Archive for diciembre 2014

Las grandes empresas repartieron 8.000 millones entre sus accionistas tras echar a 120.000 trabajadores

31 diciembre, 2014

Fuente: http://www.publico.es

Publicado: 09.04.2014 07:00 | Actualizado: 09.04.2014 07:00

VICENTE CLAVERO

Las empresas que cotizan en Bolsa repartieron el año pasado un total de 8.553 millones de euros entre sus accionistas, según un reciente informe de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La mayor parte de ese dinero corresponde a las incluidas en el Ibex, cuyos dividendos sumaron en 2013 la nada despreciable cifra de 7.830 millones, aunque se quedaron un 32,5% por debajo de los del ejercicio precedente.

En cuanto a los resultados, la comparación con 2012, sin embargo, es más favorable, pues las sociedades que forman parte de ese índice pasaron de unas pérdidas de 3.046 millones de euros a unos beneficios de 22.947 millones. Para el conjunto de la Bolsa, los datos resultan todavía más espectaculares: las ganancias de 2013 ascendieron a 25.078 millones de euros, frente a unos números rojos de 8.802 millones del año anterior.

Si el último ejercicio fue claramente mejor para las cuentas de las empresas cotizadas y para el bolsillo de sus accionistas, no puede decirse lo mismo de los trabajadores, siempre según el citado informe de la CNMV. Nada menos que 120.000 de ellos perdieron su empleo a lo largo de 2013, lo que equivale a un recorte del 6,7% de las plantillas, que se eleva al 8,9% en el caso de las sociedades del Ibex.

El ajuste de personal se concentró el pasado ejercicio en el sector de comercio y servicios, que paradójicamente es el que repartió un mayor volumen dividendos: 3.045 millones de euros, más de un tercio del total. Después de dejar en la calle a más de 128.000 personas, ese sector perdió un 18,3% de su empleo, muy lejos del 1,4% del energético y del 0,4% registrado en el financiero.

Las entidades de crédito y seguros cerraron 2013 con 440.185 trabajadores, unos 2.000 menos que un año antes, y eso no les impidió ganar 13.198 millones de euros y repartir 2.472 millones entre sus accionistas. La comparación de los resultados de la banca con 2012 es engañosa, dadas las fuertes provisiones realizadas entonces para adaptarse a la nueva normativa y que le llevaron a presentar fuertes pérdida de manera excepcional.

En las empresas industriales que cotizan en Bolsa no sólo no se destruyeron, sino que se crearon 2.117 puestos de trabajo netos, mientras que los beneficios crecían un 2.000%, al pasar de 31 millones de euros en 2012 a 602 millones en 2013. Mayor fue la creación de empleo en el sector de la construcción e inmobiliario (más de 11.000), a pesar de que sigue en números rojos y de que, como consecuencia de ello, tuvo que reducir a una tercera parte sus dividendos.

La herencia de la República

30 diciembre, 2014

Fuente: diario EL PAÍS

Los exiliados españoles pudieron desarrollar en México su proyecto humanitario y modernizador
JORDI SOLER 20 JUL 2014 – 00:22 CEST706

Durante los primeros meses de la Guerra Civil, Daniel Cosío Villegas, que era entonces el encargado de Negocios de la embajada de México en Portugal, observó que en medio del caos que se había adueñado de España, había un valioso grupo de intelectuales que se había quedado sin medios para desempeñar su quehacer. Antes de la guerra, el Gobierno de Manuel Azaña había empezado a implementar una ofensiva humanística que buscaba situar a España en un nivel de desarrollo, científico y cultural, que le permitiera integrarse, de manera cabal, a Europa. La Reforma Educativa, inspirada en la Institución Libre de Enseñanza, que había emprendido la II República, ya era notoria en 1937; había una legión de maestros, muy preparados y con una nueva sensibilidad, que trabajaba para elevar el nivel de los alumnos españoles, y lo mismo pasaba en otros campos, había una serie de publicaciones, científicas y literarias, que reflejaban el empeño republicano de construir un país mejor. Había en España, para decirlo pronto, evidencias de un renacimiento cultural. Todo este panorama lo observaba Daniel Cosío Villegas desde Portugal, y cuando empezó la guerra, y vio que de prosperar el golpe militar aquel empeño iba a desvanecerse, pensó que México tendría que ofrecer ayuda a los intelectuales españoles, ofrecerles un asilo temporal en lo que terminaba la guerra, una casa donde pudieran dar clase, escribir, continuar con sus investigaciones porque al ayudarlos, y aquí es donde la lucidez de Cosío brilla de manera especial, México se beneficiaría enormemente de sus conocimientos y de su cultura, pues era entonces un país que batallaba todavía contra los fantasmas de la Revolución Mexicana.

Así fue como en 1938, en plena Guerra Civil, un grupo de intelectuales españoles se instaló en una institución, creada especialmente para ellos, de nombre La Casa de España, con el apoyo del presidente Lázaro Cárdenas y bajo el aura intelectual de Alfonso Reyes. Un año después los republicanos perdieron la guerra y su proyecto humanístico fue arrasado por la brutalidad militar del General Franco.

En 1939 casi medio millón de españoles huyeron a Francia y fueron internados en una serie de campos de concentración que hoy constituyen una de las páginas más oscuras de la historia francesa. Lázaro Cárdenas, que era un hombre convencido de que a los exiliados había que tenderles la mano, desplegó en Francia un operativo diplomático para rescatar a los republicanos que se habían quedado sin país; ya no se trataba solo de un proyecto para rescatar intelectuales, sino de una operación masiva de la que podía beneficiarse cualquier español que deseara reinventar su vida en México. De manera que el Gobierno mexicano, en ese operativo que ha quedado como uno de los episodios más emocionantes de la diplomacia internacional, fletó una serie de barcos que se llevaron, entre 1939 y 1942, a 25.000 españoles a México. El primero de aquellos barcos, el Sinaia, llegó a Veracruz hace, precisamente, 75 años.

En cuanto terminó la guerra, La casa de España, que había recibido un año antes a los intelectuales de la República, cambió su nombre a El Colegio de México, esa entrañable institución que sigue, hasta hoy, enriqueciendo al país. Pero la riqueza que aportó el exilio republicano a México no proviene solo de los intelectuales, los científicos y los artistas que ya tenían un nombre y un prestigio, y que pronto empezaron a nutrir las aulas de la UNAM y del Instituto Politécnico Nacional; o a colaborar en proyectos como el del Fondo de Cultura Económica, o a fundar editoriales como Era o Joaquín Mortiz. La verdad es que no hay espacio aquí para escribir los nombres de todos los exiliados ilustres que llegaron a México y se fueron integrando, algunos con más éxito que otros, en todos los campos y a todos los niveles, así que haré, sin más ánimo que dar una idea de lo que era aquella selecta multitud, un breve apunte testimonial, una corta e imprudente ráfaga: José Gaos, Joaquín Xirau, Indalecio Prieto, Remedios Varo, Eulalio Ferrer, Ignacio Bolivar, Emilio Prados, Luis Cernuda, Luis Buñuel, Leon Felipe, José Moreno Villa, Manuel Altolaguirre, Max Aub, Elvira Gascón y un largo, y sustancioso, etcétera.

Pero todo lo que aportó esta zona ilustre del exilio, como decía más arriba, es solo una parte de la riqueza que invirtió, de manera involuntaria, la República española en México; la otra parte, por cierto constituida por la gran mayoría, era una multitud de exiliados sin nombre, que se habían preparado para elevar el nivel de su país y que se veían de pronto, con todo ese conocimiento, en otro país que los invitaba a aplicarlo; porque el gobierno de Lázaro Cárdenas estaba precisamente en esa gesta, quería sacar a México del sopor revolucionario y orientarlo hacia la modernidad, por esto los exiliados, que eran lo mejor y lo más moderno de España, eran un elemento crucial de su proyecto.

Los exiliados no contemplaban regresar a España mientras el Gobierno golpista estuviera en el poder y esta condición, como ya empezaba a verse que las democracias del mundo no se movilizarían a favor del Gobierno legítimo de la República, los hacía ver a México como un país en el que permanecerían algunos años, y a la oportunidad que les había brindado el General Cárdenas como el inicio de una nueva vida, que no sería demasiado larga, porque en cuanto se fuera el dictador podrían regresar a España. Ninguno imaginaba, desde luego, que a Franco le quedaban, en ese año de 1939, treinta y seis años en el poder, ni que la mayoría, después de ese tiempo tan largo, ya ni siquiera se plantearía regresar, porque ya serían más mexicanos que españoles.

México fue el único país del mundo que, en 1937, en la sede de la Sociedad de Naciones, en Ginebra, defendió el Gobierno legítimo de Manuel Azaña, y condenó el golpe de Estado de Franco y la intervención de Alemania e Italia en la Guerra Civil, ante el silencio y la pasividad del resto de los países que optaron por mirar hacia otro lado. Desde entonces México rompió relaciones diplomáticas con el Gobierno español y mantuvo su posición, su rechazo a la dictadura, hasta 1977, cuando el general Franco llevaba más de un año muerto.

Dentro del proyecto de modernización del General Cárdenas los republicanos eran una pieza fundamental
En 1939, cuando empezaron a llegar a Veracruz los barcos cargados de exiliados republicanos, México era un país enorme donde había solo 18 millones de habitantes (hoy hay casi 120 millones) y todo estaba por hacerse; el presidente Lázaro Cárdenas acababa de expropiar la industria petrolera e implementaba una serie de políticas sociales que intentaban sacar a México del atraso en que se encontraba, modernizarlo y abrirlo al mundo. Un poco antes de que llegaran los republicanos, hubo un episodio que ilustra la vocación cosmopolita que tenía aquel Gobierno, la idea de que el asilo político, el acoger personas que venían de otros países, enriquecería a la sociedad mexicana. En 1936 el presidente Lázaro Cárdenas dio asilo a León Trotsky, el líder político ruso que llevaba años mudándose de un país a otro, buscando un sitio donde establecerse. Trotsky llegó a la ciudad de México, como huésped de la Casa Azul de Frida Kahlo y Diego Rivera, era un político perseguido del que ningún Gobierno quería hacerse cargo y, mientras llegaba el desenlace trágico que lo esperaba en su nuevo exilio, se convirtió, junto con sus anfitriones, en un polo de atracción que convocaba todo tipo de fuerzas políticas y culturales, tanto que el poeta francés André Breton, que también fue huésped de esa casa en esa misma época, identificó que México era un país donde, en aquel año de 1938, reinaba cierto «clima mental». Cuento esto porque me parece que en esos años había en México, efectivamente, un clima mental que permitió que los exiliados pudieran rehacer su vida. Dentro del proyecto de modernización del General Cárdenas los republicanos eran una pieza fundamental; visto a la distancia, desde el siglo XXI, para México era crucial tener una inmigración como aquella. Desde la distancia todo parece lógico y elemental, pero lo cierto es que el Gobierno mexicano tuvo que hacer un esfuerzo importante para rescatar a esos 25.000 republicanos, y para ayudarlos a situarse una vez que llegaron al país. Sin la visión que tenían del exilio Cárdenas y sus diplomáticos, sin ese idealismo, sin ese clima mental que detectó el poeta francés, México le hubiera dado la espalda a los republicanos, como lo hicieron el resto de los países.

Mientras André Bretón contaba en Francia de ese clima que había encontrado en México, los republicanos españoles, esa multitud de exiliados sin nombre, desembarcaban en Veracruz, y se encontraban con ese país donde podían ejercer sus oficios y aplicar sus conocimientos. Sinaia, Ipanema, Mexique, eran los nombres de los barcos, que hoy tienen un eco mitológico, de donde bajaban médicos, ingenieros, arquitectos, maestros de escuela, químicos y farmacéuticos, pero también campesinos y gente sin ninguna preparación. Ahí mismo, en el puerto, eran recibidos por voluntarios, y destinados a las zonas del país donde eran más útiles y así, de golpe, comenzaron a llegar a las ciudades y a los pueblos de México, a enriquecerlos, todos esos españoles que se habían quedado sin casa.

Buena parte de ese gran proyecto de la República, que la Guerra Civil expulsó de España hace 75 años, fue heredado por México: no se perdió, cambió de país, en lugar de desvanecerse. Esto es, precisamente, lo que hay que celebrar.

Los números de 2014

30 diciembre, 2014

Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un informe sobre el año 2014 de este blog.

Aquí hay un extracto:

Un teleférico de San Francisco puede contener 60 personas. Este blog fue visto por 2.900 veces en 2014. Si el blog fue un teleférico, se necesitarían alrededor de 48 viajes para llevar tantas personas.

Haz click para ver el reporte completo.

Enseñar a un niño a desobedecer la ley

29 diciembre, 2014

Fuente: http://www.lamarea.com

28 de abril de 2014, Antonio Maestre

La fotografía fue tomada durante una liberación de un inmueble en el barrio de Malasaña.

La fotografía fue tomada durante una liberación de un inmueble en el barrio de Malasaña.

Están aprendiendo a luchar. Como tienen que aprender los niños. Jugando y disfrutando. Les están enseñando a ser ciudadanos libres, a que hay que desobedecer cuando la injusticia se haga presente en su vida. Les enseñan a tomar los derechos que les pertenecen, a coger lo que es suyo. Les enseñan que la sociedad donde viven no tiene compasión con los de su clase, que premia a los que especulan con un bien de primera necesidad y permite que las familias sin recursos no puedan dormir bajo un techo. Qué gran enseñanza recibieron este fin de semana esos niños.

Los pequeños que se ven en la foto levantando el brazo sin saber muy bien qué significaba ese símbolo estaban aprendiendo a ser libres. A no pedir permiso y exigir sus derechos, a no aguardar una lista de espera en la que se escudan los que sólo piensan en no perturbar el sueño de los poderosos. Estaban viendo cómo sus familias desobedecían con total legitimidad unas leyes que oprimen a los de su condición.

La fotografía fue tomada durante una liberación de un inmueble en el barrio de Malasaña. El edificio pertenece a una constructora y llevaba 17 años desocupado. La Obra Social Leonas, así se llamaba la acción, está dentro de la campaña Obra Social Madrid, que busca liberar edificios desocupados pertenecientes a entidades bancarias y ponerlas a disposición de familias que no tienen acceso a una vivienda. En el comunicado de la Asamblea de Vivienda Centro, dejan claro que son las propias ocupantes las que han tomado la vivienda en un ejercicio de exigencia de sus propios derechos, nadie se lo ha dado, lo han tomado ellas.

“Las ocupantes de esta nueva Obra Social somos un grupo de mujeres, cinco madres (una de nosotras embarazada), dos abuelas y ocho menores, que luchamos por el bienestar de los nuestros. Por ello, no nos limitamos a denunciar la situación de precariedad en que se encuentra una buena parte de la población y somos nosotras mismas, sino que organizadas, hemos decidido ser nosotras quienes garantizamos a nuestras hijas, hijos y a nosotras mismas el derecho a disfrutar de una vivienda estable y habitable que las administraciones no nos ofrecen”, indica la nota informativa hecha pública por Vivienda Centro, escrita por las mujeres en primera persona…

Habrá quien considere que esos niños están viendo a sus madres y abuelas incumplir la ley, que les están enseñando a cometer una ilegalidad, como si la ley fuese el valor absoluto bajo el que subyugar la vida y la dignidad de tus seres queridos. La ley tiene que ser enfrentada y conculcada cuando no defiende los derechos humanos de los ciudadanos a los que pretende regir. La ley es sólo un instrumento de opresión cuando permite que unos pocos hagan negocio con la dignidad de la mayoría. La desobediencia civil es una obligación de la ciudadanía cuando constata que el imperio de la ley sólo sirve para proteger los intereses particulares de los poderosos. No es sólo su derecho violentar esas leyes injustas, es su obligación. Thomas Jefferson en el preámbulo de la Declaración de la Independencia de los EEUU detalló de manera incontestable que la insumisión social era la obligación de cualquier ciudadano que fuera consciente del abuso de sus gobernantes.

“Sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se vuelva destructora de estos principios,el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que base sus cimientos en dichos principios, y que organice sus poderes en forma tal que a ellos les parezca más probable que genere su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que los gobiernos establecidos hace mucho tiempo no se cambien por motivos leves y transitorios; y, de acuerdo con esto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a sufrir, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia mediante la abolición de las formas a las que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, que persigue invariablemente el mismo objetivo, evidencia el designio de someterlos bajo un despotismo absoluto, es el derecho de ellos, es el deber de ellos, derrocar ese gobierno y proveer nuevas salvaguardas para su futura seguridad”

Los niños que presenciaron cómo sus madres y abuelas han quebrantado una ley injusta para darles un techo han aprendido una lección de vida, de ciudadanía y de compromiso con la justicia social. Han aprendido que la ley es sólo una convención social que puede ser quebrantada cuando es claramente injusta. Rosa Parks le enseñó a todo el mundo en 1955 cuando se negó a cederle el sitio a un blanco y sentarse en el sitio reservado para los negros que desobedecer una ley es necesario y un acto de valentía y dignidad. Esos niños que levantan el brazo lo aprendieron ayer, y nos lo enseñaron a nosotros con su pequeño gran gesto.

Nota: fotografía cedida por @PlanetaEskoria_

Un juez ratifica que Aznar cobró sobresueldos del Partido Popular

28 diciembre, 2014

Fuente: http://www.ecorepublicano.es

Enrique Presa Cuesta, juez de Pozuelo de Alarcón (Madrid), sostiene en la sentencia que desestima la demanda interpuesta por José María Aznar contra el diario EL PAÍS que el expresidente cobró sobresueldos del PP y que lo hizo, al menos, en tres ocasiones cuando ya estaba al frente del Ejecutivo, una circunstancia que prohibía la Ley de Incompatibilidades de Altos Cargos. El juez recuerda en la sentencia que aunque el abogado de Aznar aseguró que ese dinero, cobrado del PP, correspondía a pagos devengados por actividades previas a ocupar el cargo de presidente, no se ha acreditado documentalmente ese hecho.

Aznar demandó a EL PAÍS “en ejercicio de acción de tutela del derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen”, y reclamó a este periódico una indemnización de 100.000 euros por una información titulada “El PP pagó sobresueldos a Aznar cuando ya era presidente del Gobierno”. La noticia detallaba que Aznar cobró hasta en tres ocasiones “gastos de representación” cuando ya era presidente del Gobierno, en 1996, por importe de 2,7 millones de pesetas (16.755 euros). El partido, sin embargo, congeló remuneraciones similares que pagaba a otros miembros del partido cuando estos entraron en el Ejecutivo. La Ley de Incompatibilidades vigente en aquel momento prohibía a los ministros y al presidente recibir retribuciones dobles.

La sentencia dictada por el juzgado de Pozuelo impone a Aznar el “pago de las costas del juicio” y detalla que la noticia de EL PAÍS tenía como fuente unas diligencias penales, que las cifras publicadas de los pagos a Aznar “se extraen de una contabilidad oficial del partido” y que el periódico “trató de entablar contacto con el expresidente o con su partido para que ofrecieran su versión, lo que no se produjo sino tras la publicación de la información”. El juez se pronuncia sobre los dos aspectos denunciados por Aznar. Por un lado, la palabra “sobresueldo”, usada por EL PAÍS para definir esos gastos de representación que el expresidente cobraba en 14 pagas (una doble en julio y otra doble en diciembre, como si se tratara de extras). De otro, el hecho de que recibiera ese dinero cuando ya era presidente del Gobierno, pese a que la ley se lo prohibía expresamente.

“No consta que ese coste permita hablar de gastos de representación”. “Resulta artificiosa”, señala el juez en la sentencia, “la discusión planteada sobre si las tres percepciones que el actor percibió tras la toma de posesión como presidente del Gobierno son gastos de representación o sobresueldos, pues en todo caso no se ha negado por la parte actora [Aznar] que se trate de percepciones que se sumaban a las que ya percibía antes de ser presidente, lo que encaja más con la idea de sobresueldo, ya que los gastos de representación en ningún caso en la edición disponible en la página web de la Real Academia de la Lengua Española se definen como el actor [Aznar] dice (‘asignación suplementaria para el más decoroso desempeño del cargo’) sino como los demandados [EL PAÍS] expresan (‘asignación presupuestaria aneja a ciertos cargos públicos o privados para atender a sus actividades sociales’)”. El fallo indica además que la Ley Reguladora del IRPF, en su artículo 17.1, “incluye dentro de los rendimientos íntegros del sujeto pasivo del impuesto “las remuneraciones en conceptos de gastos de representación” (es decir, se conceptúa como dinero recibido fiscalmente hablando a cambio de trabajo), en tanto que solo excluye de los rendimientos del trabajo las dietas y gastos de locomoción y los normales de manutención y estancia en establecimiento de hostelería con los límites que reglamentariamente se establezcan”. “Tributen o no estas percepciones —añade el juez—, la idea es que el desempeño de un trabajo a veces comporta unos costes que el trabajador no tendrá que pagar de su bolsillo, ya que su deber se limita a realizar el trabajo o labor asignada, no a costearla, y aquí no consta ese coste que permite hablar de gastos de representación antes que de sobresueldos”.

Cobros sin documentar. La sentencia pone en duda que Aznar cobrase gastos de representación del PP cuando era presidente del Gobierno, porque se trataba de cantidades devengadas por actividades anteriores a la fecha de su llegada al cargo: “La idea de liquidación que maneja el expresidente del Gobierno presupone la fijación de un saldo a su favor por conclusión de una relación jurídica y si bien el saldo no tiene por qué abonarse de una sola vez, lo que si es cierto es que, por su naturaleza de fijación o finiquito, ha de hallarse debidamente documentado, sin que se nos haya aportado documento o papel alguno en que se refleje la suma de las tres percepciones discutidas y las fechas de su devengo”.

María Fabra

Fuente: http://www.elpais.com

Cuatro niños muertos en una playa

27 diciembre, 2014

Fuente: http://www.elmundo.es

ENRIC GONZÁLEZ Actualizado: 20/07/2014 01:27 horas

Homenaje del artista israelí Amir Schiby a los cuatro niños muertos por el ejército israelí.

Lo que ven aquí es una imagen poética, un homenaje a cuatro niños muertos en una playa. Lo que no ven es la mierda. Ese mar dorado, para empezar, es una cloaca, porque en Gaza no hay depuradoras y los residuos de millón y medio de personas (la densidad de población más alta del mundo) van directamente al agua. Los niños, ya saben, eran palestinos. Según ciertas opiniones, a los niños palestinos no los matan los bombardeos israelíes, sino el partido islamista Hamas, que los utiliza como escudos humanos. Esos cuatro niños debían ejercer como escudos humanos en una playa que contenía un chamizo y unos botes, objetivos militares estratégicos. Sobre el valor de esos pequeños cadáveres se ha discutido estos días. Para algunos valen mucho, porque los destrozó una bomba israelí. Si la bomba hubiera sido siria y hubieran nacido en Alepo, se habrían devaluado al instante. Por supuesto, esos niños no valían ni de lejos lo que un niño israelí. Los muertos no son iguales, su valor depende de la nacionalidad, la religión y la mano que los mata. Eso también es mierda y tampoco se ve en la imagen.

Que paren la guerra, dirán las buenas almas. Bueno. Pero en Gaza no hay guerra. Lo que hay es la enésima operación de castigo contra una población desesperada, encerrada (parece que a perpetuidad) en un campo de concentración y gobernada por unos fanáticos ineptos cuyos dos argumentos políticos consisten en el odio a Israel (quien vive en una cárcel tiende a votar contra sus carceleros) y en un apetito por la corrupción mucho menor que el de Fatah, el partido palestino que gobierna en Cisjordania. No puede llamarse guerra a un conflicto en el que por cada muerto de un lado se cuentan 100 muertos del otro. Hablamos de guerra, sin embargo. Igual que Israel, cuyo ejército puede ventilarse a cualquier otro ejército de Oriente Próximo en dos bocados, habla de amenazas a su existencia. Hablamos aún de «territorios palestinos», cuando solo quedan ya Gaza y algunos enclaves, pequeños bantustanes, en el área ocupada y devorada por Israel. Las palabras, en este caso, sirven para disimular la mierda.

Es inútil cualquier cosa que se diga de los cuatro niños, del balón y de la muerte. Nada va a cambiar. Israel seguirá lanzando bombas, a veces más, a veces menos. Habrá nuevos cadáveres. Se mantendrá esa política presuntamente compasiva por la que Israel avisa con antelación a los gazatíes: evacúen su casa, vamos a destruirla y con ella todas sus pertenencias, vamos a destruir su vida, pero a ustedes les dejaremos vivos para que su futuro consista en humillación y resentimiento. En algo ha de notarse que Israel es la única democracia de Oriente Próximo, ¿no? Y Hamás seguirá comprando misiles para matar lo que pueda. Lo interesante del caso consiste en que cada episodio del conflicto, que no guerra, refuerza lo peor de ambos bandos. Ni todos los israelíes se sientan a merendar en la colina para aplaudir las explosiones en Gaza, ni todos los palestinos sueñan con baños de sangre. Por desgracia, cada vez hay más de los unos y de los otros.

Lejos de Gaza, lejos de Hebrón, lejos de esos pudrideros humanos, habrá que escuchar una y otra vez a quienes exigen una negociación de paz «sin condiciones» entre quienes lo tienen ya todo y quienes se han quedado sin nada. Una gran mierda, y disculpen la insistencia.

Héroes

26 diciembre, 2014

Fuente: diario EL PAÍS

Carlos Cano entró hace dos días en prisión para cumplir tres años por participar de un piquete informativo durante cuya actuación no hubo heridos, no hubo destrozos.

JUAN JOSÉ MILLÁS 18 JUL 2014 – 00:00

Hace poco, un hijo de Gallardón se libró del test de alcoholemia refugiándose, tras una aparatosa huida, en la casa de su padre. Peor fue el caso de Esperanza Aguirre, que se dio a la fuga derribando una moto de la policía cuando los agentes intentaban multarla. No paró hasta llegar a su domicilio, pese a los requerimientos de un coche patrulla desde el que, en paralelo al suyo, le daban órdenes de detenerse. Ya en casa, y frente a los requerimientos de los municipales, envió a sus escoltas-funcionarios públicos —a sueldo del contribuyente—, que salvaron también a la expresidenta de la Comunidad de Madrid de someterse, como es preceptivo, al test de alcoholemia. Usted y yo habríamos soplado, nos habrían analizado la saliva, habríamos dormido en el calabozo, y estaríamos ahora pendientes de un juicio por desobediencia a la autoridad, intento de agresión a la policía y desórdenes públicos, entre otros. Total, cuatro o cinco años de cárcel. Privilegios de clase, como el de la delincuencia organizada que, si se empeña, consigue una amnistía fiscal por la que regulariza lo defraudado a menor costo que si lo hubiera declarado en tiempo y forma.

He aquí, sin embargo, que Carlos Cano, un licenciado en Medicina de 25 años, entró hace dos días en prisión para cumplir tres años por participar en un piquete informativo durante cuya actuación no hubo heridos, no hubo destrozos, no hubo vandalismo ni evasión de capitales ni cohecho ni malversación de caudales públicos. No hubo nada, en fin, aunque esa nada le va a destrozar la vida. Es un caso, pero los hay a docenas. Estos jóvenes, perseguidos con saña en un país donde el presidente del Gobierno envía mensajes de apoyo a un delincuente, son los héroes de un tiempo por venir.

Bélgica hace examen de conciencia

25 diciembre, 2014

Fuente: diario EL PAÍS

TEREIXA CONSTENLA MALINAS (Bélgica) 15 DIC 2012 – 17:06

«Querido Henri: estamos bien, en un vagón de ferrocarril que probablemente nos lleve a Holanda”. Blanche Zybert tenía 13 años y la letra, y la esperanza, aún infantiles. Escribió a lápiz sobre un papel rudimentario una nota tranquilizadora y, el 21 de septiembre de 1943, la arrojó desde el tren que le llevaba desde Malinas (Bélgica) a Auschwitz-Birkenau, el campo de exterminio montado por los nazis en territorio polaco. Alguien la recogió y la envió a una dirección de Bruselas, atendiendo al ruego de la niña. Hoy puede leerse en el Kazerne Dossin, el museo sobre el Holocausto y los Derechos Humanos que se ha inaugurado hace unas semanas en Malinas y que se complementa con un centro de documentación y un memorial situados en el antiguo cuartel que sirvió como estación hacia el último viaje.

¿Otro museo sobre la Shoah? Sí y no. El Kazerne Dossin destripa el caso belga: el papel de colaboracionistas y resistentes a los invasores nazis, la persecución de judíos y gitanos y el lugar central que desempeñaron las dependencias militares de Dossin en la deportación de 25.836 personas. Todas con el mismo destino que Blanche: Auschwitz. Casi todas con el mismo final: apenas sobrevivieron 1.250 (el 4,8%).

La industria del exterminio fue patrimonio alemán, pero algunos países ocupados actuaron con siniestra complicidad, germinada sobre el odio a los judíos. En Federico Sánchez se despide de ustedes, Jorge Semprún recuerda que en el cementerio judío de Pinkas, en Praga, están enterrados restos de los perros que los cristianos arrojaron durante siglos para profanar el lugar de los muertos. En Bélgica también echó raíces el antisemitismo, aunque la comunidad judía no era tan amplia como en otros países del este. Malinas, equidistante entre Bruselas y Amberes, donde residían casi todos, fue elegida por los alemanes como punto de partida de los trenes de la muerte. Tenían la infraestructura perfecta junto a las vías: un cuartel construido por orden de la emperatriz María Teresa de Austria.

Lo de los gitanos fue cosa belga. En el museo puede leerse este texto anónimo enviado el 21 de abril de 1940 a la policía: “Una banda de gitanos de lengua alemana se ha instalado en Stembert. Son una banda de ladrones y sucios repulsivos. La situación es intolerable. La policía debería ponerlos en un campo de concentración”. Según Herman Van Goethem, conservador del Kazerne Dossin y profesor de Historia contemporánea en la Universidad de Amberes, formaban pequeños grupos de extrema pobreza que procedían de otros países. Cuando la vida comenzó a depender del racionamiento se agrandó el rechazo a los gitanos, bocas extranjeras que rivalizaban por los alimentos. “En 1941 fue la administración belga la que tomó la iniciativa de deportarlos y ordenó a la policía que los arrestase”, explica Van Goethem, que lleva 30 años investigando sobre la Segunda Guerra Mundial en su país y que ha trasladado su conocimiento a este museo (“es mi libro”), financiado por el Gobierno de Flandes.

El Kazerne Dossin, nuevo Museo del Holocausto y los Derechos Humanos en Malinas (Bélgica). / STIJN BOLLAERT
La diferenciación étnica, que no existía en Bélgica hasta que los alemanes introdujeron el concepto para identificar a los judíos, se aplicó a partir de entonces a los gypsies, que se registran como “raza”. Del cuartel de Dossin parten 352 gitanos hacia Auschwitz, entre ellos la numerosa familia de Joseph Karoli y Elisabeth Warsha, noruegos asentados en Flandes desde 1922. De los 11 hijos deportados, se salvaron dos.

De carnés antropomórficos y tarjetas de nómadas se han extraído las fotos de los gitanos que se han integrado en un gigantesco mural, que trepa por cada planta del museo, donde figuran 19.000 fotos de las 25.836 víctimas que pasaron por Malinas. “Es una respuesta contra la deshumanización del Holocausto”, advierte Marjan Verplancke, responsable de educación del centro, que no renuncia a contar en el futuro con imágenes e identidades de todos.

Poner cara y nombre al dolor, al valor y a la crueldad, a la Bélgica obeïssante y a la rebelde, es un acto de justicia y una lección de humildad. “Nos diferenciamos de otros museos porque también analizamos a los perpetradores, quiénes fueron y por qué pudieron hacerlo. No son retratados como demonios, estamos de acuerdo en que fueron malas personas, pero lo que nos interesaba era analizar por qué personas normales como usted o como yo pueden cometer esa violencia”, señala Herman Van Goethem.

Empezando por el rey Leopoldo III, colaboracionista durante la ocupación entre 1940 y 1944. Casi nadie pagó por la complicidad con los alemanes, excepto doce personas ejecutadas al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Hasta 1942 la indiferencia hacia la suerte de los judíos fue generalizada entre la sociedad belga, alentada por el hecho de que la población estaba convencida de que Alemania ganaría la guerra y de que los judíos estaban siendo expulsados de Europa. “La participación belga fue una especie de realpolitik. Aunque la colaboración de Flandes con los alemanes fue muchísimo más notable que la de los valones”, puntualiza el historiador.

Con excepciones. Leo Claeys, policía de Amberes, se negó a practicar detenciones de judíos en su distrito. En lugar de ello, avisaba a las familias que figuraban en la lista para que pudieran esconderse. En junio de 1942 Jules Coelst, alcalde de Bruselas, protestó contra la distribución de las estrellas de David porque atentaban contra “la dignidad de cada persona, quienquiera que sea”. “Sus ejemplos ponen el punto de esperanza en el museo, demuestran que en estos contextos también hay posibilidades de negarse”, precisa Marjan Verplancke. Las familias belgas escondieron a 30.000 perseguidos durante los años de plomo. A veces las estadísticas llevan un relato endiablado dentro: al finalizar la guerra seguían vivos el 55% de los judíos de Bélgica. En Holanda, apenas lo hicieron el 25%.

17 rosas vuelven a casa con dignidad

23 diciembre, 2014

Fuente: diario EL PAÍS

MANUEL PLANELLES Sevilla 15 DIC 2012 – 20:13

Las 17 rosas de Guillena fueron encarceladas, vejadas, rapadas y paseadas por su pueblo para escarnio público. Luego, los falangistas las acarrearon en un camión, como animales, y se las llevaron al vecino municipio de Gerena, también en la provincia de Sevilla. Allí, estas 17 mujeres de entre 24 y 70 años fueron asesinadas en noviembre de 1937 y arrojadas a una fosa común del cementerio.

Cuentan que de aquel camión que viajaba hacia la infamia solo salían llantos y gritos de miedo. Este sábado, 75 años después, el silencio casi absoluto solo lo han roto las campanas tocando a muerto. Las 17 rosas de Guillena han regresado a su pueblo y cientos de familiares y vecinos las han acompañado hasta el camposanto. «Verdad, justicia y reparación», se lee en la placa que han colocado a la entrada del panteón en el que las mujeres descansan juntas desde hoy.

El camino de vuelta de Gerena a Guillena lo han hecho 75 años después como heroínas y con la dignidad recuperada. En dos coches fúnebres han viajado 17 cajas de madera, 17 rosas y 17 pequeños cartelitos con el nombre de cada una. Manuela, Rosario, Natividad, Granada, Trinidad, Ramona, Ana María, Josefa… La Policía Local y una caravana formada por decenas de automóviles con algunas banderas tricolores las han escoltado durante todo el trayecto. Al funeral laico que se ha celebrado en el cementerio de Guillena han asistido los alcaldes de los dos municipios, el presidente del Parlamento andaluz, Manuel Gracia, y el de la Diputación de Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos.

También ha estado allí, sentado en una silla de anea, José Domínguez Núñez, uno de los protagonistas de esta historia. Gracias a este hombre, que presenció encaramado a un olivo el asesinato de las mujeres a manos de falangistas y guardias civiles cuando solo era un niño, se pudo localizar la fosa del cementerio de Gerena en la que todas estaban enterradas.

«Se han cerrado 17 heridas del pasado», ha resumido María José Domínguez, presidenta de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica 19 Mujeres de Guillena. Porque las 17 eran, al principio, 19. Pero dos de las detenidas fueron indultadas y se salvaron de la muerte.

Lo que unía a este grupo de mujeres eran sus parejas y familiares, que o bien estaban en el frente con el bando republicano o bien habían huido a la sierra como maquis. Para Lucía Sócam —cuya tía abuela, Granada Hidalgo Garzón, fue una de las asesinadas— este era el único «nexo» entre aquellas mujeres. Ese y que los falangistas querían sacarles el paradero de sus familiares. En el libro Las víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla (1996-1963) José María García Márquez denomina a estas acciones «operaciones de limpieza». Se trataba, según este historiador, de «matanzas de mujeres exclusivamente para cortar de raíz las ayudas que los huidos en las sierras estaban recibiendo de los pueblos». García Márquez tiene documentadas matanzas como la de Gerena de 1937 en otros municipios sevillanos como El Real de la Jara, El Ronquillo o Guillena.

Cada una de las represaliadas tenía su pequeña historia. En el caso de Granada Hidalgo Garzón, cuya madre también forma parte de las 17 asesinadas en Gerena, sabía leer. «Era un peligro público», ironiza su sobrina nieta, «leía la prensa republicana».

Sócam también está dentro de la asociación 19 Mujeres de Guillena. Han tardado más de una década en conseguir localizar, desenterrar, identificar y volver a enterrar dignamente a sus familiares y vecinas. Y la principal angustia que sentían era el paso del tiempo, que ha ido borrando a los descendientes directos de las represaliadas. «Aún quedan cinco hijos vivos que llevaban 75 años esperando», según Sócam.

Es el caso de Antonia Macedo, que también ha asistido al homenaje a las 17 rosas. Tiene 79 años y la dejaron huérfana de madre a los cuatro. De ella le queda una foto y unos bonitos ojos azules que ayer estaban cubiertos de lágrimas. «Lo que yo he pasado sin mi madre», contaba a las puertas del Ayuntamiento de Gerena, donde han estado custodiados los restos de las 17 mujeres desde febrero de este año, cuando se concluyó la exhumación.

«Mataron a mi madre porque iban en busca de mi padre, que estaba en el frente». Antonia tenía otra hermana, que murió poco tiempo después. «Además, mi madre estaba embarazada».

La represión franquista también se cebó con las mujeres. «Querían sembrar miedo, y bien sembrado lo dejaron». Según Sócam, los huérfanos que quedaron sufrieron «vejaciones» durante el resto de la dictadura.

El historiador García Márquez tiene recopilados en la provincia de Sevilla más de 500 expedientes de mujeres asesinadas solo en aplicación de los bandos de guerra. «Más que 13, 17 o 25 rosas, hay una auténtica rosaleda de muerte», señala este investigador en su libro. El aceite de ricino y el escarnio público eran las recetas que más empleaban los falangistas contra las represaliadas. «Estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen». El general Gonzalo Queipo de Llano, el máximo responsable de la represión en Sevilla, arengaba así a sus tropas contra las mujeres a través de sus charlas radiofónicas al inicio del alzamiento.

Pero, transcurridos 75 años, Antonia Macedo ya no quiere venganza contra los que le quitaron a su madre aquel mes de noviembre de 1937. «No soy vengativa». Sin embargo, conoce a los que la asesinaron o ayudaron a hacerlo. «Son del pueblo, y están todos muertos ya».

«Me gustan las judías, las palomitas y el fútbol». Libertad de expresión

22 diciembre, 2014

Fuente: http://www.peritic.blogspot.com.es

Fernando García Abad, 10 de junio de 2014.

«Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.» (Artículo 19 de la Declaración de los Derechos Humanos).

Tras leer esto, resulta chocante ver como este derecho fundamental que todo ser humano tiene solo por el hecho de nacer, es violado y vulnerado cada día en centenares de países por medio de la censura, la opresión o la influencia del poder político. Sin embargo, no estoy aquí para decir lo que pasa en un país lejano o en un recóndito lugar de nuestro planeta. Estoy aquí con el único propósito de informar, hacer reflexionar y ejercer mi derecho a expresar libremente y sin impedimentos mi opinión y mi visión subjetiva de la realidad que estamos viviendo actualmente en este país.

Dicho esto, comenzaré hablando de la prensa. El objetivo elemental de la prensa, que era obligar al lector a reflexionar sobre el entorno en el que vivía proporcionándole datos objetivos y contrastados con los que conocer el mundo, casi ha desaparecido por completo. Nunca en esta democracia se ha visto un maltrato semejante al periodismo por parte del poder como en los últimos años. El caso más cercano del que disponemos es el de la censura de la portada de la revista «El Jueves» del pasado día 4 de junio. La revista semanal se vio obligada por la editorial RBA a cambiar su portada en la cual aparecía un chiste sobre la reciente abdicación del rey. Esto ha provocado que el «discurso unitario» sobre la monarquía se quede apenas sin alternativas en los quioscos y que resulte prácticamente imposible encontrar algún medio crítico que no se limite únicamente a elogiar la figura «campechana» del monarca.

Parecen volver los viejos fantasmas de los regímenes autoritarios que merodeaban y aún merodean sobre las redacciones de los grandes periódicos y medios audiovisuales. La única diferencia es que en este caso el fantasma no viste camisa negra ni azul mahón, sino que viene disfrazado de democracia. Pero el hecho es el mismo: el poder y los que aspiran al poder no desean la existencia de una prensa libre y buscan cada vez más el control de los medios destinados a la información de todos los ciudadanos. Aquellos que tienen el poder ejercen ruedas de prensa sin preguntas, debates políticos (véase el debate electoral de TVE) donde sólo comparecen los líderes de los dos principales partidos y donde son los políticos y no los periodistas los que determinan el formato…

Es evidente y preocupante, salvo algunas excepciones muy arriesgadas, la sumisión y docilidad con la que el periodismo se pone de rodillas frente a la presión del poder.

En la mayoría de los casos, el periodismo no trata de hacer reflexionar al lector sobre una realidad, sino que evita temas tabú que «no pueden o no deben tocar» (los privilegios de la Iglesia, la banca, el dominio de las grandes empresas, la reciente historia de nuestro país…), e intenta imponer al público una supuesta verdad. Parece que el único objetivo del periodismo español (a excepción de algunos medios libres e independientes con bajo nivel de audiencia y difusión) es el adoctrinamiento del ciudadano y no ayudarle a pensar con libertad.

España sufre de una grave enfermedad y esto se ve reflejado en cómo la sociedad rechaza y desprecia a todos aquellos que no comparten la misma opinión, calificándolos de «radicales», «antisistema» o simplemente describiéndolos con el calificativo de «perroflautas». La sociedad en la que vivimos excluye y margina a todas esas personas que, pese a la presión e influencia de los medios, han logrado la increíble hazaña de pensar por sí mismos y no aceptar la sumisión hacia las «verdades» del sistema impuestas por los principales medios de comunicación.

Parece que últimamente sólo se puede expresar una única y unánime opinión sobre lo que acontece y lo que nos concierne. Algunos ejemplos son el típico «Yo no opino sobre política» o el tan usado y ahora puesto de moda «El rey nos libró del golpe de Estado». Parece que si nos salimos de esas directrices, estemos violando la integridad de la sociedad y amenazando al resto de personas que no piensan de la misma manera. Si realmente es verdad eso que nos cuentan desde que entramos al colegio de que el sistema de gobierno de este país se fundamenta en la democracia, no se debería restringir ningún tipo de pensamiento por muy radical, extremista o incómodo que resulte, o , ¿Acaso se debería prohibir la venta y la lectura de Mein Kampf ,o la obra de Karl Marx o Mijail Bakunin? Si algo hace buena a la democracia es la existencia de una gran diversidad de opiniones, ya que cada uno debe poder expresar su opinión, sus elogios o su disconformidad hacia el sistema; lo cual desemboca en una sociedad estable, más comprensiva y por supuesto, más justa.

Creo que toda opinión es respetable y no debe censurarse por muy incómoda que resulte o porque «nos ha costado mucho trabajo conseguir esto». Las barreras a la libertad de expresión están más cerca de lo que creemos, no hay más que echar un vistazo a nuestro alrededor y a nuestro entorno más próximo para ver cómo se critican opiniones, se censuran artículos, fotografías y se prohíben comentarios. Esta es la cruda realidad, una realidad impuesta por el poder, cuyo único objetivo es el de adoctrinar y hacer ciudadanos indiferentes, incapaces de pensar por sí mismos y de ir más allá de lo que se les intenta inculcar; incapaces de elaborar ningún pensamiento crítico que no se limite a decir: «me gustan las judías, las palomitas y el fútbol».