijos se los llevaron, unos a Calahorra, otros a Tudela o a Zaragoza”, enumera la vecina. Todavía adolescente, ella acabó también partiendo con sus padres a Pamplona. “Tuvimos suerte y, aunque mi padre era ya mayor, consiguió trabajo. Yo, como el resto, entré a servir en una casa”, detalla.

El último habitante

De regreso a Sarnago, la situación no hizo sino empeorar. Hasta que en abril de 1979 falleció el último habitante de la localidad. La voluntad del ya célebre Aurelio Sáez de continuar allí hasta el final de sus días —traicionado por la pobreza y la emigración— inspirarían el relato de Llamazares. “En 1985, la iglesia comenzó a tener goteras. Fue la última vez que celebramos misa en el interior”, precisa José María Carrascosa. Aquello se convirtió también en el inicio de una lucha interminable, surrealista, por evitar, sin fortuna, la imparable destrucción del edificio, el “árbol de piedra” que refiere la novela. Los vecinos se ofrecieron a reparar la cubierta si el obispado de Osma-Soria les facilitaba los materiales. Pero la suerte del templo de San Bartolomé ya estaba echada. No hubo noticias.

Acto de reconocimiento a Julio Llamazares en el pueblo, en 2018 Asociación Sarnago

Nada ocurrió hasta que los vecinos, cansados del silencio de la Iglesia, decidieron iniciar una cruzada por rescatar el templo. En 2010, la asociación cultural de Sarnago solicitó formalmente la cesión. “No hubo manera y no hay manera. Únicamente nos propuso una cesión de diez años para uso exclusivamente litúrgico, con un montón de condiciones”, afirma Carrascosa. El pueblo estaba pensando en un proyecto distinto: reconstruir la iglesia y convertirla en un centro cultural, “también para celebrar misa, por supuesto”.

De hecho, un miembro del colectivo, aparejador de profesión, había incluso calculado la inversión adecuada para conseguirlo, unos 300.000 euros. “No tenemos ni un duro, pero lo haríamos por fases, empezando por la limpieza y la consolidación”, se sincera el presidente de la asociación cultural. Difícil, pero no imposible. Y si no, que se lo pregunten a los vecinos de Fuenteodra (Burgos). El obispado aparentaba no tener mayor interés en San Bartolomé ni en su futuro. Acaso alguno. “Solo dos años después de pedir la cesión, inmatriculan la iglesia, pero ni siquiera como templo, sino como solar, porque ya estaba desacralizada”, puntualiza el responsable.

Todo un sainete

Para entonces, San Bartolomé había iniciado ya su particular proceso de autodestrucción. La espadaña que describía Llamazares en La lluvia amarilla terminó por ceder. Cayeron las campanas que Milagros recordaba tocar cuando era solo una niña. Y aquellas circunstancias se convirtieron en el guion perfecto del mejor sainete. Porque los vecinos no se quedaron de brazos cruzados. Pusieron en marcha varias hacenderas —antiguos trabajos colectivos— para recuperar la pila bautismal de entre los escombros, mantener a resguardo los restos de la espadaña con la pequeña grúa de un voluntario o trasladar las campanas al museo etnográfico que la asociación había construido en la antigua casa del maestro. “A la primavera siguiente, vinieron del obispado y nos recordaron que las campanas eran suyas. Les respondimos que debían ponerlas donde era su sitio y que nosotros no las queríamos para nada; que no pensábamos venderlas, cosa que quizá ellos…”, describe, todavía dolido, José María Carrascosa.

El municipio soriano, bajo el manto de la nieve en invierno Asociación Sarnago

Pese a todo, hubo un momento en que las posiciones quizá estuvieron cerca de confluir. El problema de fondo, según los vecinos, es que el obispado “no confiaba” en ellos. La iglesia dudaba en ceder el edificio a la asociación cultural que había rescatado a Sarnago de una muerte segura, cuyo empeño a lo largo de más de tres décadas ha logrado llamar la atención de la asociación Hispania Nostra —que incluyó San Bartolomé en su Lista Roja de monumentos en peligro, más por la actividad vecinal que por el valor histórico de las ruinas— o de Icomos, órgano asesor de la Unesco, que recientemente ha reconocido el incansable trabajo del colectivo.

La Iglesia no terminaba de fiarse de qué ocurriría si, eventualmente, la asociación acababa por disolverse. “Les ofrecimos acudir a la notaría para firmar un acuerdo por el que el templo volvería a manos del obispado”, aseguran desde la asociación. La institución religiosa desconfiaba, igualmente, del futuro uso que podría tener el inmueble. Una duda que no deja de ofender los vecinos. Finalmente, “nos dijeron que se fiaban más de un ayuntamiento”. Así que los vecinos de Sarnago acudieron a San Pedro Manrique, municipio del que pasaron a depender tras la disolución administrativa. “En aquel momento, el equipo de Gobierno estaba por la labor, pero mientras preparaban los papeles de la notaría, cambió el alcalde y ya no han querido volver a saber nada”, describe Carrascosa.

Acto cultural organizado por la asociación de Sarnago, una de las más activas de Soria Asociación Sarnago

La historia no acaba aquí. Con la iglesia de San Bartolomé prácticamente en el suelo —solo permanecen en pie tres muros— los vecinos de Sarnago decidieron apuntalar los restos para evitar futuros desprendimientos y el consiguiente peligro para los viandantes. La labor trascendió a los medios de comunicación, circunstancia que añadió un amargo epílogo. “Recibimos una reprimenda impresionante, el obispado nos recriminó que quiénes éramos nosotros para meternos en un sitio que no era nuestro”, rememoran con amargura. “Fue algo surrealista”, valora Carrascosa. Así que solo quedaba acudir al papa Francisco para ponerle al corriente de sus pretensiones. Eso fue hace dos años. El nuncio vaticano les prometió ponerse sobre ello. Aún no hay noticias. “Al menos, esta vez nos han contestado”, se consuelan en Sarnago.

‘Coworking’ y mirada al futuro

A pesar de las energías gastadas en balde con el frustrado proyecto de la iglesia, Sarnago no ha perdido el tiempo en estos años. Actualmente, más de veinte viviendas están “arregladas” y son habitadas en el buen tiempo. “Mantenemos las casicas de los padres, venimos, nos reunimos y estamos a gusto”, valora Milagros Jiménez. Por el camino, un enorme esfuerzo para traer el agua y la electricidad… incluso internet. De hecho, actualmente están esperanzados en poder recibir fondos europeos para habilitar una vivienda desde la que se pueda teletrabajar de manera temporal, un proyecto de “coworking” con el que Sarnago aspira a tomar el testigo del último habitante permanente del pueblo, Aurelio Sáez. Porque el problema es que “los jóvenes también vienen, pero se tienen que volver por trabajo”.

Celebración de la fiesta en Sarnago, cuando el pueblo tenía vida Asociación Sarnago

Por el camino, el pueblo soriano —cuya asociación es de las más activas de la provincia castellano-leonesa, con más de 200 miembros— ha dado vida a su museo etnográfico, publica anualmente una revista de contenido cultural y ha recuperado la tradicional fiesta de Las Móndidas. Recientemente, invitaron al escritor Llamazares para ofrecerle un cálido reconocimiento. ¿Les ha beneficiado la publicación de La lluvia amarilla? “Nos ha venido bien, porque a pesar de la dureza de la vida que describe, siempre hay que extraer algo positivo”. El colectivo soriano cree que la novela ha contribuido a rescatar el municipio de un olvido definitivo. No deja de llamar la atención que Sarnago sea la excepción en la comarca de Tierras Altas, el pueblo de la zona que se ha negado a desaparecer, como sí lo ha hecho una larga nómina de despoblados, desde Fuentebella a Buimanco, Villarijo o Valdemoro. Ese sí es hoy el verdadero escenario fantasmal que Llamazares inmortalizó con maestría en su novela.

Fiesta de Las Móndidas, recuperada actualmente por el colectivo vecinal Asociación Sarnago

Las mujeres españolas que certificaron su “pureza aria” para casarse con nazis

18 agosto, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

Foco

MEMORIA HISTÓRICA

Mitin del Partido Nazi celebrado en 1938 en la playa de Portals Nous, en Mallorca
Mitin del Partido Nazi celebrado en 1938 en la playa de Portals Nous, en Mallorca Archivo de Catalina Dede

Esther Ballesteros

Mallorca — 12 de octubre de 2022 22:24h
Actualizado el 16/10/2022 10:23h 

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“Deseando demostrar que pertenezco a la raza Aria y no Hebraica, suplico a V.S. que se sirva expedirme un certificado en el que conste dicho concepto”. El 19 de enero de 1939, Margarita Horrach, vecina de Palma, se dirigía por escrito al auditor de guerra y entonces alcalde, Mateo Zaforteza Musoles, para acreditar que no tenía ascendencia judía. Como ella, al menos otras 45 mujeres, acompañadas por varios testigos, hacían lo propio ante los máximos responsables municipales. En plena vigencia de las leyes raciales y antisemitas de Núremberg –que preconizaban la superioridad de la raza aria–, las mujeres de Mallorca debían obtener un certificado de pureza sanguínea si querían contraer matrimonio con militares italianos y alemanes, una práctica de la que no se ha hallado constancia en el resto de Balears como tampoco en otras regiones españolas.

Cuando la Segunda República se planteó ceder Canarias y Balears a los nazifascistas

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Ocultos en el hueco de una pared de la Secretaría General del Ajuntament de Palma, bajo una espesa nube de polvo y salpicados por excrementos de paloma, los expedientes de limpieza de sangre fueron hallados en 1998 por el historiador y entonces archivero Pedro de Montaner. Su mujer, la también historiadora Magdalena de Quiroga, decidió entonces documentar los casos e investigar qué fue lo que sucedió. A su juicio, que los papeles se encontrasen escondidos tras otros legajos es “una muestra clara de querer hacerlos invisibles”, como expone en el libro que, más de veinte años después del hallazgo, ha publicado bajo el título Expedientes de limpieza de sangre en Mallorca entre 1938 y 1940, recientemente editado por Llibres Ramon Llull.

“Al defenderme del judío, lucho por la obra del Supremo Creador”, dejó escrito Adolf Hitler en sus memorias, Mein Kampf (Mi lucha). Era 1935. El 15 de septiembre de ese año, la Alemania nazi daba luz verde a la Leyes de Ciudadanía del Reich y para la Protección de la Sangre y el Honor Alemanes, el cuerpo legal que legitimaba la persecución de los judíos en el país germano. Entre otros preceptos, las nuevas normas prohibían los matrimonios mixtos entre ‘arios’ y judíos y decretaban que los ya existentes debían disolverse. Centenares de parejas fueron convocadas por la Gestapo entre 1942 y 1943 para ser examinadas y detenidas provisionalmente. Varias semanas después, la mayoría de ellas serían deportadas a los campos de concentración de Auschwitz.

Gráfico publicado por el gobierno nazi en 1935 en el que se detallan los esquemas familiares que determinaban la limpieza de sangre

El espíritu de las Leyes de Núremberg no tardó en extenderse por Europa, llevando a países como Francia, Italia y Suecia a promulgar sus propias normas raciales. “Bastaba con que uno de los progenitores fuera de raza hebraica para que todo el peso de la ley cayera sobre la familia y los hijos o que perdiera la patria potestad sobre ellos”, subraya Quiroga respecto al país transalpino, que en 1938 daba luz verde a su Provvedimenti per la difesa della razza italiana. En la misma línea, Francia prohibió los matrimonios mixtos. Y Suecia fue mucho más allá. Como investigó Anders Largert –y recoge la historiadora mallorquina en su libro–, el país nórdico exigió a todo aquel que quisiera casarse con ciudadanos alemanes una “declaración de honor” que demostrase que ninguno de sus abuelos fuera descendiente de judíos e incluso, durante más de cuarenta años –hasta 1996–, llegó a esterilizar a 230.000 personas por razones de “higiene social y racial”.

Salvo en Mallorca, no hay expedientes similares en España

La investigadora señala que, en el caso de España, salvo en Mallorca, se desconoce la existencia de expedientes similares. “O desaparecieron o no se llegaron a elaborar”, recalca. Quiroga asevera que no hay que perder de vista la situación en la que se hallaban en la isla las familias oficialmente consideradas de ascendencia judía, que difería del resto del país en general y de Menorca y Eivissa en particular. Y es que las conversiones masivas llevadas a cabo durante los siglos XIV y XV habían prácticamente borrado el recuerdo de los antiguos apellidos judíos.

Sin embargo, en Mallorca, el hecho de que en el desaparecido convento de Santo Domingo fuesen expuestos públicamente los nombres de los condenados en los actos de fe del último tercio del siglo XVII –solo en 1679, ante una multitud expectante, se celebraron cinco actos de fe en los que fueron sentenciados 221 conversos– perpetuó su memoria.

La principal particularidad que unía a todos ellos eran 15 apellidos (Aguiló, Bonnín, Cortés, Forteza, Fuster, Martí, Miró, Picó, Piña, Pomar, Segura, Tarongí, Valls, Valentí y Valleriola) que conforman el núcleo del linaje de los ‘xuetes’, nombre con el que se conoce a los descendientes de una parte de los judíos mallorquines convertidos al cristianismo. Como explica Quiroga, al término del Antiguo Régimen unas 2.000 personas (un 3% de la población de Palma) portaban estos apellidos. Otros aspectos que les caracterizaban eran que prácticamente todos ellos vivían y trabajaban en unas calles muy concretas de la ciudad (en torno al antiguo ‘call jueu’), se dedicaban principalmente al comercio o a la joyería y mantenían unas estrictas relaciones endogámicas.

Ubicación del barrio del Segell o ‘call menor’, zona de asentamiento tradicional de los chuetas y antigua judería menor de Palma Plano de la Ciutat de Mallorca (actual Palma) en 1644, por Antoni Garau

“La perpetuación en el tiempo de algunos de los rasgos más característicos de la apariencia física de los ‘xuetes’ se explica, precisamente, por la endogamia y las estrechas relaciones de consanguinidad mantenidas entre los distintos grupos y subgrupos de la Gent del Carrer [como se denominaba a este colectivo]”, explica Quiroga. La persecución de los conversos a partir de un auto de fe dictado por las autoridades inquisitoriales en 1673 –que consagró oficialmente a los ‘xuetes’ como ‘grupo judaizante’– creó entre ellos “un espíritu de defensa contra la hostilidad exterior, que se traduciría en actos de socorro mutuo y solidaridad”, añade. Ya a finales del siglo XVIII, Carlos III intentó erradicar, mediante las Reales Cédulas de 1782, 1785 y 1788, la marginación a la que se encontraban sometidos los ‘xuetes’ anulando todo tipo de diferencias entre estos y el resto de mallorquines.

Sin embargo, el estigma no desapareció por completo y así fue testimoniado a finales de los años treinta, mientras las fuerzas fascistas de Benito Mussolini se asentaban en Mallorca para apoyar la sublevación militar contra la Segunda República y la Alemania nazi embestía imparable Europa. “Hitler insistía en que la contienda española continuase de manera que la presencia italiana en Mallorca pudiera continuar”, subraya Quiroga en su libro, en el que explica cómo, en poco tiempo, la cifra de pilotos y mecánicos procedentes del país transalpino alcanzó el millar.

Los italianos comenzaron a “lucirse” por las calles de Palma

Fue entonces cuando, relata, los italianos comenzaron a “lucirse”, dejándose ver por toda la isla y, sobre todo, en Palma. Su presencia era habitual en el muy transitado paseo del Borne y “las mujeres de todas las edades no ocultaban su entusiasmo por aquellos jóvenes que tan simpáticos se sabía mostrar, y ello exaltaba los celos de los mallorquines, que tenían hacia ellos un sentimiento de rabia”, como dejó plasmado el historiador Josep Massot i Muntaner en su obra La Guerra Civil a Mallorca. ¿Cuál era el problema? La investigadora explica que la política de exterminio de los judíos inspirada por el gobierno alemán encontró “un campo perfectamente cultivado en Mallorca, en donde ‘se sabía’ que persistía un marcado desprecio hacia los descendientes de los judíos conversos”.

Como detalla Quiroga, conocedores de la existencia del problema ‘xueta’ y de la posibilidad de identificarlos por sus apellidos, grupos nazis dependientes del gobierno alemán reclamaron a España un censo de los descendientes de los judíos mallorquines para poder deportarlos en su momento a los campos de concentración, como estaban haciendo los de Francia e Italia. Ante tal petición, el entonces Obispo de Mallorca, Josep Miralles, intervino directamente para impedir que se entregasen las listas, en las que figuraban los portadores de los 15 apellidos ‘xuetes’. Sin embargo, la presencia de tropas alemanas e italianas en la isla obligaba a los futuros pretendientes alemanes e italianos a demostrar la pureza de sangre de sus prometidas. Fue entonces cuando comenzaron a tramitarse los certificados que acreditasen que las mujeres no tenían ascendencia judía para poder casarse con ellos.

Escrito presentado por Margarita Horrach el 19 de enero de 1938 para demostrar que pertenece «a la raza Aria y no Hebraica» Imagen extraída del libro ‘Expedientes de limpieza de sangre en Mallorca entre 1938 y 1940’, de Magdalena de Quiroga

Los documentos hallados en el Ajuntament de Palma configuran un fondo inédito compuesto por 46 ‘expedientes sobre no pertenecer a la raza judaica’, como subraya la historiadora que ha investigado los casos. Cada uno de los expedientes consta de tres partes: una instancia escrita a mano o a máquina por la interesada o bien por sus padres dirigida al alcalde en la que solicitan un certificado de no pertenencia a la raza judaica o bien de pertenencia a la raza aria –o “Ariana” en algunos casos, por su equivalencia en italiano–. Para ello, se presentaban varios testigos, además del propio juramento. Otra de las partes la constituía el testimonio jurado y firmado de los testigos sobre la limpieza de sangre de la interesada –la limpieza afectaba a los apellidos paternos y maternos–, mientras que por último se expedía el propio certificado en el que se hacía constar que la mujer no pertenecía a la “raza hebraica”.

En el escrito presentado por Margarita H., además de su deseo de demostrar su pureza, también añadía que nunca había pedido limosna mientras que otro de los escritos, el de Francisca Besalduch, finalizaba con un “Dios guarde España y a V.E. muchos años” y un “¡Viva España! – iSaludo a Franco! – ¡Arriba España!”.

En ninguno de los escritos aparecía el nombre de la persona con quien la suplicante deseaba contraer matrimonio y, en varios de los documentos, tampoco se hizo constar para qué se había solicitado. “Es claro que, en el caso concreto de Mallorca, la indicación de no portar los conocidos apellidos de judíos –es decir, los apellidos chuetas– debió considerarse definitiva para probar la limpieza de sangre”, comenta Quiroga, quien considera innegable que los consulados interesados dispusieron de listados de ‘xuetes’ y que “no les fue extraña la problemática social de la isla”, sostiene.

A juicio de la historiadora, el responsable del archivo municipal de Palma debió de ocultar los expedientes al fondo de una pared del Ajuntament “probablemente por miedo a futuras represalias, o simplemente por vergüenza, en cualquier momento de la dictadura franquista”. “Puede ser, como ha sucedido tantas veces con los perseguidos y las minorías en general, para ocultar la realidad a las generaciones futuras”, sentencia.

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Los silencios de Dulcinea

17 agosto, 2023

Fuente: http://www.theconversation.com

Publicado: 11 octubre 2022 19:04 CEST

Autoría

  1. Santiago Alfonso López Navia. Vicedecano de Investigación de la Facultad de Educación, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

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Santiago Alfonso López Navia no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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En un artículo anterior dedicado a las voces femeninas en el Quijote ya nos ocupamos de los discursos de las mujeres más relevantes de la novela y prestamos especial atención a la pastora Marcela, ejemplo de libertad, coherencia y lealtad a sus sentimientos más profundos.

¿Pero qué ocurre con la silenciosa (y ausente) Dulcinea? ¿En qué consiste su naturaleza literaria? ¿Quién la inventa y, sobre todo, quiénes y por qué la reinventan? ¿Cómo se entiende la función de esta mujer que no sabe que hay un hombre que se hace llamar don Quijote y que se cree caballero andante en su nombre?

Dulcinea, una invención de don Quijote

En el mismo comienzo de la novela de Cervantes y en su visión literaria del mundo, Alonso Quijano se reinventa a sí mismo como el caballero andante don Quijote de la Mancha. Para crear y recrear una experiencia caballeresca a su medida le hace falta una dama, y ese es el punto en el que entra Dulcinea. Podemos decir, en cierto modo, que Alonso Quijano inventa a don Quijote y que este inventa a Dulcinea, a partir de Aldonza Lorenzo.

Esta Dulcinea inventada es totalmente ajena a la fabulación literaria de don Quijote. Eso justifica que sea siempre un personaje sin voz: un personaje que no habla, pero del que hablan los demás. Un personaje, por cierto, del que don Quijote habla a Sancho sin que este conozca en principio su verdadera identidad

La reinvención de Sancho Panza

Desde el momento en que Sancho Panza sabe que Dulcinea del Toboso es en realidad Aldonza Lorenzo dispone de las claves necesarias para reinventarla de acuerdo con sus intereses, necesidades y circunstancias.

Eso explica que en la narración del encuentro que nunca tuvo con ella en El Toboso caiga en su propia trampa. Así, en los primeros capítulos de la segunda parte, para salir del apuro que para él representa la búsqueda de la dama por interés de don Quijote, Sancho urde un falso encantamiento de Dulcinea y sus damas, “convertidas” a los ojos de su amo en “tres labradoras sobre tres pollinos…”.

Tal como había previsto Sancho, don Quijote, que reinventa literariamente la realidad, entiende y acepta el falso encantamiento de Dulcinea. Por eso vuelve a verla encantada en su sospechosa ensoñación de la cueva de Montesinos.

Pero en la recreación de Sancho empiezan los problemas, que le convierten en víctima de su propia fabulación.

Un hombre baja la cabeza mientras habla con una campesina.
Retrato del ‘encuentro’ entre Sancho y Dulcinea, pintado por Eugène Lepoittevin. Wikimedia Commons

La apropiación de los duques

Durante la estancia en el palacio de los duques, don Quijote y Sancho Panza sufren la burla de sus anfitriones, representantes de una nobleza ociosa y malintencionada.

Tirando del hilo de la Dulcinea encantada que Sancho se había sacado oportunamente de la chistera, los duques montan una farsa aparatosa y espectacular donde las haya. Un fingido mago Merlín, cuyo discurso no discute don Quijote, desvela la fórmula del desencantamiento, sin duda traumática para Sancho, que consiste en obligarle a darse tres mil trescientos azotes “en ambas sus valientes posaderas”.

Sancho no puede confesar públicamente su mentira, pero tampoco está dispuesto a cumplir con los designios de Merlín. De nada vale la vehemente insistencia de don Quijote, porque el desencantamiento solo funcionará si Sancho acepta voluntariamente el procedimiento.

Y ahí es donde entra la voz de una no menos fingida Dulcinea, encarnada por un paje de los duques, que afea severamente la pusilanimidad de Sancho. Esta reconvención, reforzada por el duque cuando advierte al futuro gobernador de que no lo será si persiste en su cobardía, hace que Sancho acepte. Lo hace a regañadientes y deja bien claro “que me los tengo que dar cada y cuando que yo quisiere”, momento a partir del cual don Quijote no dejará de recordarle su promesa.

La fabulación tiene otras manifestaciones y da pie a otras peripecias a lo largo de la segunda parte de la novela, pero las claves esenciales quedan suficientemente expuestas. No podemos dejar de prestar atención, sin embargo, a la imbatible lealtad de don Quijote cuando, vencido en la playa de Barcelona por Sansón Carrasco, caracterizado como Caballero de la Blanca Luna, está dispuesto a perder la vida con tal de no renunciar al ideal que él mismo inventó en su día. La voz que no tiene Dulcinea se compensa con la firmeza de la voz de un don Quijote derrotado, pero no vencido.

Algo sobre la voz de Dulcinea en las recreaciones del Quijote

Dibujo de una campesina arreglándose el peinado.
Dulcinea, dibujada por C. R. Leslie (el grabado es obra de John Cheney). El dibujo ilustra un poema de Miss Leslie. Wikimedia Commons

A diferencia de la novela de Cervantes, Dulcinea tiene voz propia en algunas recreaciones narrativas del modelo. Grosera y soez, replica al caballero en el segundo capítulo del Quijote de Avellaneda (1614). Despechada, pero enamorada, se queja de la deslealtad de don Quijote en las Semblanzas caballerescas de Luis Otero y Pimentel (1886). Acogedora y tierna, le confiesa su permanente disposición para amarlo y darle consuelo en El pastor Quijótiz de José Camón Aznar (1969). Reivindicadora de su existencia real, su voz preside toda la narración de Dulcinea y el Caballero Dormido de Gustavo Martín Garzo (2005).

Frente a lo que ocurre en la música popular española, en donde mantiene su silencio, la voz de Dulcinea tiene también su presencia en la música culta. Ahí está el caso de la ópera Don Quichotte de Jules Massenet (1910), cuya Dulcinea, por referirnos siquiera brevemente a la música popular estadounidense, tiene alguna relación con la que habla en el musical Man of la Mancha de Dale Wasserman, Mitch Leigh y Joe Darion (1965).

Silenciosa y ausente, en fin, pero siempre presente en la misión caballeresca de don Quijote, oímos la voz de Dulcinea en otras voces y su mensaje nos recuerda cuánto de inspirador y cuánto de necesario hay en el ideal que representa.

Jesús Tomillero, el árbitro que salió del armario: “El fútbol en España es homófobo y machista”

15 agosto, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

Foco

LGTBI

Jesús Tomillero durante el arbitraje de un partido de fútbol
Jesús Tomillero durante el arbitraje de un partido de fútbol Foto cedida

Cristina Armunia Berges

11 de octubre de 2022 22:44h
Actualizado el 12/10/2022 05:30h 

Jesús Tomillero tiene 27 años, vive en Algeciras y en 2016 fue el primer árbitro profesional de fútbol en salir del armario en España. Aquel no fue un acto planeado. Su único objetivo fue defenderse y luchar por sus derechos. Pero aquello que comenzó con una reacción de impotencia frente a la agresión, lo alejó de los campos de fútbol y evaporó su sueño de arbitrar en Primera División. Los polémicos tuits que publicaron este fin de semana Iker Casillas y Carles Puyol han devuelto a Tomillero a la sensación de tristeza que acompañó su abandono de los estadios tras recibir miles de amenazas y agresiones después de hablar abiertamente de su homosexualidad. “Alguno puede pensar que gestos como ese tuit son una tontería, pero hacen mucho, mucho daño”, asegura.

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Tomillero ha abandonado el fútbol como profesión –ahora es cocinero en un asador de pollos–, pero no ha renunciado a intentar cambiar el mundo del deporte que añora. Hoy se dedica al voluntariado y preside una asociación que ayuda a víctimas de delito de odio, ya sea por orientación sexual o identidad de género. Y denuncia que la frivolidad con la que muchos afrontan este tema supone un retroceso en un ambiente ya de por sí machista y homófobo: “Necesitamos referentes reales, referentes de verdad. No unos a los que lo único que les importa es el dinero y la fama”.

¿El fútbol español es homófobo?

Sí, el mundo del fútbol sigue siendo homófobo y es así desde que se creó, lamentablemente. Y lo es aún más porque tenemos una ley del deporte que no incluye la LGTBIfobia como delito de odio. Una ley que no se modifica desde 1980.

¿Y machista?

Muy machista. Estamos en un país machista. A mí, a diario cuando tenía que arbitrar, me llamaban “maricón” y me decían que lo que tenía que estar haciendo era planchar o jugando con muñecas. Y a mis compañeras, pues igual, las llamaban “machorras” o “guarras”. El mundo del fútbol sigue siendo muy machista, aunque tengamos una liga femenina. Tenemos que seguir avanzando, pero queda mucho camino por hacer.

Fue el primer árbitro en España en decir abiertamente que era homosexual. ¿Qué supuso esto para usted a nivel laboral?

Tuve que dejar mi carrera por todos los insultos y delitos de odio que recibí. Recibí más de 1.500 amenazas de muerte por decir públicamente que era gay. Tampoco fue algo que yo me propusiera un día, fue en un partido de fútbol, cuando un encargado de material empezó a insultarme por mi orientación sexual. Tras expulsarlo, otro jugador llegó a llamarlo “comepollas”. Al avisar al delegado del árbitro de lo que había ocurrido, me dijo que tenía que seguir arbitrando y que no podía suspender un partido de esas características por lo que me habían dicho. Una vez finalizado el encuentro, llegaron a tirarle piedras. Estaba indignado. Tenía que haber llamado a la policía. Pero la impotencia me llevó a ponerlo en mis redes sociales y aquello rápidamente se hizo viral. Fue algo que no me esperaba y después no me quise ocultar, ni callar y tuve que defender mis derechos ante todo. No tienes por qué decir que eres gay. Al igual que otras personas no dicen que son hetero.

¿Sigue arbitrando? ¿Qué relación tiene con el fútbol?

Ya no arbitro. Soy presidente de una entidad LGTBI [Roja Directa Andalucía LGTBI], donde trabajo todos estos temas que hay que seguir visibilizando. El año pasado hice una campaña nacional contra la LGTBIfobia en el fútbol, a la cual se sumaron un montón de municipios. Y este año hice otra campaña en febrero, a través de la cual se pudo ver un spot publicitario contra la homofobia en todos los campos de primera división.

Sigo vinculado al mundo del fútbol. No como árbitro, pero sí luchando como activista, y he recibido el apoyo del ministro de Deportes, Miquel Iceta. Hay que seguir trabajando.

¿Ahora a qué se dedica?

Este año hemos ayudado a más de 1.500 personas en toda Andalucía.

Aunque a veces pienso, si no lo hubiera hecho a lo mejor hoy estaría en primera división. Pero las cosas pasan por algo y hay que asumirlas

Aquellos días, cuando el revuelo fue máximo y los insultos se intensificaron en el campo, ¿llegó a arrepentirse de salir del armario?

Sí, la verdad es que sí. Llegué a pensar en el suicidio, lamentablemente. Cuando llegó una amenaza de muerte de cuatro tiros en la cabeza, y me dijeron que me iban a matar por el simple hecho de poner una denuncia por algo que me había ocurrido, dije “¿dónde me he metido? No quiero estar aquí”. Pero luego, el apoyo de mis compañeros, de mi marido y de mis familiares hizo que no me arrepintiera. Hice algo que había que hacer en esos momentos.

Aunque a veces pienso que si no lo hubiera hecho a lo mejor hoy estaría en primera división. Pero las cosas pasan por algo y hay que asumirlas. Si tuviera que volver a hacerlo, lo haría para ayudar a todo el mundo y abrir las puertas que se tenían que abrir para hablar de algo natural que por desgracia fue noticia, pero que no debería de serlo.

¿Llega un momento en el que uno puede quedarse sin fuerzas como para seguir luchando contra la homofobia?

A mí las fuerzas no se me van porque quiero que a cualquier persona que le haya pasado lo que a mí no tire la toalla, y que tenga el apoyo que a mí me faltó. Eso es lo que me lleva a ayudarlas. Ese es mi objetivo poder ayudar, concienciar y visibilizar para que el día de mañana no tengamos que estar hablando de esto. Quiero ayudar para que pronto haya un futbolista de verdad, no como Iker Casillas, diga de verdad que es gay. Que no sea noticia. Que se normalice.

¿Qué opina del tuit de Iker Casillas?

Creo que es un tuit homófobo. Si te hackean una cuenta, no la recuperas en 30 minutos y menos teniendo casi nueve millones de seguidores. Creo que ha hecho algo consciente. La broma se le ha ido de las manos y debería pedir perdón. Para mí es no tener vergüenza, ni sensibilidad, y ser un homófobo encubierto. Porque en su día a mí sí que me apoyó.

Desde la asociación que presido hemos denunciado los hechos para que se investigue si ha sido un hacker o él mismo cachondeándose del colectivo LGTBI, que es lo que nosotros creemos y yo mismo creo. Por cosas como estas me merece la pena no formar parte del mundo del fútbol, porque la gente como él no hace bien al fútbol.

¿Qué pasa cuando una figura pública frivoliza con el colectivo LGTBI?

El simple hecho de que un referente diga que es gay y luego lo ridiculice diciendo que no, y riéndose del colectivo, hace mucho daño. Hay que pensar que hay gente que se autolesiona o incluso se suicida por las situaciones que vive, y muchísimos que dejan de salir del armario por miedo. Necesitamos referentes reales, referentes de verdad. No referentes como ellos que lo único que les importa es el dinero y ser públicos.

Al menos Carles Puyol ha pedido perdón y ha rectificado, algo que no ha hecho Iker Casillas. Pero es un comentario desafortunado, que tiene que mirárselo también. Le hace daño al fútbol. Ya demasiada homofobia y machismo hay dentro del fútbol como para que referentes como Puyol o Casillas hagan este tipo de cosas. No tiene sentido. Es que no hay explicación ninguna.

Todo esto no hace más que retrasar la posibilidad de que en el fútbol los hombres también puedan salir del armario. ¿Cree que se ha avanzado algo desde 2016, año en el que usted se atrevió a dar el paso?

Yo pensaba que sí. Pero viendo lo que vi el domingo, creo que vamos para atrás. La ley del deporte no se modifica desde 1980, y no hay un reglamento legal que te ampare como deportista, porque la propia ley habla de ‘cualquier tipo de intolerancia’. Y no estoy aquí para que me toleres, sino para que me respetes. Yo tuve que abandonar mi carrera y a día de hoy no se sabe nada. El Consejo Superior de Deportes no echó mano en el asunto tampoco. Si las propias competencias no trabajan sobre eso, quién va a dar el paso. Nadie. Dudo que de aquí a dentro de diez años salga alguien del armario. Queda mucho camino.

En el fútbol femenino esto sí que se ha producido. ¿Cómo se podría explicar esta diferencia?

Porque se ha visibilizado desde el primer momento. Por desgracia, hay unos roles sobre las mujeres a las que les gusta el fútbol: decir que son lesbianas. Y, por desgracia, este estereotipo social ha hecho que se normalice más. Pero del mismo modo, hay mujeres heterosexuales y mujeres lesbianas. Por eso el fútbol femenino está en auge y está siendo un referente de igualdad y derechos humanos.

¿Qué le parece que se celebre el mundial en un país homófobo como es Qatar?

Hace un mes hice un documental con la UEFA. Les dije que estaba muy bien que hagan un documental sobre delitos de odio y que contasen conmigo como árbitro de fútbol, pero les dije también que no tenía mucho sentido eso y celebrar un mundial en Qatar que prohíbe el acceso de personas LTGBI portando banderas o camisetas. Veo bien que algunos equipos se hayan posicionado y vayan a llevar brazalete para luchar por el colectivo. Incluso yo en su día pensé en ir a Qatar con la bandera para luchar por mis derechos porque nadie te puede prohibir ir al fútbol de la manera que yo quiera vestirme. Creo que es un gran error que se haga un mundial en un país donde los derechos de las mujeres y los derechos del colectivo LGTBI van hacia detrás. Es un gran error.

La selección inglesa ha anunciado que su capitán, Harry Kane, portará el brazalete con la bandera LGTBI. ¿Cree que en España habrá este tipo de reivindicaciones?

Me encantaría que la Selección Española llevara una franja de la bandera LGTBI e incluso se hiciera visible el colectivo LGTBI. Si yo fuera árbitro de un mundial, me pondría los colores de la bandera LGTBI para que sepan que no están solos. Creo que ese gesto hace que el deporte sea más humanitario y más igualitario.