Archive for agosto 2013

Gitanos: invisibles en la universidad

31 agosto, 2013

Fuente: http://www.eldiario.es

* Entre un 1% y un 2% de la población gitana accede a la universidad.

* Resulta necesario convertir a los universitarios en referentes para otros jóvenes gitanos.

* «El discurso que te encuentras en algunas familias gitanas es el de que si su hijo estudia, va a perder su identidad. Mostrar estos modelos es una forma de demostrar que estudiar no te hace ser menos gitano”. 

Lydia Molina 

28/07/2013 – 20:10h

FACUA pide adecuar los préstamos renta universidad al contexto de paro juvenil

En los años de primaria, la escolarización de las niñas y los niños gitanos supera el 90%. El reto en esta etapa es el absentismo. En los años de secundaria, lo es el abandono escolarsolo dos de cada diez consiguen terminar, por lo que pocos llegan al bachillerato y a los ciclos formativos. Y en el caso de la universidad, aunque no existen cifras oficiales, los cálculos de la Fundación del Secretariado Gitano (FSG) señalan que solo entre un 1% y un 2% de la población gitana accede a estudios superiores.

“Somos pocos, pero la gente piensa que hay menos de los que hay realmente. Al gitano en la universidad no se le relaciona con que sea gitano. Es como si fuera invisible”, asegura Jesús Heredia, estudiante de la doble licenciatura en Derecho y Administración y Dirección de Empresas de la universidad Pablo Olavide de Sevilla. Heredia no considera que estar estudiando sea algo más extraordinario por el hecho de ser gitano, aunque reconoce que al principio sus compañeros se sorprendieron.

“Era un poco raro porque no se lo esperaban. Primero, que hubiese estado diez años en el conservatorio y luego que esté en una carrera. En los seis años que llevo en la universidad, no he tenido ningún problema más allá de discutir sobre algún estereotipo, cuando la gente se pone a hablar de los gitanos y tú tienes que decir ‘eh, para el carro, yo lo soy y no soy ni así ni asá’, pero nada más”, asegura Heredia.

La población gitana está muy diluida entre el resto de estudiantes. “Ellos mismos son los que muchas veces no se identifican y eso es muy significativo. Que no haya estigmatización es lo ideal, pero también tenemos que hacer más visibles a los referentes”, reconoce Mónica Chamorro, responsable de Educación de la FSG. Una visibilización que empieza entre los propios gitanos. “Sus expectativas con respecto a la educación son muy bajas. El discurso que te encuentras en algunas familias es el de que si su hijo estudia, va a perder su identidad. Mostrar estos modelos es una forma de demostrar que estudiar mejora tus oportunidades, pero no te hace ser menos gitano”.

Teresa Vélez es estudiante del grado de Educación Social en la UNED. A pesar del empeño de su padre en que terminase BUP y empezara una carrera, se decantó por hacer la FP en administración. “Mi padre se irritaba conmigo y yo decía que quería hacer algo más ligerito”, recuerda la joven que hoy tiene 33 años. Con el paso del tiempo y después de estar en contacto con una asociación de mujeres gitanas, decidió comenzar el grado, con la idea de centrar su trabajo hacia la educación de las niñas gitanas.

« Me siento una privilegiada por haber tenido tanto apoyo», dice. “Desde que yo era pequeña, las cosas han cambiado, pero en muchos casos, el papel de la mujer sigue siendo el de quedarse en casa y no tener una vida de laboral. Es lo que me preocupa y es necesario cambiar. Por muy abierto que sea su entorno, las mujeres se siguen echando novio más jovencitas y tienen a primas a su alrededor que se casan. Necesitan tener claro que el estudio es imprescindible y que tienen que ser algo más en la vida”, asegura Vélez.

“Las mujeres gitanas lo tiene muy complicado porque se mezclan varias presiones, la propia de ser mujer y luego el rol que se espera de ellas como cuidadoras, madres, esposas, quedando relegado el estudio a un plano secundario. Ellas tienen que romper con mucho más y defender su ideal continuamente”, señala Chamorro. El apoyo de la familia durante ese proceso es indispensable. “Todos los estudiantes pasan por momentos malos y más si en tu entorno el tema de la educación no es algo que se reconozca especialmente o que te haga sentir solo”, dice la responsable de educación de la FSG.

Jesús Heredia tuvo el empuje de sus padres. “Siempre me han dicho que el estudio es la mejor manera de ganar el respeto de la gente”. Recuerda que su abuela aprendió a leer a los 54 años y se niega a ver los datos sobre educación y población gitana en negativo. “Prefiero contar que cada vez somos más, que hace cincuenta años casi no había gitanos escolarizados y ahora son muchos. Y cada vez más llegan a estudios superiores. Es así como yo lo veo siempre”.

Tijeras en las aulas

Los recortes tienen un efecto devastador en el alumnado con más dificultades. «En el caso de los gitanos, muchas veces proceden de familias que no han estudiado, que ni siquiera han terminado los estudios obligatorios y que no tienen herramientas o habilidades para ayudarles en su estudio. Por eso requieren más apoyo. Con los recortes, el mismo número de estudiantes recibe ahora una atención con menos calidad y eso significa una marcha atrás en los avances que hayan podido producirse en los últimos años”, asegura Chamorro.

«La masificación en las aulas y la reducción de clases de apoyo hace que el alumnado con más dificultades no pueda seguir el nivel del curso. Se están agravando situaciones que ya eran problemáticas y se está produciendo un aumento del absentismo escolar y del abandono temprano”, recuerda la FSG en un reciente informe. “La reducción de las ayudas al estudio, becas de comedor y material escolar repercute negativamente en la asistencia a las aulas. Una parte de las familias no tiene recursos suficientes para costear material escolar o comida”, denuncia esta institución.

Mieres: La iglesia católica deberá pagar el IBI por más de 100 propiedades que posee en ese municipio asturiano

30 agosto, 2013

Fuente: http://www.kaosenlared.net

Con las iglesias hemos topado

Lunes, 29 de Julio de 2013 02:25
 
Solo en ese municipio la iglesia posee 102 propiedades (no dedicadas al culto) entre pisos, bajos, cocheras y colegios. El Ejecutivo local envió a las autoridades eclesiales un requerimiento para que tributen el Impuesto de Bienes Inmuebles.

El Ayuntamiento de Mieres quiere que la iglesia católica pague el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) por todas las dependencias que posee en el concejo y que no están destinadas al culto. Así, el Gobierno local ha trasladado una carta al Arzobispado exigiendo que asuman los pagos vinculados a más de un centenar de propiedades. Estos locales figuraban hasta la fecha como exentos de esa tasa.

El Pleno de la Corporación ya debatió hace meses la necesidad de cobrar el IBI de las propiedades de la Iglesia que no están destinadas al culto. Tanto IU como PSOE dejaron claro su intención de acabar con aquellas exenciones que no estén recogidas en el acuerdo que mantiene en Estado con la Santa Sede. Ahora, el Gobierno local ha elaborado una lista con las propiedades que a su juicio deben tributar. La lista final está compuesta por un total de 102 inmuebles. El recuento incluye pisos, cocheras, bajos e incluso colegios. Y es que el Ayuntamiento interpreta que el Colegio Santo Domingo de Guzmán, conocido popularmente como «Las monjas», debe pagar el IBI ya que pese a contar con una capilla en sus instalación su función no es litúrgica.

Los gestores de IU ya han mandado por escrito a la Iglesia un requerimiento advirtiendo de que se les comenzará a pasar las facturas del IBI correspondientes al centenar de inmuebles excluidos de las exenciones. Falta por ver ahora la respuesta de la Iglesia. «No buscamos ningún tipo de confrontación, simplemente consideramos que debe aplicarse la ley y que cada cual debe pagar por lo que tiene», señalaron los portavoces del Gobierno local.

El acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede sobre Asuntos Económicos, fechado el 3 de enero de 1979, establece exenciones para los templos y capillas destinados al culto y sus dependencias y locales pastorales, residencia de obispos, canónigos, sacerdotes y locales destinados a oficinas parroquiales y curia diocesana, así como los seminarios y casas o conventos de órdenes y congregaciones. El resto de instalaciones están sometidas al régimen tributario general.

En el caso de Mieres, la Iglesia tiene propiedades repartidas por todo el municipio. El cobro de los bienes que no están destinados a culto podrá iniciarse de forma inmediata. No ocurrirá lo mismo con los templos y las viviendas de los sacerdotes, que están exentos por el Ejecutivo central. La bonificación se hizo general a todas las propiedades y, ahora, el Ayuntamiento de Mieres quiere terminar con este privilegio. IU y PSOE sostienen que «necesitamos un sistema fiscal más progresivo, redistribuido y que genere recursos suficientes para prestar y sostener los servicios públicos fundamentales que demandan los ciudadanos». Ante esta situación, las formaciones consideran que «no es admisible que, frente al esfuerzo solidario exigido a todos los ciudadanos, haya confesiones religiosas que sigan disfrutando de beneficios especiales».

La decisión de cobrar el IBI a la Iglesia llega justo cuando el Ayuntamiento está inmerso en una revisión catastral con la que busca corregir las «desviaciones y errores» que se han ido acumulando desde 1997, cuando se abordó la última actualización. El vicealcalde del concejo, Manuel Ángel Álvarez, explicó que la intención de los gestores de IU es «ajustar los valores a los precios actuales». Además, han detectado que hay vecinos con propiedades inmobiliarias que no están pagando los pertinentes impuestos. Incluso, según los estudios contratados a una empresa privada, hay factorías en polígonos industriales que están en la misma condición.

La intención del Gobierno local es no subir más los impuestos durante este mandato. En cuanto a las tasas, se actualizarán en función del IPC. El año pasado el Ayuntamiento subió el grueso de las tasas en un 3,1 por ciento. IU, no obstante, tuvo que hacer concesiones para lograr la abstención del PSOE y poder sacar adelante la modificación. Los socialistas exigieron que el aumento del recibo de la basura no pasase del 2,5 por ciento. Además, se estableció una serie de bonificaciones para el uso de instalaciones culturales.

http://www.lne.es/caudal/2013/07/28/mieres-reclama-iglesia-pago-ibi/1447990.html

El papa Francisco defiende la «laicidad» del Estado

29 agosto, 2013

Fuente: http://www.elpais.com

 Río de Janeiro 27 JUL 2013

El papa Francisco durante la misa ofrecida en la catedral de San Sebastián, en Brasil. / LUCA ZENNARO / POOL (EFE)

No hay intervención del papa Francisco en Río de Janeiro que no esconda una carga de profundidad, un aviso para navegantes propios y ajenos. Durante un encuentro con la clase dirigente de Brasil, Jorge Mario Bergoglio reivindicó el “sentido ético” y el “diálogo constructivo” como herramientas principales de la política: “Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: diálogo, diálogo y diálogo”. Después de insistir en la “responsabilidad social” de los gobernantes, el jefe de la Iglesia católica sorprendió al defender con nitidez el Estado laico: “La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad”.

Solo unas horas antes, durante el Vía Crucis celebrado la noche del viernes en la playa de Copacabana, el papa Francisco había hecho solidario a Jesús con los jóvenes que han perdido la confianza en la política por “el egoísmo y la corrupción” de los gobernantes y hasta la fe en Dios por la “incoherencia” de la Iglesia. Así que, durante la jornada del sábado, aprovechó un encuentro con la clase dirigente de Brasil y un almuerzo con los cardenales y obispos de la región para poner los puntos sobre las íes. A los poderosos les insistió en su responsabilidad social: “El futuro nos exige una visión humanista de la economía y una política que logre cada vez más y mejor la participación de las personas, evite el elitismo y erradique la pobreza. Que a nadie le falte lo necesario y que se asegure a todos dignidad, fraternidad y solidaridad”.

Dijo Jorge Mario Bergoglio que “el sentido ético aparece hoy como un desafío histórico sin precedentes” y, para alcanzarlo, insistió en el que consejo que, según dijo, siempre da a los líderes que se lo piden: “Diálogo, diálogo, diálogo. El único modo que una persona, una familia o una sociedad crezca es la cultura del encuentro, una cultura en la que todo el mundo tiene algo bueno que aportar y todos pueden recibir algo a cambio. El otro siempre tiene algo que darme cuando sabemos acercarnos a él con actitud abierta y disponible, sin prejuicios. Solo así puede prosperar un buen entendimiento entre las culturas y las religiones, la estima de unas por las otras sin opiniones previas gratuitas. Hoy, o se apuesta por la cultura del encuentro, o todos pierden”.

Ya frente a los altos representantes de la curia brasileña, el papa Francisco se refirió, sin citarla expresamente, a la sangría de fieles que, desilusionados con la Iglesia católica, buscaron el refugio de las iglesias evangelistas. “A veces perdemos a quienes no nos entienden porque hemos olvidado la sencillez. La lección que la Iglesia ha de recordar siempre es que no puede alejarse de la sencillez (…). Tal vez la Iglesia se ha mostrado demasiado lejana de sus necesidades, demasiado fría para con ellos, demasiado autorreferencial, prisionera de su propio lenguaje rígido; tal vez el mundo parece haber convertido a la Iglesia en una reliquia del pasado, insuficiente para las nuevas cuestiones; quizás la Iglesia tenía respuestas para la infancia del hombre, pero no para su edad adulta. El hecho es que actualmente hay muchos como los discípulos de Emaús: no solo los que buscan respuestas en los nuevos y difusos grupos religiosos, sino también aquellos que parecen vivir ya sin Dios, tanto en la teoría como en la práctica”.

Después de pintar un paisaje ciertamente desolador de la Iglesia, Jorge Mario Bergoglio se preguntó: “¿Qué podemos hacer?”. Y ahí Francisco vuelve a la idea que brindó a los muchachos argentinos hace un par de días: “Salgan a la calle y hagan lío. Que me perdonen los obispos y los curas, pero la Iglesia tiene que cambiar”. Y el cambio que propone es un regreso radical a los orígenes: “¿Somos aún una Iglesia capaz de inflamar el corazón? Hace falta una Iglesia que no tenga miedo a entrar en la noche de los que se han marchado, de escucharlos, de participar en su conversación”. El papa Francisco también advirtió a los obispos de la importancia de las mujeres en la vida religiosa: “No reduzcamos el compromiso de las mujeres en la Iglesia, sino que promovamos su participación activa en la comunidad eclesial. Si pierde a las mujeres, la Iglesia se expone a la esterilidad”

Reclutas forzosos en la Guerra Civil

23 agosto, 2013

Fuente: http://www.elpais.com

 27 JUL 2013 – 00:22

Matthews repasa la vida cotidiana de unos soldados. / AGUSTÍ CENTELLES

Parece una verdad de Perogrullo pero a veces se olvida: la guerra civil española de 1936-1939 fue, ante todo, una contienda militar librada por soldados armados. Y, sin embargo, su faceta militar es una de las menos cultivadas por la historiografía especializada. Tanto es así que, en el último cómputo bibliométrico realizado con ocasión del 60 aniversario del inicio del conflicto en 1996, menos del 13% de los libros y artículos publicados en todo el mundo sobre la guerra española tenían que ver con su faceta militar: un porcentaje a mucha distancia del representado por las obras testimoniales (en torno al 20%) o de los trabajos sobre sus dimensiones culturales (algo menos del 20%), políticas (el 19,5%) o internacionales (el 19,4%).

Cierto es que en las últimas décadas esas carencias han sido compensadas por la aparición de grandes trabajos sobre este campo debidos a básicamente a autores españoles (Gabriel Cardona, Jorge Martínez Reverte, Carlos Engel, entre otros) y algunos extranjeros (Michael Alpert, Anthony Beevor, etc.).

El libro publicado por James Matthews es una brillante contribución a esa literatura militar de la guerra civil que adopta un prisma novedoso y demuestra la capacidad de la historiografía para replantear viejos temas bajo nuevas perspectivas. No en vano, está en abierto contraste con la literatura previa que solía concentrarse en los aspectos organizativos (como Ramón Salas Larrazábal en su estudio canónico sobre el Ejército Popular de la República) o en las campañas militares (como hizo José Manuel Martínez Bande en sus minuciosas monografías sobre cada batalla).

Matthews, a tono con los últimos trabajos en este campo, adopta una perspectiva a ras de suelo que focaliza su atención en el combatiente singular y su experiencia bélica cotidiana. De hecho, su obra estudia la guerra desde la perspectiva de los reclutas obligados a prestar servicio militar en las filas del ejército republicano y del ejército franquista porque no tuvieron otra opción que la de acudir al llamamiento a las armas o ser perseguidos por desertores. Y lo hace tomando como eje las tropas movilizadas por ambos bandos en el frente central: el Ejército del Centro republicano (cuyo ámbito de operaciones incluía Madrid, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara) y el Ejército del Centro franquista (que se extendía por Salamanca, Burgos y Valladolid, además del Madrid ocupado).

La obra estudia la guerra desde la perspectiva de los reclutas obligados a prestar servicio militar porque no tuvieron otra opciónque la de acudir al llamamiento o ser perseguidos por desertores.

La obra se estructura en seis capítulos bien trabados que abordan sucesivamente varias facetas del asunto: 1º) Las formas de reclutamiento militar tradicionales en España (las quintas que movilizaban a los mozos al cumplir 21 años). 2º) Los mecanismos de movilización forzosa impuestos tras el estallido de la guerra (el bando insurgente de inmediato y sin reservas; el republicano más tarde y con menos entusiasmo debido al antimilitarismo miliciano). 3º) Los mitos y estrategias desplegados para sostener la moral de combate de los reclutas (el bando franquista apelando al combate “por Dios y por España”; el bando republicano dividido entre la defensa de la democracia parlamentaria o la defensa de la revolución social). 4º) La experiencia de la vida cotidiana de unos soldados que estaban menos preocupados por esas grandes ideas que por otros motivos más prosaicos: el riesgo que corrían sus vidas, la calidad de la comida, el azote de los piojos, la sed, el frío o el calor, la frecuencia de sus permisos o el bienestar de sus familias. 5º) Las formas de implantación de una disciplina militar sobre una masa humana joven y poco dispuesta hacia ella (con un éxito franquista muy superior al republicano en estas lides). Y 6º) Los episodios poco conocidos de deserción, defección a favor del enemigo o automutilamiento para evitar la recluta, que fueron fenómenos mucho más comunes y generalizados de lo que estimaba la historiografía hasta el presente.

Un trabajo de esta enjundia se presta a muchas lecturas y ofrece amplio campo para varias conclusiones. Pero quizá lo más interesante de la obra resida en su reiterado énfasis en un aspecto poco reseñado con anterioridad: la contienda civil se libró con tropas reclutadas de manera forzada y bajo estrecha vigilancia disciplinaria porque, en esencia, la movilización de voluntarios para librar la guerra en ambos bandos no cubría sus demandas. Según las estimaciones de Matthews, en los primeros meses de la guerra, los jóvenes y no tan jóvenes que se aprestaron a tomar las armas de manera voluntaria pudieron llegar a constituir unos 120.000 milicianos y soldados en la zona republicana y otros 100.000 combatientes voluntarios en la zona franquista. Pero la guerra no podía librarse con tan pocos hombres en armas y hubo que recurrir a la movilización forzosa de varones entre 18 y 45 años para mantener las operaciones: la República llegó a movilizar a 1,7 millones de hombres en 28 reemplazos, mientras que sus enemigos movilizaban a 1,2 millones de hombres en 15 reemplazos.

La República llegó a movilizar a 1,7 millones de hombres en 28 reemplazos, mientras que sus enemigos movilizaban a 1,2 millones de hombres en 15 reemplazos

Si hubiera que poner un pequeño reparo al estudio de James Matthews sería de este tenor: sus tesis podrían haber sido mejor apuntaladas si hubiera prestado más atención a la historiografía reciente española que está transitando esa misma vía de estudios militares centrados en el sujeto histórico de carne y hueso. No en vano, se echa de menos en el trabajo referencias a obras de la calidad de las siguientes: el sugerente catálogo de Pascual Marzal y Salvador Albiñana de la magna exposición 1936-1939. Vidas de Soldado(Valencia, Universidad de Valencia, 2006) y la encomiable monografía de José Hinojosa Durán titulada Tropas en un frente olvidado. El Ejército Republicano en Extremadura (Badajoz, Diputación de Badajoz, 2009). Aunque son detalles que no aciertan a eclipsar la valía de un trabajo felizmente puesto a disposición de los lectores españoles.

Soldados a la fuerza. Reclutamiento obligatorio durante la guerra civil, 1936-1939. James Matthews. Traducción de Hugo García Fernández. Alianza. Madrid, 2013, 353 páginas. 30 euros.

Resistencias frente a la dictadura de Franco

22 agosto, 2013

Fuente: http://www.elpais.com

Julián Casanova | 04 de julio de 2013

La cultura política de la violencia y de la división entre vencedores y vencidos, “patriotas y traidores”, “nacionales y rojos”, se impuso en la sociedad española al menos durante dos décadas después del final de la guerra civil. Los vencidos que pudieron seguir vivos tuvieron que adaptarse a las formas de convivencia impuestas por los vencedores. Muchos perdieron el trabajo; otros, especialmente en el mundo rural, fueron obligados a trasladarse a ciudades o pueblos diferentes. Acosados y denunciados, los militantes de las organizaciones políticas y sindicales del bando republicano llevaron la peor parte. A los menos comprometidos, muchos de ellos analfabetos, el franquismo les impuso el silencio para sobrevivir, obligándoles a tragarse su propia identidad.

Hubo quienes resistieron con armas a la dictadura, los llamados maquis o guerrilleros. Su origen estaba en los “huidos”, en aquellos que para escapar a la represión de los militares rebeldes se refugiaron en diferentes momentos de la guerra civil en las montañas de Andalucía, Asturias, León o Galicia, sabiendo que no podían volver si querían salvar la vida. La primera resistencia de esos huidos, y de todos aquellos que no aceptaron doblar la rodilla ante los vencedores, dio paso gradualmente a una lucha armada más organizada que copiaba los esquemas de resistencia antifascista ensayados en Francia contra los nazis. Aunque muchos socialistas y anarquistas lucharon en las guerrillas, sólo el PCE apoyó claramente esa vía armada. En esa década de los cuarenta, unos siete mil maquis participaron en actividades armadas por los diferentes montes del suelo español y unos sesenta mil enlaces o colaboradores fueron a parar a las cárceles por prestar su apoyo. Si creemos a las fuentes de la Guardia Civil, 2.173 guerrilleros y trescientos miembros de las fuerzas armadas murieron en los enfrentamientos.

Hasta el final de la Segunda Guerra Mundial hubo esperanzas. Además, bastantes de los antiguos luchadores del bando republicano, vencidos y exiliados, se enrolaron en la resistencia francesa contra el nazismo, pensando que aquella era todavía su guerra, la que acabaría con todos los tiranos, y Franco era el mayor de ellos, permitiéndoles volver a sus casas, a sus trabajos y a sus tierras. La operación más importante en aquellos años de guerra mundial fue la invasión del Valle de Arán, en la que entre 3.500 y 4.000 hombres ocuparon varias poblaciones del Pirineo desde el 14 al 28 de octubre de 1944, hasta que Vicente López Tovar, el jefe militar de las operaciones, tuvo que ordenar la retirada, dejando un balance de unos sesenta muertos y ochocientos prisioneros.

La lucha armada rara vez conectó con los intentos clandestinos de reorganización sindical de la CNT y de la UGT y con algunas protestas obreras que, de forma espontánea y dispersa, empezaron a hacer acto de presencia desde finales de los años cuarenta en Cataluña y el País Vasco. Las quejas por los bajos salarios y por el racionamiento eran la expresión de demandas urgentes para salir de la miseria, pero tenían una dimensión política porque desafiaban a las autoridades franquistas. Hubo ya una huelga importante, que incluyó a más de veinte mil trabajadores, en la ría bilbaína el 1 de mayo de 1947, aunque la más significativa de aquellos años fue la que comenzó en Barcelona en marzo de 1951 con el boicot a los tranvías, para protestar por la subida de tarifas. La huelga se extendió a otros sectores industriales y encontró también un amplio eco de solidaridad en Vizcaya y Guipúzcoa. En esos conflictos, y en los de los años siguientes, coincidiendo con las primeras movilizaciones estudiantiles de 1956, se vio ya que los dos sindicalismos históricos, el socialista y el anarquista, tenían desde la clandestinidad muchas dificultades para conectar con esas protestas y que los comunistas comenzaban a convertirse en la fuerza más activa de oposición a la dictadura.

Los comunistas se hicieron notar especialmente a partir de la Ley de Convenios Colectivos de 1958, una norma que en realidad intentaba canalizar esas protestas y al mismo tiempo situar la negociación por los salarios y las condiciones de trabajo bajo el control del sindicalismo vertical. Y aunque si fallaba el control, la dictadura siempre tenía a la policía y al código penal, de la introducción de la negociación colectiva emergió un sindicalismo clandestino, Comisiones Obreras, activado y orientado por grupos católicos y comunistas, que intentaba penetrar en los sindicatos franquistas, llevar a ellos a sus representantes, negociar con los patronos hasta donde las circunstancias permitieran, con paciencia, a la espera de que ese restrictivo marco oficial saltara algún día por los aires.

El movimiento de Comisiones Obreras nació con los conflictos laborales de comienzos de los años sesenta y a él se sumaron, al principio de forma espontánea, los grupos de trabajadores más activos en la lucha antifranquista. Los representantes de Comisiones Obreras querían actuar pública y legalmente, y lo consiguieron en algunas huelgas, aunque, dado que estaban prohibidas y eran duramente reprimidas, ese nuevo sindicalismo tuvo que moverse siempre en la clandestinidad. La forma de llegar a los obreros era proponer reivindicaciones básicas en torno a los salarios y a las condiciones de trabajo, pero entre sus grupos más combativos siempre estaban presentes reivindicaciones más políticas como la libertad sindical y el derecho a la huelga.

Desde el movimiento huelguístico de 1962 en las minas de Asturias, la presencia de Comisiones Obreras fue ya indisolublemente unida a todos los conflictos laborales que se propagaron por España hasta la muerte de Franco. Rojos eran también para Franco los profesores y estudiantes que cuestionaron los fundamentos de una universidad mediocre y represiva, los clérigos que se distanciaron de la Iglesia sumisa a la dictadura y los nacionalistas vascos y catalanes. El número de estudiantes universitarios, que apenas pasaba de cincuenta mil en 1955, se había triplicado en 1971 y para atender a ese notable crecimiento se creó un cuerpo de profesores no numerarios (PNN), sujetos a contrato laboral, que mostraron su abierta hostilidad a los principios ideológicos y políticos del franquismo. Frente a esa disidencia, en la que confluyeron estudiantes y algunos catedráticos, la dictadura siempre recurrió a la represión, sobre todo cuando esas protestas y rebeldías encontraron sus propias formas de organización para enterrar definitivamente al inútil SEU, obligatorio en teoría para todos los estudiantes.

Franco y sus fuerzas armadas, sin embargo, no estaban dispuestos a ceder ni un gramo de su victoria en 1939. Por un lado, propagaban sus “XXV Años de Paz”, con el ministro Fraga Iribarne como principal maestro de ceremonias, y por otro, torturaban y ejecutaban todavía por supuestos crímenes cometidos en la guerra, como hicieron con el dirigente comunista Julián Grimau el 20 de abril de 1963. Unos meses después, el 17 de agosto, cuando todavía arreciaban las protestas por ese fusilamiento, los anarquistas Francisco Granados y Joaquín Delgado fueron ejecutados a garrote vil en la cárcel de Carabanchel.

Pero el control absoluto que el poder intentaba ejercer sobre los ciudadanos ya no era suficiente para evitar la movilización social contra la falta de libertades. En esos años finales de la dictadura aparecieron además conflictos y movilizaciones que se parecían mucho a los nuevos movimientos sociales presentes entonces en las fuerzas industriales de Europa y Norteamérica. Era el momento del apogeo del movimiento estudiantil, enfrentado en España no tanto al sistema educativo como a un régimen político represor y reaccionario; de los nacionalismos periféricos, que arrastraron a una buena parte de las elites políticas y culturales; y no habría que pasar por alto otras formas de acción colectiva vinculadas al pacifismo-antimilitarismo, al feminismo, a la ecología o a los movimientos vecinales.

Justo cuando el dictador envejecía, apareció ETA (Euzkadi Ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad), que aunque se creó en julio de 1959, con retazos de las organizaciones juveniles del PNV, comenzó a tener resonancia desde agosto de 1968, cuando la propaganda y las bombas sin muertos dieron paso al asesinato en Irún del comisario de policía Melitón Manzanas. Desde ese momento, el terrorismo de ETA se convirtió en un grave problema de orden público y consiguió notables logros al provocar una represión indiscriminada y la reacción frente a la dictadura de una parte importante de la población vasca. El proceso de Burgos contra dieciséis detenidos por su vinculación a ETA, en diciembre de 1970, y el asesinato de Carrero Blanco justo tres años después, acompañaron a la agonía y muerte del franquismo. Pero Franco murió matando. Pocas semanas antes de su muerte, ordenó la ejecución de cinco supuestos terroristas. Para dejar bien claro qué tipo de dictadura había sido la suya, desde la victoria en la guerra civil hasta el último suspiro en noviembre de 1975.

Las cinco grandes luchas de la II República

21 agosto, 2013

Fuente: http://www.publico.es

El alzamiento militar del 18 de julio de 1936 no sólo significó el inicio de una cruenta Guerra Civil y la posterior dictadura, sino que supuso también el fin del proyecto político y social que había iniciado el régimen republicano

ALEJANDRO TORRÚS Madrid 18/07/2013 07:28 

Consejo de Ministros del 12 de mayo de 1936, el último presidido por Manuel Azaña al ser nombrado jefe del Estado. Sentados, de izquierda a derecha: José Giral, Carlos Masquelet, Augusto Barcia, Azaña, Antonio de Lara, Gabriel Franco, Santiago Casares y Marcelino Domingo. De pie, de izquierda a derecha: Manuel Blasco, Enrique Ramos, Mariano Ruiz Funes y Plácido Álvarez. EFE.

Consejo de Ministros del 12 de mayo de 1936, el último presidido por Manuel Azaña al ser nombrado jefe del Estado. Sentados, de izquierda a derecha: José Giral, Carlos Masquelet, Augusto Barcia, Azaña, Antonio de Lara, Gabriel Franco, Santiago Casares y Marcelino Domingo. De pie, de izquierda a derecha: Manuel Blasco, Enrique Ramos, Mariano Ruiz Funes y Plácido Álvarez. EFE.

El 18 de julio de 1936 no sólo significó el inicio de una cruenta Guerra Civil que desangraría  España y la condenaría al atraso económico, político y social con una dictadura nacional-católica que se prolongaría durante 36 años. El alzamiento militar supuso también el fin del ambicioso proyecto político y social que había iniciado el régimen republicano. Los grandes proyectos renovadores de la República como fueron la descentralización del Estado, la igualdad de la mujer, la reforma agraria, la laicidad del Estado y la educación pública y gratuita tuvieron que ser aparcados por la irrupción de la fuerza de las armas y la sin razón bélica.

Pero el 18 de julio, no obstante, no sólo simboliza el alzamiento en armas de parte del ejército español con el apoyo de las élites terratenientes y económicas y de la jerarquía eclesiástica. ParaMirta Nuñez, directora de la Cátedra de Memoria Histórica del Siglo XX de la Universidad Complutense de Madrid, el aniversario del alzamiento militar que provocó una Guerra Civil también es el símbolo de la resistencia y de la lucha del pueblo “que no se entregó a aquellos que utilizaron la violencia y que pretendieron imponerse mediante las armas”.“Es importante recordar que a partir de aquel 18 de julio, España se convirtió en el primer país que le plantó cara al fascismo internacional y consiguió frenarlo durante tres años con un contexto internacional hostil a la primera experiencia democrática española”, señala Mirta Nuñez a Público.

«El 18 de julio también fue símbolo de la resistencia del pueblo» Lo que pudo haber sido España de no haberse producido el alzamiento militar del 18 de julio es imposible de averiguar. “Eso sería historia ficción”, afirma Nuñez. Sin embargo, sí que se puede recordar cuáles fueron las principales luchas y esfuerzos legislativos de la II República y comparar lo propuesto entre 1931 y 1936 con la situación actual del país. “La experiencia republicana simboliza un gran paso adelante frente al gran paso atrás que estamos dando ahora. El mensaje que nos debe quedar de aquel período es de la lucha por las reformas desde la paz, la legalidad y con el Parlamento en el centro de la vida política”, señala la historiadora.

A la pregunta de qué fue y qué significó la II República contestó Antonio Machado, como nadie más ha sabido hacer, en un texto publicado el 14 de abril de 1937: “Unos cuantos hombres honrados, que llegaban al poder sin haberlo deseado, acaso sin haberlo esperado siquiera, pero obedientes a la voluntad progresiva de la nación, tuvieron la insólita y genial ocurrencia de legislar atenidos a normas estrictamente morales, de gobernar en el sentido esencial de la historia, que es el del porvenir. Para estos hombres eran sagradas las más justas y legítimas aspiraciones del pueblo; contra ellas no se podía gobernar, porque el satisfacerlas era precisamente la más honda razón de ser de todo gobierno. Y estos hombres, nada revolucionarios, llenos de respeto, mesura y tolerancia, ni atropellaron ningún derecho ni desertaron de ninguno de sus deberes”. 

1. El proyecto educativo

“En ningún momento, bajo ninguna condición, en ningún tiempo, ni mi partido ni yo, en su nombre, suscribiremos una cláusula legislativa en virtud de la cual siga entregado a las órdenes religiosas el servicio de la enseñanza. Eso, jamás. Yo lo siento mucho; pero esta es la verdadera defensa de la República”. Con estas férreas palabras, Manuel Azaña defendió en el Parlamento de la II República la laicidad de la enseñanza.

“La experiencia republicana simboliza un gran paso adelante frente al gran paso atrás que estamos dando ahora», señala Mirta NuñezLa apuesta de la II República por una Educación laica, pública y sin discriminaciones puede considerarse como su “proyecto estrella”, apunta la historia Mirta Nuñez. A través del Patronato de Misiones Pedagógicas, el Estado republicano mostró su voluntad de fomentar la cultura y extender la enseñanza a todos los rincones del país en un momento histórico en el que más de un tercio de la población española era analfabeta.

En términos monetarios, se puede calcular la importancia de la educación para los gobiernos de centro-izquierda de la República si se compara los 20 millones de pesetas que el Estado republicano invirtió en Educación en 1937, en plena Guerra Civil,  con los escasos ocho millones que había invertido el último Gobierno monárquico en las escuelas de toda España. Resulta fundamental, recuerda la historiadora, recuperar el modelo educativo republicano en un momento en el que el Gobierno del Partido Popular está impulsando una ley que “pone palos en la rueda de la evolución”.

2. La reforma agraria

Para el historiador José Luis Ledesma, profesor de Historia contemporánea en la Universidad de Zaragoza, la reforma agraria es el símbolo de toda la experiencia reformista de la II República. “Asustó más a las clases privilegiadas por lo que tenía en apariencia que por lo que tenía realmente de cambio de estructuras”, asegura a Público.

Una Educación laica, pública y sin discriminaciones fue el «proyecto estrella» de la República. El Gobierno provisional declaró en mayo de 1931 su voluntad de acometer una reforma agraria integral que facilitara la transformación social, política e industrial de España y la “posibilidad de una democracia aldeana”. Una reforma que se antojaba fundamental si se tiene en cuenta que casi el 50% de la población activa española se dedicaba a trabajar la tierra. El objetivo marcado, por tanto, no era colectivizar la tierra, sino expropiar los latifundios y asentar campesinos en ella según ciertas normas, evaluando las diferentes causas por las que las tierras estaban sin explotar, o deficientemente cultivadas, y compensando económicamente al terrateniente expropiado.

No obstante, según el catedrático de Historia Económica de la Universidad de Salamanca, la II República sólo logró expropiar el 16% del medio millón de hectáreas de los grandes de España. Entre los motivos de este escaso éxito, señala Ledesma, se encuentran las dificultades para conseguir financiación en un momento de crisis económica internacional. “El proyecto era muy ambicioso pero no pudo llevarse a cabo por esas carencias financieras. A estas dificultades hay que añadir además la parálisis que se vivió durante el bienio radical-cedista”, agrega.

La Reforma Agraria fue uno de los puntos de fractura que encendió la mecha de la Guerra Civil. De esta manera, uno de los proyectos que más ilusión había despertado entre las masas jornaleras no pudo desarrollarse tanto por la falta de financiación como por la lentitud de los trámites para expropiar. No obstante, asegura Ledesma, entre marzo y julio de  1936 el Gobierno de la República consiguió asentar a 120.000 campesinos en terrenos expropiados, principalmente Toledo, Cáceres, Salamanca y Zaragoza.

Asimismo, Ledesma señala que fue la tergiversación de la reforma agraria por parte de las derechas, que aseguraban que los pequeños propietarios y la clase media también sería expropiada, la que generó uno de los principales puntos de fractura en la sociedad y que llevó a grandes terratenientes y clases medias a apoyar el alzamiento militar.

3. Laicismo del Estado

En el momento culminante del debate en las Cortes Constituyentes de lo que entonces de llamaba la “cuestión religiosa”, la madrugada del 14 de octubre de 1931, Azaña pronunció un discurso dentro del cual soltó la famosa frase: “España ha dejado de ser católica”. En él defendió que la nueva Constitución tenía que ser laica por definición. Así, la República decretó la disolución de la Compañía de Jesús, la regulación de las demás congregaciones por medio de una ley y la prohibición de ejercer la enseñanza a toda orden religiosa.

“España ha dejado de ser católica”, defendió Azaña en las Cortes. La Iglesia respondió con una declaración conjunta de los obispos rechazando la Constitución. La aprobación de la Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas en junio de 1933, cuya principal consecuencia fue regular la prohibición de ejercer la enseñanza a los religiosos, supuso la ruptura definitiva del diálogo entre el poder religioso y el gobierno del primer bienio y la condena de Pio XI del régimen republicano.

La Iglesia no sufrió desde el primer día una persecución sistemática, primer acto de un deliberado plan de exterminio que condujera a la feroz violencia anticlerical de 1936. Lo que hubo fue el proyecto de avanzar en un terreno, la separación Iglesia-Estado y la secularización, en el que se iba muy por detrás de otros países católicos como Francia, Italia o Portugal. A partir de ahí, aparecen dos grandes actuaciones que no cabe meter en el mismo saco: desde arriba, las políticas laicistas a golpe de leyes, decretos y artículos de la Constitución de 1931; desde abajo, movilizaciones y agresiones anticlericales, que se tiñeron de sangre en octubre del 34”, escribió José Antonio Ledesma para Público.

4. Igualdad mujer/hombre

El Gobierno reformista republicano-socialista dictaminó un amplio conjunto de leyes que amparaba los derechos políticos y civiles de las mujeres y su incorporación en la vida política. Entre ellas, sufragio universal y el principio de igualdad de género. Por primera vez, las mujeres españolas eran ciudadanas de pleno derecho. “La República empujó a la mujer a tener y a buscar una presencia autónoma y no subordinada en la esfera pública. La llevó a buscar y a lograr un trabajo asalariado con el que poder subsistir autónomamente y trató de inculcar la igualdad desde la educación”, analiza la historiadora Mirta Nuñez.

Entre 1931 y 1935, 741.771 trabajadoras tuvieron acceso al Seguro Obligatorio de Maternidad. Esta voluntad igualitaria de la II República se reflejó en numerosas reformas legales en los ámbitos de la maternidad, la familia, el trabajo y la educación que consolidaron los derechos de las mujeres. Un dato estadístico que habla de esta decidida apuesta de los gobiernos de centro-izquierda de la República es la afiliación de 741.771 trabajadoras al Seguro Obligatorio de Maternidad que introdujo un servicio estatal de atención sanitaria, de descanso maternal y de subsidios a las madres trabajadoras entre 1931 y 1935, según aporta Mary Nash, catedrática de Historia Contemporánea de la Universitat de Barcelona.

Además, la Constitución recogía que “el matrimonio se funda en la igualdad de derechos para ambos sexos”. De esta manera, la Carta Magna introducía el nuevo principio de la igualdad en la familia. También cabe destacar que se reguló la igualdad de trato entre hijos nacidos dentro o fuera del matrimonio y se otorgó el derecho a la investigación de la paternidad. Por último, la Ley del Divorcio de 1932 fue otra medida significativa al admitir la disolución del matrimonio por mutuo acuerdo y asentarse en el principio de la igualdad entre los cónyuges.

5. La descentralización del Estado

El artículo de la Constitución española de 1931 recogía: “La República constituye un Estado integral, compatible con la Autonomía de los Municipios y las Regiones”. Por consiguiente, la Carta Magna apostó por un modelo descentralizado con regiones autónomas y descartó el federalismo. El 9 de septiembre de 1932 el Estatuto de Autonomía de Catalunya fue aprobado en el Parlamento por 334 votos a favor y sólo 24 en contra.

“La República constituye un Estado integral, compatible con la Autonomía de los Municipios y las Regiones”. Antes, había sido votado en referéndum con una aprobación multitudinaria: de un censo de 792.574, 595.205 votaron a favor y sólo 3.286 en contra, según datos de Andreu Mayayo i Artal, Catedrático de Historia Contemporánea de la Universitat de Barcelona. Al Estatuto catalán, le siguió el de Euskadi, que se aprobó en octubre de 1936 con José Antonio Aguirre como primer lehendakari. En Galicia se aprobó en 1932, pero tras ser frenado por el bienio negro, fue presentado a las Cortes en julio de 1936. En Andalucía, tras diferentes parones, se retomaron las gestiones en junio de 1936. La sublevación militar impidió la puesta en marcha de ambos.

“La experiencia republicana influyó en la transición a la democracia tras la muerte del dictador. En primer lugar, para subrayar el carácter plurinacional de España se incorporó el concepto de “nacionalidades y regiones” (luego plasmado en la Constitución de 1978) en los acuerdos entre las diversas plataformas de la oposición democrática. En segundo lugar, se empezó primero por la Constitución para luego acoplar los proyectos de estatutos”, escribió Mayayo para Público.

La tensión comunista

20 agosto, 2013

Fuente: http://www.publico.es

Arranquemos el sueño glorioso del comunismo a las mistificaciones jacobinas y a las pesadillas estalinistas; devolvámosle su potencialidad de articulación y de alianza entre la liberación del trabajo y la generación de nuevos modos de subjetividad.

A.Negri.

El comunismo no puede ser un régimen jurídico constituido, no es la nostalgia conservadora de la burocracia estalinista, o la caricatura infantil que quieren dibujar los liberales. Tampoco es un partido que interpreta la palabra dada ni un símbolo, ni una preciosa canción, es en cambio, esa parte que cambia y toma partido donde no está ni se le espera.  El comunismo es sobre todo una tensión donde la intensidad puede circular pero el voltaje siempre permanece, a veces en suspenso, a veces exaltado. El comunismo es la continua búsqueda por transformar la vida, por modificar el genoma de las relaciones sociales basadas la explotación y la dominación. Es la impugnación de la separación entre quien manda y ejecuta, entre quien piensa y actúa, entre quien decide y acata.  La tensión que fuerza al capitalismo a buscar otros métodos de control acordes a su necesidad de mantener la explotación, empujado  por la pulsión de una fuerza de trabajo constituyente que muta y lucha por liberarse del trabajo. Es anterior a Marx, pero también va más allá de él, y como agudamente interpretaba Lenin, comienza un nuevo ciclo con los partidos, las clases y los Soviets renovados por el fuego de la lucha, templados, instruidos, reconstruidos por el curso de la lucha.

Su agente de cambio se llama proletariado, pero no confundamos su presencia con el aspecto que éste pueda tomar en una época fechada y anclada en la historia. Proletarii son aquellos tan pobres que tienen como única  pertenencia a sus vástagos. Así se definió Auguste Blanqui en 1832 cuando un juez le preguntó por su profesión y domicilio: proletario, la cárcel, respondía. Pero proletarios eran originalmente los romanos que engrosaban con sus hijos las filas del ejército imperial. La relación salarial  tampoco es nueva, data de cuando la sal era un objeto de gran importancia y se construían salitreras desde Ostia hasta Roma en el siglo V A.C. En ese trayecto que se llamaba Vía Saliria, los soldados que custodiaban el trayecto recibían parte de su pago en forma de sal, un salarium argentum, agregado de sal. Las palabras son ancestrales y mantienen gran parte de su significado, pero no podemos sentir y emocionar nuestro tiempo pensándolo desde el pasado, aunque resulte fundamental para comprender el presente. No es lo mismo hablar de relación salarial en Roma, en la Edad Media con los servicios laborales, en el pauperismo de siglo XIX, a principios del XX, el keynesianimso de después de la II Guerra Mundial, o en nuestra postmoderna y mezclada actualidad, a pesar de que algunas comparaciones nos resulten más familiares. El espíritu permanece pero todo cambia; al materialismo histórico no se le encierra, no se le encadena ni se le fosiliza, se abre paso cual torrente de río que arrasa con todo.

Pero, ¿dónde está el comunismo si no es un modelo cerrado, ya pensado, estabilizado?

El comunismo se esconde en las colonias de cimarrones que lograban escapar a las montañas huyendo de la esclavitud ante la caída del imperio romano. Se huele su perfume en ese bello gesto de los campesinos, que en la Edad Media desesperaban a los señores con su pravus excessus, su relajamiento depravado, su tendencia a la deserción y a la revuelta contra el dominio. En la picaresca sonrisa de la criada que asusta a Tocqueville mientras resuenan los cañones de fondo en el París de 1848. Es ese momento que remueve lo que se asume como normal, como cuando Étienne Lantier, minero de la novela de Émile Zola, Germinal, comienza por comprender su ignorancia preguntándose ¿Por qué la miseria de unos? ¿Por qué la riqueza de otros?  Reaparece en la película Novecento cuando el abuelo de Olmo Dalcó puede morir con dignidad, descansando tras una vida de batallar con la hoz y la penuria, le explica a su nieto que para ver a los patrones trabajar como  él los está viviendo con poco más de diez años, a él le había costado una vida.

Este es el avance comunista: tu vida puede mejorar en menos tiempo de lo que lo ha hecho la mía. Por eso se ha luchado por el transporte y una educación, como los jóvenes de Cornellà que se manifestaban en los años 70`bajo la pancarta: los hijos de los obreros queremos estudiar. No porque quieran rechazar el esfuerzo de sus padres, sino precisamente para rendirles homenaje, porque en la reacción conservadora de lo inamovible, no hay avance proletario, solo pasiones tristes, fetiches convertidos en imágenes mistificadas, pero poco más. Hay quien observa en los obreros un objeto precioso, similar a lo que pensaba la madre Teresa de Calculta acerca de los pobres; una divinidad a la que hay que adorar y perpetuar en su condición.

 El comunismo nada tiene que ver con esas interpretaciones de mal gusto, se vincula en cambio, con su contrario, con la disolución de lo que son, en la búsqueda por dejar de ser obreros, por abandonar la condición que  condena al sufrimiento y la explotación. Es Billy Elliot cuando impugna los espacios culturales burgueses y reclama su lugar en el ballet, demostrando que los proletarios no están nacidos para cargar y saben bailar.  El amor que sale por los ojos encolerados de un joven aprendiz llamado Ned Ludd cuando destroza a martillazos un telar mecánico. El obrero de la fábrica que desprecia convertirse en una máquina y reclama su humanidad saboteando la cadena de montaje, parando el ritmo de la dictadura del reloj. Las mujeres que ayer acudían en marcha a Versalles para buscar al monarca, las de hoy que reclaman ser propietarias de su cuerpo y sexo, perdiendo el miedo que tenían las niñas de la mina a cantar en la oscuridad.

 El comunismo es una tensión constante, un poder siempre constituyente y abierto a la novedad que toma su poesía del presente, se quita de encima el peso de los necios y no anda en busca del sujeto perdido. No debemos tenerle miedo a la diferencia, la comunidad de los iguales se levanta sobre el derecho a la desigualdad. La multitud que camina, que a veces tropieza y otras veces corre abriéndose paso por las alamedas de la historia, encuentra su orden en el desorden lo existente. No le arranca la riqueza a quienes vienen trabajando duro para dársela a los que nada hacen, al contrario, como tampoco es aquel mundo donde todo es de todos, sino donde todo lo que es de todos es compartido por todos. Hoy las palabras más bellas que ha llenado la humanidad de vida deben arrancarse del deseo publicitario, de la ofensiva financiera oligárquica y llenarlas de valor, pero para eso, primero debemos recordar la advertencia que nos hacía  Lenin, sabiendo que en la lucha de clases, quien le tema a los lobos que no se interne en el bosque.

¿Dinamitando puentes?

19 agosto, 2013

Fuente: http://www.elpais.com

Es muy peligroso convertir la historia en un baúl de agravios entre Cataluña y España

 /  10 JUL 2013 – 00:01 

Un expresidente del Gobierno de España dado a hacer declaraciones extemporáneas explicó en una universidad americana que nuestro país tiene un problema con el terrorismo islámico desde hace 13 siglos. Desde la batalla de Guadalete en 711, la España cristiana se encuentra en lucha multisecular contra ese fundamentalismo islámico empeñado en doblegarla para convertirla en parte del mundo musulmán. Produjo escándalo esa visión tan epidérmica, tendenciosa e irresponsable de la historia. Ahora, son historiadores los invitados a la llamada del Centre d’Història Contemporània vinculado al Departament de la Presidencia de la Generalitat de Cataluña para ser voces autorizadas en un simposio que con el título España contra Cataluña: una mirada histórica (1714-2014) pretende analizar la acción política “casi siempre de carácter represivo del Estado español en relación con Cataluña” en esos tres siglos, según reza su anuncio.

Quienes han programado el encuentro pareciera que utilizan el mismo discurso histórico de quienes piensan que seguimos en cruzada contra el islam, porque tratarían de convencer a la ciudadanía catalana de que su enemigo histórico es desde hace siglos el Estado español. Cual si fueran dos bolas de billar compactas, España y Cataluña llevarían enzarzadas en un combate de boxeo desigual, durante 300 años, como si hubiera un plan geoestratégico multisecular diseñado para dominar a la nación catalana.

Suponemos que no quedará en el olvido ni la opresión ejercida por los señores feudales catalanes ni la explotación del proletariado industrial por sus muy catalanes patronos o, incluso, los recientes expolios cometidos por algunos clanes políticos tan patrióticamente catalanistas… Convertida en un baúl repleto de agravios, la historia se convierte así en un fácil recurso para crear identidades antagónicas y para alimentar discursos demagógicos que tanto hacen peligrar la convivencia ciudadana, haya o no haya fronteras. Cabe imaginar la impaciencia con la que la Generalitat aguarda los resultados del simposio, pero cabe que los resultados no sean los previstos y la Generalitat se encuentre con un análisis crítico, opuesto a lo que pretendía cosechar. En todo caso, el mal ya está hecho.

Crear una audiencia de patriotas y no de ciudadanos es jugar con fuego

Lo más triste no es este enésimo y burdo abuso de la historia. Siempre ha existido gente manipuladora o convencida de que, por ejemplo, los irreductibles vascones ya combatían a las legiones romanas al modo en que los “heroicos gudaris” atacaban cuarteles de la Guardia Civil. Lo triste reside en que este congreso lance enunciados que ya de por sí son consignas, como hablar de “España contra el País Valenciano” o del “arranque del expolio económico en el siglo XVIII”. Les endosan estos temas a algunos de los mejores historiadores de esta generación: profesionales de extraordinaria solvencia intelectual, que han renovado el conocimiento histórico, rompiendo con los antiguos moldes de la historiografía franquista y escribiendo obras de las que hemos aprendido mucho.

Confiemos en sus análisis. Si, como decía Marc Bloch, la historia es una ciencia de preguntas, seguro que estos prestigiosos colegas no se van a someter a la consigna de poner el enfrentamiento entre nuestras respectivas “comunidades imaginadas” como leit-motiv. Los organizadores del evento puede que pretendan crear una audiencia no de ciudadanos, si no de patriotas, pero están jugando con fuego. La búsqueda de los ultrajes que se remontan a la noche de los tiempos no puede más que excitar las emociones más primarias en un tema tan altamente inflamable. Si se insiste en ahondar estas fallas con propuestas como estas, la ruptura se ampliaría a crecientes sectores sociales. A algunos, esta posibilidad les parece una bendición: todo cuanto sea dinamitar puentes favorece sus aspiraciones políticas. No parece probable que tal sea el deseo de gran parte de los historiadores que participan en este encuentro, porque sabemos que siempre han invocado el compromiso social del historiador como santo y seña de su labor, y no parece razonable pensar que ese compromiso deba detenerse en el valle medio del Ebro.

Naturalmente, nada de esto implica que las reivindicaciones que la sociedad catalana está haciendo de forma cívica y democrática con respecto a su configuración política no deban ser tenidas en cuenta. Existe un serio problema de encaje de Cataluña con España que, lejos de haberse atemperado, en los últimos años ha subido a un nivel de alta tensión. La pésima gestión que el nacionalismo español ha hecho de esta situación nos obliga como ciudadanos e historiadores a buscar respuestas a esas legítimas aspiraciones, explorando todas las posibilidades sin descartar ninguna que tenga un respaldo democrático. Pero en un debate que debería ser riguroso y sosegado, que debería fomentar el respeto recíproco y que debería establecer cuáles son las consecuencias para cada una de las dos partes de las decisiones que democráticamente acaben tomándose en el futuro, no deberían tener ningún lugar los fantasmas del pasado, y menos aún cuando estos fantasmas son agitados como guiñoles que transmiten un mensaje tan sometido a la coyuntura política del momento.

En un debate riguroso no deberían tener lugar los fantasmas del pasado

Hemos aprendido de maestros como Pierre Vilar que la historia es la ciencia que estudia los cambios sociales en el tiempo y que, por tanto, nada es estático en nuestras organizaciones. Por eso, como historiadores debemos explicar los continuos cambios de esa realidad que llamamos España y que ya no puede ser encorsetada en ideas decimonónicas de Estado-nación. Los lazos que constituyeron los Estados-nación en el siglo XIX fueron y son cambiantes. Conviene conocer, por tanto, cómo se fabricaron y alentaron unas u otras identidades. Eric Hobsbawm, otro gran maestro, nos ha enseñado mucho sobre el modo de “inventar tradiciones”, sean españolas, catalanas o andaluzas…

Aunque cada historiador es muy libre de seguir una u otra consigna, escribimos esta tribuna porque pensamos que la nación no es un concepto amorfo ni neutro, por encima de diferencias ideológicas o de clase. Al ser un concepto directamente político, nos exige un doble compromiso. Posicionarnos como ciudadanos y, sobre todo, usar los recursos de la historia como ciencia para desentrañar cómo se ha construido esta realidad plurinacional española en la que hoy vivimos. No peligra España por reconocer que somos plurinacionales, pero tampoco es una entelequia maquiavélica que existe solo para producir opresión en Cataluña. A propósito de esa opresión, conviene recordar, como ciudadanos, que no es Cataluña la que tributa, sino que son las personas fiscales y que estas se definen en primer lugar por su clase social, no por ser catalanes. Lo contrario es mitificar la palabra Cataluña para obviar las diferencias de clases, viejo ardid de todo nacionalismo, también del español.

Eduardo Manzano Moreno es profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Juan Sisinio Pérez Garzón es catedrático en la Universidad de Castilla-La Mancha.

Puedo hacer cosas miserables ¿pero mentir? Mentir ¡Nunca!

18 agosto, 2013

Fuente: http://www.eldiario.es

Rosa María Artal 10/07/2013 – 20:04h

“Es rotundamente falso, rotundamente falso, rotundamente falso y un disparate monumental”. De esta forma pretendía zanjar María Dolores de Cospedal la publicación de parte de los papeles originales de Bárcenas, el extesorero del PP. Con la misma convicción que dice siempre una cosa y su contraria. Con idéntica firmeza con la que hacen lo propio Rajoy o Soraya Sáenz de Santamaría, sus portavoces o voceros ocasionales. Las hemerotecas están saturadas de ejemplos con flagrantes mentiras que los más destacados miembros del partido en el gobierno se echan a la espalda, mientras se calzan la cara de cemento para una nueva intervención ante los medios. Pero quizás es que no lo sabemos ver.

Por dios, cómo van a ellos a mentir. Estamos hablando de un partido que, por ejemplo, ha retirado tarjeta sanitaria a cientos de miles de seres humanos (873.000, según Amnistía Internacional) lo que ya ha producido víctimas mortales y extensión de enfermedades en la población. Del que ha quitado la ayuda a la dependencia a personas que no se pueden valer por sí mismas. Del que ha aumentado el costo de la farmacia y los tratamientos de salud. Del que se ha negado a legislar a favor de los desahuciados de sus hogares porque perjudicaría a los bancos. Del que ha encarecido las tasas universitarias y suprimido becas o el costo de todos los servicios que, a su vez, ha mermado. Del que ha aumentado los impuestos. Del que se los ha quitado a los yates de lujo. Del que ha facilitado el despido y la indefensión laboral de los trabajadores. Del que ha disminuido los subsidios. Del que anima a marcharse a los jóvenes al extranjero a buscarse la vida con una mano delante y otra atrás. Del que insulta a los padres diciendo que si no pagan estudios a sus hijos es porque tienen otras prioridades. Del que se ha cargado la ciencia y la investigación y ofrece por modelo de país el juego, el turismo y el ladrillo origen de nuestros males. Del que se propone dar un tajo a las pensiones para completar las “reformas” que nos sitúen en el camino del crecimiento de sus cifras macroeconómicas y en la ruina de las domésticas ¿Cómo alguien puede creer que mienten en algo personas de esta categoría moral?

Aquel Bárcenas del que nadie  prodá... podrá probar que no es inocente  –como dijo Rajoy con categórica resolución-, se ha convertido en un indeseable que les acusa sin motivo de llevar 20 años financiándose ilegalmente, y enriqueciendo sus bolsillos privados con el cobro de comisiones a cambio de contratos que concedían sus administraciones. ¿Mentir ellos? Por favor, qué disparate. Pero se da la circunstancia de que la justicia ha encontrado indicios de delito en la contabilidad oficial del PP por los cuales se habría financiado ilegalmente. En esa misma contabilidad oficial figuran sobresueldos a la cúpula del partido. Mariano Rajoy en concreto cobró casi 7 millones de pesetas adicionales solo entre 1990 y 1993 que ya es un síntoma. Hemos sabido también por sus propias cuentas, la vida de marajá que el PP ha costeado a Javier Arenas,con residencia madrileña en el exclusivo Hotel Palace, quien llegó a gastarse 2.000 euros en un solo día en restaurantes de lujo. Que Miguel Blesa, expresidente de la Caja Madrid de nuestros dolores, también se llevó lo suyo quizás simplemente porque pasaba por allí, por esa calle Génova en donde fluía el maná. Flagrantes agravios comparativos porque ellos lo valen.

Esto es lo oficial, pero una contabilidad B, con cajas de puros repletas de dinero para Rajoy y buena parte de la cúpula (Rato, Arenas, Cascos, y otros), las comisiones a cambio de favores, bolsas, maleta y maletines preñados de billetes sucios, vaya por dios, esto es rotundamente falso aunque lo muestre el ex tesorero del Partido Popular, harto de cargar con todas las culpas en exclusiva. Qué injusticia. Pero ¿cómo puede pensar alguien en su sano juicio que el PP miente?

Llegó al poder engañando de la A a la Zeta en su programa y lo siguió haciendo al diseñar un futuro basado en que la miseria de la mayoría sea el auténtico motor económico. Aumentan las desigualdades, la desnutrición en la infancia. Ha conseguido el control de todos los poderes del Estado legislando y nombrando personas ad hoc, ha modificado y promulgado leyes para tratar de asegurarse un buen tratamiento judicial y la penalización de la protesta popular. Se ha hecho con los medios de comunicación públicos y con periodistas afines en los privados para difundir sus presuntas bondades y acallar sus desatinos. Nos ha mandado medio siglo atrás como poco. Vale, pero ¿mentir? No, ellos no mienten, es un disparate monumental  siquiera imaginarlo. Pequeñas minucias como las citadas puede, pero ¿mentir? Eso son palabras mayores.

Y siguen sacando pecho. Nada va con ellos. El engrasado de su apisonadora para proseguir su tarea destructora, pero tan rentable para algunos. Una sorda batalla por el poder se libra, por tanto, en el seno del PP y medios afines. Un Rajoy cementado a su roca –que resistirá hasta el final- se enfrenta a quienes postulan a Esperanza Aguirre como sustituta. Ella misma zahiriendo. Ya a diario por ser la mejor situada.  Gallardón maniobra por su cuenta, apoyado por Aznar. Sáenz de Santamaría y Cospedal -enfrentadas en la carrera- moviendo sus equipos. Ahora las voces “oportunas” hablan de un gobierno de concentración como salida, con PP, PSOE y algún partido más (nacionalista de derechas, naturalmente). Con un pacto sobre las corrupciones de cada uno. Para tapar sus vergüenzas. No faltaba ya nada más.

Subestiman hasta la escasa capacidad analítica y el poco escrupuloso espíritu ético de sus votantes que bien avisados estaban. Y desde luego hasta donde puede llegar el supremo hartazgo de una ciudadanía saturada de la suprema desfachatez. Porque si todo esto también se tolera será signo de que la sociedad española habita la misma cloaca que sus dirigentes.

Lo que decía el PP cuando los papeles de Bárcenas eran fotocopias

17 agosto, 2013

Fuente: http://www.eldiario.es

Los papeles supuestamente originales de la contabilidad B del extesorero del PP, Luis Bárcenas, en los que se recogen sobresueldos entregados a miembros del partido, entre los que destaca el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, han salido a la luz. Pero, ¿qué decía el PP cuando esos papeles eran «fotocopias»?

09/07/2013 – 13:17h

El Mundo publica el primer original de los papeles de Bárcenas

El Mundo publica el primer original de los papeles de Bárcenas

Mariano Rajoy (2/02/2013): «No voy a necesitar más de dos palabras: es falso» (2:40). «No he venido a la política a ganar dinero» (3:54).

https://www.youtube.com/watch?v=dGTlRIMJ2h8

(4/02/2013) «Todo es falso, salvo alguna cosa».

https://www.youtube.com/watch?v=83AV7qbePHI

(2/04/2009) «Nadie podrá probar que (Bárcenas y Galeote) no son inocentes».

https://www.youtube.com/watch?v=KaCK5iJRf8I 

Esteban González Pons (4/02/2013): «Se nos está acusando con unas fotocopias y unas declaraciones anónimas».

http://www.rtve.es/alacarta/videos/los-desayunos-de-tve/pons-presidente-hecho-afirmacion-honestidad-todo-mundo-cree/1682112/ 

María Dolores de Cospedal (8/07/2013): «Las mentiras no se documentan».

https://www.youtube.com/watch?v=p4go-tUUDWQ 

(18/01/2013) «En este partido, quien la hace, la paga».

https://www.youtube.com/watch?v=KMS1760jP6s

Carlos Floriano (19/01/2013): «Nadie ha recibido dinero en negro, ni en sobres, ni de ninguna otra forma que no sea la que oficialmente consta».

https://www.youtube.com/watch?v=DesnH6mGDJg