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Los Chikos del Maíz: “El pesimismo es hegemónico, para ser revolucionario hay que tener esperanza”

3 diciembre, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

Toni (izquierda) y Nega (derecha), que forman el grupo de Los Chikos del Maíz. Cedida
Toni (izquierda) y Nega (derecha), que forman el grupo de Los Chikos del Maíz. Cedida Natalia Vázquez

Raúl Novoa

8 de diciembre de 2022 22:00h
Actualizado el 09/12/2022 12:39h 

Ricardo Romero y Antonio Mejías, o Nega y Toni, empezaron hace casi 20 años a ser referentes en el rap político en España. Siempre situados en el espectro de una izquierda transformadora, vuelven a la escena musical con Yes Future, un disco-libro nacido de la “necesidad de la esperanza”. En él, parten desde posturas de autocrítica para poder cambiar el sistema.

Toni Mejías: «Los hombres tienen problemas para hablar de salud mental por miedo a mostrarse vulnerables»

A principios de este año llenaron el Wizink Center de banderas republicanas, fotos de Lenin y puños en alza. Ahora han sacado este trabajo que mira al futuro. Cuenta con once canciones y varios textos de pensadores y escritores de izquierdas en España. Según cuentan en esta entrevista a elDiario.es, ya lo tenían pensado desde hacía tiempo: “el disco llevaba ideado desde antes, desde 2020. Con el WiZink conseguimos una meta, pero queríamos tocar otras cosas”.

La idea de Yes Future es de ser positivos de cara al futuro. En el libro escribe gente como Yago Álvarez o Layla Martínez, esta última, de hecho, en ‘Utopía no es una isla’, habla de cómo los productos culturales deben dejar de ser distópicos y pesimistas y dar esperanza. ¿Su libro os ha dado alguna idea?

Nega: Sí. La verdad es que el libro es bastante inspirador. El pesimismo se ha convertido en hegemónico y para ser revolucionario hay que tener esperanza. Si no ofreces alternativa tenemos un problema, sobre todo cuando toda la cultura va en la misma dirección. Si todas las series, películas y libros de ciencia ficción son sobre distopías, imaginaremos un futuro terrible. Es lo que decía Mark Fisher, que es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. El disco es heredero de ese libro y está bien reconocerlo.

También queríamos darle la vuelta al lema punk del 77 de Sex Pistols de ‘No Future’ y poner de manifiesto lo mal que ha envejecido ese lema. Fíjate, desde el 77 todos los movimientos que se han dado: el zapatismo, los procesos en Venezuela, en Bolivia, los movimientos antiglobalización, las primaveras árabes, el 15M, Syriza, Podemos…. Fíjate si ha habido acontecimientos que han cambiado nuestra realidad, pero la fuerza que sigue teniendo ese lema y ese pesimismo cínico es lo que hay que combatir. Si la izquierda transformadora no cree que pueda haber una alternativa al capitalismo y un futuro, ¿cómo vas a convencer a tu compañero de trabajo o a tu vecino? ¿Para qué vas a movilizarte?

Layla Martínez plantea la cuestión de dónde nos vemos en 50 años. ¿Cómo veis vosotros ese futuro?

Nega: Un paraíso ecosocialista en el que Elon Musk y el Bezos trabajan en arrozales y la gente se desplaza en bicicletas y patinete eléctrico (risas). Es que un futuro bajo el capitalismo dentro de 50 años no lo veo posible. De haberlo, me lo imagino en disputa por la gasolina, por el agua. La ley de la selva. O sea, que cambiemos el sistema o no hay futuro.

Toni: Más que cómo imaginamos es qué queremos. Son las respuestas que se buscan en cierta medida en el libro. ¿Qué futuro queremos construir? Si seguimos como estamos hasta ahora lo veo muy oscuro, pero sí que pienso que en 50 años podemos construir un sistema alternativo. Exterminando de una vez el maldito capitalismo podremos tener otro tipo de futuro. Pero si seguimos en este consumismo, si seguimos quemando la atmósfera, si seguimos sin aceptar el cambio climático, pues el futuro que nos espera es poco alentador.

N: Es que hay partidos políticos que niegan el cambio climático. Hay representantes en las instituciones que niegan el problema medioambiental. Fíjate qué panorama.

Los medios de comunicación han normalizado las posturas de extrema derecha

En el libro hay un texto de Miquel Ramos, un referente teórico sobre el antifascismo y el auge de la extrema derecha en España. Con la victoria de Meloni en Italia, ¿hacia donde creéis que se dirige la ultraderecha en Europa?

T: Es preocupante. Es cierto que las derechas siempre han existido, pero los movimientos más extremos y discursos que antes se callaban o decían en privado, ahora se escuchan abiertamente y muchas personas lo asumen. Han ganado parte de la batalla cultural. Una posición socialdemócrata que antes se consideraba ‘light’, ahora se ve como algo radical. Es lo que está pasando en Italia, Francia o Hungría… Habría que preguntarse qué estamos haciendo mal para permitir que la extrema derecha esté ganando tanto terreno. Ciertos medios de comunicación tienen bastante culpa de estos ascensos.

N: Cuando saltó Carla Toscano, la diputada de Vox, e insultó a Irene Montero, todo el mundo se echaba las manos a la cabeza. Pero claro, si echamos la vista atrás había un reportaje de una página en El Mundo de esa señora. Los medios de comunicación han normalizado las posturas de extrema derecha.

T: Tanto medios de izquierda como de derecha han comprado su agenda mediática. Muchas veces hay titulares con sus palabras textuales, aunque sean mentira. Si no se contrasta, se reproduce un mensaje peligroso. Incluso ahora con lo de la Ley del ‘solo sí es sí’, tanto los medios de derechas como de izquierdas hacen muchísimo hincapié en ello. No se habla tanto de las barbaridades de Marlaska en Melilla. 

Respecto al disco me sorprende que en la primera canción lo primero que hacéis es una autocrítica. A polémicas, dejes machistas… ¿Cómo han evolucionado Los Chikos del Maíz estos últimos años y de dónde nace esta autocrítica?

T: La sociedad avanza y hay cosas que antes se permitían que ahora no. Tanto nuestro público como personas cercanas nos han señalado actitudes y comportamientos negativos para que los revisemos y mejoremos. Sería absurdo negarlo y aferrarnos a que esas canciones eran de otra época y que tenemos que seguir cantándolas.

El Xokas o Pablo Motos no reconocen que se han equivocado porque no piensan que hayan hecho nada mal. Y ahí está el problema

Es curiosa la actitud de ser autocríticos con actitudes machistas cuando otros, como hemos visto con Pablo Motos o el Xokas, se defienden. ¿Qué opináis?

N: Creo que no reconocen que se han equivocado porque no piensan que hayan hecho nada mal. Y ahí está el problema, no piensan que tengan que disculparse. 

T: También se justifica con su audiencia. Dirá: “como tengo un montón de espectadores cada noche no estoy haciendo nada mal porque siguen viéndome”. Cuando realmente el tener un público no te da la razón de nada. Lo peor es que ha tenido la oportunidad perfecta para pedir perdón y dar un aire de renovado. 

N: Lo peor es que se ponga el foco en esto y no en la Xunta culpabilizando a las víctimas de las violencias machistas. El periodismo tiene que cuestionarse cuánto dinero público se gasta en dañar a las víctimas.

También decís que os arrepentís de ciertas polémicas. ¿Alguna en concreto?

N: Cuando lo digo es porque Los Chikos del Maíz, para bien o para mal, hemos estado en todos los fregaos’ de este país: movidas con artistas, con noticias, con periodistas, con otros grupos, con políticos… Y echando la vista atrás, pues es como: hostia, igual a veces nos deberíamos haber callado alguna.

Habéis conseguido vivir como artistas. En la actualidad existe un discurso de que gracias a Internet muchos han podido realizar su carrera subiendo canciones a las plataformas digitales. ¿Cómo es de factible vivir de la música para alguien de clase baja?

N: Cada vez es más difícil. Si te das cuenta, los artistas mundiales provienen en su mayoría de la clase media. Cada vez es más difícil encontrar a artistas que triunfen que vengan de clase trabajadora. Si se precariza el trabajo, si hay horarios demenciales y la gente está explotada, si la gente no tiene tiempo porque vivimos en la sociedad de la inmediatez, en la que va todo muy deprisa, la gente no tiene tiempo para crear. Para crear se necesita tiempo, se necesita tener un horario razonable para luego en tu tiempo libre, hacer una canción o escribir una novela o pintar un cuadro. Además, vemos que el dinero público se lo llevan grandes festivales. El panorama es complicado y hay una alta precariedad. Algo significativo del “yo me lo guiso, yo me lo como”, es que la mayoría de artistas mundiales, sobre todo de la música urbana, son solistas. Ahora mismo no hay grupos.

T: Nosotros le debemos mucho a Internet. Ahora lo veo todo mucho más difícil porque hay muchísimo producto y oferta. Además, la inmediatez hace que las canciones caigan en el olvido a las pocas semanas, incluso que sean de un artista grande. 

Hay quien tacha a los raperos que empezasteis en el 2000 de ‘puretas’. ¿Vosotros cómo veis la evolución actual de la música?

N: Gracias a la revolución tecnológica y que cada uno pueda tener un estudio en su casa existe una gran variedad. Ahora hay de todo. En cuando al hip hop, en España se está viviendo un momento buenísimo. En el disco nos apetecía que saliese gente nueva y nuevos sonidos. Por eso hemos contactado con Ergo Pro e Ill Pekeño, Pauliña o Space Surimi.

T: También está el tema de la música urbana. Se ha etiquetado como urbano a algo que realmente funciona como el pop de antaño y se ha convertido en hegemónico. Nosotros no sentimos que estemos en ese espacio, aunque podamos escuchar esa música a veces. 

Reivindicamos ser panfletarios y el arte político. Novecento no deja de ser una obra de arte por ser un panfleto comunista

En otra entrevista Ergo Pro e Ill Pekeño decían que el rap debe ser siempre antifascista. Pero ahora está el debate de que se pueden decir más cosas usando códigos, es decir, sin ser tan explícitos en el mensaje político. ¿Qué opináis sobre esto?

N: Es complicado. En los últimos tiempos se le ha quitado cierto valor a la música explícitamente política. Hoy en día si te dicen que tu música es un panfleto es que es algo negativo. Yo no estoy para nada de acuerdo. Hay algunos que cuando intentan ser políticos critican a la policía y no es eso. Ser político es hacerlo de forma ingeniosa y es algo más complicado.

T: Nosotros en las primeras maquetas la técnica la cuidábamos menos. En los últimos años sí que hemos intentado atenderla más. No hacemos frases tan largas, cuidamos más el flow. Las frases no son tan directas e intentamos darle un doble sentido. No sé, creo que se puede hacer buena música y sonar panfletario. 

N: También es que que sea panfletario no significa que sea malo. Tenemos ejemplos, desde Chaplin hasta Kandinsky. ¿A caso Novecento es una mala película por ser un panfleto comunista? Yo creo que no deja de ser una obra maestra aunque tenga tintes políticos. Joder, yo reivindico el panfleto y el arte político. 

Los Chikos del Maíz Natalia Vázquez

La muerte de Pablo Milanés ha recordado que en un momento la canción protesta tenía un gran poder social. Y la realidad es que gracias a grupos como vosotros muchos chavales se interesaron por la política o por las contradicciones del sistema. ¿Hacen falta más artistas que se mojen políticamente?

N: Claro. Hace falta que todo el mundo del arte se moje más en general. Pero si lo haces, pagas un precio. Cuando fuimos al Wizink, el día anterior tocó Sergio Dalma. Nosotros metimos el doble de personas que él. Él salió en muchísimos medios el día siguiente y nosotros no.

T: Sí, pero bueno, que no piensen que por mojarse van a ser peores artistas. En el 15M hubo un boom de relacionar la música con la política. Ahora da la sensación de que eso ha desaparecido. No sé si es por el precio que pagas, pero la gente tiene que atreverse. 

La libertad de expresión en España es para quien puede pagársela”

En la otra cara de la moneda está esa represión. Hace casi dos años del encarcelamiento de Pablo Hasel y Valtonyc sigue en el exilio en Bruselas. ¿Creéis que se ha dejado el tema de lado?

N: Es curioso que se hable de la cultura de la cancelación desde partidos como Ciudadanos cuando hay raperos exiliados, encarcelados y perseguidos en el Estado español. En este país la libertad de expresión es para quien la puede pagar. 

T: La noticia se ha olvidado. En su momento parecía que iba a haber un indulto o una ley para que la injuria a la monarquía no fuera penada. Pero cuando pierde la primera plana en los medios, desaparece. Valtonyc lleva ya cerca de cuatro años exiliado en Bruselas y de vez en cuando sale en los medios cuando sale una sentencia en contra de la derecha y a favor de Valtonyc sale algo, pero es que él sigue ahí. Hay que seguir criticándolo

El futuro lo tienen la mano las nuevas generaciones de hoy, como la Z, que reivindica la salud mental y los Fridays for Future. Otros la ven como la que nunca se manifiesta. ¿Qué pensáis de los jóvenes de hoy en día?

N: A mí la acción directa de los museos me parece estupenda (risas). Me da la sensación de que la gente no está muerta. La gente critica mucho desde el sofá y sus redes. Creo que ahí hay un tufo reaccionario con todas las acciones climáticas horrible. Ese “en mi época se luchaba mejor” da pena. ¿Qué hacen ellos por defender el clima?

Además está esa contradicción de que se protege el museo, pero no se protege el clima.

N: Es que es muy rancio. Ves las críticas y son para flipar. La gente que critica… ¿hace cuánto que no pisa un museo? Ahora todo el mundo valora Los girasoles de Van Gogh y no saben ni a qué movimiento pertenece.

T: Además se dice mucho eso de la generación de cristal y joder, es una generación que ha vivido en permanente crisis desde la del 2008, ha enlazado con la del coronavirus, la guerra, la vivienda, no ven salidas a estudiar… Y aun así ponen movimientos como la crisis climática o el feminismo en primera plana. La juventud sigue en las calles y no están todos idiotizados.

Esta generación también reivindica mucho la salud mental y quitar el prejuicio. Vosotros también lo reivindicáis, sobre todo Toni con el libro de ‘Hambre’. Sin embargo, muchos problemas mentales tienen que ver con la inestabilidad laboral, el desconocimiento del futuro, la explotación laboral… ¿Hacen falta más psicólogos en la sanidad pública o cambiar el sistema de producción?

T: Legislar en materia laboral también es legislar en materia de salud mental. Al final es un problema de salud pública. Si puedes pagar el alquiler holgadamente, tener tiempo para tu ocio, trabajar cuatro días a la semana y librar tres, llegar a fin de mes… pues seguramente habría mucho menos problemas. Y si tuvieras un problema de salud mental serio que tratar, tendrías dinero para pagarlo y no tendrías que tirarte seis meses esperando en la sanidad pública a que te atiendan, ¿no? Muchos de los problemas son un malestar ante la incertidumbre y se arreglaría con un sistema económico y de reparto de riqueza mucho más justo.

N: Me parece muy bien que las nuevas generaciones hayan normalizado el tema de la salud mental e ir al psicólogo. Recuerdo la primera vez que fui a la psicóloga. Me encontré con una amiga, me preguntó a dónde iba y le dije que a hacer música. Ahora ya lo normalizo y creo que es gracias a ver cómo muchos otros también lo hacen. Han hecho que tipos como yo que les da vergüenza decirlo, pues lo digan abiertamente.

T: Ojalá hubiera sabido que necesitaba un psicólogo mucho tiempo antes. Me hubiera venido genial. Que ahora las nuevas generaciones sepan que cuando están mal tienen esa ayuda y sepan pedir ayuda es la hostia.

Miss Raisa, rapera feminista: “Me he sentido un saco de boxeo entre la cultura musulmana y la española”

11 noviembre, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

Foco

LGTBI

La rapera y autora del libro 'Porque me da la gana', Miss Raisa
La rapera y autora del libro ‘Porque me da la gana’, Miss Raisa Cedida por la autora

Ángeles Oliva

18 de diciembre de 2022 22:39h
Actualizado el 19/12/2022 05:30h 

Imane Raissali no piensa en ella misma como inmigrante, ni como mujer musulmana, ni como rapera. Piensa en ella como Raisa, dice que ha roto la caja de prejuicios que sentía hacia ella misma, cuando se encerraba sola en su propia jaula de miedos y vergüenzas. “Pienso en mí como ser humano, con sentimientos, pensamientos, prioridades, sueños, objetivos. No me pongo etiquetas. Yo no me veo como una mujer inmigrante, ni como madre, soy muchas cosas, tantas que si me pongo etiquetas me estaría limitando muchísimo. Yo puedo ser y fluir lo que me dé la gana y realmente he vivido tanto tiempo con tantas exigencias y tantas etiquetas impuestas que estoy muy cansada de eso. Y si el resto del mundo me ve como una inmigrante, con todas las connotaciones que eso conlleva, yo a mí misma no, porque yo tengo sueño, tengo hambre, voy al baño, tengo miedo… al igual que cualquier otro ser humano, y creo que todas las personas somos inmigrantes de alguna forma u otra. Yo me veo como un ser humano simple, con sus luces y sus sombras”, sostiene la cantante, que 2021 recibió el premio TikTok de Diversidad e Inclusión y ahora publica el libro Porque me da la gana. Una vida contra los prejuicios (Lunwerg Ediciones, 2022), un canto al orgullo de ser quien uno o una es.

Ergo Pro e Ill Pekeño: «Por muy pureta que suene, el rap debe ser antifascista»

La artista cuestiona en sus canciones qué es eso llamado integración. Ella llegó con su familia desde Tánger a Barcelona con ocho años y siente que se integró desde el momento en que puso los pies en la nueva ciudad, y puso todo su empeño en convivir con su nuevo entorno, aprender nuevas lenguas y relacionarse con sus nuevos compañeros de sociedad. Dice que son los demás los que hacen que no se sienta integrada: “No me conocen. Para muchas mentes ignorantes integración significa olvidar los orígenes, la esencia y los valores con los que te construiste como persona. Para mí eso es una riqueza cultural, y hay quienes quieren borrarlo de un plumazo. Quieren que tengas una apariencia parecida a la suya, que ya no hables otros idiomas excepto el suyo. Y me pregunto por qué tengo que renegar de un conocimiento, unas vivencias, unos idiomas, una manera de hacer, unos valores que también me han formado y que forman parte de mi ser”, explica Raisa.

Y añade: “Desde que llegué a Barcelona, con ocho años, me esforcé muchísimo para estar al mismo nivel académico que mis compañeros, para hablar catalán o castellano. Hacía deberes extra para poder aprender lo máximo y lo más rápido posible, para que no me vieran como ‘ay, pobrecita, no sabe. Ay, pobrecita, es una inmigrante que acaba de llegar’. A mí esa mirada de pena nunca me ha gustado, que me consideren una víctima. Yo quiero que me vean como una igual, como una persona, con sus objetivos y que tiene ganas de prosperar y evolucionar en la vida”, explica la rapera, que cuenta en su libro cómo al llegar a Barcelona pasó a pertenecer a una familia extranjera, “una familia de moros o de putos moros, según el interlocutor y el momento concreto en el que se dirigen a ellos”.

Un saco de boxeo entre dos culturas

Con 12 años, Imane decidió ponerse el velo. Fue algo irreflexivo: su madre y sus tías lo llevaban, algunas chicas del barrio, también. Cuenta que fue aprendizaje por imitación. Cuando en 2019, con 23 años, empezó su carrera musical, recibió críticas y ataques en redes sociales desde todos lados. Desde algunos sectores se le atacaba por llevar el hiyab y no adaptarse a las costumbres españolas, algunos sectores musulmanes le criticaban por hacer música, que consideran haram (pecado, en árabe), algunas voces decían que era una musulmana cool. Ella canta que no se le plantea lo mismo a ningún artista masculino musulmán. “Al final te sientes un poco un saco de boxeo. Porque estás en medio de dos comunidades, de dos culturas o dos países que te exigen mucho, ambos. Y es muy complicado construir tu identidad. Hay personas muy malas y quiero hablar de personas, no voy a poner etiquetas, porque a mí me han atacado de diferentes sitios, gente musulmana y gente no musulmana, gente diciéndome que soy una vergüenza para el Islam y luego otros diciéndome que me vaya a mi país por no sé qué y te das cuenta que hay que ir con mucho cuidado porque un paso en falso te puede costar la salud mental, que a mí me costó un poco, eso es cierto”, cuenta Imane.

Con 18 años su madre intentó que se casara con un vecino de más de 30 que la conocía de verla por la calle y le había pedido permiso para iniciar una relación con Imane. Al ver el desánimo de su hija ante esa posibilidad, su madre renunció a la idea, pero entonces fue su hermano el que quiso que se casara con un amigo suyo, más joven y muy conectado con la cultura marroquí. Sin apenas conocerse, celebraron una boda en Marruecos que ella recuerda triste, y sin música porque su marido la consideraba pecado. Imane tuvo una hija con él, y enseguida su marido comenzó a controlar su forma de vestir, su teléfono y quiso que dejara su trabajo como administrativa porque en la empresa trabajaban hombres. Ella decidió separarse, a pesar de que en la cultura marroquí una mujer divorciada es señalada por todo el mundo. Cuenta que en ese momento “murió Imane y nació Raisa”.

Hizo una lista de cosas que quería recuperar: volver a jugar al fútbol, que le apasionaba, salir a correr, volver a tener amistades y reconectar con el hip hop. “La música apareció con 14 años como una vía de escape. Un compañero del instituto, Álex, me empezó a hablar de hip hop, de rap, de música, y me motivó a escribir mi primera letra. Nunca en la vida me hubiera imaginado que me acabaría dedicando a ello. Pero fue una manera de expresarme muy auténtica, sin filtros, y revolucionaria. Desde el primer momento me sentí muy bien, me sentí muy liberada después de componer letras y sacar todas las preocupaciones que tenía dentro”, explica la rapera.

Amenazas de muerte

Miss Raisa tiene más de medio millón de seguidores en sus redes sociales. En ellas publicó el verano pasado un video en el que mostraba su apoyo al colectivo LGTBIQ+. Recibió amenazas y una fue especialmente grave: un chico contaba en un video de siete minutos cómo iba a decapitarla. “En el video lancé un grito a la libertad individual y personal de cada uno, de ser y existir en libertad y armonía con la libertad de los demás, apoyé abiertamente a cualquier persona que vive su vida de manera libre. Y me cayeron amenazas de muerte. La sexualidad en general es un tema bastante tabú en la comunidad musulmana, se habla muy poco de ello y, al igual que en el resto de las religiones, la homosexualidad es pecado. La homosexualidad se castiga socialmente de muchas maneras diferentes, algunas muy violentas y otras que ejercen presión sobre ti hasta que te acabas haciendo daño a ti mismo. Verme a mí como mujer musulmana con velo, hablando de apoyar la libertad de otras personas para vivir su sexualidad de manera libre, provocó un linchamiento, una campaña de odio en mi contra. Y hubo un chico que me amenazó de muerte, fue uno y eso no le quita gravedad. He tenido protección policial, he tenido que cambiar rutinas, cambiar a mi hija del colegio, porque recibía muchísimo acoso”, explica la cantante.

Un mes después de aquello, Imane decidió quitarse el velo. Durante años el hiyab fue una herramienta para romper con estereotipos machistas y racistas. Sentía que podía ayudar así a muchas chicas con velo que se sentían inseguras y vulnerables. Después de 13 años decidió que el velo ya no le representaba y lo comunicó en sus redes sociales con un video para explicar cómo el velo le había supuesto una fuerte presión social por la exigencia de representar a toda la comunidad musulmana. “Me lo he quitado para desvincularme completamente de representar a nadie, porque uno de los problemas, según esta gente, es que yo salgo con velo hablando de la homosexualidad y diciendo que yo la apoyo. Dicen que como musulmanes no debemos de apoyar algo que es pecado, como la homosexualidad, como si no existiera la homosexualidad dentro de la propia comunidad”, reflexiona Miss Raisa, que añade: “La mayor parte de mi vida he reprimido mis opiniones. Y no quiero representar a nadie, ni a esta comunidad ni a la otra. Me represento a mí misma: esta soy yo y esas son mis ideas. Quien las comparta, genial, y quien no, también genial, mientras sea con respeto. La violencia que se ha ejercido contra mí por pensar diferente, por pensar con criterio propio, ha sido terrible”.

Raisa se pregunta hasta cuándo será considerada una inmigrante, si existe un plazo de tiempo tras el que por fin se le considerará ciudadana española. “Para mí integración es hacer del espacio y del lugar donde tú estés algo tuyo, fomentar la participación ciudadana para que seas un activo en tu sociedad, que hagas cosas, que aportes. Para mí eso es una persona integrada, me importa un bledo si lleva equis cosa de vestimenta o no, porque eso entra en la libertad individual de cada uno. Hay gente que lleva rastas, hay un montón de gente que se tatúa todo el cuerpo, hay gente que lleva un velo o lleva otras cosas, y mola que haya tanta diversidad, porque eso es algo muy enriquecedor para todos, el saber, la perspectiva y la historia de vida que hay detrás de cada uno de nosotros”, sostiene Imane Raissali.

Yo me quedo con Pablo y con todas esas cosas

13 octubre, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

  • Trabajador incansable, con una enorme obra discográfica, no se quedó en aquellas primeras canciones convertidas en himnos, de cuyas rentas hubiera vivido cómodamente cualquier artista durante décadas. Él siguió componiendo y dejando canciones más maduras, más serenas, igual de hondas y emocionantes
  • — Las canciones eternas de Pablo Milanés

Isaac Rosa

El cantante cubano Pablo Milanés, en una fotografía de archivo. EFE/Yander Zamora
El cantante cubano Pablo Milanés, en una fotografía de archivo. EFE/Yander Zamora

22 de noviembre de 2022 22:51h
Actualizado el 23/11/2022 05:30h 

Hagamos la prueba. Antes de seguir leyendo, escucha una canción de Pablo Milanés, por ejemplo esta: ‘Años’. Si al reconocer la melodía no te da un pellizco; si al escuchar en su voz los dos primeros versos (“El tiempo pasa / nos vamos poniendo viejos”) no sientes un calorcito feliz subiéndote por el pecho; y si al llegar a “en cada conversación / cada beso, cada abrazo / se impone siempre un pedazo / de razón” no te tiembla la mandíbula y te entran ganas de llorar un poquito de pura alegría y de pura pena y de puro agradecimiento, entonces no sigas leyendo, este artículo no es para ti. En tal caso, si no has sentido nada de lo anterior, lo más probable es que te suene Pablo Milanés, te haya llamado la atención la noticia de su muerte, te acuerdes de alguna canción, seguramente en versión ajena, y te quedes con el titular favorito de la prensa más mustia: “el cantautor que rompió con la revolución cubana”. No, este artículo no es para ti.

Si por el contrario has sentido en solo un minuto de canción el pellizco, el calorcito y las ganas de llorar y la alegría, la pena y el agradecimiento, entonces eres de los míos, de los nuestros, de los de Pablo; y al saber hoy de su muerte y escuchar otra vez sus canciones más emblemáticas y queridas, has recuperado sensaciones perdidas y te has vuelto a sentir joven y vivo y enamorado y revolucionario.

Si tienes más de sesenta años, entonces los años prodigiosos de Pablo Milanés (apenas una década en que dejó una lista impresionante de canciones ya míticas) te pillaron joven. A ti y al país: tus ganas de vida y de libertad y de cambiar las cosas y hasta de revolución eran los de tantos españoles que hicieron suyos los versos de Pablo, su felicidad contagiosa, su mezcla de denuncia y belleza, justicia y amor, el pan y las rosas; su ternura que era íntima y era también la ternura de los pueblos, la del Caribe y toda Latinoamérica en años de tanta esperanza como dolor.

Tenías sus vinilos, sonaba siempre al final de mítines y fiestas políticas y sindicales, en el Primero de Mayo o en la Fiesta del PCE. Compartiste su esperanza revolucionaria, y posteriormente también sus dudas, contradicciones y decepciones sin perder aquella esperanza ni dejar de ser revolucionario. Te emocionaste profundamente al tararear “en una hermosa plaza liberada, me detendré a llorar por los ausentes”, en un tiempo en que te dolía Chile pero además temías por una España todavía amenazada de sables. Sentiste que sus canciones de amor hablaban de ti y de tu primer enamoramiento, y canturreabas la irresistible “Te quiero porque te quiero”. Sentiste con él la nostalgia anticipada y el desencanto, “dónde estarán los amigos de ayer”.

No te gusta eso tan manido de “la banda sonora de una generación”, pero no se te ocurre otra expresión hoy: en tu banda sonora está Pablo, como está Silvio y están todos aquellos artistas, también españoles, que compartieron con Pablo escenarios, duetos y composiciones cruzadas, en aquella feliz fraternidad cubana-española. Durante años, cada vez que Pablo regresaba, con disco nuevo o concierto, eras tú el que regresaba, el que volvías a ser joven, vivo, enamorado y revolucionario.

Si en cambio tienes menos de sesenta, Pablo está íntimamente unido a tu infancia y adolescencia, también hoy te has emocionado hondamente. La música de tus padres, los versos que de tanto oírlos te aprendías sin entender del todo, cambiando palabras. La música que sonaba en el coche en los largos viajes y tus padres tarareaban con un nudo (“Yo pisaré las calles nuevamente…”) que entonces no entendías pero que se te contagiaba. La música que años después rescatarías llevándote los viejos vinilos a tu primer piso compartido, la que también acompañó años después tus primeras militancias y la caseta de la feria de tu barrio o de tu pueblo con el rincón cubano donde ponen los mojitos más ricos y siempre sonaba Pablo y sonaba Silvio, y tú a veces decías que eras más de Silvio por motivos más políticos que artísticos (y porque tus padres ya eran más de Pablo que de Silvio), pero te seguían vibrando aquellas canciones que versionaban artistas jóvenes hasta hoy, y siempre el mismo pellizco y la misma conexión con tu infancia y con la juventud de tus padres. No te gusta eso tan manido de “mi educación sentimental”, pero en la tuya está Pablo.

Cantautor superdotado, con un instinto tremendo para la melodía, fue también un gran poeta, deja versos sencillos y profundos, de gran sensibilidad, irresistibles y hermosos (“Yo me quedo con todas esas cosas / pequeñas, silenciosas. / Con esas yo me quedo”), pero además encontraba en poemas ajenos una música tan evidente que ya no podrían cantarse de otra manera. Le debemos que nos descubriera la música cubana (“Amo esta isla / soy del Caribe”), y que nos diese a conocer a Nicolás Guillén (“De qué callada manera se me adentra usted sonriendo…”), que se convirtió en el letrista más afortunado de toda una generación (de esos mismos años es un álbum tan bello como “La paloma de vuelo popular”, con Ana Belén cantando a Guillén).

Trabajador incansable, con una enorme obra discográfica, no se quedó en aquellas primeras canciones convertidas en himnos, de cuyas rentas hubiera vivido cómodamente cualquier artista durante décadas. Él siguió componiendo y dejando canciones más maduras, más serenas, igual de hondas y emocionantes. Si no tuvieron el mismo alcance que las anteriores no se lo achaquemos a él, sino que nosotros, los de entonces, ya no éramos los mismos. En cambio él, que pudo despedirse de su gente en La Habana con un concierto memorable hace unos meses, siguió siendo el mismo, como siguió siendo revolucionario hasta el último día.

Rumble, el único tema instrumental prohibido en Estados Unidos

30 septiembre, 2023

Fuente: http://www.curistoria.com

Link Wray, que se llamaba en realidad Fred Lincoln Wray, fue un guitarrista estadounidense nacido en 1929 y que podríamos colocar en el grupo de los pioneros del rock and roll. Además de tocar la guitarra, escribía canciones y las cantaba. Pero esto último no nos interesa hoy, porque vamos a hablar de un tema instrumental. En concreto, de Rumble, el único tema instrumental prohibido en Estados Unidos. Es normal, tristemente, saber de libros prohibidos y de censura en el cine, como el código Hays, pero prohibir música instrumental…

Rumble, el único tema instrumental prohibido en Estados Unidos, tenía como característica una guitarra muy distorsionada, eso era todo

Por cierto, Wray está considerado por la revista Rolling Stone como uno de los 100 mejores guitarristas de todos los tiempos. Está por la mitad de la lista. Y aunque estas listas, en mi opinión, no sirven para ordenar, sí marcan que los que están, son. Ya saben, por aquello de no están todos los que son, pero sí son todo los que están. Además, Wray fue punta de lanza en algunos sonidos que luego hemos escuchado en otro muchos estilos y artistas.

En 1958 Wray compuso un tema instrumental titulado Rumble. La guitarra sonaba distorsionada mientras se mantenía reproduciendo la melodía. Wray era uno de los primeros en llevar la distorsión a ese extremo, creando un sonido sucio que explotaba con éxito en sus solos de guitarra. Tanto le gustaba y le caracterizaba ese tipo de sonido, que manipulaba los amplificadores y los altavoces para conseguirlo, ya que era algo nuevo y no había otra forma de hacerlo.

Rumble, que pueden escuchar en el vídeo que les dejo al final del texto, fue su primer éxito. La distorsión se iba abriendo camino y más tarde sería una de las características básicas del rock y de sus variantes más agresivas. El tema Rumble fue publicado por su banda, Link Wray and his Ray Men, en el sello Cadence Records.

Rumble influyó en muchos artistas, como Jimmy Page o Pete Townshend, y aparece en Pulp Fiction

En algunas radios de Estados Unidos, especialmente en Nueva York o Boston, se prohibió el tema. Un tema instrumental, insisto, sin letra o mensaje alguno. Tan sólo una guitarra distorsionada. El motivo era el miedo a que hiciera brotar la violencia juvenil, especialmente la de las bandas. Es el único tema instrumental que ha sido prohibido en Estados Unidos en su historia.

En otros lugares y momentos históricos se ha prohibido un tema instrumental, pero casi siempre era para ir contra su autor. Esto fue algo muy popular en el nazismo y los compositores judíos y todos los que ellos consideraban como autores de música degenerada. No era el caso de Wray, ya que no se iba contra él sino contra su música. Se prohibió porque su sonido sucio podía llevar a la violencia, decían.

Rumble significa en inglés retumbar, reverberar o emitir un tipo de sonido sordo. A partir de ese tema de Link Wray, la palabra sumó una nueva acepción que significa bronca, pelea entre bandas.

En 2005 Wray falleció. Entre los homenajes que le llegaron en ese momento, gente como Bruce Springsteen o Bob Dylan tocaron en alguno de sus conciertos el tema Rumble. Es una muestra de su peso en la historia de la música. Pete Townshend, el guitarrista de The Who, dijo que nunca hubiera pensado en coger una guitarra si no hubiera escuchado Rumble. Jimmy Page, de Led Zeppelin, dijo que escucharla fue un punto de inflexión. Iggy Pop fue otro que atribuyó al tema de Wray el motivo para querer hacer música. No está nada mal para un tema que surgió en una improvisación.

Quizás algunos no sean conscientes de haber escuchado Rumble. Pero aparece en la banda sonora de la película Pulp Fiction, así que quizás sí le suene después de todo. Les dejo aquí el vídeo con el tema Rumble interpretado en directo en 1974.

Fuente de la foto: Vice

Zahara lanza ‘Reputa’: “Me hundió que se malinterpretara el cartel, debemos hablar de que nos llamen putas”

3 julio, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

La cantante Zahara reinterpreta su disco 'Puta'
La cantante Zahara reinterpreta su disco ‘Puta’ José Señorán

Laura García Higueras

22 de septiembre de 2022 22:24h
Actualizado el 23/09/2022 05:30h 

Zahara vació sus entrañas para componer Puta, el álbum con el que en 2021 narró los episodios de violencia que había sufrido a lo largo de su vida. Los abusos sexuales y de poder, el maltrato psicológico, los trastornos alimenticios y el suicidio vertebraron un disco que se convirtió en el relato universal, por desgracia, de una amplia mayoría de mujeres. Sus canciones supuraron dolor, rabia y fueron tajantes al abrir debate sobre asuntos a los que llamó por sus nombres y apellidos. Un año después, la cantante se entrega a la celebración en Reputa, donde ha versionado sus temas junto a artistas como Delaporte, María José Llergo y Alizzz.

El cartel de Zahara como síntoma de las batallas que empieza a ganar la extrema derecha

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Se trata del undécimo álbum de estudio de la jienense, cuyo primer trabajo fue Día 193 (2005). Más adelante llegaría La fabulosa historia de… (2009), que incluyó temas como Merezco y Con las ganas. Tras su salida de Universal y el lanzamiento de La pareja tóxica (2011) acabó creando su propio sello discográfico, con el que ha publicado, entre otros, Santa (2015) y Astronauta (2018).

Pero con Puta dio un paso más allá, también en cuanto a estilo, ligado principalmente a la música electrónica. “El proceso fue devastador. Sentí necesidad de querer hacer públicas las canciones, pero a la vez me daba miedo la recepción”, reconoce a este periódico. Su lanzamiento llegó acompañado del mensaje de muchas mujeres que hablaron de sus propias historias, demostrando que los abusos y el maltrato que ella había sufrido no eran una “cuestión generacional”. El pasado verano llegó uno de los momentos clave de su repercusión, después de que Vox consiguiera que el Ayuntamiento de Toledo retirara el cartel de uno de sus conciertos tras tacharlo de “ofensa a la virgen”. Zahara expresa que “todavía” está procesando lo que ocurrió.

¿De dónde nace el ‘re’ del título Reputa?

Al lanzar Puta, la misma palabra ya era agresiva y tenía que ver con cómo conté mi historia desde la incomodidad. El nuevo disco se abre al humor y su ‘re’ es de la revisión. Parte de la profundidad de Puta pero aspira a tener una vocación de celebración. Surgió de manera casi involuntaria. A raíz de una remezcla que Alizz hizo del tema berlin U5 pensamos que las canciones podían estar en más voces.

La cantante jienense Zahara José Señorán

¿Cuánto ha diferido del proceso de creación del anterior álbum?

No sabía que tenía necesidad de soltar y de compartir tanto. Casi todos los traumas te llevan a una huida hacia adelante en la que los guardas y escondes. La vergüenza con la que lo vives es tal que no se lo cuentas a nadie. No quieres que te miren con otros ojos. Eso, que para mí había sido lo más difícil, pude hacerlo gracias a la terapia.

Un año antes de la pandemia, empecé a ir porque estaba en una crisis personal y acabé entendiendo que no era una crisis puntual, sino algo que me acompañaba desde siempre. Hubo una parte de euforia al escribir las canciones y una necesidad de querer hacerlas públicas, pero también me daba miedo la recepción. El proceso fue devastador. Escribía un tema y pensaba en lo increíble que era que estuviera haciéndolo. Pero, a las horas, volvía a tener la necesidad de escribir otra canción y avanzar más y más.

No hablamos de nuestros traumas porque no queremos que nos miren con otros ojos

Ha pasado más de un año desde el lanzamiento de Puta, ¿ha sido tiempo suficiente para digerir la respuesta de tantas mujeres que se sintieron identificadas con sus temas?

Hubo una parte de mí que veía que podía pasar, porque yo también como mujer cuando escucho, leo historias o veo una película conecto con eso. Entendía que muchas se iban a sentir identificadas con algunas frases, pero no me imaginaba la acogida de esta manera. Escuchar sus historias fue horrible por ver que tantas, sobre todo muy jóvenes, han sufrido abusos y maltrato. Te das cuenta de que no es algo generacional.

El verano pasado, el Ayuntamiento de Toledo retiró los carteles de uno de sus conciertos accediendo a las presiones de Vox. ¿Qué balance hace ahora de lo sucedido? ¿Podría volver a pasar?

Por desgracia, ya cuando ocurrió me planteé “cómo podía ser que estuviera pasando en el año en el que estamos”. Que todavía haya alguien que piense que el arte es censurable, cuando lo que es, es mensajero. La forma en que cada uno lo interpreta es fruto de sus propias vivencias y creencias. Puede que haya algo que te ofenda, pero eso no dice nada de la obra, de quien habla es de ti.

Que se generara esa malinterpretación de la foto fue lo que más me hundió, porque sobre lo que de verdad deberíamos haber hablado es de que nos llamen putas. O de que exista la necesidad de representar en una imagen la presión con la que vivimos las mujeres por el hecho de serlo. Y aguantar los insultos y encima tener que hacerlo con dignidad. Sufrir vejaciones y que haya que estar siempre escondiendo al agresor, o perdonándolo. ¡Basta! Lo sentí como una manipulación y uso por parte de muchos medios en los que al final solo se contaba la noticia dándole publicidad a un partido político.

Me sentí bastante frustrada, aunque hubo un apoyo brutal por parte de quienes entendieron que lo que se estaba haciendo era atacar la cultura. Tuve una sensación muy encontrada que todavía estoy procesando.

El cartel del concierto de Zahara censurado

En ese momento, su reacción fue asegurar que la única respuesta que iba a dar era “cantando y defendiendo la libertad de expresión”. Como artista, ¿siente que damos pasos hacia atrás?

Cuando Extremoduro lanzó su portada como Jesucristo, no hubo ningún problema. Solo vienen cuando somos las mujeres las que generamos esa incomodidad. Dentro de que vamos hacia adelante, los pasos son tan lentos que no sé si todavía vamos a ver un verdadero cambio trascendente. Quizás soy pesimista, pero es que estoy cansada. No tengo ganas de una transición tranquila, quiero llegar a una igualdad real. Y no tener que estar reivindicándome como mujer que trabaja y es empresaria. Quiero hacer las cosas sin tener esa presión añadida.

En Merichane hizo alusión a la industria musical con su verso sobre cómo tragabas “sermones sobre tu gran potencial en las oficinas de Universal”. ¿Ha recibido alguna respuesta?

Me encanta la pregunta, porque no. También una de las cosas que he notado es la vergüenza a comentarlo. Es curioso lo que ocurre cuando te expones de esa forma y vas sin tapujos, porque cuando los demás lo saben es como “guay, pero no hablemos de esto”.

Educar desde el miedo, el no bebas y no te pongas esa falda no es educación, es cultura machista

Zahara

A propósito de su tema Taylor, que reza “somos yonquis del cariño ajeno”, ¿qué relación tiene ahora con este?

Ha mejorado bastante porque uno de los grandes aprendizajes de este disco ha sido saber recibir afecto. Yo he llegado a creer que odiaba a todos los demás y lo único que no sabía era quererme. Es muy fuerte esa sensación de sentirte tan vacía, que te falte tu propio amor y que, como no eres capaz de reconocerlo, culpas a todos los demás que no te están queriendo en ese momento. Es una bestialidad cómo se distorsiona la realidad. Ahora me siento en un estado de felicidad, todo lo que he vivido este año me ha llevado a quererme, entenderme y escucharme. Tengo una relación con el público mucho más sana. No está ahí para ocupar un hueco que falta, sino para agrandar el que ya tengo.

Un año después de Puta lanzó el tema La hostia de Dios, en el que hablaba sobre la preocupación de sentir que “se han acostumbrado a escuchar nuestra historia”, como si ya se hubiera acabado el tiempo de las mujeres de contarse. ¿Qué opina al respecto?

En el aniversario de Puta pensé que era una canción que tenía más valor que nunca, porque una de las cosas que más se alabaron fueron las conversaciones incómodas que puso sobre la mesa. Pero había pasado un año y seguía habiendo asesinatos por violencia machista. No había cambiado absolutamente nada. Tengo la sensación de que hay un “muy bien, tú habla de esto, pero a mí déjame en paz. Quéjate pero no tanto”.

Una buena noticia reciente ha sido la aprobación de la ley del ‘solo sí es sí’, que ha puesto sobre la palestra el consentimiento. ¿Es este un avance importante?

Claro. Es importante que haya este tipo de leyes. Me hace mucha gracia el típico comentario de ‘señoro’ que dice “ahora ya no se os va a poder mirar”. Al que hay que decirle “no, no estamos hablando de eso. Si no entiendes la ley, mejora tu comprensión lectora o tu empatía”.

Con mis amigos nos hemos preguntado muchas veces cuántas relaciones sexuales hemos tenido que nos podíamos haber ahorrado. Mi respuesta, por desgracia, es que ni si quiera lo sé. Para mí no eran consentidas pero no tenía capacidad de saberlo. Si hubiese existido esta ley, este camino de empatía, de preguntar, de entender al otro, seguramente me habría ahorrado muchas en las que de verdad no quería estar, pero no sabía cómo ni pararlas. Durante toda mi adolescencia y edad adulta vivía el “si no haces nada, eres una calienta pollas”. Es decir, que si tonteas sabes que vas a follar porque si no te van a acusar de una cosa gravísima.

Es muy valioso que se ponga el foco en la educación sexual, que empecemos a poner límites, saber lo que queremos. Pero no hacerlo desde el miedo, el no hagas esto, no bebas, no te emborraches, no te pongas esa falda o no te comportes de esa forma, porque eso no es educación sexual ni ni educación. Es cultura machista.

He tenido muchas relaciones no consentidas pero no tenía capacidad de saberlo

Zahara

Puta abordó también, de forma explícita, los trastornos alimentarios. ¿Por qué sigue siendo un tema tabú?

En parte, tiene que ver con la vergüenza. Yo sufría bulimia, vomitaba cuando comía o hacía deporte para provocarme cortes de digestión. Pero realmente no era algo que le pudiera contar a nadie, porque es algo de lo que te avergüenzas por cómo odias tanto tu cuerpo y lo que eres. No aprendes a amarte y no te respetas. Encima, como el objetivo es conseguir formar parte del estándar normativo, que es estar delgada como lo único que te va a hacer válida; quieres que parezca que has llegado ahí de manera natural. No quieres que nadie sepa que es porque calculas todo lo que comes y que si te pasas dos días, sientes que tienes que pedir perdón porque te mueres del asco de ti misma. Los trastornos de la alimentación son muy fuertes porque esconden problemas de autoestima brutales.

En mi época, no tenía ninguna referencia de un cuerpo que no fuera delgado, con caderas pequeñas y el pecho de un tamaño en concreto. O era así o no era válida. Tenía una pequeña barriga normal que para mi era un drama porque quería el vientre plano que veía todo el rato a las actrices. Una cosa positiva que veo es que empiezan a generarse referentes de cuerpos de todo tipo, aunque todavía queda mucho camino para incorporar la diversidad real. Necesitamos referentes porque vivimos en una sociedad que nos está diciendo todo rato qué tenemos que pesar y cómo tenemos que vestir. Negar su importancia es absurdo.

Después de haber compuesto un disco tan salido de la entraña, ¿qué se imagina creando para el siguiente?

Con Reputa me ha gustado ver que he podido salir un poco de la dinámica de Puta y escribir sobre otras cosas. Pero si pienso en mis próximas canciones, veo que he abierto una caja preciosa llena de verdad que va a ser muy difícil que la cierre. Es muy gustoso lo que sientes cuando te entregas, te liberas, te sinceras y no tienes tapujos.

Ayax, a “los chavales que van con la pulserita de Vox” a sus conciertos: “No os habéis enterado de nada”

6 May, 2023

Fuente: https://vertele.eldiario.es/noticias/ayax-chavales-pulserita-vox-conciertos-no-habeis-enterado_1_8790918.html

Ayax, de nuevo en 'La resistencia'
Ayax, de nuevo en ‘La resistencia’

Paula Hergar

1 de marzo de 2022 01:44h

Actualizado el 01/03/2022 01:48h

Ayax volvió a La Resistencia como uno de los invitados que más veces han pasado por el programa de Movistar+: “Me tendríais que hacer ya VIP”, comentó entre risas a David Broncano.

El cantante Ayax, contra Hugo y Eva de ‘OT’ por versionar uno de sus temas: «Estoy cerca de pedir que los demanden»

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El rapero granadino acudía para promocionar su nuevo trabajo, ‘Juglar del siglo XXI’, pero antes de llegar al teatro, explicó todo lo que le había ocurrido en el tren hasta Madrid. Y es que, tras ver cómo el revisor se calentaba con una pasajera, él sugería que bajara el tono ya que “no eres madero ni nada”. Algo que molestó al trabajador ferroviario que llamó a la Policía Nacional para que esperaran al artista al llegar a Atocha.

Ayax se quedó atónito al ver que le estaban esperando y pensó: “Al 90 % que la he cagado pero… el payo me ha salvado la vida porque era mi fan, ¡un policía era mi fan, es que es una incongruencia en sí misma!”, exclamaba y el público le aplaudía entre risas. “Me preguntó si llevaba porros, le enseñé lo que me quedaba de habérmelo fumado en Lleida y me dice que me conoce y que me escucha. Me dice hasta que me lleve el porro pa’ lo poquillo que me quedaba”.

Alucinado, le acabó dando la mano como gesto de agradecimiento: “Ha sido brutal porque o no escucha bien las letras o le suda la polla”, decía señalando la contradicción de que le gusten sus temas trabajando en el cuerpo policial.

“Es como los chavales estos que vienen con la pulserita de Vox a los conciertos, no os habéis enterado de nada”, aseguró riendo. Y explicó que era extraño verles haciendo con los brazos el gesto rapero si en realidad deberían hacer el saludo fascista. “En fin, ironías de la vida”, acabó concluyendo.

M de ‘Motomami’: tres ideas para entender (mejor) lo nuevo de Rosalía

29 marzo, 2023

Fuente: http://www.theconversation.com

Publicado: 23 marzo 2022 18:27 CET

Autoría

  1. Guillermo Sánchez Ungidos. Investigador predoctoral en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Universidad de Oviedo
  2. Laro del Río Castañeda. Investigador predoctoral en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Universidad de Oviedo

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Si ya es difícil hablar de música en general, todavía lo es más hablar de Motomami. Lo que para algunos es “cachondeo” y “ripios antiestéticos”, para otros resulta un ejercicio de experimentalismo digno del arte moderno. Hay quien halla virtuosismo y quien encuentra artificiosidad vacía. Evolución o traición a la esencia. Honestidad o marketing. Desenfado o ridículo. Vanguardia o populismo.

Por todo ello, traemos tres ideas que (esperamos) puedan ayudar no tanto a posicionarse en uno de esos dos polos como a entender mejor las propuestas performativas de Rosalía.

Fotograma del videoclip de ‘Candy’ que homenajea a Lost In TranslationRosalía / YouTube

Es innegable el potencial de la música contemporánea para jugar con el realismo, los límites entre lo artístico y lo publicitario o las redes sociales. También parece evidente que Rosalía tiene algo; más allá de que, debajo de todos los focos mediáticos, todavía consiga trascender las fuerzas de la “normalidad” estética (“cuando el caballo entra a Troya, tú te confías y ardió, uh, no”).

Ahora solo nos queda aprender a disfrutar del incendio: “Yo soy la niña de fuego”, “y el fuego es bonito porque todo lo rompe”.

Motomami es un autorretrato

Así lo ha admitido en alguna entrevista la propia artista. Y, desde ese momento, Motomami no es coherente, no es homogéneo. Entendemos que tampoco Rosalía (ni nadie) lo es. Tampoco es “bonito” al completo, ni comprensible. Ni siquiera es solo música. Resulta necesario pensar a esta nueva Rrrosalía celebrity desde un espacio que fragmenta al sujeto. Su identidad es móvil, su yo está en construcción. Y cada tema del disco nos aporta algunas piezas de un puzle que no se acaba nunca. De hecho, toda la realidad circundante a la artista se vuelve un motivo estético: desde las uñas, como era evidente, hasta las stories, las declaraciones o las amistades públicas.

Motomami tampoco es una segunda parte, no es una continuación de El mal querer. Y así nos lo hace saber: “Una motomami destruye con gusto sus obras anteriores para dar paso a las obras siguientes” (el bicho que se devora a sí mismo, diría Ignatius Farray). Lo mismo que no sería lógico pedir unidad, no exigimos continuidad.‘Yo soy muy mía, yo me transformo’. Rosalía y ‘Saoko’.

Es cierto que la ruptura que propone Rosalía nos obliga a tener presente sus anteriores trabajos. Pero eso no quiere decir que les deba nada. Así se abre el álbum: “Yo soy muy mía, yo me transformo”.

Por eso el símbolo de la mariposa es omnipresente, aunque no hay que pensar esta metamorfosis en términos simples: antes era A, ahora es B. Una motomami es diversa, compleja, contradictoria; una motomami tiene gustos irreconciliables. Tan pronto te canta por bulerías (“Bulerías”) o una balada (“Sakura”) como te baila una bachata (“La fama”) o un tema de esos que podrían catalogarse como urbanos (“Diablo”).

En una única canción acompaña una referencia a Winsin y Daddy Yankee con motivos jazzísticos (“Saoko”), justo en el momento en que este último se retira. O te agota una pista con una microenciclopedia autobiográfica (“a de alfaalturaalien […] z de zarzamorazapateao… o de zorra también”). No es cuestión de contenido o de estilo (“fuck el estilo”): todo vale, todo suma en la medida en que alimente la imagen –imposible– de Rosalía.

La portada de Motomami es una oda a las mariposas. Rosalía / Twitter

Motomami es un canto a Dios y al sexo, ¿en ese orden?

Con este renacimiento, Rosalía vuelve a dejar claro que su poética es todoterreno (“no basé mi carrera en tener hits / porque tengo la base”) y obliga a su público a revolverse en el asiento. Un buen ejemplo lo tenemos en el tratamiento de la religión y el sexo.

En realidad, se ha vuelto habitual en la música el uso de la fe como lugar de enunciación, tanto a nivel lyrico como a nivel performativo (símbolos, gestos, iconografía…). Ahora bien, Rosalía subvierte el orden divino sin necesidad de proclamarse “atea” (“Tú eres el que pimpeas / o te pimpean a ti. / Yo elegí mi lado desde el día en que nací”).

Después del viaje espiritual por la tradición sanjuaniana en Los Ángeles y la liturgia feminista de El mal querer, esto es, una vez profanada la religión y vaciada de todo contenido (“esto no es el mal querer, / es el mal desear”), Motomami viene a resignificar el cuerpo y a hacer partícipes a los espectadores de una energeia que interrumpe toda codificación: “Aquí el mejor artista es Dios”.

En “Hentai”, like a fucker, proclama el empoderamiento de la espiritualidad y el erotismo como fuentes del acto creativo, del placer. Acude al paroxismo (“yo la batí / hasta que se montó”) y a la desmitificación de todo canon (teológico o estético, con ese verso tan pasado de sílabas y terminado en “putas”: en el tema de más virtuosismo, el ripio enfatiza la humanidad de la diva y del orgasmo). Ubica así el orden sociosimbólico del sexo y la religión en lo intrascendente y cotidiano (“so so good”), y adopta una actitud en escena que define por completo al ser humano: su final feliz (“mmmh, hentai”).‘Hentai’, de Rosalía.

Traduce así la pulsión sexual inmediata, pero no exige mayor peso que su evidencia. Abrasándonos en el exceso retórico y subliminal, únicos “gestos” narrativos de la imagen proyectada, como demuestran “Bizcochito” o “La combi Versace”, Rosalía pone el capitalismo, las emociones, el deseo y el consumo al servicio de los afectos para incluirnos en su transformación e invitarnos al disfrute puro.

Motomami es viral

En la música actual existe la tendencia de mostrar las leyes del márquetin para hacer de ellas arte. Rosalía va más allá: no solo las muestra, las modela.

Es por eso por lo que Motomami funciona como archivo viral al mismo tiempo que bebe de las estéticas virales. “Chicken Teriyaki” captura lo cute/kawaii en un baile de TikTok. “Diablo” juega con los agudos propios de los filtros de voces de Instagram. El primer concierto tras la publicación del álbum se retransmitió online y, como se avisaba en un mensaje al comienzo, la “pieza [fue] creada para ser visionada desde un dispositivo móvil”.

De alguna manera, Rosalía consigue representar por primera vez la realidad de una generación todavía sin apenas referentes en el mercado internacional, tomando platós tan significativos en el mundo del entretenimiento como el de Saturday Night Live.El directo de TikTok de Rosalía adaptado a YouTube.

Quizá esto explique por qué tiene tanto fans como haters. Mientras que, digamos, Tangana recibe constantes loas por “atreverse” con todos los géneros, Rosi (“sin tarjeta”) aparece siempre al borde del precipicio: enamora a algunos, pero también se topa una y otra vez con un amplio rechazo. Sus canciones son casi demasiado modernas, remiten a una realidad que aún no sabemos si acabará pareciéndonos kitsch. Quizá porque están fundando un gusto inédito.

La que sabe, sabe

que si estoy en esto es para romper,

y si me rompo con esto,

pues me romperé.

Razones para aplaudir o repudiar la flamencura del ‘Motomami’ de Rosalía

8 febrero, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

Rosalía y su evolución desde 'El mal querer'
Rosalía y su evolución desde ‘El mal querer’

Alejandro Luque

1 de abril de 2022 20:22h. Actualizado el 02/04/2022 11:00h 

Más allá de su indiscutible proyección popular, la figura de la cantante Rosalía viene suscitando desde sus comienzos encendidos debates en torno a su condición de flamenca. ¿Es valiosa como cantaora o se trata de un fake? Las opiniones siempre han estado divididas, y lo siguen estando tras la inclusión de unas Bulerías en su último y sonado disco, Motomami.

Una ‘motomami’ es la evolución de la mujer que sufrió un mal querer

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ElDiario.es Andalucía ha pedido a algunos expertos que valoren esta pieza y, de manera general, el elemento flamenco en la música de la artista de Sant Esteve Sesroviras, y las primeras reacciones han sido dispares.

Carga pop

Así, Carmen Arjona, doctora en Flamenco por la Universidad de Sevilla, asegura: “para mí Rosalía no tiene solvencia flamenca, ya sea respecto a sus canciones o a ella misma. Se halla en territorios musicales más diversos y heterogéneos, no en el flamenco”.

“No cabe duda de que bebe del flamenco y se nutre de él, incorpora compases, ritmos y armonías que le vienen bien, pero todas las músicas se nutren unas de otras”, añade. “Su carga pop es tan fuerte que el flamenco queda relegado, no es protagonista. Yo como aficionada agradezco a Miles Davis que grabara su soleá, pero nadie dijo nunca que eso fuera flamenco”.

Según la estudiosa, “he visto vídeos que explican las Bulerías de Rosalía, señalan en qué se ha basado, qué la inspira, y me parece estupendo y enriquecedor para ella, pero no para el flamenco. Ella tiene un espacio muy importante y digno, avalado por millones de seguidores. Y es indiscutible que tiene una voz interesante y una buena musicalidad. Pero el flamenco está en otra línea creativa y estética, aunque merece evolucionar y crecer como ha hecho siempre. Pero a quienes lo amamos nos importa mantener esa esencia estética, y también ética”.

Momento cumbre

La Rosalía flamenca cuenta también con acérrimos y acreditados defensores, como José Luis Ortiz Nuevo, fundador de la Bienal de Sevilla y gran divulgador de lo jondo; el musicólogo Faustino Núñez, profesor de la artista en el Taller de Músics de Barcelona en 2014 y 2015; o Juan Vergillos, premio Nacional de Flamencología 2017. Para este último, el tema Bulerías, cuarto del disco Motomami de Rosalía consiste, como su nombre muy bien señala, en unas bulerías tradicionales, donde el soporte rítmico lo aportan las palmas, que están en sordina. El tema transcurre en el modo flamenco cambiando hacia el final de la pieza a mayor, es decir, a lo que en el flamenco se llama bulería de Cádiz. En concreto, la melodía de este cante es un tema tradicional popularizado por La Perla de Cádiz, que también interpretó en su momento con gran éxito Camarón“, explica.

“Rosalía lo interpreta con una voz deliciosa, dulce, melosa, y plena de compás, como no podía ser de otra manera en alguien que se inició en el mundo de lo jondo profesional cantando para el baile. La letra la firma Rosalía y es autorreferencial: se reivindica como cantaora de flamenco y hace referencia a clásicos de este arte como Caracol, La Niña de los Peines o José Mercé mezclándola con otros referentes de otras músicas, del rap, del reguetón o de la música experimental. El crítico Carlos Marcos dijo en El País que ‘es una lástima que la canción se llame ‘Bulerías’ arrebatándole identidad a uno de los momentos cumbres del disco’. Estoy totalmente de acuerdo con que es uno de los momentos cumbres del disco, pero no sé a qué obedece el otro comentario: teniendo en cuenta que todo el sector del flamenco sabe que estas son unas bulerías de La Perla, lo que le arrebataría la identidad es que el tema se llamase de otra manera. Por supuesto que no: Rosalía es una mujer inteligente y sabe, es consciente, lo que es de la tradición jonda y lo que no. Por eso es el único tema del disco en el que aparece en los créditos la atribución tradicional”.

La cofradía de ‘Rosaliantes’

Entre los detractores más beligerantes está Manuel Martín Martín, crítico del diario El Mundo. “Rosalía es una artista sobrevalorada –asevera– a la que han entronizado al Olimpo de los dioses de lo jondo sin ser innovadora, porque no conoce el cante de La Paquera, La Perla o Camarón ni en la carpeta de los discos, y porque no ataja los estilos, sino que los susurra, los ganguea, y lo que emite surge liviano, empalagoso, sin transmisión, con lo que estamos ante un producto comercial muy bien elaborado por quienes obvian que el arte es estética y no afinar la puntería del propósito individual hacia la vaciedad de la nada”.

Para este analista de lo jondo, la cantante “no llega a la almendrilla de la naturaleza del flamenco, ignora la lenta cristalización de los estilos, su poso de sabiduría no dispone de sedimentos, tampoco alcanza a dar una visión trascendente de lo que propone, y cuando lanza la vocecita de mentirijillas al viento aparece envuelta en una liviandad tan tenue y tan huera que es la antítesis de un profundo sentimiento”.

Martín Martín señala como la fallida prueba de fuego de Rosalía su actuación en la Bienal de Sevilla 2018: “Era su gran oportunidad de demostrar que es cantaora, pero quedó al descubierto validando un cante trampa, una mentira en la vorágine de un engaño que parece verdad. ¿Y por qué? Pues porque es un objeto a vender, un producto bien colocado en el mercado, pero no para cantar flamenco. Es, por tanto, un hípster más de la subcultura urbana, asociada a lo vintage, a lo alternativo, adicta a la música indie y una figura de barro que está al cabo de las últimas novedades tecnológicas y que gestiona el pack completo de las redes sociales como un profesional”.

Más duro, si cabe, se muestra otro veterano de la crítica flamenca, Manuel Bohórquez, director del portal Expoflamenco y conocido detractor de la estrella catalana, a quien tacha de “rosalianta”. “No esperaba nada flamenco de Rosalía en Motomami. Espero, eso sí, una antología, en vista de que José Mercé ha aparcado el proyecto. O sea, anunciada antología del cante del siglo XXI. La muchacha de Barcelona tendría que hacer la del siglo XXII, tirando por lo bajini”, ironiza.

“La bulería de su último disco es una tomadura de pelo. De entrada, la letra es horrible, sin métrica. Si la cantara en vivo en un escenario, sin trucos, sería insoportable. Es un remedo infantil y sin ningún valor artístico”, sentencia Bohórquez. “Siempre he sospechado que Rosalía sabía que cantaba menos que un grillo mojado, pero que se hacía la tonta. Ahora estoy seguro: no solo desafina y da ojana por un tubo, sino que, sabiéndolo, se recochinea incluso en las letras. En lo suyo será buena, pero sigue sin aportar nada serio en lo que al cante se refiere. Quiere dar a entender que investiga, en connivencia con algunos críticos de la cofradía de rosaliantes. Pero hacer un remedo de la Perla de Cádiz no es investigación”.

Por lo demás, se trata de uno de los muchos motivos de controversia que rodean a una creadora que ha logrado fidelizar tanto a sus fans como a sus detractores, y que parece capaz de suscitar todo tipo de emociones, salvo la indiferencia.

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Polifacéticas en la sombra: mujeres en la historia de la música

17 octubre, 2022

Fuente: http://www.theconversation.com

Publicado: 11 mayo 2022 19:45 CEST

Autoría

  1. Zoila Martínez Beltrán. Musicología, Universidad Complutense de Madrid

Revisado por:

  1. Elena Torres Clemente. Profesora titular. Departamento de Musicología, Universidad Complutense de Madrid

Cláusula de Divulgación

Zoila Martínez Beltrán recibe fondos del Ministerio de Universidades gracias a la beca nacional FPU (Formación de Profesorado Universitario).

Elena Torres Clemente no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

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“Deseo mostrar al mundo, tanto como pueda en esta profesión musical, la errónea creencia de que solo los hombres poseen los dones del arte y el intelecto, y de que estos dones nunca son dados a las mujeres”.

Así de contundente se posicionaba la compositora Maddalena Casulana (1544-1583?) en la dedicatoria de Il primo libro di madrigali a Isabella de Médici.

Ciertamente, en el presente estas reivindicaciones siguen aún estando candentes. El olvido de las mujeres en la historia de la música y en otros tantos discursos sobre el pasado es una amnesia que hasta hace relativamente poco se asumía como una construcción natural absolutamente integrada en nuestra memoria colectiva. Sin embargo, en las últimas décadas en el ámbito de la investigación se ha cuestionado críticamente si desterrar a tantas voces femeninas de manera rutinaria se basaba realmente en algún motivo de peso.

Eduardo Zazo afirma en el Glosario del fracaso que «un colectivo condensa su propia imagen en el conjunto de nombres, personajes, escenas, relatos etc., que desea recordar y en aquellos que prefiere dejar de lado». Visto de otro modo, la omisión de estas mujeres nos da también la oportunidad de desgranar cómo las sociedades previas a nosotros han configurado su memoria, es decir, en función de qué criterios han construido su relato.

Nuestra misión es compartir el conocimiento y enriquecer el debate.

¿Quiénes somos?

En este sentido, resulta fascinante desvelar la multiplicidad de factores que operan en el caso de la historia de la música y que han conducido a difuminar en el tiempo –o, mejor dicho, a difuminar del canon histórico– a estas mujeres.

Podríamos hablar de la priorización de la figura masculina, por supuesto, pero reducir la problemática a esto sería, quizá, simplista. El ensalzamiento de la creación musical, del acto de componer, ha favorecido, por ejemplo, que muchas mujeres intérpretes fueran dadas de lado. La propia historiografía feminista se ha centrado obsesivamente en encontrar mujeres compositoras cuando había un número desorbitante de cantantes de ópera famosísimas en su época.

En cualquier caso, e independientemente del acierto o desacierto con que la historiografía haya gestionado la información, lo cierto es que si observamos las trayectorias de las mujeres músicas desde la Edad Media en adelante no cabe duda ni de sus capacidades, ni de su productividad, ni de su resiliencia.

Sin duda, el tema es complejo, lleno de aristas y difícil de resumir, pero… ¿y si intentamos, al menos, comprender cómo estas mujeres lograron dedicarse a la música y de qué manera desempeñaron esta disciplina a lo largo de la historia?

Lo que sucede, conviene…

Si hay algo en común a lo largo de la historia de las mujeres en la música es la flexibilidad de actuación y pensamiento de aquellas que buscaron dedicarse, de un modo u otro, al quehacer musical. Esto facilitó que, dentro de las circunstancias particulares de cada caso, estas mujeres lograran sacar el máximo partido a sus destrezas musicales.

Encontramos circunstancias en las que el acceso a la música era ciertamente sencillo puesto que esta se consideraba parte de su educación femenina e incluso religiosa. Dos ejemplos de esto son la abadesa Hildegard von Bingen (1098-1179) y Chiara Margarita Cozzolani (1602-1678?). Aunque eran de épocas distintas, ambas se dedicaron a la música como parte de su oficio religioso pero sabiendo sacar de ello el máximo provecho, convirtiéndose en prolíficas y hábiles compositoras.

La reina Isabel I de Inglaterra es otro buen ejemplo de esto. Se la había instruido en tocar el virginal, el laúd y otros instrumentos de plectro, además de cantar y bailar, ya que eran atributos indispensables para una figura regia como ella. No obstante, supo reconducir la opinión general en torno a estos talentos (que solían considerarse como sensuales y frívolos) para que fueran contemplados como muestras de su inteligencia, racionalidad y armonía mental. En resumen: como elementos afianzadores de su poder y autoridad.

Un caso similar es de la princesa Maria Antonia Walpurgis de Baviera (1724-1780) que, de hecho, desde su posición privilegiada, logró una gran difusión de sus obras gracias a la publicación de sus trabajos con la editorial Breitkopf –que aún hoy es una de las editoriales más prestigiosas en el campo musical–.

Retrato de Ángeles Ottein, 1919. BNE / Wikimedia Commons

En otros casos, las circunstancias familiares o del entorno familiar directo fomentaron el desarrollo de estos dones musicales. Pauline Viardot (1821-1910) o Adelina Patti (1843-1919), entre otras, provenían de sagas de cantantes que, por supuesto, apoyaron a sus hijas en el desempeño de su profesión como prima donne.

Además, en el caso de Viardot debemos señalar que su marido contribuyó mucho a que ella pudiera dedicarse a su oficio. Louis Viardot cuidó asiduamente de sus hijos, igual que lo hicieron otros como Enrique Naya, cónyuge de la soprano de coloratura española Ángeles Ottein. Indudablemente, fueron tremendamente avanzados para su época, ya que favorecieron la conciliación familiar y laboral de estas cantantes además de apoyarlas moralmente en su empeño.

Desafortunadamente, esto no era lo habitual sino honrosas excepciones. Por ejemplo, la cantante Lillian Nórdica (1857-1914) tuvo que lidiar con los disparates de su marido, Frederick Gower, que incluso llegó a quemar sus libros de partituras para que no pudiera cantar.

Cécile Chaminade (1857-1944) se topó con la negativa de su padre para estudiar en el Conservatorio de París, pero esto no frenó su iniciativa. Se nutrió de la enseñanza privada para alcanzar su propósito. Y en 1913 se convirtió en la primera mujer compositora a la que se concedió la Legión de Honor en Francia. Ciertamente, estas mujeres eran imparables.

“Yo soy muy mía, yo me transformo”

Otro aspecto interesante de las mujeres en la historia de la música es el ingenio con el que dieron salida a su inquietud musical. Si no eran intérpretes, eran compositoras, si no, gestoras, y si no, se inventaban alguna otra manera de ocuparse de lo que consideraban prioritario: la música.

Isabella d’Este y Lucrezia Borgia fueron auténticas organizadoras de eventos musicales, además de intérpretes musicales, en el Renacimiento italiano. Sus celebraciones en la corte fueron tremendamente conocidas en la época. Ellas gestionaban el presupuesto destinado a estas ocasiones y se ocupaban de que todo saliera como estaba previsto.

National Conservatory of Music en Nueva York, fundado por Jeanette Thurber. Wikimedia Commons

Jeanette Thurber (1850-1946) fue una emprendedora avanzadísima que fundó el National Conservatory of Music en Nueva York. Además, propuso becas para que las minorías de color y otros grupos sociales marginados pudieran acceder a la educación musical superior si poseían talento para hacerlo.

Louise Farrenc (1804-1875), compositora y pianista, se dedicó a estudiar la música del siglo XVII y XVIII para tecla y a recuperarla en conciertos que organizaba bajo el nombre de séances historiques, una empresa muy pionera para la época.

Emma Carelli (1877-1928), además de haber sido una afamada soprano dramática, se convirtió en empresaria operística del Teatro Costanzi de Roma a partir de 1912 y durante quince años gestionó el teatro y sus fianzas, sosteniendo su supervivencia a pesar de las deudas.

Podríamos seguir con una larga lista de nombres, pero ¿de qué serviría?

La integración de estas mujeres en nuestra memoria colectiva no consiste en adherirlas a un inventario sino en seguir divulgando sus trayectorias, en incluir su música en los conciertos (no por cumplir con lo políticamente correcto, sino porque realmente algunas de sus obras son maravillosas) y en evitar justificar que su silencio en la historia ha tenido algo que ver con su calidad intelectual o musical.

Rimaderos en las aulas: rap para canalizar la creatividad y las emociones de los estudiantes

11 octubre, 2022

Fuente: http://www.eldiario.es

Imagen de un taller de rap.
Imagen de un taller de rap.

Rocío Niebla

11 de mayo de 2022 22:28 h. Actualizado el 12/05/2022 05:30 h 

Elena Caballero, alias La Basu, entra en el aula y los adolescentes bloquean el móvil y la miran con ciencia ficción en los ojos. Ella pisa fuerte, grande y con seguridad. Viste ancho (o no) dependiendo del día. Sus ojos iguana verde hablan sin que abra la boca. La clase se vuelve capilla y la maestra de ceremonias les cuenta que su profesión son las palabras, que vive de rimar. Desde las mesas, chicas y chicos se preguntan quién es, qué hace y por qué en hora lectiva un tornado de energía y fuerza ha roto la monotonía. “Soy rapera y escribo en euskera y en castellano. Las mujeres también existimos en el mundo del hip hop”. Lleva 15 años haciendo talleres de rap en institutos de Euskadi y aterriza delante de la pizarra para despertar los pensamientos del alumnado.

“Se nos ha olvidado expresarnos. Sentarnos y escucharnos. El taller les pone a pensar, a expresar sus emociones y a sacar lo que llevan dentro”, cuenta. La Basu invita a que, más que competir e “insultarse unos a otros como podrían entenderse las batallas de gallos”, los lápices se afilen y colectivamente escriban sobre sus preocupaciones o, por supuesto, “rimen para ser críticos con las injusticias”. De ahí nacen y beben las letras del rap. “Les digo que, si no manejan la lengua, si no leen, no aprenden palabras, conceptos y conocen el mundo… su rap no tiene nivel”. En la asignatura anterior “la chavalada” dormitaba como oyentes pasivos, ahora tienen la cabeza a 200 revoluciones y están aprendiendo a escribir escribiendo. Se hace camino al andar, como decía Machado.

Pau Llonch ha cumplido 40 años y lleva desde los 15 escribiendo versos y defendiéndolos micro en mano. Miembro del grupo At Versaris, publicó un manual llamado El Rap a l’aula (Associació de Mestres Rosa Sensat, 2020) en el que cuenta la experiencia y los métodos de la cooperativa de raperos y raperas Versembrant en más de cien centros educativos de Cataluña. “Con el rap en las aulas trabajamos muchas cosas: retórica, poética, gramática, semántica, pragmática y comunicación”.

Bittah (Alba Martínez), integrante de Tribade, en un instituto

Llonch es discípulo del psicólogo ruso Lev S. Vygotski en cuanto al valor del arte y la educación creativa en el desarrollo de las personas. Y pregunta: “Pero ¿y si lo más importante con esta práctica artística, musical y creativa no tiene que ver con el ámbito cognitivo del procesamiento de contenidos?”. Prosigue: “Aquello que conmueve y lleva a un alumno a pasar la noche en vela escribiendo sobre sus suertes y desgracias para poder interpretarlas en clase, no es una excusa para aprender una tediosa lista de recursos literarios, sino una finalidad en sí misma, que construye y dirige más que cualquier conocimiento enciclopédico”.

Para Llonch, el éxito de llevar el rap a los centros educativos tiene que ver con el concepto de vygotskiano de la “psicotecnia de los sentimientos”. La que se ocupa de los mecanismos que “median las funciones encargadas de la acción de las cosas, y que permiten a la humanidad diseñar operadores externos sociales que permiten controlar, entender y percibir nuestra identidad, las emociones y las acciones”. Puede que en la escolarización reine el aspecto cognitivo (procesar información), pero el rap y las prácticas de Versembrant interpelan al “aspecto directivo, vinculadas a la construcción de la persona”.

Poner en orden sentimientos e intereses

He ahí niñas y niños poniendo orden a los sentimientos, los intereses, los planes de futuro, los anhelos e inquietudes que vuelcan en un papel, para luego empoderarse y salir a cantarlo. La rapera valenciana JazzWoman también se encuentra con adolescentes en centros escolares. “La escritura del rap les vale, como me sirve a mí, para desahogarse del día a día y para centrarse en sentimientos e inquietudes”. Considera que como los protagonistas son ellos y ellas, manejando sus propios versos y exponiéndolos al resto, trabajan la inseguridad y la baja o alta autoestima. Desde la cooperativa Versembrant añaden que el rap “construye personas críticas, autodeterminadas y emancipadas”. ¿No tendría que consistir en esto la educación?

Esteve Tortosa, cantante del grupo valenciano Auxili, es uno de los raperos que está en el programa Rapsodes promovido por la Conselleria d’Educació de la Comunidad Valenciana. Aterriza en un instituto después de pasar por el Viña Rock; puede que su público esta mañana sea igual o más exigente. “Es importante conocer al alumnado. Qué ven, qué escuchan, cómo hablan. Y a partir de ahí hablarles en sus códigos y conectar con ellos”. Es lo que Pau Llonch llama “dieta cultural”: si escuchan a los raperos granadinos Ayax y Prok o a Sara Socas es más fácil que mostrando sus versos aprendan qué es una metáfora, una anáfora o un calambur. “Aterrizar la teoría y que interioricen y aprendan con ejemplos prácticos que ellos y ellas consumen a diario”, dice el cantante de Auxili.

Pau Lloch impartiendo un taller.

Teresa Arias alias Tesa, también rapera en el proyecto Rapsodes, se pregunta qué pasaría si las asignaturas ‘marías’ pasasen a ser troncales (centrales) en los centros educativos. Tortosa fue a dar un taller en la Secció de L’IES Conselleria a ocho chicos y chicas con problemas sociales y psicológicos. Menores que han sido expulsados del sistema educativo: fracasos escolares de manual. “Las sesiones fueron un auténtico flipe. Lo primero que me soltaron como metáfora fue: la vida es una prisión. Era como si los versos y la poesía les salieran de dentro”, dice. Tortosa, que los compara con alumnado “brillante” de otros institutos, lo achaca a que la educación reglada y ordinaria deja poco espacio a la creación: “Los alumnos de Bachillerato tienen muchas vergüenzas y la creatividad muy recortada. Cuando les pides inventar algo están como oxidados”.

Tanto Tesa como el cantante de Auxili consideran que las artes y la filosofía tienen poco espacio en el currículum para el potencial que ofrecen. Darles herramientas de expresión, abrirles caminos, hacerles pensar, contagiarles el amor por el arte y contarles las posibilidades que tiene el manejo de la palabra. Los talleres de rima asonante o consonante, la pulsación y el tempo también son una forma de plantearles asuntos tan importantes como la tabla periódica o el desarrollo de las placas tectónicas. “Hace unas sesiones con mis chavales escribimos una canción entre todos que cuando la volví a leer se me saltaron las lágrimas”, dice Tesa Arias. La letra habla sobre un niño negro que juega al básquet y que sus compañeros no le aceptan y se mofan de él. “Ellos y ellas decidieron escribir sobre el acoso escolar y el racismo. Durante una hora pensaron cómo contar la historia y manifestar de manera musical, creativa y colectiva el rotundo rechazo a cualquier tipo de desigualdad”, cuenta la rapera emocionada.