Archive for julio 2021

El rastro invisible y tóxico de billones de colillas

31 julio, 2021

Fuente: http://www.theconversation.com

Autores:

  1. Francisco Belzagui Elder PhD Researcher, Universitat Politècnica de Catalunya – BarcelonaTech
  2. Carmen Gutiérrez-Bouzán Investigadora en Ingeniería Ambiental, Universitat Politècnica de Catalunya – BarcelonaTech

¿Sabía que anualmente se fuman 6 billones de cigarrillos? ¿Y que 4,5 billones de colillas terminan en el medio ambiente? ¡Son más de 8 millones por minuto! Es bien sabido que fumar tiene un impacto en la salud de los fumadores y sus acompañantes. Pero se habla menos del efecto que las colillas provocan en el medio ambiente y en nuestro organismo.

¿Qué son los filtros de cigarrillo?

Los filtros están compuestos por más de 15 000 fibras de acetato de celulosa. No es celulosa, ni tampoco un compuesto natural. Es un polímero sintético obtenido de celulosa.

Sirven para disminuir el daño en el fumador filtrando parte de los elementos nocivos de los cigarrillos. Por lo tanto, se transforma en un residuo que debería ser catalogado como peligroso, dañino para el ser humano y para el medio ambiente.

Cuando las colillas son arrojadas a la calle, la lluvia y el viento las transportarán muy probablemente a un medio acuático, es decir: a un río, al lago del parque del barrio, a un pantano, o al mar. Allí, el filtro se hincha y se desprenden miles de fibras con longitud < 5 mm, llamadas microfibras.

Las microfibras

Las microfibras de las colillas son especialmente peligrosas porque son tóxicas, puesto que transportan los compuestos nocivos atrapados al consumir los cigarrillos. Además, su diminuto tamaño las convierte en un gran problema.

Al ser tan pequeñas, pueden ser ingeridas por todo tipo de organismos, desde zooplancton hasta ballenas. Pueden viajar largas distancias por el aire o por el agua hasta alcanzar áreas alejadas de asentamientos urbanos, tales como montañas de los Pirineos o regiones del Ártico.

Finalmente, pueden llegar a nuestros alimentos y entrar en nuestro organismo.

¿Cuántas colillas son arrojadas al medio ambiente?

Una colilla puede parecer insignificante, pero, como se mencionó previamente, se arrojan 8 millones y medio por minuto, es decir, 143 000 por segundo.

Un simple dato comparativo nos puede clarificar la dimensión del problema. En las campañas de limpieza realizadas en diferentes playas del mundo se ha observado que este residuo es el que aparece con mayor frecuencia. Aunque se combinen la cantidad de envoltorios de golosinas y de sorbetes encontrados, las colillas siguen en el podio.

Es una situación socialmente tan aceptada que es invisible a nuestros ojos. Arrojar una servilleta de papel usada a la calle parece un delito en comparación con echar una colilla. Pero un filtro usado contiene compuestos tóxicos y causa la liberación de miles de microfibras, lo que lo hace más dañino de lo que suponemos.

Degradabilidad de las colillas

Hablar de degradabilidad es muy relativo y complejo. Un producto puede ser degradable bajo determinadas circunstancias, pero totalmente inerte en otras. Los filtros de los cigarrillos tienen una degradabilidad muy baja en el medio ambiente.

En este sentido, un parámetro útil para estimar la degradabilidad natural de estos elementos es su grado de sustitución. De manera simplificada, este parámetro es un rango que determina cuántos acetatos tiene la celulosa. Los filtros de las colillas presentan uno de los más altos grados de sustitución. La biodegradabilidad disminuye conforme aumenta dicho grado.

Mediante experimentos de distintos tipos de degradabilidad, hemos verificado que las colillas no experimentan ningún cambio al ser sometidas a diferentes procesos de degradación acelerada.

Entonces, podríamos deducir que las microfibras de las colillas se mantienen prácticamente intactas, acumulándose en el medio ambiente y contaminando el entorno durante años.

Toxicidad

Un compuesto puede ser tóxico para un grupo de organismos, pero un manjar caído del cielo para otros. Además, el veneno depende de la dosis. En este sentido, las colillas y sus microfibras cuentan con un cóctel de elementos y compuestos tóxicos. Desde pesticidas, herbicidas e insecticidas, hasta metales pesados como plomo y arsénico. Es decir, son muy poco apetecibles para la mayor parte de los organismos.

Se ha demostrado que una sola colilla puede contaminar hasta 1 000 litros de agua. La ingente cantidad de colillas que son desechadas al medio ambiente (143 000 colillas por segundo, recordamos) pueden liberar grandes cantidades de estos compuestos que alcanzarían concentraciones altamente peligrosas. Ahora, el problema se hace tan evidente como importante.

Colillas y microplásticos

Sabemos que las colillas desprenden microfibras, pero ¿por qué no son relacionadas con la contaminación de microplásticos? Sucede que no hay una definición clara de microplástico. Sin embargo, estas microfibras cuentan con todas las características para ser consideradas como tal: son ubicuas, persistentes, pequeñas y potencialmente peligrosas para los ecosistemas.

En el estudio que hemos publicado encontramos que una colilla que se encuentra en un medio acuático desprende diariamente 100 microfibras. Con el paso del tiempo, estas microfibras irán fragmentándose en microfibras todavía más pequeñas.

Además, estimamos que la cantidad de estas microfibras generadas en el mundo es de 0,3 millones de toneladas al año. ¡Más de media tonelada por minuto! Por lo tanto, son del mismo orden de las que se estima que provienen del lavado doméstico de textiles sintéticos.

En un mundo donde el agua es un recurso cada vez más imprescindible y escaso, las colillas y sus microfibras son un problema que debería ser abordado urgentemente.

¿Qué podemos hacer?

¿Qué haremos cuando veamos a alguien tirando colillas de cigarrillos en el parque preferido de nuestros hijos? ¿O por donde pasean nuestras mascotas? ¿Podremos tomar conciencia y pensar que lo habitual puede ser incorrecto?

En lugar de ser testigos y cómplices, podemos informar sobre la gravedad de este problema, explicar por qué se deben depositar las colillas en ceniceros. Concentrar colillas de forma controlada permitirá su posterior tratamiento, inmovilizando estos residuos para que no lleguen al medio ambiente. Por ejemplo, se ha propuesto su inclusión en la elaboración de ladrillos.

Existen otras opciones para aminorar esta polución, como la utilización de filtros más duraderos y fáciles de desechar, o la aplicación de multas a quienes las arrojen a la calle.

Por otro lado, algunos investigadores cuestionan la eficacia de los filtros. Argumentan que, en todo caso, facilitan la predisposición del individuo a fumar, y paradójicamente, a enfermar.

Además, se ha estimado que ingerimos 5 gramos de microplásticos por semana, el equivalente a una tarjeta de crédito. Reduciendo la contaminación por colillas, podremos disminuir esta ingesta y el daño ambiental que causan.

Seguramente, desde hoy veremos colillas por todas partes. Ahora que sabemos más sobre su toxicidad, y que su contaminación también incluye la generación de microfibras, tendremos que ser un poco más responsables. Al fin y al cabo, tirar una colilla a la basura es un acto minúsculo, pero significará mucho para el medio ambiente y, por ende, para nuestra salud.

Amazon, la trituradora de empleos

30 julio, 2021

Fuente: http://www.eldiario.es

  • Varios factores hacen del modelo de Amazon una amenaza para nuestras sociedades: las condiciones laborales de sus empleados, su posición monopolística en el mercado y sus prácticas fiscales

María Eugenia R. Palop @MEugeniaRPalop

Jeff Bezos, fundador y director ejecutivo de Amazon
Jeff Bezos, fundador y director ejecutivo de Amazon

20 de marzo de 2021 21:11 h 

Entre 2009 y 2018, la expansión del comercio electrónico destruyó 43.000 puestos de trabajo en España, y se calcula que en 2028 esta cifra se habrá triplicado. La venta online ha experimentado un crecimiento exponencial en la última década, tanto en volumen de mercado como en ingresos y en el tamaño de las empresas del sector. Un fenómeno que ha golpeado duramente al comercio minorista, pero que también está contribuyendo a la precarización del empleo. Estas son algunas de las conclusiones del estudio E-commerce. Hacia la destrucción del empleo (2021), un análisis sobre el impacto del comercio electrónico en el mercado de trabajo en Alemania, Francia y España impulsado por la eurodiputada Leïla Chaibi (The Left).

El informe concluye que el impacto será mayor en España por dos motivos: por su efecto en el empleo del sector turístico (alojamiento y viajes) y porque, hasta ahora, el comercio electrónico estaba menos extendido en nuestro país, algo que ha cambiado con la pandemia. La difícil situación de partida de nuestro mercado laboral es un problema añadido: España tiene un paro estructural muy por encima de la media europea (del 16 % frente al 7,5 %), la precariedad se ha generalizado y la tasa de temporalidad ronda el 30 %. Además, la terciarización de la economía nos ha hecho especialmente vulnerables a la crisis sanitaria y a las necesarias restricciones al ocio y al turismo.

En una Europa confinada, las compañías de venta online no solo no suspendieron su actividad, sino que la intensificaron por el súbito aumento de la demanda. En 2020, Amazon duplicó sus beneficios respecto a 2019. Al mismo tiempo, las pymes y los comercios de proximidad sufren grandes dificultades para seguir adelante. Las circunstancias de este año han acentuado varios factores que hacen del modelo de Amazon una amenaza para nuestras sociedades: las condiciones laborales de sus empleados, su posición monopolística en el mercado y sus prácticas fiscales.

Los titulares que celebran la creación de empleo por parte del gigante deben leerse con cautela. En marzo de 2020, Amazon anunció la contratación de 100.000 personas en Estados Unidos y Europa para hacer frente al incremento de pedidos durante la pandemia, 5.000 de ellas en España. Sin embargo, más allá del daño al comercio minorista, algunas prácticas de la compañía afectan a la calidad general del empleo. El año pasado, la Inspección de Trabajo determinó que, solo en Madrid y Barcelona, 4.000 de sus repartidores eran falsos autónomos. Este fraude es similar al de otras plataformas de reparto a domicilio (Glovo, Deliveroo, Uber Eats), y supone el escamoteo de las contribuciones a la Seguridad Social: en este caso, seis millones de euros de cuotas no abonadas por la compañía.

El derecho de sindicación tampoco es del gusto de Jeff Bezos. Durante la huelga del centro logístico de El Prat de Llobregat en 2019, Amazon espió a los sindicalistas y huelguistas que participaron en el paro. Hace unos meses, la filtración de documentos de la compañía reveló que, además de espiar a trabajadores y grupos sindicales, también seguía la actividad de grupos sociales y medioambientales. Conociendo sus ‘herramientas’ de control, no sorprende tanto que en la mayoría de sus centros de trabajo en España no haya comités de empresa.

La gestión de su actividad durante los primeros meses de la pandemia también fue problemática: Amazon se negó a cerrar temporalmente los centros de San Fernando y El Prat para implementar las medidas sanitarias necesarias (en cada almacén trabajan más de 3.000 personas). Los sindicatos denunciaron esta situación ante la Inspección de Trabajo señalando que la empresa anteponía el dinero a la salud de los trabajadores y también de los clientes, que recibían paquetes manipulados sin medidas de prevención suficientes.

Estos ejemplos ponen de manifiesto que la posición de monopolio de la compañía se asienta en la precariedad de sus trabajadores. En España, Amazon ofrece salarios base de entrada que van desde los 14.000 euros a los 25.000, según el territorio. Pese a las huelgas, la empresa ha recortado hasta un 10 % el salario de su plantilla desde 2018, y buena parte de sus puestos de trabajo son temporales.

La ‘comodidad’ de comprar barato y en un click tiene un precio, y no solo para sus trabajadores, sino para la ciudadanía en general. Pese a ser el líder del comercio digital en España, su factura fiscal ante Hacienda es ridícula, puesto que los márgenes de beneficio obtenidos en nuestro territorio se desvían a la sede de Luxemburgo, donde apenas se pagan impuestos por las rentas obtenidas en otros países. Una situación tan sangrante que instituciones como la OCDE reclaman el establecimiento de impuestos digitales como la ‘tasa Google’, que empezará a aplicarse en España en abril y que, con todas sus limitaciones, permitirá gravar con un 3 % adicional a empresas como Amazon.

La lista de amenazas del modelo Amazon es larga, pero destacamos otras dos: la huella ecológica de su actividad logística, en una carrera por ser cada vez más amplia, flexible y rápida; y la recolección masiva de datos que pueden ser utilizados con fines comerciales y políticos, dejando en manos de los gigantes tecnológicos un conocimiento exhaustivo del comportamiento digital y los hábitos de consumo de la población. En suma: los beneficios obtenidos por las grandes plataformas no redundan de forma positiva en la sociedad, y sus prácticas son y serán un peligro para nuestros derechos si no se organiza una adecuada respuesta social que les obligue a rendir cuentas.

Coautor: Juan Suárez Corujo, asistente parlamentario.

Seis recetas vikingas ancestrales que puedes hacer hoy en día

29 julio, 2021

Fuente: http://www.eldiario.es

  • Los vikingos tenían una dieta mucho más variada y emocionante de lo imaginable, con productos de Escandinavia, pero inspirándose en sus incursiones en el continente europeo
Vikingo almorzando.
Vikingo almorzando. Pexels

Elisabeth G. Iborra 17 de marzo de 2021 06:00h @elisabethiborra

Los vikingos que habitaban en Escandinavia, según se puede comprobar en el Museo Histórico de Oslocomían de todo, desde pan y gachas, hasta carne de vaca, caballo, buey, cabra, cerdo, oveja, pollo y pato, pasando por pescado y marisco. 

Nueve recetas para aprender a cocinar comida india sin salir de casa SABER MÁS

Tomaban leche y queso, y comían hierbas, bayas, manzanas y algas, además de vegetales como coles, ajos, puerros, cebollas, nabos, judías y guisantes. Es decir que eran bastante fans de la dieta mediterránea. Para beber, también elaboraban cerveza e hidromiel, como los hipsters. 

Y los vikingos más prósperos tenían incluso vino, que obtenían mediante el comercio o las incursiones en el sur del continente y revendían luego en Escandinavia, como los brokers de Wall Street. Es decir que no eran ningunos neandertales

En Noruega siempre tienen muy presente su historia y aprovechan cualquier vestigio para mostrar su cultura, como es el caso del Viking ship museum, que alberga los barcos vikingos mejor conservados del mundo y hallazgos de tumbas vikingas.

Este museo está al lado del Norsk Folkemuseum, de Bygdøy donde se puede conocer su folklore. Y, por supuesto, cerca del Lofotr Museum, en Lofoten, que ofrece degustaciones de la comida y la bebida de la época vikinga

Pero como de momento no podemos viajar, te ofrecemos varias recetas para que te las cocines en casa mientras ves la serie de HBO Los Visitantes, en la que los vikingos que viajan en el tiempo y personas de otras épocas llegan a la preciosísima Oslo moderna. 

Una barbacoa al estilo medieval 

En este post de preparing a feast the medieval way (The Norwegian American), aprenderás de la chef especialista en cocina vikinga Nevada Berg cómo preparar un festival al estilo de Canuto el Grande y Erik el Rojo, para lo cual necesitas, antes de nada, encender un fuego, y apoyar de pie unas tablas, tal como se muestra en la foto:

Una tablas para cocinar al fuego como lo hacían los vikingos.

1. Para la trucha al tablón, picas dos chalotas, un manojo de tomillo y otro de hojas de saúco molidas; cortas un limón en rodajas pequeñas y cubres con ellas la parte de la carne de cada lomo de la trucha. Espolvoreas con sal. 

A continuación, has de clavar, con ocho palitos de madera, los dos lomos de la trucha limpia con la piel hacia afuera, sobre dos tablas de madera de 2 a 3 cm de grosor por 20 cm de ancho x 50 cm de alto a las que previamente les habrás perforado cuatro agujeros. 

Una vez fijados, coloca los tablones en posición vertical junto al fuego. 30 minutos después, giras las tablas de arriba a abajo para que se cocinen de manera uniforme, y dejas otra media hora.

2. Para hacer unos huevos de campamento: haz un pequeño agujero en cada extremo de un huevo con un cuchillo afilado. Coge un palo limpio, afilado en el extremo, y pásalo por los agujeros del huevo. Cocínalo sobre el fuego hasta que esté cuajado, teniendo cuidado de mantener el huevo en posición horizontal. 

3. Flatbrød: es un pan plano noruego muy típico de la época vikinga según All recipes, de tipo integral, a untar con mantequilla o queso. En un bol grande, combinas una taza y un tercio de harina de trigo integral, otra taza y tercio de harina para todo uso, un cuarto de taza de aceite de girasol, una cucharadita de bicarbonato y media de sal. 

Añade tres cuartos de suero de leche para hacer una masa dura y amásala durante 30 segundos en una superficie bien enharinada. Cubre la masa para que no se seque y forma bolas con puñados de un cuarto de taza de masa dándoles forma de círculo plano. Con un rodillo, aplana la masa en círculos de unos 25 cm. Colócalos en una bandeja para galletas sin engrasar. 

Marca los trozos por el borde pasando un cuchillo a lo largo de la masa, pero sin atravesarla, y repite el proceso hasta que no quede masa. Hornea en un horno precalentado a 175º C de 8 a 10 minutos. Deja enfriar brevemente en una rejilla antes de abrir por los cortes marcados.

Otro festín vikingo

Estas recetas localizadas en inglés en la web de Viking Answer Lady proceden de Vikingars Gästabud (El festín de los vikingos) y aquí os trasladamos en castellano las que nos han parecido más fáciles de cocinar, porque ahumar un pescado con palitos o cocinar ortigas nos parecía más sofisticado. Pero sentíos libres.

4. Sopa verde: limpias y enjuagas unos 300 g de espinacas frescas o descongeladas. Enjuagas 10 cm de la parte blanca de un puerro y lo cortas en rodajas finas. Llevas un litro de caldo a ebullición y añades las espinacas y el puerro. Dejas hervir durante 5 minutos. Añadir media taza de perejil finamente picado y hierves unos minutos más. Agregas sal, pimienta y jengibre.

Batir dos o tres yemas de huevo con media taza de nata en el fondo de una sopera. Viertes la sopa mientras se bate enérgicamente. Rallas un poco de nuez moscada sobre la sopa y sirves con un buen pan.

5. Guiso de pollo con cerveza: corta un pollo en ocho trozos. Pelas y cortas en trozos tres o cuatro zanahorias, dos cebollas doradas y un nabo. Fríe el pollo en mantequilla, unos cinco minutos por cada lado. Salpimenta y ponlo en una olla. 

Añade las verduras, tomillo, siete bolitas de pimienta de Jamaica enteras, una cucharadita y media de sal y una botella de cerveza negra de 33 cl. Deja hervir durante unos 15 minutos o hasta que las verduras estén tiernas. Emplatar con pan.

6. Verduras de raíz glaseadas con miel: pela y trocea un nabo, tres zanahorias, una rodaja de col blanca y un puerro. Hiérvelas juntas en agua ligeramente salada unos cinco minutos y escúrrelas. Saltea las hortalizas en mantequilla hasta que estén blandas. Dejar que el puerro y la col se salteen con ellas al final. Añade un poco de miel y remueve el plato con cuidado. Sazona con sal y pimienta. 

Azaña, la vergüenza eterna

28 julio, 2021

Fuente: http://www.eldiario.es

  • «Lo cubrirá con orgullo la bandera de México. Para nosotros será un privilegio, para los republicanos una esperanza y para ustedes, una dolorosa lección», contestó el embajador al régimen de Vichy, que impidió enterrarlo con la bandera republicana

Mikel Urretabizkaia

Pedro Sánchez, ante la tumba de Azaña.
Pedro Sánchez, ante la tumba de Azaña. EFE

19 de marzo de 2021 21:52 h 

El presidente de la II República Española, Manuel Azaña, se vio obligado a salir de España a consecuencia del golpe militar que originó la Guerra Civil y generó la larga dictadura de Franco.

Azaña, perseguido por agentes franquistas, por la Gestapo y por agentes del gobierno colaboracionista de Vichy, terminó sus días en el mes de noviembre de 1940, en el Hôtel du Midi de la localidad francesa de Montauban. En el cementerio de esa localidad reposan sus restos. La derecha española que apoyó la sublevación, monárquicos y carlistas, la iglesia colaboracionista del régimen de Franco, los propios militares franquistas, provocaron la muerte del presidente en el exilio. Fue una victoria coyuntural, pero una vergüenza eterna. Una victoria provisional de las pistolas contra la razón el 1 de abril de 1939, pero una victoria definitiva de la razón contra las pistolas. 

De una sencilla tumba en un cementerio de un pueblo perdido en Francia,  emerge ese mensaje eterno del valor de la democracia y del respeto a los derechos humanos.

Esta misma semana el presidente del Gobierno Pedro Sánchez y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, han celebrado una cumbre bilateral en Montauban. Con ese motivo, el presidente francés publicaba en su cuenta de Twitter: «Tras la victoria de Franco, Manuel Azaña, último presidente de la Segunda República Española, eligió Francia como refugio, en Montauban. En 1938, su llamada a la paz presagió la esencia del proyecto europeo».

El comunicado conjunto, publicado por la presidencia francesa, hacía referencia a que los dos países «han celebrado los lazos históricos que les unen, entre ellos la memoria de los más de 500.000 refugiados republicanos que salieron de España a partir de 1939 para instalarse en Francia y, muchos de entre ellos contribuir después a su liberación».

En aquellos momentos terribles de la Guerra Civil, Azaña pasó la frontera a pie y finalmente llegó en soledad a Montauban donde se refugiaban algunos republicanos. Seguía siendo presidente, pero no tenía un duro. Surgió la ayuda de un hombre del otro lado del océano, el presidente de México Lázaro Cárdenas que se desvivió por los exiliados españoles, la de su esposa Amalia Solórzano que presidió el Comité de Ayuda a los Niños del Pueblo Español y, para el caso que nos ocupa, la del embajador de México en Francia Luis Ignacio Rodríguez Taboada.

El embajador Rodríguez contrató unas habitaciones en el Hôtel du Midi para que se instalaran allí Azaña y su familia, y cuando el presidente murió se enfrentó al hecho de que el prefecto, sujeto a las órdenes del gobierno colaboracionista de Vichy, no dejó que el féretro fuera cubierto con la bandera republicana. Rodríguez decidió cubrirlo con la bandera tricolor mexicana y soltó una frase, dirigida al prefecto, que queda para la Historia, y para quien quiera entenderla:

«Lo cubrirá con orgullo la bandera de México. Para nosotros será un privilegio, para los republicanos una esperanza y para ustedes, una dolorosa lección».

La Francia de Vichy terminó cuando terminó el nazismo, y su máximo responsable, el mariscal Pétain que había sido el héroe de la I Guerra Mundial, quedó para la Historia como el vergonzoso títere francés de Hitler. La España de Franco duró mucho más, y como dijo, con certeza en su caso, el teniente coronel Tejero, autor de uno de los golpes de Estado del 23F, «fueron cuarenta años de felicidad».

En política no todo vale, el lodazal de Murcia, extendido luego a Madrid, muestra el peor camino. Diputados que saltan de un partido a otro, de una ideología a otra, de una alta remuneración que se pierde a otra nueva que se le ofrece. Correveidiles encargados de capturar tránsfugas dispuestos a cambiar ideas por euros. Es todo lo contrario del servicio a los demás que debe implicar la dedicación a la política. 

El crispado debate político actual recuerda, a veces, al de los meses previos al golpe militar que derivó en la Guerra Civil y acabó con su presidente muerto en el exilio y con miles y miles de sus compatriotas muertos, encarcelados o exiliados a causa de la sublevación militar. 

Un partido emergente como Vox, va camino de convertirse en hegemónico en ese ámbito. La llamada derecha civilizada, representada hoy por el PP de Pablo Casado, no consigue cimentar su base y surgen obstáculos hasta en sus propias filas. El vendaval Ayuso, hace tambalear el supuesto plan regeneracionista de Casado, ahora trufado de un transfuguismo vergonzante. Las consignas simples de la derecha ultramontana de siempre, Dios, Patria, Rey, dominan el cotarro. 

En 1936 no había Unión Europea, no había internet, no había globalización, y si había Hitler. Franco pudo hacerlo. Hoy lo tendría más difícil, pero sus seguidores lo intentan. Cierto, Franco dio cuarenta años de felicidad, como recordaba el golpista Tejero, a los militares franquistas, a la derecha española colaboracionista, a la iglesia del régimen, al entramado funcionarial y administrativo del franquismo. Cuarenta años de felicidad para media España, a costa de la otra media.

Lo explicó claramente el propio Azaña en 1938 en su discurso en el ayuntamiento de Barcelona, recordado esta semana por el presidente francés Macron: «La guerra civil está agotada en sus móviles porque ha dado exactamente todo lo contrario de lo que se proponían sacar de ella, y ya a nadie le puede caber duda de que la guerra actual no es una guerra contra el Gobierno, ni una guerra contra los gobiernos republicanos, ni siquiera una guerra contra un sistema político: es una guerra contra la nación española entera, incluso contra los propios fascistas, en cuanto españoles, porque será la nación entera quien la sufra en su cuerpo y en su alma.»

Hoy, el partido que más se acerca al ideario franquista, Vox, mantiene en su  programa palabras que suenan a lo que suenan: cierre, expulsión, deportación, persecución, supresión, prohibición,…

A esas palabras podríamos contraponer las expresadas por Azaña en aquel discurso de 1938, justo antes de salir hacia el exilio y la muerte: «Paz, piedad y perdón».

‘Feria’, la memoria fértil

27 julio, 2021

Fuente: http://www.infolibre.com

La palabra estirpe casi siempre se asocia con la nobleza, pero Ana Iris Simón trasmite orgullo de estirpe que en su caso es también orgullo de clase, de clase trabajadora. El saber mirar de la autora viene de atrás, pero es también muy moderno si por moderno entendemos aquello que tiene que ver con nuestro tiempo

Teresa Aranguren contacta@infolibre.es Publicada el 12/03/2021 a las 06:00

Feria es un libro sorprendente, muy divertido y muy bello. Es también difícilmente clasificable porque, aunque está escrito en primera persona, y esa persona con su nombre y apellidos, Ana Iris Simón, es la autora, y todos los personajes que pueblan su historia no son personajes sino personas que existen o han existido o siguen existiendo pese a que hayan muerto, porque su presencia está muy viva en la memoria de la autora y en las páginas de un relato que versa sobre el entorno familiar y las vivencias de quien lo escribe, no es una autobiografía. Diría más bien que es una mirada, la mirada desacomplejada e inteligente de una chica de pueblo, de estirpe de feriantes por parte de madre y de campesinos comunistas, los Simón o los simones, por parte de padre. La palabra estirpe casi siempre se asocia con la nobleza, el pueblo llano no tiene estirpe, como mucho tiene familia y a veces ni eso, pero Ana Iris Simón reivindica su origen pueblerino y trasmite orgullo de estirpe que en su caso es también orgullo de clase, de clase trabajadora, se entiende. “Lo que hay en su mirada cuando mueve la mano para despedirte se llama serenidad y se llama orgullo. Y no hay nada más bello que el orgullo que se permiten los humildes”.

Debo decir que he sentido envidia de ese mundo de familia-clan, tíos, primos, abuelos, abuelas, un bisabuelo que ya murió pero que fue quien inauguró la tradición comunista que continuaron los simones hasta el padre de la autora que además de comunista es “ateo monoteísta”. Quizás esta sana envidia tiene que ver con la necesidad de pertenencia que se agudiza, como un bien perdido y añorado, en nuestras modernas sociedades donde prima el individualismo y la exaltación de la diferencia.

Portada de Feria, de Ana Iris Simón.

Ana Iris Simón mira a su familia con amor y algo parecido al agradecimiento, esa es la clave de su historia. La conciencia de que ella es quien es por lo que ha recibido, lo que ha mamado de todos ellos: el tío Hilario que recitaba versos de García Lorca Miguel Hernández, la abuela María Solo que era muy supersticiosa y después de muerta solía “aparecerse, su padre que cree que siempre debe decirle la verdad a su hija y “vive en los relatos”, su madre la AnaMari que “es como el Universo: se expande” según definición de su ya exmarido, porque los padres de la autora se separaron cuando esta tenía 12 años y ese hecho está contado sin darle especial relevancia, sin que dé penita ni sugiera un posible trauma en la niña que ella era entonces. Los niños de entonces no tenían traumas. Claro que ese entonces se refiere a una época que abarca tiempos que la niña Ana Iris no vivió pero que vivieron los suyos y por eso son también suyos. Tiempo antiguo, formas de vida antiguas, virtudes antiguas que desaparecen y alguien tiene que molestarse en recordar. Hay una cierta reivindicación de lo antiguo en la mirada de Ana Iris Simón. Y una sutil y afilada crítica a la modernez de una supuesta izquierda que habla una jerga pseudocientífica y tan alejada de lo real que ni siquiera sabe cómo nombrarlo. No hay complacencia ni sentimentalismo en esta especie de crónica vital de una chica de pueblo que ha estudiado en Madrid y, cumpliendo con lo esperado, ha logrado ser “mileniun”. La ironía que despliega en su visión de la modernidad de “la España de la rotonda” o “la competición de plañideras”en la que se ha convertido nuestra vida social, no es hiriente ni amarga, es más bien la constatación de que las cosas cambian y de que el mundo que puebla su historia está en proceso de extinción por no decir que ya se ha extinguido. No es una visión nostálgica sino más bien de afirmación: de ahí vengo, ese es mi legado. Y mi reivindicación.

Hay mucha ironía y mucha agudeza crítica pero ninguna mala leche, lo cual es un signo de madurez sin duda.

Además de la familia , los vecinos, las amigas y todo un universo de seres humanos descritos siempre a través de algo que hicieron o dijeron o les ocurrió y de animales como el Roly “que dormía en el patio y siempre estaba en el patio, nunca en casa, porque era un perro, no una mascota”, la otra gran presencia que habita estas páginas es La Mancha, ese mar de esparto que se define por la ausencia total de relievey donde “si uno alza la vista comprende que igual es sobria y austera en el suelo porque robar protagonismo a esos cielos no sería de ley y para comprender eso también hace falta valor y saber mirar, concretamente hacia arriba, más allá de uno mismo”.

El saber mirar de la autora viene de atrás, tiene raíces, por eso la tierra importa, pero es también muy moderno si por moderno entendemos aquello que tiene que ver con nuestro tiempo y ayuda a comprenderlo mejor, y por eso, aunque habla de una España que fue y ya no es si no es en forma de huella y memoria, es actual. Se abra por donde se abra este libro, uno encuentra una observación inteligente, una reflexión original, una descripción extrañamente poética o el relato de una anécdota sin importancia pero capaz de revelar la belleza de un instante. Y su fugacidad .

Ana Iris Simón se expresa en un castellano sencillo, con resonancias populares, potente y sin artificio. Hay un notable desparpajo en su estilo narrativo, como si su escritura fluyese naturalmente, sin especial reflexión ni cuidado. No es así. Creo que, al igual que en el caso de la interpretación —todo buen actor sabe que la mejor improvisación es la que se ha ensayado al milímetro—, la escritura de Ana Iris Simón, su aparente facilidad, surge de lo minuciosamente trabajado y analizado y procesado. Y también de un bagaje cultural muy amplio e inusual en una persona tan joven que menciona a Ezra Pound o a Pasolini o a Sylvia Plath o al Quijote con la naturalidad de lo bien asimilado porque sus lecturas, que uno intuye que son muchas y variadas, no son un adorno o un alarde erudito sino que forman parte de su personalidad y de su manera de estar en el mundo. Y de verlo.

El inesperado éxito de este libro publicado en vísperas de la pandemia, sin campaña de lanzamiento ni el aval de una firma famosa, es un dato reconfortante y significativo; indica que, más allá del marketing y el cálculo de los ingredientes necesarios para cocinar un best-seller, hay vida en la literatura y lectores que confían en el consejo de otros lectores, y editoriales como Círculo de Tiza con criterio para detectar lo valioso. Y eso es Feria, algo valioso, una pequeña joya.

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Teresa Aranguren es periodista y escritora.

El hispanohablante reconoce 30 000 palabras de media

26 julio, 2021

Fuente: http://www.theconversation.com

Jon Andoni Duñabeitia

Estimar el vocabulario de una persona con total precisión es una quimera, y todos los datos que se han podido proponer hasta ahora sobre esto son, en el mejor de los casos, buenas aproximaciones. La razón del poco éxito de las estimaciones de vocabulario radica en la maravillosa capacidad del cerebro humano para utilizar los recursos lingüísticos para la creación y modificación de palabras.

Sabemos que cálculo es un cómputo hecho mediante operaciones matemáticas. Por tanto, sabemos que calcular es realizar esa acción, que calculadora es la persona o máquina que la realiza, y que calculable es aquello que puede ser calculado. También sabemos que calcularé corresponde al futuro, y que calculé corresponde al pasado. Y sabemos que un individuo puede ser calculador, pero si son dos o más, serán entonces calculadores.

Sin movernos demasiado de un mismo punto de anclaje léxico, podemos comprobar el conocimiento exponencial de palabras concretas que podemos tener utilizando mecanismos simples de flexión y derivación morfológica. Y así, podemos darnos cuenta de lo complejo que resultaría determinar con precisión el vocabulario conocido por una persona si quisiéramos, por ejemplo, medir todas las formas verbales del verbo calcular. ¡Calcúlelo usted!

Para tratar de conquistar este terreno de conocimiento quimérico y acercarlo a la realidad, otra opción más efectiva podría ser poner a prueba todas las palabras incluidas en el diccionario. En el ámbito lingüístico, a esas entradas se les conoce como lemas.

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¿Quiénes somos?

¿Están todas las palabras en el diccionario?

Una aproximación basada en explorar los lemas conocidos liberaría de la necesidad de probar flexiones verbales, de género y número, asumiendo que los hablantes de una lengua serán capaces de aplicar las reglas de concordancia y dependencia correctas. Si nuestra lengua estuviera totalmente representada en un diccionario y si el número de lemas recogidos fuera manejable, no sería difícil poner a prueba a la población con todas esas palabras.

Pero ninguna de las dos condiciones se cumple, devolviéndonos al terreno de la ilusión y lo irrealizable: ni todas las palabras conocidas por los hablantes están recogidas en el diccionario, ni el número de palabras que sí están recogidas es manejable.

Lo primero es bastante obvio, especialmente si tenemos en cuenta que las lenguas son manifestaciones culturales vivas y cambiantes. De hecho, el propio Diccionario de la lengua española pasó de incluir aproximadamente 83 000 lemas en su 21ª edición de 1992, a 88 000 lemas en su 22ª edición de 2001, y a incorporar cerca de 93 000 en su 23ª edición de 2014.

Y así, además de ver la magnitud y riqueza de una lengua viva, comprobamos también que el número de palabras cambia y crece. ¿Quién estaría dispuesto a responder una encuesta con cerca de 10 000 preguntas?

Hacer una estimación con precisión

Gracias a los estudios psicolingüísticos a gran escala (llamados megaestudios) y al apoyo de las redes sociales y las plataformas en línea, hoy estamos un paso más cerca de resolver estas incógnitas. ¿Cómo podemos estimar con precisión el vocabulario conocido por una persona? La respuesta requiere una combinación de elementos que, mezclados de manera idónea, pueden guiarnos hacia un conocimiento mucho más certero sobre el nivel léxico de las personas.

En primer lugar, necesitaremos escoger un número de lemas que sea alto y representativo de la lengua. En segundo lugar, deberemos integrar esas palabras en una tarea que suponga un reto para las personas y que nos aporte información sobre su capacidad de reconocimiento léxico. En tercer lugar, tendremos que crear una plataforma ludificada con la que las personas se puedan poner a prueba, y a su vez puedan invitar y retar a sus conocidos y allegados, generando un efecto bola de nieve. Confiando en la viralización de la plataforma, en cuarto lugar, se deberá generar un algoritmo de muestreo aleatorio que permita obtener datos de decenas de miles de palabras pidiendo que cada persona responda solamente a un número reducido y manejable de ellas. Y, en quinto lugar, tendremos que recoger información sociodemográfica básica de las personas, para poder generar mediante aproximaciones fundamentadas en análisis de macrodatos (big data), predicciones y estimaciones fiables sobre el conocimiento de vocabulario.

Siguiendo esta receta de ingredientes alquímicos, algunos laboratorios internacionales ya han logrado dar las primeras respuestas a esta gran pregunta sobre el léxico. El Center for Reading Research de la Universidad de Gante es sin duda la institución pionera a nivel mundial en estimar el vocabulario de los hablantes de lenguas como el inglés o el holandés, poniendo a prueba a cientos de miles de personas.

Vocabulario en español

En 2020, y gracias a la colaboración de investigadores de la Universidad Nebrija, el Basque Center on Cognition, Brain and Language y la propia Universidad de Gante, vio la luz un estudio que, por primera vez, permitió estimar el vocabulario conocido por los hablantes de español.

Para poder calcular esta estimación del léxico conocido, el equipo coordinado por quien firma este artículo reunió los ingredientes necesarios para elaborar la receta del éxito. Primero, seleccionaron más de 45 000 palabras del español. Después, diseñaron una tarea clásica en psicolingüística denominada decisión léxica visual: cada persona vería en la pantalla una serie de cadenas de texto, y debía decidir si lo que se presentaba era una palabra real del español o si, por el contrario, era una palabra inventada (pseudopalabra).

Con esto, se puso en marcha una plataforma a la que se podía acceder desde dispositivos con conexión a internet y donde se ponía a prueba el conocimiento léxico. Cada vez que iniciase el juego, cada participante recibiría un grupo de 70 palabras y 30 pseudopalabras escogidas aleatoriamente.

Además, los jugadores tenían que aportar algunos datos generales para poder ajustar después los cálculos, como su género, edad, años de estudios y número de lenguas conocidas.

En pocas semanas, cerca de 170 000 hablantes nativos de español de 19 países diferentes completaron el juego. Con los aproximadamente 12 millones de datos individuales recogidos para las palabras y gracias a una serie de análisis estadísticos complejos, el equipo pudo por fin ofrecer una respuesta a la gran pregunta.

Según las estadísticas generales, el ciudadano medio es una persona de alrededor de 45 años. ¿Cuántas palabras conocerá esa persona? Con cierta variabilidad debida al número de años que haya podido estar en el sistema educativo, a si es hombre o mujer y al número de lenguas que pueda hablar, la respuesta no nos dejará indiferentes: aproximadamente 30 000 palabras. Es decir, un ciudadano medio reconoce correctamente dos tercios de las palabras recogidas en el Diccionario de la Lengua Española.

Factores para que el léxico aumente o disminuya

¿Y qué factores hacen que el conocimiento léxico aumente o disminuya? El factor con mayor impacto en el nivel de vocabulario de las personas es su edad. Como es lógico, durante la primera parte de nuestra vida es cuando el crecimiento del número de palabras conocidas crece exponencialmente.

Así, a lo largo de la infancia vamos poblando esa tabula rasa léxica inicial hasta llegar a la juventud con la capacidad de reconocer alrededor de la mitad de las palabras de nuestro diccionario (alrededor de 25 000 palabras a los 25 años).

Curiosamente, y en contra de lo que intuitivamente algunos pensaban, el nivel de vocabulario aumenta con la edad, llegando a alcanzar las 35 000 palabras a los 80 años, o, lo que es lo mismo, cerca de un 80 % de los lemas del diccionario.

Por tanto, debemos agradecer a nuestros mayores su aporte, entre otras muchas cosas, al conocimiento léxico general. En un país con un claro envejecimiento demográfico, el vocabulario conocido por los grupos de edad avanzada es un referente para el resto de la población, y supone un tributo al aprendizaje continuo.

Otro factor directamente relacionado con el anterior y con un peso determinante en el nivel de vocabulario de las personas es el nivel educativo que han alcanzado. Cuantos más años de educación formal atesore una persona y cuanto mayor sea el nivel educativo superado, mayor será también su nivel léxico.

Este hallazgo coincide con los resultados de los estudios que muestran que el número de años que una persona pasa en el sistema educativo es un factor crítico para su nivel intelectual, extendiéndolos también al nivel léxico. Educación, inteligencia y vocabulario son compañeros de viaje en este camino que llamamos vida.

Por último, otro de los descubrimientos más sorprendentes, y que coincide también con los hallazgos de los equipos de otros países, es el hecho de que el tamaño del vocabulario aumenta con el conocimiento de otras lenguas. El conocimiento del léxico español aumenta de manera lineal en función del número de lenguas que hable una persona. En un mundo en el que el multilingüismo es más la norma que la excepción, esto supone un dato prometedor que revaloriza el aprendizaje de lenguas.

Aprendemos palabras nuevas constantemente. A veces, aprendemos de manera voluntaria. Otras veces aprendemos de manera accidental, tal vez sin darnos cuenta. Así, en la época de la desescalada de los efectos del coronavirus, combinamos días laborables llenos de videollamadas de teletrabajo con tiempo de ocio durante el finde. Hace unos años, poca gente conocía estos términos. Hoy, casi todos los usamos, y ya forman parte de nuestro léxico, y también del Diccionario de la Lengua Española, tras su última actualización.

Nace un sindicato de personas sin hogar en Barcelona: «No puede haber gente que duerma en la calle con 13.000 pisos vacíos»

25 julio, 2021

Fuente: http://www.eldiario.es

Albert, Fran, Nico y Lluís (de izquierda a derecha y de arriba a abajo) son cuatro de los fundadores de la nueva organización
Albert, Fran, Nico y Lluís (de izquierda a derecha y de arriba a abajo) son cuatro de los fundadores de la nueva organización XAVIER JUBIERRE

Germán Aranda Millán 17 de marzo de 2021 23:17h 

@german_aranda

Las personas sin hogar se encuentran y conocen en las calles, en los albergues, en las colas de comedores sociales o cuando se agrupan para compartir su trocito de suelo en rincones o plazas para sentirse, acompañados, algo más seguros. Entre las quejas que comparten están los precios del alquiler y unos albergues públicos con reglas horarias estrictas, poca o nula intimidad, que no alcanzan para todos y que rara vez ofrecen una solución que no sea temporal. Decenas de ellos llevan semanas de asambleas y este jueves presentan, a las 13.00 en la plaça Sant Jaume de Barcelona, un nuevo sindicato con un lema muy claro: «No puede haber gente durmiendo en la calle con 13.000 pisos vacíos y la mitad de hoteles cerrados». Ya tienen cuenta de Instagram.

El manifiesto lo leerá Albert, un hombre de 47 años que vive en la calle desde hace tres años, después de años sin trabajo y con depresión. Por sus problemas de salud mental, le concederán una pensión de invalidez de 600 euros a partir del mes que viene, con los que espera poder trampear, aunque no las tiene todas: «Con 600 euros en Barcelona es casi imposible poder pagarte una habitación y luego la vida». Ha dormido en varios rincones de la ciudad, desde Plaça Espanya al entorno del Aquarium de la ciudad, después en la Estació del Nord. «Soy reacio a entrar en un albergue, porque al cabo de unos días te dicen que te tienes que ir y el golpe psicológico es peor, nunca llegas a estabilizarte», lamenta, por lo que intenta dormir «en lugares seguros».

Albert leerá el manifiesto del nuevo sindicato en la plaza Sant Jaume XAVIER JUBIERRE

«Gracias a las fundaciones, me armo de sacos de dormir y de mantas, pero claro hay personas que mueren en invierno durmiendo en la calle», agrega Albert. Los sintecho esperan congregar al menos a 40 personas en el acto de este jueves. Entre ellas está Lluís, de 70 años, que tan sólo lleva dos semanas viviendo en un albergue para personas sin hogar de la operación frío de Barcelona. Pero el sábado este dispositivo cerrará y Lluís ni siquiera sabe dónde dormirá el domingo, aunque es optimista por el trabajo que está haciendo la asistenta social para encontrarle solución. Se vio durmiendo en la calle dos días seguidos por primera vez en su vida después de ser expulsado de la habitación en un piso compartido donde pagaba más de 500 euros al mes y en el que está convencido de que quien le realquilaba la habitación obtenía beneficios.

«Me echaron de la noche a la mañana y no tenía dinero para pagar una habitación nueva ni la fianza», explica. Cobra una pensión de 800 euros al mes y la asistenta social está trabajando para que acceda a otra solución, por lo que confía en que todo «se arregle pronto». «Pero aunque mi situación pueda ser un poco mejor, seguiré dando apoyo a esta causa porque de cualquier forma, la gente que vive en la calle y yo nos hemos ayudado y es casi imposible pagar un alquiler en esta ciudad», afirma. 

Lluís se quedó en la calle con 70 años XAVIER JUBIERRE

En el caso de Lluís, buscar una habitación en un piso compartido es muy complicado por la edad que tiene, «y más complicado aún por la pandemia». Lluís tiene un hijo que le ha ofrecido irse a vivir con él a Granollers, pero no quiere ser una carga y no lo contempla como opción. En el albergue de la operación frío solo le dejan estar durante la noche, así que cuando se levanta pasa el día «en la calle, de plaza en plaza, en las bibliotecas cargando el móvil». «Yo invito a los políticos a que pasen 24 horas viviendo en la calle y vean lo que se siente, porque es muy duro», zanja. 

También Fran, que a sus 61 años lleva ocho sin empleo y viviendo en la calle, constata que con la prestación de 400 euros que recibe es imposible acceder a una vivienda. «¿Trabajo? Con mi edad no te quiere ni el apuntador», asegura este hombre que había pasado toda la vida alternando trabajos en seguridad y en fábricas y que ahora colabora como voluntario en la ONG Barcelonactua. Pocas veces ha dormido en albergues, porque cree que «no siempre son seguros» y porque le gusta ser «libre», responde como otras personas en su situación sobre las normas de convivencia y horarias que generalmente tienen estos centros, donde no se puede beber alcohol y hay una hora determinada para irse a dormir y levantarse. 

Fran lamenta lo difícil que resulta encontrar trabajo XAVIER JUBIERRE

El sindicato, que no estará registrado como tal ni como entidad por el momento, nace como agrupación para dar voz a los sintecho. Uno de los activistas que ha ayudado a las personas sin hogar a organizarse es Santi González, propietario de una pequeña tienda de ropa en el barrio del Raval. «Todo empezó con las dos muertes que hubo durante la oleada de frío en Barcelona. Escuchaba que personas que vivían en la calle decían que había que montar algo, que había que montar algo y con las dos muertes de personas sin techo que hubo en enero se decidieron a organizarse», explica. González insta a que «Generalitat y Ayuntamiento dejen de echarse la culpa y se sienten en una mesa de trabajo con la población sin hogar para buscar soluciones».

Además de reclamar condiciones de vida dignas, los fundadores del sindicato también ponen el foco en la derogación de la ley de extranjería, ya que entre la población de calle hay muchos migrantes sin papeles, entre los que se encuentran, recuerda González, «los menores tutelados que cumplen 18 años y pierden su techo y sus ayudas sin un permiso de trabajo». 

El detonante de la organización de los sintecho en un sindicato fueron las dos muertes coincidiendo con la ola de frío el pasado mes de enero. En conjunto, en 2020 fallecieron 18 personas que dormían en la calle y un total de 70 personas sin hogar (algunas en centros sociosanitarios y hospitales), según estimaciones de la Fundación Arrels. Desde el Ayuntamiento de Barcelona aseguran haber hecho grandes esfuerzos durante la pandemia para acoger a más personas sin hogar en servicios municipales. Recientemente, tres hoteles y residencias de la ciudad facilitaron la suma de 220 plazas de acogida hasta llegar a las 2.700 actuales. El último recuento de la Fundación Arrels, sin embargo, contó a 1.200 personas durmiendo en la calle en julio del año pasado y cifran en 5.500 el total en Catalunya. La fundación Hogar Sí estimó en 30.000 las personas durmiendo en la calle en toda España. 

Nico ha conseguido instalarse en un piso social tras un año en la calle XAVIER JUBIERRE

El consistorio barcelonés alega también que la Generalitat no suma esfuerzos para erradicar este mal, a pesar de que muchas de las personas sin hogar provienen de otros municipios donde no existen tantos recursos. El Govern, por su parte, recalca que destina recursos económicos que gestionan las entidades o los municipios, y en enero de este año firmó un nuevo convenio con Arrels para el traspaso de 900.000 euros en la lucha contra el sinhogarismo. «Es una cifra importante en nuestro presupuesto de cinco millones, nos da un balón de oxígeno para cubrir gastos extra que tuvimos en 2020, pero no queremos abrir ningún recurso que luego tengamos que cerrar», asevera Ferran Busquets, director de Arrels, sobre el convenio. Busquets lamenta que «los enfrentamientos políticos son uno de los principales problemas para abordar el problema del sinhogarismo», en relación a las disputas entre consistorio y Govern, y sobre el Sindicat de Sensellar asegura que «todo lo que sean movimientos de personas que están en la calle para tener voz nos parece bien» porque «son colectivos difíciles de movilizar». 

Nico, migrante de origen rumano de 66 años, ha conseguido un piso social de la Fundación Arrels después de un año viviendo en la calle, pero se suma a la causa del sindicato sobre todo preocupado por el trato que ha recibido de la policía. Según relata, un mosso le agredió en dos ocasiones durante el pasado año tan sólo por cuestionarles. Saca de su pequeña mochila un parte médico de marzo del año pasado donde se registra su dolor en las costillas pero «sin hematomas», así como una denuncia registrada en SOS Racisme y una hoja de detención de los Mossos, que lo arrestaron «sin estar haciendo nada», apostilla. Lleva otro papel en el bolsillo que enseña a las autoridades para demostrar que tiene un edema pulmonar que le impide llevar mascarilla. Se marcha junto a Lluís, Albert y Fran de la plaza donde tiene lugar la entrevista y se pierden entre las calles del Raval sin un hogar al que volver, pero ilusionados con el acto de este jueves.

Renata Flores, la rapera que canta en quechua contra los abusos hacia las mujeres indígenas: «No nos han contado bien la historia»

24 julio, 2021

Fuente: http://www.eldiario.es

FocoIGUALDAD

Renata Flores. Imagen de su último álbum
Renata Flores. Imagen de su último álbum

Gabriela Sánchez 17 de marzo de 2021 23:18 h @gabriela_schz

El día en que Renata Flores creó con 13 años una versión de The House of the Rising Sun de The Animals en lengua quechua, no pensó en la carga política de su decisión. Solo buscaba, dice, experimentar; escuchar los ritmos andinos en sus temas favoritos y disfrutar con ellos: «Nunca imaginé la responsabilidad que iba a tener por cantar en quechua. No pensé que podría llegar a transmitir a mucha gente los problemas que tenemos». A medida que las visualizaciones de sus covers se disparaban, empezó a detectar ese «poder» escondido hasta entonces.

«Fue un proceso. Poco a poco me fui dando cuenta de que, a través de la música, podría ayudar a muchas personas. Descubrí que sí había un fondo político, que mi voz podía luchar contra los estereotipos que pesan sobre este idioma y contra otras situaciones injustas», dice en una entrevista con elDiario.es.

Seis años después, aquella niña que cantaba sus canciones preferidas en el idioma de su madre y sus abuelas se ha convertido en la reina del rap en quechua, como la describió el New York Times el año pasado. Es también una referente de las mujeres andinas y busca renovar las bases de la canción en quechua mientras realiza una fuerte crítica social de enfoque feminista y antirracista. Desde que descubrió ese valor de la música para «empujar a la acción y empoderar a quienes sufren discriminación», intenta aprovechado al máximo.

Su disco Isqun lo demuestra. El álbum desarrolla un relato de aquellas historias de «mujeres valientes» que, dice, no suelen contar a las niñas y niños en las escuelas peruanas. Como la de Rita Puma, líder aimara ahorcada en 1930 por su lucha por la educación de la infancia indígena. La de Chañan Cori Coca, legendaria guerrera inca. La de Francisca Pizarro, una de las mujeres mestizas «más célebres de la historia del Perú».

Cada una de las canciones tienen nombre y apellido: el de algunas de las mujeres andinas más destacadas en la historia de Perú. «A veces nos olvidamos rápido de los males que han pasado y seguimos manteniendo determinadas situaciones. Para mí es importante poder conocer la historia para tener una identidad, para mantener la fuerza que tuvieron nuestros antepasados con sus luchas y continuar sus batallas», dice Flores, de 19 años. Porque muchas de esas contiendas, dice, aún no están resueltas: «Por eso no puedo estar callada».

Lucha por la educación en las zonas rurales

Algunas de esas vivencias de sus antepasados, recalca, tienen vigencia en la actualidad. Le enfadan especialmente los obstáculos al acceso a la educación de los niños y niñas indígenas. «Cuánto tiempo ha pasado desde que Rita Puma se rebelase contra los terratenientes que no querían que los niños indígenas fuesen educados, por motivos obvios. Ahora sigue pasando lo mismo: la educación sigue estando fatal, especialmente la de los niños indígenas en las zonas rurales», destaca la rapera, quien anima a su generación a «no dejarse llevar por el conformismo». «Si no tenemos una buena educación, estamos cegados». Y decidió canalizar esa rabia a través de la música para, a través de sonidos urbanos y contemporáneos, despertar el interés sobre la tradición andina entre la población juvenil.

Ella misma ha escuchado las historias de sus abuelas, indígenas quechua parlantes, quienes vivieron desde niñas muchos de los abusos denunciados a través de sus canciones. «Mi abuelita materna fue profesora en zonas rurales de Perú durante la época de Sendero Luminoso y ha visto de todo. Ha vivido muchas cosas que me cuenta y me pone muy, muy triste este escuchar. Se llevaban a muchos niños y niñas, que no estaban tranquilos, pues tenían que caminar horas para llegar a su escuelita. Era muy complicado, rememora Flores. «Mi otra abuelita vivió precisamente eso: caminaba horas para llegar y no pudo culminar los estudios, por la distancia, pero también por esos ideales machistas de que la mujer debería estar en la casa paseando a las ovejitas y en la cocina en vez de ir a estudiar». Sus experiencias inspiraron uno de sus temas antiguos, ‘Qam hina’, que denuncia los riesgos a los que se enfrentan los niños y niñas peruanos de zonas rurales para llegar al colegio.

Caminaba horas para aprender y entender el mundo en otro idioma

Cansada y hastiada de recibir pan con agua

Terminaba a las tres pero llegaba a las seis

La luz empezó a desvanecer, sentí pasos ajenos.

Me siguió

Según los medios locales, el 13 % de quienes hablan quechua deciden no transmitirla a sus descendientes por miedo a que sean víctimas de rechazo o burlas. Es un idioma estigmatizado y de ahí su empeño de colocar la lengua originaria en el panorama mainstream, sin desligarlo de su significado y la tradición. «El idioma es marginado en mi país por muchos y quienes lo hablan son discriminados. Se liga a la pobreza, al analfabetismo», critica la joven, quien recuerda su incomprensión cuando veía las miradas de desprecio de los padres de algunos amigos cuando su abuela, nativa quechua, la recogía en las fiestas de cumpleaños.

«Incluso yo me sentía como con temor y miedo. ¿Por qué la miran así? ¿Qué está pasando?, me preguntaba». De padres músicos, Renata Flores ha absorbido la música y la lengua quechua desde niña, pero actualmente se encuentra perfeccionando el idioma y estudiando la cultura andina en un instituto universitario especializado, mientras continúa su formación en producción musical. Durante el confinamiento por la COVID-19, la artista también aprovechó el parón global para enseñar quechua a sus seguidores a través de su canal de Youtube.

Campaña contra los feminicidios en Perú

Sus versos también claman contra los feminicidios en Perú, donde el año pasado se registraron 120 asesinatos machistas. El país vive, como medio mundo, un momento de expansión del feminismo. Bajo el nombre Vivir sin miedo, varios colectivos han lanzado una campaña para cuestionar y modificar conductas machistas en el país, en la que han participado varias cantantes a través de la canción ‘Mujer Montaña’. Para hablar del poder del arte para frenar las violencias machistas, Renata Flores participará este jueves a las 18 horas (12 horas en Perú) , junto a otras artistas peruanas y españolas, en un acto on line que podrás seguir en elDiario.es.

«El machismo está por todas partes, en el mundo rural y en el urbano. A las mujeres nos han callado muchas veces, algunas han fallecido. No nos podemos quedar quietas, trato de transmitir el mensaje de que nosotras también podemos hacer grandes cosas», dice la artista. «Yo creo que el movimiento feminista en Perú está fuerte, cada vez más. Muchas mujeres están empoderándose, pero el Gobierno no hace nada para reducir las cifras de feminicidios».

Su último álbum, además de poner el foco en las mujeres andinas, también busca hacer reflexionar sobre las vulneraciones de derechos humanos cometidos durante el proceso de colonización. Por un lado, celebra la «fusión» de culturas generada desde entonces en la sociedad -en su canción Francisca Pizarro hace un guiño a Rosalía, en defensa de la artista española ante las críticas recibidas por «apropiación cultural»-, pero también lanza una mirada crítica: «No vamos a decir que todo es color de rosas. Hay un lado oscuro de ese episodio histórico, el de la discriminación, que aún se mantiene; y las violaciones sufridas por las mujeres indígenas, que eran comercializadas», enumera la rapera. «No nos han contado bien la historia. Y es importante conocerla para dejar de normalizarla y empezar nosotros ese cambio, sintiéndonos orgullosos de lo que tenemos, de lo que somos».

Miguel Delibes, académico reticente y amante de la lengua

23 julio, 2021

Fuente: http://www.theconversation.com

En la conmemoración del centenario del nacimiento del escritor Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010) se repasó su vida y su obra, pero apenas se hizo referencia a su faceta de académico de la Real Academia Española. Delibes fue elegido para ocupar el sillón “e” de la Academia el 1 de febrero de 1973; sin embargo, no pronunció su discurso de ingreso en la docta casa hasta el 25 de mayo de 1975.

Un académico triste

El periódico ABC recordaba este momento con el siguiente titular: “Delibes, el académico más triste que tomó posesión en la RAE

Aquel día, en efecto, Delibes estaba triste. Ángeles de Castro, su mujer, había fallecido el 22 de noviembre de 1974, solo seis meses antes. Se cuenta, en esta noticia de ABC, que Delibes llegó a la ceremonia muy desmejorado, “hasta el punto de que cuando fue a probarse el frac que establecen los cánones académicos en la sastrería, se quedaron asustados, pues jamás habían visto a una persona tan delgada”.

Un académico “muy poco académico”

Su discurso de ingreso, titulado “El sentido del progreso desde mi obra”, que pasa por ser una denuncia de un falso sentido del progreso al no integrar el respeto por la naturaleza, comenzaba con de la siguiente manera:

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¿Quiénes somos?

“Quiero empezar advirtiendo que a pesar de este frac o, quizá sería mejor decir, dada mi escasa afición a estos atuendos, de este disfraz, yo me considero humana y literariamente muy poco académico, al menos en el sentido tradicional de este término. Mis literaturas, deficitarias en tantos aspectos, no son precisamente admirables por su rigor gramatical y me consta, pongo por caso, que mis laísmos y leísmos son tomados a menudo como ejemplos, en algunas universidades, de lo que no es correcto hacer”.

Al principio, Delibes no se muestra seguro de su papel en dicha institución. Esto es lo que respondió en 1980 a la pregunta sobre cuál era su papel en la Real Academia Española:

“Mi papel allí es muy limitado, porque no formo parte de ninguna de las comisiones, que trabajan entre semana, bien y duro. Hasta ahora les he llevado un poco de aire fresco, con mis pájaros sobre todo. Noté, nada más ingresar en la Academia, que faltaban muchos nombres de pájaros comunes aquí en España. Así que he incorporado una treintena de nombres, o alguno más, y ya tengo otros preparados. También puedo aportar muchos vocablos referentes a la cinegética, a la pesca de la trucha, al lance ligero, que es un invento reciente, puesto que antes se pescaba de otra manera. Mediante esta labor me siento un poco redimido de mi escasa asistencia a las sesiones académicas.”

José Guerrero Martín, Encuentros con Miguel Delibes sobre la literatura, sobre la vida. El hombre como preocupación máxima.

En 1983, solo tres años después, la decepción académica de Delibes es total y absoluta.

“(…) no me divierte nada. Hasta el punto de que cada vez voy menos a las reuniones semanales… Para mí es algo inútil porque creo que me llamaron por aquello de que soy un hombre de campo, animales y plantas. Y yo creí al principio que podía hacer un trabajo interesante en este sentido. Pero me equivoqué. Llevo meses con una lista de cuarenta términos para definir otras tantas especies de pájaros para los que no hay definición en el diccionario. Pues bien: solo he podido leer diez y no se ha acordado nada. (…) En fin, que mis compañeros de la Academia están, en términos generales, lejos de lo que a mí me interesa. Por eso no me gusta ni divierte, y estoy decidido a ir menos veces de las que voy.”

Ángeles García, “La última novela de Miguel Delibes. Reivindicar la epístola. Reconstruir el tiempo”, El País, 6/11/1983.

Ingreso de Miguel Delibes en la RAE, el 25 de mayo de 1975. © Fundación Miguel Delibes

Un académico “de escaparate”

En 1993, se considera tan solo un elemento decorativo en la Academia:

“Yo no soy académico de despacho. El académico es el estudioso de la gramática, la lexicografía, los dialectos. Somos unos cuantos académicos de escaparate que utilizamos el idioma sin el rigor de esos profesionales. Yo procuro escribir correctamente, pero no me fío del todo de que lo haga bien”

Virginia F. Galvin, “Protagonistas. Miguel Delibes: El Cervantes es un premio más bien para viejos”, Tribuna, 29/11/93.

Un académico llorado

Delibes llevaba veinte años sin asistir a ningún pleno de la Academia cuando se publicó la Nueva Gramática de la Lengua Española en 2009 (la primera gramática académica desde 1931). García de la Concha, el entonces director de la Real Academia Española, recordó al inicio del acto que su compañero y académico Arturo Pérez Reverte había propuesto la posibilidad de que un grupo de académicos fuera a Valladolid para celebrar un “plenillo” en el que, cumpliendo con todas las formalidades, trataran algún asunto que Delibes quisiera proponerles. El escritor aceptó con la condición de invitarlos a comer. Al final, como estaba ya muy enfermo (le fue diagnosticado un cáncer de colon en 1998), el pleno se celebró en los locales de la RAE, con asistencia de los reyes y de todos los académicos, el 10 de diciembre de 2009.

A pesar de sus escasas fuerzas, Delibes tuvo a bien dirigir un parlamento de saludo y felicitación que fue grabado en un vídeo que pudo seguirse en la ceremonia de presentación de la mencionada obra académica. Tanto emocionaron sus palabras que el escritor Luis Landero llegó a declarar: “Nunca pensé que iba a llorar en la presentación de la Gramática”.

Delibes murió pocos meses después.

Las mujeres en la Comuna de París

22 julio, 2021

Fuente: http://www.vientosur.info

MANUEL KELLNER 9 MARZO 2021

Las mujeres en la Comuna de París

Hace 150 años, el 18 de marzo de 1871, comenzó la insurrección que alumbró la Comuna de París, que duraría 72 días. Karl Marx y Friedrich Engels escribieron sobre esta experiencia histórica. Sus conclusiones forman parte hasta nuestros días de los principios básicos del socialismo revolucionario en todo el mundo. El papel de las mujeres en esta insurrección y en la democracia radical que nació de ella suele tratarse más bien poco en ocasión de las conmemoraciones, pese a que existe toda una serie de estudios al respecto.

Prosper-Olivier Lissagaray escribió en su Histoire de La Commune 1/, publicada ya en 1876 y que hay que calificar de obra clásica sobre el tema, lo siguiente [traducción propia]: “Las mujeres fueron las primeras en avanzar, como en los días de la revolución. Las mujeres del 18 de marzo estaban curtidas a raíz del asedio –no en vano tuvieron que soportar una doble ración de penuria– y no esperaron a sus hombres. Rodearon las ametralladoras y dijeron a los soldados: ‘¡Es una vergüenza! ¿Qué hacéis aquí?’ Los soldados guardaban silencio. De vez en cuando decía un suboficial: ‘Andad, buenas mujeres, ¡largaos de aquí!’ El tono de su voz no era áspero, y las mujeres se quedaron… Un gran número de guardias nacionales, con las culatas de los fusiles en alto, acompañados de mujeres y niños, avanzaban por la rue des Rosiers. Lecompte (el general) se vio rodeado, ordenó tres veces abrir fuego. Pero sus hombres permanecieron con los fusiles en tierra. Cuando se acercó la multitud, confraternizaron, y Lecompte y sus oficiales fueron detenidos.”

El 8 de febrero había sido elegida, por exigencia de Bismarck, una Asamblea Nacional de mayoría monárquica para iniciar las negociaciones de paz. A partir del 17 de febrero, Adolphe Thiers se instaló, como jefe del gobierno, en Versalles, la residencia de los reyes. La masa de trabajadores y trabajadoras y de la pequeña burguesía estaba decidida a defender París frente al ejército prusiano, pese a la enorme penuria que sufría la ciudad sitiada: paro masivo, hambre, frío. La peor parte recayó en las mujeres, que ya desde antes llevaban todas las de perder: cobraban salarios más bajos y se veían oprimidas y acosadas de muchas maneras.

La Guardia Nacional, formada mayoritariamente por trabajadores, era el brazo armado de la población parisina. Thiers exigía la capitulación, y su intento del 18 de marzo de desarmar este cuerpo, que en aquel momento contaba probablemente con unos 180.000 hombres, sentó como una enorme provocación. Así comenzó la insurrección del pueblo de París. El papel de avanzadilla de las mujeres en la respuesta a la ofensiva contra el París republicano no fue fruto de la casualidad.

La efervescencia democrática radical y social se hizo notar meses antes del estallido de la guerra franco-alemana, sobre todo en París. Louis Bonaparte (Napoleón III) emprendió su guerra de agresión precisamente para parar los pies a esta efervescencia. Sin embargo, después de defenderse con éxito, el ejército comandado por Prusia pasó al ataque, y la aventura bonapartista acabó estrepitosamente.

Meses antes, muchas mujeres habían comenzado a participar en el movimiento republicano y social, a reunirse por su cuenta y crear organizaciones propias. El 8 de septiembre de 1870, un grupo de mujeres, con André Léo (Léodile Champeix) y Louise Michel a la cabeza, se manifestaron delante del ayuntamiento y pidieron armas para luchar contra los prusianos. El 7 de octubre, estas mujeres reclamaron su derecho a participar en los combates en primera línea, para asegurar la atención a los heridos. Las posiciones contrarias a la participación de las mujeres en el bando republicano y socialista-comunista –en particular, Proudhon estaba estrictamente en contra, e incluso había llegado a afirmar que las mujeres son “bellos animales, pero animales”– comenzaron a desmoronarse.

“Bellos animales”

El combate de la Comuna, proclamada el 18 de marzo, se desarrolló en dos frentes al mismo tiempo: contra los sitiadores prusianos y contra el gobierno traidor de Versalles. Además, se intentó resolver los problemas sociales más acuciantes y construir un mundo nuevo en medio de una situación angustiosa, un mundo en que el pueblo trabajador tomaba las riendas de su propio destino. Difícilmente se podía rechazar la implicación de las mujeres en la solución de todos estos problemas.

El Comité Central de la Guardia Nacional asumió al principio el mando del París revolucionario y organizó elecciones al consejo municipal, la Comuna, elecciones que tuvieron lugar el 26 de marzo. El 28 de marzo se proclamó públicamente la Comuna. A partir del 29 de marzo funcionaban diez comisiones, que elaboraban propuestas que sometían a la aprobación del consejo. Entre ellas, cabe citar la separación de Iglesia y Estado; escuela laica y gratuita, obligatoria para niños y niñas; derecho al trabajo remunerado; concesión de la nacionalidad a inmigrantes; confiscación de viviendas vacías para personas sin hogar; asistencia letrada gratuita; socialización de las empresas abandonadas por sus propietarios, autogestionadas por cooperativas creadas por el personal.

Las medidas de la Comuna

Una serie de resoluciones de la Comuna mejoraron la situación de las mujeres. Estas podían obtener el divorcio de sus maridos mediante una simple declaración de voluntad y recibían apoyo material de la Comuna hasta que decidiera el tribunal. Maestras y maestros percibían el mismo salario. Las compañeras de guardias nacionales caídos en combate recibían de la Comuna la misma indemnización que las mujeres casadas.

Los representantes electos estaban obligados a rendir cuentas ante su electorado y sus cargos eran revocables en todo momento; el consistorio se consideraba poder legislativo y poder ejecutivo al mismo tiempo, y percibían para su sustento la cantidad equivalente al salario medio de un obrero. Las mujeres no tenían derecho de voto en la Comuna, pero no cabe duda de que esta habría implantado finalmente este derecho si hubiera tenido más tiempo. En los niveles de representación inferiores, en los distritos y en numerosas entidades, muchas mujeres ostentaban cargos de dirección y desempeñaban funciones importantes.

Las actividades de las mujeres en la Comuna y para la Comuna eran muy variadas, tanto que no podemos enumerarlas todas aquí. Participaban en la defensa, el abastecimiento y en la solución de todos los problemas cotidianos imaginables. El 21 de mayo, las tropas de Thiers entraron en París, después de haber bombardeado la ciudad repetidamente. Numerosas mujeres combatieron en las barricadas. Docenas de ellas caerán prisioneras y serán maltratadas y masacradas. Es imposible saber cuántas de ellas figuraban entre las 20.000 a 30.000 personas muertas.

La contrarrevolución furibunda practicó la venganza, y no solo por la vía judicial. El 29 de mayo proclamó su victoria. Oficialmente hubo 26 penas de muerte, 4.213 deportaciones a Nueva Caledonia y alrededor del mismo número de penas de prisión y trabajos forzados. Louise Michel fue condenada a nueve años de deportación. Otras ingresaron en prisión, con condenas que oscilaban entre seis días y a perpetuidad; la pena más frecuente ascendía a cinco años. 3.000 comuneros y comuneras lograron escapar al exilio.

Karl Marx escribió que la Comuna de París era “la forma política por fin descubierta en la que puede producirse la emancipación económica del trabajo”. En comparación con épocas posteriores –o con Inglaterra en el mismo periodo–, las factorías e industrias, y con ellas las plantillas, eran pequeñas en aquel entonces. A pesar de ello se demostró que era posible construir, organizando la solidaridad, una comunidad que era al mismo tiempo una dictadura revolucionaria y una democracias radical, participativa, modelo de todas las tentativas posteriores de establecer una democracia de los consejos.

Autoemancipación

Las democracias parlamentarias burguesas son formas más o menos encubiertas de gobierno del capital. Una alternativa democrática socialista solo puede surgir desde abajo, basada en la autoorganización democrática de la clase trabajadora, junto con todos los sectores explotados y oprimidos. Estas estructuras no se crean para poner en práctica determinadas ideas preconcebidas, sino para resolver problemas concretos en la lucha contra la explotación y la opresión. Cuando las masas comienzan a inmiscuirse en las instancias en que se decide su destino, surge la oportunidad de implantar un orden político alternativo.

El legado todavía vigente en nuestros días de la Comuna de París incluye la noción de que este movimiento, que aspira a la emancipación universal, es impensable sin la participación masiva de las mujeres, que se autoorganizan en el movimiento, participan en él y en él hacen valer sus propios intereses. La clase asalariada solo puede emanciparse por sí misma. Al mismo tiempo, solo puede autoemanciparse eliminando todas las formas de dominio de personas sobre personas. Por tanto, acabar con la opresión, la discriminación y el menoscabo de las mujeres es parte integrante de las aspiraciones socialistas y comunistas.

La experiencia de la Comuna de París también enseña que las mujeres necesitan organizarse por sí mismas, pues por mucho que su liberación redunde objetivamente en interés de los hombres explotados y oprimidos, en cualquier situación de desigualdad social hay que superar la resistencia de quienes quisieran colocarse a pesar de todo por encima de otras personas.

Marzo de 2021

https://www.sozonline.de/2021/03/vor-150-jahre

1/ En castellano: Hippolyte Prosper-Olivier Lissagaray, La Comuna de París, Editorial Txalaparta (Tafalla, 2004).