Archive for the ‘feminismo’ Category

Desmontando prejuicios entre Biblia y feminismo: la jueza Débora

11 May, 2024

Fuente: http://www.theconversation.com

Publicado: 5 abril 2023 20:01 CEST

Autoría

  1. Ianire Angulo Ordorika. Profesora de Sagrada Escritura, Universidad Loyola Andalucía

Cláusula de Divulgación

Ianire Angulo Ordorika no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Nuestros socios

Universidad Loyola Andalucía aporta financiación como institución colaboradora de The Conversation ES.

Ver todos los asociados

CC BY ND
Creemos en el libre flujo de información
Republique nuestros artículos libremente, en impreso o digital, bajo licencia Creative Commons

Republicar este artículo

 Correo

 X (Twitter)

 Facebook

 LinkedIn

Uno de los mayores logros de nuestra sociedad moderna es el reconocimiento de la igualdad fundamental entre varones y mujeres. Esto, al menos, a un nivel teórico y aunque estemos lejos de extraer todas sus consecuencias prácticas. En este proceso de toma de conciencia de que toda la humanidad sale beneficiada en la medida en que varones y mujeres avanzamos juntos y de la mano, la Biblia no siempre ha sido un elemento generador de armonía.

Es innegable el papel de la Biblia en el mundo occidental. Este nace al abrigo de las tradiciones judeocristianas, las cuales, transmitidas de generación en generación a lo largo de los siglos, han construido nuestra identidad cultural.

De aquí se deriva que muchos autores hayan culpabilizado a esta tradición de cómo el mundo occidental ha percibido a las mujeres a lo largo de la historia, así como de aquellos roles de género que se han asumido de modo inconsciente, casi por ósmosis.

Si bien nos puede brotar una mirada de cierta benignidad hacia la misoginia característica de las sociedades antiguas, no sucede igual con los relatos que, brotando de ese contexto cultural, continúan siendo significativos hoy para muchas personas. Podemos aceptar que hace miles de años se considerara a la mujer como una propiedad más del varón, pero no es tan fácil consentir que esta percepción siga transmitiéndose en unos textos que, en cuanto Palabra de Dios para un nutrido grupo humano, siguen teniendo autoridad.

No todas son mujeres de sus maridos

No debería sorprendernos que entre las líneas de la Biblia encontremos muchos personajes que pretendan reforzar y mantener el statu quo del momento histórico en el que nacen, consolidando así el rol femenino propio de una sociedad profundamente patriarcal.

Es, por ejemplo, lo que sucede con la descripción de la mujer ideal que aparece al final del libro de los Proverbios (Prov 31).

Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?

Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.

El corazón de su marido está en ella confiado,

Y no carecerá de ganancias.

Le da ella bien y no mal

Todos los días de su vida.

Busca lana y lino,

Y con voluntad trabaja con sus manos.

Aunque lo más habitual es encontrar relatos bíblicos que refuerzan este rol, también nos encontramos con algunos personajes femeninos que rompen con el modelo que nos cabría esperar. Se trata de narraciones a las que no siempre se ha dado relevancia o que se han interpretado de modo muy alejado de lo que expresa el texto bíblico.

Pero, si volvemos la mirada hacia esos pasajes del Antiguo Testamento, descubriremos a mujeres cuyo protagonismo y actitud descalabran las expectativas sociales sobre ellas.

Débora, jueza

No son los más conocidos, pero la Biblia también ofrece personajes femeninos que no se restringen a las tareas del hogar. Mujeres que se desenvuelven con soltura en la vida pública y que no se presentan supeditadas a un varón del que dependan. Al revés, son mujeres que se relacionan con ellos de igual a igual y que hacen oír su voz con libertad y sin reparos.

Una mujer de pie bajo un árbol atendiendo a un hombre.
Débora bajo la palmera, c. 1896-1902, de James Jacques Joseph Tissot o sus seguidores. Jewish Museum, Nueva York/Wikimedia Commons

Sin caer en el error de valorarlas desde criterios anacrónicos, se las dibuja como personas que no necesitan depender infantilmente de otro para ser ellas mismas, liberadas de esa inseguridad que se protege en expectativas ajenas y capaces de enriquecer a los demás compartiendo sus ideas, opiniones y vivencias con voz propia.

Uno de esos personajes femeninos de la Biblia es Débora. De ella se habla ampliamente en los capítulos cuarto y quinto del libro de los Jueces. El hecho de que se le dedique este espacio tan amplio delata ya su relevancia, por más que su repercusión en el imaginario colectivo haya sido más bien poca.

En Jueces 4,4-5 se la presenta como profetisa y jueza en medio del pueblo, siendo la única figura femenina que aparece entre la lista de estos líderes que aunaban en sí la autoridad moral y la militar. Ahí está Débora, sentada bajo una palmera, impartiendo justicia entre los israelitas que acudían a ella:

“En aquel tiempo gobernaba a Israel una profetisa llamada Débora, que era esposa de Lapidot. Ella tenía su tribunal bajo la Palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la región montañosa de Efraín, y los israelitas acudían a ella para resolver sus disputas”.

Si en este contexto cultural una mujer casada no debía salir de su casa sin mantener cubierto el rostro, mucho menos debía hablar con varones que no fueran su marido. De hecho, lo más conveniente era que las mujeres pasaran absolutamente inadvertidas cuando abandonaban el espacio doméstico.

El comportamiento de Débora que presenta el texto bíblico rompe con esas normas sociales, lo que parece explicar la valoración negativa que este personaje va a recibir en el Talmud (Megillah 14b).

La descripción que se nos hace de Débora dibuja a una mujer relevante y valorada socialmente. Mantiene una relación con su marido que no la anula y con una autoridad moral reconocida entre sus conciudadanos. Además, también se la presenta tomando decisiones aguerridas y valientes.

El texto bíblico describe a Débora desde parámetros que rompen con la mentalidad propia de pueblos antiguos. Estamos ante una mujer relevante en la vida pública, con carácter y voz propia, segura de sí misma desde la convicción de estar llevando adelante el plan divino y relacionándose con los varones de igual a igual, en enriquecedora complementariedad.

Antes de que se vaya…

Los artículos de The Conversation pretenden saciar nuestra curiosidad y contextualizar lo que nos sucede a diario. Pero también pedimos a los científicos que conversen con los lectores sobre lo que está por venir, analizando asuntos realmente importantes como el cambio climático, la calidad de la democracia, la igualdad o la gestión del agua. Porque comunicarlo ayuda a construir un mundo mejor.

Done aquí

Elena Sanz

Redactora jefa / Editora de Salud y Medicina

Los berridos del Ahuja. Los valores con los que se cría la élite

2 agosto, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

Antonio Maestre

SEGUIR AL AUTOR/A

Entrada del Colegio Mayor
Entrada del Colegio Mayor

6 de octubre de 2022 23:21h
Actualizado el 07/10/2022 12:50h 

Una tropa de cachorros de la sana oligarquía aparecen en un colegio mayor de 1200 euros al mes realizando una performance de lo que comienzan a ser y aspiran a consolidar. Insultos machistas contra las chicas del colegio mayor Santa Mónica. Chicas de su misma clase social, pero donde opera la interseccionalidad que considera que, a pesar de ocupar su mismo estrato, están destinadas a un escalón de sumisión a sus deseos. Los gritos de esa casta de pijos a las que consideran sus mujeres, de su misma élite, son una muestra de cómo el machismo es una opresión que opera en valores paralelos a la clase social. Los berridos del Ahuja son los valores con los que se crían las élites. En este espacio o en otros muchos. Sus colegios mayores son solo un espacio de poder más para ellos. Lugares donde transmitir unos valores que, partiendo de la clase, tienen como precepto principal mantener a las mujeres en un espacio de dominación. 

La sociopatía es una marca de las élites y se aprende en hermandades y colegios mayores, pero también en familias, empresas y lugares de estudio y socialización de estas oligarquías. En la serie Succesion, corpus contemporáneo para comprender el poder y sus usos y costumbres, hay una escena donde la familia de ricos acude en helicóptero a dirimir sus repartos empresariales mientras juega un partido de béisbol. En un momento, a uno de los ricos bateadores le suena el teléfono y el hermano menor llama al hijo de una pareja de trabajadores migrantes para que ocupe su lugar. Para motivarle, le promete que si batea y les hace ganar el partido le dará un cheque de un millón de dólares. Firma el cheque y le dice al pequeño que se esfuerce logrando la carrera y se lo dará. El niño batea con fuerza y está a punto de lograrlo y conseguir el dinero que cambiaría su vida y su familia para siempre. El millonario coge el cheque y lo rompe delante del chaval, dándoselo en pedazos. Son sus valores.

Los comportamientos de gregarismo supremacista son aquellos con los que los directores de medios, líderes políticos, jueces y empresarios conservadores se construyen con la esperanza de que esos comportamientos heredados sirvan para perpetuar su rol social dejando en una posición de sumisión a todos aquellos que consideran inferiores. Personas importantes de las élites conservadoras han pasado por este colegio mayor de las élites. Rafael Catalá, Pablo Casado, José María Figaredo, diputado de Vox, o Joaquín Manso, director de El Mundo. No implica que acepten estos comportamientos en la actualidad, pero sí que se han educado en un entorno donde eran validados. Algunos de ellos, como el diputado posfascista, ha dado buena muestra de ser un perfecto representante de lo que conforman esos valores haciendo lo posible para que se mantengan en la vida pública a través de la acción política. Aunque no todos han sido así, sería injusto por aquellos que lo denunciaron en su momento y eso les proporcionó represalias, porque también existen. Colegiales del Ahuja que tuvieron que ocultar su orientación sexual para no sufrir acoso o que denunciaron estas actuaciones y acabaron apartados. 

No es casualidad que estos hijos de las élites marquen cuáles son sus objetivos en todas y cada una de sus canciones, los del Mendel, a los que consideran sus adversarios políticos, los raciales, a los que consideran el servicio, los de género, las mujeres, a las que consideran sus esclavas sexuales. Todos los valores en los que se crían los hijos sanos de las oligarquías y el patriarcado reproducen el orden social que aspiran a perpetuar en el que la cultura de la violación tiene un aspecto troncal. Porque para eso se les segrega en un espacio donde aspiran a sentirse como una casta superior con derecho por nacimiento, género y clase. No se permite el acceso a las mujeres, no se permite el acceso a otra clase.

En esa crianza en la supremacía tiene una especial preeminencia el machismo, el supremacismo masculino que considera que las mujeres tienen someterse a sus deseos sexuales. Por eso, cuando se hacen adultos funcionales -a la vista está que ser adulto no te hace funcional- consideran que el consentimiento es una exageración feminista, porque están criados en la cultura de la violación. Por eso su lenguaje habla de manadas que salen a cazar zorras. Por eso consideran a las mujeres putas sometidas al que más poder tiene, porque se crían en el pleno convencimiento de que su voluntad está por encima del deseo y la aceptación de ellas. Esa es la base fundamental sobre la que se conjura un pensamiento que les sitúa en lo más alto de una pirámide de dominación donde la mujer ocupa el espacio de sumisión acrítica. En esa línea de valor conservador se crían los que mandarán mañana en un bucle de supervivencia de privilegios. El machismo opera como núcleo junto a la clase para que las estructuras no cambien y sigan sin cuestionar su poder. 

George Sand, una escritora censurada

6 junio, 2023

Fuente: http://www.theconversation.com

Publicado: 5 septiembre 2022 19:05 CEST

Autoría

  1. Caterina Riba Sanmartí. Profesora e investigadora en el ámbito de la Literatura, la Traducción y los Estudios de Género, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya
  2. Carme Sanmarti Roset. Profesora emérita. Investigadora en Historia y Estudios de Género, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya

Cláusula de Divulgación

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

Nuestros socios

Universitat de Vic - Universitat Central de Catalunya

Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya aporta financiación como institución colaboradora de The Conversation ES.

Ver todos los asociados

CC BY ND
Creemos en el libre flujo de información
Republique nuestros artículos libremente, en impreso o digital, bajo licencia Creative Commons

Republicar este artículo

 Correo

 Twitter

 Facebook

 LinkedIn

George Sand (1804-1876) es el seudónimo de Aurore Dupin, célebre escritora francesa cuya vida y obra se vieron envueltas en numerosas polémicas. Sand, de ascendencia aristócrata por parte de padre, se crio con su abuela en un castillo situado en Nohant, en el condado de Berry, en el centro de Francia.

Se casó a los dieciocho años con el barón de Dudevant, pero al cabo de ocho años se separó y se mudó a París, donde se instaló con su hijo en una modesta chambre de bonne (habitación abuhardillada destinada al personal de servicio de las familias burguesas). Fue allí donde, gracias a su talento, su constancia y sus contactos, consiguió labrarse un nombre en las letras francesas que ha perdurado hasta hoy.

Mujer libre y censurada

Caricatura de George Sand en pantalones, de 1848. Axagore / Wikimedia CommonsCC BY-SA

George Sand fue un espíritu libre que cuestionó las normas y que se vestía de hombre en contextos masculinos. Se relacionó con escritores como Honoré de Balzac y Gustave Flaubert, el pintor Eugène Delacroix o el compositor Franz Liszt. Mujer independiente y liberada, fue amante, entre otros, de Alfred de MussetProsper Merimée y Frédéric Chopin. Encarnaba un modelo de mujer emancipada: era crítica con el matrimonio y la familia tradicional, tenía ideas anticlericales y era simpatizante del socialismo.

A causa de su opción de vida, poco convencional, la obra de George Sand se incluyó en el Índice de Libros Prohibidos del Vaticano en 1863, trece años antes de su muerte, cuando todavía estaba activa como escritora. El Índice tenía el objetivo de preservar la ortodoxia católica y recogía sobre todo títulos de tratados religiosos. Sin embargo, en el siglo XIX se consideró que la narrativa podía ser perniciosa y que suponía una amenaza al modelo de vida católico, de modo que entraron en el Índice numerosas novelas, entre ellas, muchas obras de George Sand.

Nuestra misión es compartir el conocimiento y enriquecer el debate.

¿Quiénes somos?

En vida, Sand se convirtió en un personaje público, vilipendiado por muchos sectores, pero con una gran masa de lectores y admiradores. Nos legó más de setenta novelas, obras de teatro, cuentos y artículos de revista. También se han conservado más de veinticinco mil cartas de su puño y letra, que presentan un interesante retrato de su época.

Sand en España

El interés por la obra de esta escritora en España fue inmediato. Cuatro años después de su debut literario en Francia, ya se había traducido su primera novela al español, Leoni Leone. Antes de la Guerra Civil ya circulaban alrededor de cincuenta de sus obras.

Portada de la edición en español de _Leoni Leone_ en 1888.
Edición en español de Leoni Leone en 1888. Traducción de Eugenio de Ochoa. Wikimedia Commons

Durante el franquismo, la recepción de la autora estuvo muy condicionada por los escándalos que protagonizó en vida y por el contundente rechazo de la Iglesia católica a su figura y su legado. Sand representaba todo aquello que la estricta moralidad del nacionalcatolicismo condenaba.

En aquel momento, todo texto que quisiera publicarse debía ser presentado y revisado sin excepción por “lectores” franquistas. Ellos decidían si autorizaban la publicación del libro tal como estaba, si debían llevarse a cabo tachaduras y modificaciones, o si se denegaba y se prohibía la publicación.

Los censores desestimaron automáticamente muchas de las obras de Sand porque se habían incluido en el Índice en el siglo XIX, lo que indicaba que los criterios morales no habían evolucionado en cien años. Así, se denegaron las solicitudes de Indiana y Ella y él y, probablemente anticipando la negativa, ni siquiera se pidió autorización para traducir los textos más anticlericales o con tintes socialistas.

Su estancia Mallorca

La novela de Sand con más éxito en España ha sido Un invierno de Mallorca, reeditada más de cuarenta veces en ocho traducciones distintas. En ella relata su estancia en la isla entre 1838 y 1839 junto con sus hijos, Maurice y Solange, y su pareja, Frédéric Chopin.

Una página escrita a mano de la obra _Un invierno en Mallorca_.
Facsímil de la obra Un hiver à Majorque (Un invierno en Mallorca) de George Sand. Wikimedia Commons

La autora destaca la belleza del paraje, pero muestra su insatisfacción por la falta de higiene, el pésimo estado de las carreteras y el trato poco hospitalario que recibe de los lugareños.

Si bien el hecho de presentar una visión poco favorecedora de España le valió algún revés con la censura, logró publicarse diez veces en época franquista. Uno de los expedientes que autorizó la publicación en 1958 afirmaba lo siguiente “Todo es sucio, pobre, triste, deprimente (…). No es un libro precisamente para el turismo”. Paradójicamente, sin embargo, la estancia de George Sand en la Cartuja de Valldemosa es hoy un reclamo turístico y los libros de Sand se venden en tiendas de souvenirs.

Evolución de la censura

Cabe decir que, en el caso de esta escritora, se percibe una flexibilización de la censura a lo largo del periodo franquista. Los últimos informes que denegaron la publicación o la importación de obras de Sand datan de 1952. A partir de 1959, se resolvieron todos favorablemente. El rechazo se apoyaba fundamentalmente en la condena vaticana, pero la última edición del Índice se había publicado en 1948 y fue abolido definitivamente en 1966.

Este periodo coincide con la relajación de los criterios morales tras el Concilio Vaticano II que, entre otras cuestiones, desvinculaba las relaciones sexuales de la reproducción. También se promulga la nueva Ley de Prensa de 1966, conocida como la Ley Fraga, que, como mínimo aparentemente, era más permisiva.

George Sand había sido castigada a causa de su vida poco ejemplar (más que por transgresiones literarias), pero, en el nuevo contexto, las presiones para moldear un patrón único de mujer a través de la censura literaria habían dejado de surtir efecto.

Las mujeres que rompieron moldes en el siglo XIX: sin patrón, alfabetizadas y dueñas de su fecundidad

15 abril, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

Foco

IGUALDAD

'Gabellins' a finales del siglo XIX.
‘Gabellins’ a finales del siglo XIX. Imagen extraída del libro ‘L’espiritisme a Capdepera’, de Josep Terrassa

Esther Ballesteros

Mallorca — 15 de agosto de 2022 22:37h. Actualizado el 16/08/2022 05:30h 

Convertido en la actualidad en uno de los más importantes núcleos turísticos del extremo oriental de Mallorca, Capdepera aglutinó a finales del siglo XIX y principios del XX un ‘tótum revolútum’ de pensamientos e ideas y fue testigo del empoderamiento femenino al socaire del desarrollo de la artesanía de la palma, crucial para el estímulo económico de la zona. Se erigió, además, en el pueblo con más mujeres alfabetizadas, que compartían lecturas mientras, durante las largas tardes otoñales, trabajaban en las vetleries creando su propio producto, ocupándose de la contabilidad y negociando con los comerciantes que adquirían los enseres. Llegaron, incluso, a tomar el control sobre su fecundidad para adaptar la estructura familiar a los recursos de los que disponían.

Once libros con mucha clase (obrera)

MÁS

Varios investigadores han documentado en los últimos años la labor que ejercían las gabellines –término con el que se conoce a los habitantes de Capdepera–, ilustrando así la importancia que llegó a adquirir el papel desplegado por las mujeres mucho antes de que, en 1931, se les concediera el derecho al voto. Aunque privadas de intervención decisiva a nivel político, ejercieron su función como ciudadanas recogiendo firmas en la campaña contra la Guerra de Marruecos, exigiendo la neutralidad religiosa del Estado, negociando colectivamente con Ayuntamiento y comerciantes una bajada del precio de los víveres, integrándose en asociaciones y partidos políticos y publicando artículos en prensa. Y, además, eran fervientes lectoras.

“[…] Los lectores más entusiastas están en el sexo bello. Hay que ver, así como llega el correo, como abandonan el trabajo para leer el diario; y luego vienen los comentarios, ilustrándose prodigiosamente”, manifestaban entonces algunos testimonios de la época recogidos por Antoni Massanet en Vida i costums a Capdepera (1812-1931).

La historiadora Isabel Peñarrubia, por su parte, ha publicado varios trabajos en los que indaga en el papel de las mujeres a lo largo de los últimos siglos en las islas (como el reciente Les dones en l’esdevenir de la història de les Illes Balears, editado por Lleonard Muntaner), centrándose especialmente en aquellas que, como Catalina Pasqual, Maria Vaquer, Magdalena Coll o Catalina Sirer, dejaron a finales del XIX una importante impronta en Capdepera, donde la independencia ideológica y política se enlazaba con la económica. Y es que, como explica la investigadora, los trabajadores no estaban dominados por los terratenientes locales, sino que vivían de la llata [palmito trenzado en tiras], de la pesca y de la pequeña propiedad.

La industria de palma

La obra de palma, que consistía en el trenzado del palmito para elaborar objetos que cubrían las necesidades rurales cotidianas como cestas, sombreros, escobas o alfombras, proporcionó a la población de Capdepera la mayor parte de sus rentas y dotó al municipio de un gran dinamismo económico a lo largo del siglo XIX. Se trataba de una manufactura que no necesitaba de una gran inversión en materia prima –el garballó– y de la que había una demanda creciente: en la era preplástico, este producto era insustituible. La larga tradición marinera del pueblo, con el puerto pesquero de Cala Ratjada –hoy codiciado destino del turismo alemán– en las proximidades, facilitó la exportación de la producción de la llata, principalmente a Barcelona.

Esta actividad se desarrollaba en el hogar o en las vetleries, constituidas como grupos de vecinos que, para ahorrar leña y luz, se reunían en una casa durante las largas veladas de otoño y primavera para hacer llata juntos. “Este trabajo compartido en las vetleries y sin patrón fomentó el espíritu comunitario y una cultura especial de compartir la lectura y el elemento lúdico”, señala Peñarrubia, quien apunta que otro efecto de esta sociabilidad fue el auge del cooperativismo en Capdepera.

Trabajadora de la industria de la palma en Capdepera. Pere Sanxo

La industria de la obra de palma ocupaba abundante mano de obra femenina, ya que las mujeres, además de hacer llata, eran las que cosían y hacían el acabado de las piezas. “Las trabajadoras eran las que llevaban la contabilidad y hacían con los comerciantes o arrieros el cambio del producto manufacturado por víveres o dinero”, señala la historiadora, quien subraya que este protagonismo en la gestión del trabajo y la independencia económica que proporcionaba esta artesanía, con una demanda asegurada, propició que muchas gabellinas mostrasen comportamientos “más emancipados que las demás mallorquinas”.

El papel del protestantismo

Las vetleries rompieron de este modo el aislamiento del trabajo doméstico y ayudaron a las mujeres a socializarse y a participar significativamente en la vida social y política del pueblo, a la par que comenzó a atraer una inmigración numerosa entre la que se encontraban numerosos metodistas y librepensadores que políticamente se encuadraban dentro del republicanismo. “Esto hizo que la localidad se volviera muy plural. Venía gente joven de otros pueblos sin la presión de las familias, lo que creó un ambiente muy moderno en el municipio”, explica Peñarrubia en declaraciones a elDiario.es.

Como señala la investigadora en su trabajo Gabellines. Les primeres a emancipar-se, editado por el Consell de Mallorca, si bien el protestantismo que comenzó a arraigar en la isla no estaba exento de predicar roles desiguales para el hombre y la mujer, subordinada al dominio patriarcal, el legado de esta corriente fue más positivo para las mujeres que el movimiento católico.

“El hecho de propagar la lectura entre las mujeres, porque ellas también debían leer la Biblia, hacía que si el pastor abría una escuela de niños, la mujer regentaba una para niñas y el acceso femenino a la instrucción hizo que las mujeres tuvieran más posibilidades de analizar su situación. Muchas se afiliaron a las asociaciones republicanas y socialistas sin dejar de tener una vida espiritual ligada al metodismo y al espiritismo”, profundiza Peñarrubia.

Muchas mujeres se afiliaron a las asociaciones republicanas y socialistas sin dejar de tener una vida espiritual ligada al metodismo y al espiritismo

Isabel Peñarrubia — Historiadora

El investigador Josep Terrassa, divulgador de la cultura local de Capdepera a través de las páginas de la revista Cap Vermell, se encuentra volcado hace décadas en el estudio de la singularidad del municipio. Terrassa pone el foco en el hecho de que la mayoría de metodistas y republicanos que coincidieron en el municipio eran hijos de la inmigración, por lo que su desarraigo familiar les llevó a establecer sólidos lazos con sus vecinos y a hacer bandera de la solidaridad. En su libro L’espiritisme a Capdepera (2017, Documenta Balear), se introduce incluso en el espiritismo gabellí, un movimiento social “sorprendente en Balears y único en la part forana de Mallorca”.

Para explicar estos fenómenos, Terrassa vuelve la vista a la renovación política y cultural desencadenada con el pronunciamiento militar encabezado por el general Prim, que en 1868 dio paso al conocido como Sexenio Democrático (1868-1874). Un periodo de apertura de ideas y progreso emergido entre el reinado de Isabel II y la instauración en 1874 de la restauración borbónica, durante el cual afloraron fuertes ansias de participación política y de renovación del tejido asociativo. “Gracias a las informaciones periodísticas y a los debates políticos, una parte de la población se formó una opinión crítica y un sentimiento de rebeldía hacia la sociedad más tradicional”, señala el autor, quien apunta que, como sucedió en Capdepera, las dinámicas modernizadoras que surgieron durante el Sexenio “abrieron las cerradas mentalidades a nuevas corrientes y visiones de la vida pública y privada”.

El investigador destaca, además, cómo los matrimonios de Capdepera comenzaron a tomar medidas para adaptar su estructura familiar a los recursos con los que contaban. Todo ello en un contexto en el que Catalunya y Balears se erigieron, entre 1901 y 1910, en las Comunidades con los niveles de natalidad más bajos del Estado y en las regiones pioneras en el control de la fecundidad.

Peñarrubia ha documentado la intensa labor que varias gabellines llevaron a cabo en favor de la justicia social, entre ellas Catalina Flaquer Pascual (1876-1937), quien desde muy joven se dedicó a la obra de palma. Cuando nació el Partido Comunista en Mallorca, no dudó en afiliarse y la primera vez que en la isla se celebró el Día de la Mujer Trabajadora, el 8 de marzo de 1934, se erigió en una de las oradoras de los mítines que se celebraron. Incansable activista, gran lectora y devota de la obra de la pensadora y pionera en el feminismo español Concepción Arenal, Pasqual y sus dos hijas acabaron encarceladas en la cárcel de Can Salas de Palma tras el alzamiento militar de 1936. Junto a sus dos hermanas, Maria y Antònia, y Aurora Picornell, considerada la Pasionaria de Mallorca, fue fusilada en el cementerio de Porreres en enero de 1937.

Maria Vaquer Moll. Antoni Flaquer ‘Coix’ y Biel Torres

Otra de las figuras más destacadas de la época fue Maria Vaquer Moll, quien montó su propio taller de confección en Capdepera y abrazó el postulado socialista. Durante la Segunda República, Vaquer escribía artículos feministas en la sección ‘Libérate, mujer’, de El Obrero Balear, en los que denunció la discriminación femenina en el acceso a la instrucción, así como la “triple explotación que las mujeres sufrían por parte del hombre, del patrón y de las leyes españolas”. Presidió la Agrupación Socialista del municipio y, tras ser detenida en plena represión franquista, ingresó en la cárcel de mujeres de Palma. En mayo de 1937, se vio sometida a un consejo de guerra que la condenó a muerte, pero tras siete años en prisión la pena le fue conmutada. Emigró a Argelia y a Francia hasta que en los años sesenta regresó a Capdepera.

La revuelta de las mujeres gabellines contra la subida de los precios

Al término de la Primera Guerra Mundial, Capdepera no escapó al alza de los precios de artículos de primera necesidad mientras los salarios se mantenían estancados. En Palma y en otros municipios de Mallorca se produjeron, durante febrero de 1918 y 1919, saqueos populares en los depósitos de carbón, en las tiendas y en los almacenes, entre los que se encontraba el de Joan March, contrabandista, banquero y empresario erigido en uno de los principales financiadores del golpe de Estado de 1936. Su establecimiento, relata Peñarrubia, fue asaltado “con una virulencia especial, ya que se le acusaba de hacer contrabando de harina, alubias y otros víveres cuya exportación estaba prohibida”.

La ‘gabellina’ Maria Vaquer denunció la discriminación femenina en el acceso a la instrucción, así como la ‘triple explotación que las mujeres sufrían por parte del hombre, del patrón y de las leyes españolas’

El 25 de febrero de 1919, unas cien mujeres gabellines encabezadas por la activista Isabel Nebot se echaron a la calle para exigir al Ajuntament que hiciese de intermediario con los comerciantes locales para revertir la situación. “Ellas sufrían la problemática por partida doble: como trabajadoras de la obra de palma mal pagada y como responsables de la subsistencia familiar, porque no podían pagar los precios que les imponían los comerciantes por los productos de primera necesidad y que, a la vez, eran los mismos comerciantes que les compraban su producción”, explica la investigadora, quien recuerda también el papel de la líder socialista Magdalena Coll, que apuntaba hacia los grandes empresarios, “acaparadores y grandes comerciantes como los culpables del acaparamiento y la exportación ilegal de subsistencias”.

La singularidad económica de Capdepera

Por su parte, el historiador Ramon Molina, profesor del departamento de Economía Aplicada de la Universitat de les Illes Balears (UIB), explica a elDiario.es que el de Capdepera “realmente es un caso muy singular en muchos aspectos: es un caso típico de industria rural, con todas sus fases, pero con originalidades propias”. En este sentido, explica que la industria del municipio atravesó a principios del siglo XIX la fase de kaufsystem –el sistema de producción de los artesanos rurales cuando eran propietarios de los instrumentos de trabajo y de la materia prima y se encargaban ellos mismos de distribuirlo– y, a finales de la centuria, la de verlagssystem, cuando los comerciantes comenzaron a jugar un papel determinante.

“Era costumbre que los sábados se pasaran los agentes de los comerciantes a recoger el producto y exportarlo”, explica el investigador, quien señala que estos pagaban con dinero, pero en muchas otras ocasiones con vales para comprar en las tiendas. “Por una parte eran los proveedores de materia prima y distribuidores del producto acabado y, por otra, aprovechaban su condición de comerciantes que tenían tiendas abiertas en las que se vendía de todo. Mucha gente se hizo el ajuar de la casa con la llata”, añade.

Molina destaca que la particularidad de Capdepera, con una tradición “importante” de “combatividad, organización y un cierto orgullo de clase”, radicaba en que era un pueblo con una industria que no requiere de ninguna maquinaria y “cuya única herramienta necesaria es una aguja de coser y el palmito, que crece en una pequeña parte de la zona”. Una actividad cuyo rápido declive comenzó en los años sesenta con la irrupción del turismo, no sin antes acoger el municipio, en el periodo de entreguerras, a una importante colonia alemana entre cuyos integrantes se hallaban refugiados políticos que levantaron pequeñas fábricas de tejidos de rafia a mano aprovechando la experiencia de las mujeres que trabajaban la llata, un “verdadero pequeño emporio industrial de pequeñas fábricas” en las que se crearon zapatillas, sombreros y otros objetos orientados al lujo.

El investigador recuerda que, antes de la construcción de las carreteras, se consideraba que Capdepera se hallaba “en el confín de la isla”. “Era dificilísimo llegar e incluso ellos tenían más relación, a través del mar, con Menorca o con Tarragona que con el resto de lugares de Mallorca. Se refugiaba mucha gente rebelde, que había cometido pequeños delitos y allí encontraban actividades y salidas. Incluso los propios comerciantes tenían sus propios barcos y uno de ellos, Miquel Caldentey, llegó a construir el suyo propio, que hacía la ruta entre Almería y Cala Ratjada. Siempre fue un pueblo de gente libre”, concluye.

Periodismo desde Balears

elDiario.es acaba de poner en marcha su edición de Balears con una redacción propia para investigar e informar sobre todas las islas. ¿Cuántos medios nacionales tienen una redacción en Balears? Hazte socia o socio en este link y destina una parte de la cuota habitual a financiar directamente nuestra redacción en Illes Balears.

Hazte socia o socio de elDiario.es para ayudarnos a seguir informando desde Balears

Cuando las mujeres protestaron con escraches en la Antigua Roma

6 abril, 2023

Fuente: http://www.theconversation.com

Publicado: 23 marzo 2022 00:57 CET

Autoría

  1. Alicia Valmaña Ochaíta. Profesora Titular de Derecho Romano, Universidad de Castilla-La Mancha

Cláusula de Divulgación

Alicia Valmaña Ochaíta ha recibido fondos de las Ayudas para la financiación de actividades de investigación dirigidas a Grupos de la UCLM (GI20174093)

Nuestros socios

Universidad de Castilla-La Mancha

Universidad de Castilla-La Mancha aporta financiación como institución colaboradora de The Conversation ES.

Ver todos los asociados

CC BY ND
Creemos en el libre flujo de información
Republique nuestros artículos libremente, en impreso o digital, bajo licencia Creative Commons

Republicar este artículo

 Correo

 Twitter

 Facebook

 LinkedIn

Las reivindicaciones femeninas son algo frecuente en nuestra sociedad, pero no siempre fue así. En realidad, las protestas femeninas son muy actuales y es difícil encontrar movimientos organizados de mujeres más allá del activismo político de las sufragistas de principios del siglo XX.

Por eso sorprende hallar episodios en la antigua Roma en los que ellas son las protagonistas de las protestas. Sobre todo, teniendo en cuenta que utilizaban medios similares a los que usan los activistas políticos actuales para conseguir cambiar una ley con la que no están de acuerdo.

Me estoy refiriendo al episodio de la derogación de la lex Oppia en el año 195 a.e.c.

Los hechos

Esta ley se había aprobado veinte años antes, en plena segunda guerra púnica, después de la Batalla de Cannas. El conflicto no iba bien: habían muerto muchos hombres y se pensaba que la victoria final sería para Cartago.

“Aníbal estaba en Italia, y había vencido en Cannas (…); era de prever que marcharía sobre Roma al frente de su ejército; los aliados nos habían abandonado; no teníamos reservas para completar el ejército, ni soldados de marina para mantener la armada, ni dinero en el erario público; se compraban esclavos a los que entregar armas”.

(Tito Livio, XXXIV, 6, 11-14. Trad. Villar Vidal)

En esta situación se necesitaba la ayuda de todos los ciudadanos. Algunos tuvieron que ceder sus esclavos; otros, prestar dinero bajo la promesa de que sería devuelto una vez finalizada la guerra.

Una de las medidas consistió en prohibir a las mujeres lucir joyas de oro a partir de un cierto peso, llevar ropa de color púrpura y pasear en carroza por Roma, salvo para acudir a ceremonias religiosas. Frente a otras decisiones, en este caso la finalidad de la ley Oppia fue evitar el gasto en lujos innecesarios y la exteriorización de la riqueza. No se podían permitir conflictos sociales en plena guerra contra los cartagineses.

La guerra terminó en el 201 a.e.c. y, con ella, las medidas de colaboración… salvo la norma que afectaba a las mujeres. Quizá presionados por algunas de ellas, en el año 195 a.e.c. los tribunos Lucio Valerio y Marco Fundanio presentaron una iniciativa para derogar la ley. Ciertamente, no tenía mucho sentido que esta se mantuviera cuando el resto de medidas que se habían tomado durante la guerra ya no estaban vigentes, pero para muchos era una forma de seguir controlando a las mujeres. La derogación se discutió, con opiniones enfrentadas, y allí comenzaron las protestas.

Ab urbe condita (Historia de Roma), de Tito Livio, 1493. Biblioteca europea di informazione e cultura / Wikimedia Commons

La información que tenemos sobre este episodio la facilita Tito Livio, quien señala que lo memorable del caso fue la actitud beligerante de las mujeres en una discusión en la que ellas no podían participar. El derecho a participar en las asambleas populares solo lo tenían los ciudadanos varones, por eso su objetivo era convencer a los hombres para que votaran a favor de la derogación.

Para ello, las mujeres, la mayoría matronas, ciudadanas romanas casadas de clase alta, salieron de sus casas. Ocuparon todas las calles, especialmente las cercanas al foro, donde se estaba discutiendo la derogación de la ley. Cada día eran más y venían de todas partes, también del campo, llegando a parecer un ejército.

El día de la votación, las mujeres se concentraron ante la casa de otros dos tribunos, que se oponían a la derogación, y no les dejaron salir hasta que les prometieron el voto a favor.

“Después de esto ya no hubo duda de que todas las tribus votarían por la derogación de la ley”

(Tito Livio, Historia de Roma, XXXIV, 8. Trad. Villar Vidal)

Más allá del relato

Hasta aquí el relato de Livio. ¿Qué podemos sacar en conclusión de lo visto?

Las matronas romanas actuaron como un grupo de presión ante la inminencia de la votación. Eso significa que, como cualquier lobby, las mujeres estaban fuera del sistema. Y, como cualquier lobby, a lo más que podían aspirar era a influir en la decisión de otros, en este caso los hombres.

Consiguieron así crear la sensación de que la presión iba aumentando a lo largo de los días. Tanto en número, porque cada vez se incorporaban más mujeres, como en intensidad, ya que el día de la votación se produjo un auténtico escrache.

El éxito de su acción consistió en la ocupación el espacio público. Esto provocó el rechazo de quienes entendían la diferencia entre lo público y lo privado como la diferencia entre hombres y mujeres, pero también significó la división entre los propios ciudadanos. Muchas de esas mujeres eran sus esposas y ellas eran las más afectadas por las prohibiciones de la ley. Era el momento, pensaron, de volver a lucir sus joyas y vestidos, sus indicadores de clase social.

Tocador de una matrona romana, por Juan Giménez Martín. Museo del Prado / Wikimedia Commons

Sin embargo, no parece que las matronas actuaran en defensa de algún tipo de derecho; más bien lo hicieron para mantener su posición de clase. La mujer romana aceptó, con carácter general, la posición en la que el sistema la había colocado. Esto no significa que no haya que valorar su acción. Las mujeres se atrevieron a expresar su opinión y lo hicieron públicamente, fuera del espacio doméstico.

No sabemos si la ley se habría derogado igual. Lo que sí sabemos es que para algunos fue una voz de alarma ver a las mujeres participando del espacio público. No estamos ante una protesta por la igualdad. Las mujeres romanas no pensaron en esos términos; solo intentaron mantener su estatus… las que podían hacerlo.

La pastora Marcela: una precursora del feminismo en el Quijote

5 marzo, 2023

Fuente: http://www.theconversation.com


Publicado: 24 julio 2022 23:45 CEST

Autoría

  1. Santiago Alfonso López Navia. Vicedecano de Investigación de la Facultad de Educación, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja

Cláusula de Divulgación

Santiago Alfonso López Navia no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Nuestros socios

UNIR - Universidad Internacional de La Rioja

UNIR – Universidad Internacional de La Rioja aporta financiación como institución fundacional de The Conversation ES.

Ver todos los asociados

CC BY ND
Creemos en el libre flujo de información
Republique nuestros artículos libremente, en impreso o digital, bajo licencia Creative Commons

Republicar este artículo

 Correo

 Twitter23

 Facebook128

 LinkedIn

 Imprimir

La voz de los principales personajes femeninos en el Quijote sigue mereciendo el mayor interés en nuestros días. Así se ha visto en el coloquio internacional dedicado a Dulcinea recientemente celebrado en El Toboso (Toledo). Así se vio en las reflexiones que los cervantistas dedicaron en 1998 y en el mismo lugar a la mujer en la obra de Cervantes. Y así se seguirá constatando, gracias a la plena vigencia de los principales elementos del universo literario cervantino.

Esta afirmación tiene especial sentido en el Quijote por la riqueza de su texto y por sus muchas recreaciones literarias y artísticas.

Las voces femeninas en el Quijote

¿Hablan todas las mujeres del Quijote? ¿Cómo hablan? ¿Qué dicen? En un momento como el actual, en el que las sensibilidades feministas y sus contrarias se afirman, reafirman y confrontan, es especialmente significativo recordar que Dulcinea del Toboso, la mujer por excelencia del Quijote, no tiene voz propia.

Sin embargo, otros personajes femeninos sí tienen discurso: desenfadadas y burlonas como la Tolosa y la Molinera, las mozas de vida disipada que le ciñen la espada y le calzan las espuelas a don Quijote en la parodia de su nombramiento como caballero; enamoradas y despechadas como Luscinda y Dorotea; ociosas y malintencionadas como la duquesa; fingidas como Altisidora o la condesa Trifaldi (la Dueña Dolorida); aún más fingidas si cabe como el paje de los duques que se hace pasar por Dulcinea; reivindicativas como Ana Félix o movidas por la fe sincera en don Quijote, como la dueña Rodríguez.

Nuestra misión es compartir el conocimiento y enriquecer el debate.

¿Quiénes somos?

Ilustración del personaje de Luscinda a cargo de Cecilio Pla para el Blanco y Negro del 20 de mayo de 1905. Wikimedia Commons

La voz libre y valiente de la pastora Marcela

Ninguna voz y ningún discurso, sin embargo, son tan valiosos e interesantes como la voz y el discurso de Marcela en el capítulo 14 de la primera parte de la novela.

Públicamente acusada por Ambrosio de la muerte de Grisóstomo, que se había enamorado de ella sin ser correspondido, Marcela aparece en el entierro de este para reclamar su libertad ante unas palabras tan graves como las que le dispensa el amigo de Grisóstomo, que la llama “fiero basilisco destas montañas”.

Lo que proclama Marcela es muy claro y muy rotundo. ¿Por qué razón es culpable de que Grisóstomo se haya enamorado de ella? ¿Por qué razón es, además, culpable de que el desvarío de Grisostomo le haya llevado a la muerte? ¿Por qué razón deponer y sacrificar sus sentimientos más sinceros para contentar a alguien a quien no ama ni está obligada a amar? ¿Debe corresponder a Grisóstomo solo porque este la quiera, por muy intenso que sea su amor?

Historia del pastor Grisóstomo y la pastora Marcela (Escena del Quijote) de Valero Iriarte. A la izquierda de la imagen se ve el entierro de Grisóstomo y, a la derecha, a Marcela hablándole a los asistentes. Museo Casa de Cervantes / Wikimedia Commons

La respuesta de Marcela está en sus palabras:

“Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos. Los árboles destas montañas son mi compañía, las claras aguas destos arroyos mis espejos, con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura. Fuego soy apartado y espada puesta lejos”.

Qué palabras tan hermosas, valientes y determinadas son estas últimas.

Marcela es consciente de no haber suscitado las esperanzas de hombre alguno, y por eso sostiene, con toda razón, que a Grisóstomo “antes le mató su porfía que mi crueldad”. Su decisión está clara y quiere que los demás la entiendan y la asuman con idéntica claridad: aún no le ha llegado el momento de amar, y “quien a nadie quiere, a ninguno debe dar celos”. Y esta determinación difícilmente puede defenderse con palabras más oportunas: “tengo libre condición y no gusto de sujetarme”.

Cervantes y su principal personaje, dos precursores

Aquí, claro, es donde entra la profesión de caballero andante de don Quijote, valedor de la libertad de Marcela ante quienes se empeñan en seguirla, rendidos de amor, a pesar de una argumentación tan bien sostenida como la que ha esgrimido. Marcela es una mujer sola y enfrentada a muchos hombres en un entramado de ficción al que en todo caso subyace una estructura social dominada precisamente por ellos.

Por eso don Quijote recuerda, amparado por la autoridad que le confiere su condición, que Marcela es inocente, que su intención es acreditadamente honesta y que por eso debe ser “honrada y estimada de todos los buenos del mundo”. Pese a todo, en el epitafio que Ambrosio prevé grabar en la losa que cubre la sepultura de Grisóstomo, se alude (pero no se nombra) a Marcela como “una esquiva hermosa ingrata”.

Ilustración de Tony Johannot para L’Ingénieux Hidalgo Don Quichotte de la Manche, traducción Viardot, 1836, tomo 1. Wikimedia Commons

Es justo destacar una vez más la tolerancia y la sensatez de Cervantes, madrugador (en pleno siglo XVII, nada menos), a través de la pastora Marcela, en la defensa de la libertad de la mujer no solo a la hora de gobernar sus afectos, sino también, y este no es un detalle menor, a la hora de expresarlo en un discurso sólido, valiente y bien argumentado.

Frente a la silenciosa y silenciada Dulcinea, totalmente ajena a su condición de inspiradora de la misión de don Quijote, Marcela habla y dice (y es bien sabido que hablar y decir no son necesariamente lo mismo). Con su voz y su palabra se adelanta a la imprescindible reivindicación de la autonomía, la importancia, el protagonismo, los valores y la responsabilidad de la mujer en la construcción de una sociedad más justa, más libre y más igualitaria.

De Dulcinea, sus silencios, su naturaleza literaria, su invención y sus reinvenciones hablaremos en otro momento.

La autora de la viñeta retirada en Palma: “Se censura cuando hay intolerancia y el humor es lo primero que cae”

7 febrero, 2023

Fuente: http://www.eldiario.es

Foco

IGUALDAD

Diana Raznovich, humorista gráfica y dramaturga.
Diana Raznovich, humorista gráfica y dramaturga. Foto cedida

Marta Borraz

1 de abril de 2022 22:43h. Actualizado el 02/04/2022 10:38h 

“Es una desmesura y un ejercicio de poder fuera de lugar”. Con estas palabras califica la dramaturga y humorista gráfica Diana Raznovich (Buenos Aires, 1945) la retirada de su viñeta de la exposición de Palma en la que ponía el foco sobre el machismo en la justicia. El Govern balear tomó la decisión tras las quejas de las principales asociaciones de jueces, de la ministra de Justicia y del propio Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que no pidieron explícitamente la retirada, pero criticaron que la pieza devuelve una imagen de la justicia “falsa” y “estigmatizante”. La reconocida artista, exiliada en España desde 1976, reclama su restitución y asegura que haberla retirado “sienta un precedente peligroso”.

Denunciar violencia machista no es tan fácil: «Piensas que no es para tanto como para llevarlo a un juicio»

MÁS

La viñeta muestra a un juez frente a una mujer con el brazo en cabestrillo a la que le dice: “¡¡Cómo voy a creer que su marido la maltrata si usted está viva!!”. Forma parte de una exposición más amplia contra la violencia machista impulsada por el Institut de la Dona y financiada con fondos del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, por lo que cuenta con el logo del Ministerio de Igualdad. “Me tuve que exiliar porque la dictadura argentina había prohibido mis obras y mi humor, la diferencia es que ahora proviene de una democracia”, lamenta Raznovich, que fue viñetista del periódico Clarín y ha visto traducidas sus obras a múltiples idiomas.

¿Qué le ha parecido la decisión?

No tiene otro nombre que censura. Si una institución retira una viñeta de una exposición porque un grupo se siente ofendido y decreta con su poder quitarla, ¿cómo se puede llamar a eso? El humor es lo primero que cae cuando hay intolerancia. En mi país, lo primero que prohibió la dictadura fue el humor y Quino tuvo que exiliarse a España con su Mafalda. Yo misma también. Es un precedente peligrosísimo.

¿En qué sentido?

Es muy mal síntoma que se censure el humor. El humor de por sí es irreverente porque si los humoristas nos vamos a pasar haciendo reverencias a todo el mundo, desaparecemos. Además, el humor de género escasea y no hay espacio para humoristas mujeres en prensa. Que lo poco que se aborda, se censure, me parece un precedente horrible. A mí me queda prohibido expresarme sobre un juez que no crea a la maltratada, pero además, ¿dónde están amparadas las demás humoristas que intenten cuestionar algún aspecto del poder judicial?

Viñeta retirada de la exposición de Diana Raznovich Diana Raznovich

El Govern ha pedido disculpas a quienes se hayan podido sentir aludidos. ¿Y usted?

No tengo que pedir ningún perdón. Estoy haciendo humor con la verdad acerca de jueces que no creen a la víctima, que es algo de dominio público. No sobre todo el estamento judicial ni todos los jueces. Sé que hay grandes jueces y juezas que hacen un gran trabajo con la violencia machista, pero no tengo que pedir disculpas. ¿Qué le tengo que pedir perdón al juez del voto particular de la La Manada que vio jolgorio y regocijo en la violación y expresiones de placer en la víctima?

¿Cuál era su objetivo con esta viñeta? ¿Qué quería mostrar?

La hice precisamente cuando se hizo público el voto particular del juez Ricardo González. Hay casos aislados en los que los jueces no creen que hay delito y presuponen que son las víctimas las que han provocado la violación. Es una realidad que en todas las instituciones hay personas sexistas, misóginas y machistas. Es como si hablo de un maltratador. No estoy diciendo que todos los hombres sean maltratadores, pero no vamos a negar que hay incluso peticiones de organismos internacionales que reclaman que España revise los aspectos machistas de la justicia.

Ha habido un avance enorme en la justicia, hay muchísimos jueces y juezas formadas y que tienen perspectiva de género, pero eso no excluye las excepciones.

La pieza se volvió viral de forma aislada, pero es parte de una exposición. ¿En qué consiste?

La exposición tiene 32 viñetas y el tema que las aúna es la violencia machista en todos sus aspectos. Esta es la única que hace alusión a la no credibilidad de la maltratada por parte de un juez, pero la muestra cuestiona también la pornografía, la prostitución y la explotación sexual o la violencia machista en el ámbito privado, entre otras.

La exposición cuenta con apoyo institucional y este ha sido uno de los motivos que más ha indignado a los jueces.

El apoyo a la cultura es fundamental. Si no se apoya la cultura, el arte, la creatividad, la inteligencia y el cuestionamiento, ¿para qué sirven los fondos públicos? La única posibilidad de eliminar la violencia es a través de la cultura, cambiando los parámetros culturales.

Algunas otras viñetas de la exposición. Diana Raznovich

¿Es un retrato injusto con los avances que se han dado en la justicia en los últimos años, como afirmaron las asociaciones?

Ha habido un avance enorme en la justicia, hay muchísimos jueces y juezas formadas y que tienen perspectiva de género, pero eso no excluye las excepciones. Hace dos años me dieron el premio Meninas en la Comunitat Valenciana por mi lucha desde el arte contra la violencia machista y ese día compartí espacio con una enorme cantidad de policías que hacen lo mismo, fue una emoción y un orgullo. Pero hace unas semanas un policía mató a su mujer a tiros con el arma reglamentaria. Si hago una viñeta sobre este hecho, no puede salir todo el cuerpo a decirme que se siente ofendido. Es un despropósito.

Los jueces emitieron las quejas, pero finalmente fue el Govern el que decidió la retirada…

Sí, no sé por qué se ha sometido a este dictamen. Ha temblado ante esta opinión. Yo lo que pido es la restitución de la viñeta. Estamos hablando de una viñeta. Es como David y Goliat… Ellos tienen todo el poder de quitarla, pero yo tengo el poder del humor.

El humor es hiperbólico, es paradojal, cuestionador y crítico cuando se hace pensante. 

¿Es una viñeta exagerada?

El humor es hiperbólico, es paradojal, cuestionador y crítico cuando se hace pensante.  

De las 46 mujeres asesinadas en 2020, más del 80 % no había presentado denuncia. ¿Su viñeta puede contribuir a desincentivar que las víctimas se acerquen al sistema judicial?

Eso me ha ofendido mucho. Yo vengo haciendo campañas para que las mujeres denuncien desde hace muchísimo tiempo. Sin ir más lejos, hace unos meses sacamos aquí en Alicante una que se llama manual de instrucciones para mujeres maltratadas, con viñetas y un vídeo con recursos para las víctimas, que ahora está en los autobuses de Elche. Denunciar no es fácil, pero no por mi viñeta. Primero, porque las víctimas tienen pánico y después porque los trámites judiciales son engorrosos. No está facilitada la denuncia desde el punto de vista de todos los pasos que hay que dar.

¿Esta viñeta se ha expuesto en otras ciudades?

En Alicante estuvo hace seis meses, también con fondos públicos y del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, en la sede de la subdelegación del Gobierno. También en el Palau de Les Arts de Valencia. La exposición fue solicitada en 2019 por el Ayuntamiento de Xirivella (Valencia), que fue quien primero la encargó y pagó. Desde entonces ha estado girando en escuelas, ayuntamientos, casas de mujeres… Se usa como herramienta. Ahora me la están pidiendo de Granada.

¿Alguna vez le había pasado algo similar a lo largo de su trayectoria?

Me tuve que exiliar a Madrid por la dictadura argentina en 1976 porque habían prohibido mis obras de teatro y mi humor. Yo en ese momento tenía una prohibición, pero provenía de una dictadura y ahí sí que tuve miedo. La diferencia es que ahora proviene de una democracia y no tengo ningún miedo porque las ciudadanas y los ciudadanos tenemos derecho a expresarnos y los y las humoristas también. Hay libertad de expresión. Desde entonces, hubo otra vez en el Ayuntamiento de Oviedo que estuvo expuesta una viñeta mía similar a esta y una jueza pidió que la retiraran, pero el consistorio se negó.

Las pioneras en la historia de la sexualidad femenina

1 febrero, 2023

Fuente: http://www.theconversation.com

Publicado: 5 abril 2022 19:24 CEST

Autoría

  1. Sagrario Gomez Cantarino. Profesora Contratada Doctora de Enfermería del Campus de Toledo, Universidad de Castilla-La Mancha
  2. Inmaculada García-Valdivieso Jiménez. Graduada en Enfermería. Grupo de Investigación Enfermería, Dolor y Cuidados (ENDOCU), Universidad de Castilla-La Mancha

Cláusula de Divulgación

Sagrario Gomez Cantarino recibe fondos para el proyecto ‘Educando en Sexualidad: Avance para la Salud Europea (EdSex)’, aprobado por el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (SEPIE). Dicho proyecto se desarrolla en las universidades de Évora y Santarém (Portugal), Reggio Emilia (Italia), y Seattle (Estados Unidos), bajo el liderazgo de la Facultad de Fisioterapia y Enfermería de Toledo (Universidad de Castilla-La Mancha), dentro del estudio Historia, Salud y Género, España-Portugal-Brasil (HISAG-EPB).

Inmaculada García-Valdivieso Jiménez recibe fondos del Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (SEPIE).

Nuestros socios

Universidad de Castilla-La Mancha

Universidad de Castilla-La Mancha aporta financiación como institución colaboradora de The Conversation ES.

Ver todos los asociados

CC BY ND
Creemos en el libre flujo de información
Republique nuestros artículos libremente, en impreso o digital, bajo licencia Creative Commons

Republicar este artículo

 Correo

 Twitter

 Facebook

 LinkedIn

 Imprimir

La sexualidad es un elemento inherente al ser humano. En las distintas culturas y a lo largo del tiempo las personas han variado su forma de relacionarse. Es así como la manera de experimentar y de concebir el cuerpo se ha transformado a través de los años hasta nuestros días.

Históricamente, la perspectiva femenina sobre la sexualidad ha sido silenciada y reducida únicamente a la función reproductora, ya que las mujeres eran consideradas simples objetos sexuales. Por ello es necesario visibilizar la labor realizada por un conjunto de figuras femeninas, relevantes y pioneras en materia de género, educación y salud sexual. Ellas fueron las encargadas de dar voz a un movimiento para convertir la sexualidad en un área abierta y en construcción.

El Universo, del Scivias-Codex de Hildegarda de Bingen, 1165. The York Project

El placer femenino y la maternidad libre

En primer lugar, una de estas mujeres protagonistas indiscutibles de la historia fue la religiosa alemana Hildegarda Von Bingen (1098-1179), considerada la primera mujer en describir el orgasmo femenino. En su libro Causa est curae afirmó que las mujeres también sentían placer.

Más adelante, en la España del siglo XVIII destaca Luisa Rosado (1770), una matrona con amplia experiencia en el arte del parto. La idea de publicitar sus servicios mediante carteles le llevó a enfrentarse al Protomedicato (tribunal formado por protomédicos y examinadores, que reconocía la suficiencia de quienes aspiraban a ser médicos). Sucedió en una época en la que los cirujanos comenzaron a atender los partos y pronto esta disciplina se convertiría también en un ámbito médico masculino. Por su osadía, los médicos de la corte de Carlos III vieron incluso amenazada su posición privilegiada.

Posteriormente, Margaret Sanger (1879-1966), una enfermera y activista a favor de la educación sexual, fundó la ‘Liga Estadounidense para el Control de la Natalidad’. Consideraba que, para alcanzar la igualdad de la mujer, era necesaria una maternidad libre. Fue una figura emblemática en la defensa de los derechos reproductivos y la legalización del aborto. Publicó panfletos sobre el uso de métodos anticonceptivos, prohibidos en aquella época por las Leyes de Comstock. Sin embargo, su legado no está exento de controversias por sus conexiones con el movimiento eugenésico.

Del uso de anticonceptivos a la reproducción asistida

En la misma línea, Marie Stopes (1880-1958) fue la primera mujer doctorada en la Universidad de Manchester y defensora de los derechos de las mujeres. Publicó uno de los primeros manuales modernos que explicaban el uso de métodos anticonceptivos. En su libro Married Love (1918) hablaba sobre la sexualidad femenina, la exploración física y mental y la igualdad entre hombres y mujeres, hecho por el cual fue censurado. Pero su faceta combativa convivía con sus intenciones a favor de la eugenesia y de un ideal supremacista.

En el mundo de la realeza, Marie Bonaparte (1882-1962) fue una princesa francesa que rechazó el rol de sumisión femenina. Sintió curiosidad por su propio cuerpo y buscó respuestas para explicar el placer sexual femenino. Realizó estudios sobre la estimulación del clítoris y el orgasmo y en 1950 publicó su libro Sexualidad femenina. Es considerada una mujer revolucionaria y precursora de la investigación sexual, en una etapa en la que esta esfera seguía siendo muy patriarcal.

Educación Sexual (Hildegart Rodríguez Carballeira, 1931). Wikimedia Commons

Hildegart Rodríguez Carballeira (1914-1933) era concebida como modelo de mujer del futuro. A los 11 años ya impartía conferencias sobre sexualidad y feminismo. Era defensora del aborto y de la educación libre. Destacaba su activismo en el movimiento por la emancipación de la mujer y fue elegida como secretaria de la ‘Liga Española para la Reforma Sexual’.

El logro de Miriam Menkin (1901-1992) al realizar la primera fertilización de un óvulo in vitro en 1944 marcaría el comienzo de una nueva era reproductiva. En este ámbito también destaca Jean Purdy (1946-1985), enfermera y embrióloga británica pionera en el tratamiento de la fertilidad. Ella fue la encargada de transferir el embrión en estado de blastómero al útero materno, pero tristemente su contribución jamás fue reconocida públicamente.

Shere Hite en 1981. Wikimedia Commons / Bernard Gotfryd

Anatomía del clítoris y otros mitos

El libro El informe Hite (1976) es una obra clave del feminismo y la sexualidad. Cuenta la historia de Shere Hite (1942-2020), la mujer que se atrevió a preguntar lo que nadie había preguntado antes. Consiguió que 3 500 mujeres escribieran sobre sus experiencias sexuales. Desmintió uno de los grandes mitos de la sexualidad, que decía que la mayoría de mujeres solo podían alcanzar el orgasmo a través del coito. Su insistencia en que se escuchara a las mujeres fue innovadora, rompió tabúes y escandalizó al mundo heteronormativo.

Helen O’Conell (1962), especializada en urología, fue la primera mujer en describir la anatomía completa del clítoris, su vascularización e inervación. Sus investigaciones han estado centradas en el único órgano humano diseñado para el placer, mostrando cuál es la forma y el tamaño de cada uno de sus componentes.

La sexualidad femenina había estado encerrada en la vergüenza y el desconocimiento desde el principio de los tiempos, pero ellas rompieron con las normas establecidas, promoviendo una sexualidad más igualitaria y libre. Con sus discursos consiguieron que la diferencia sexual entre hombres y mujeres no fuera ignorada. Además, se negaron a aceptar la idea de que las mujeres solo debían complacer a los hombres y no experimentar placer.

¿A qué poetas españolas deberíamos haber leído ya?

24 enero, 2023

Fuente: http://www.theconversation.com

Publicado: 5 julio 2022 19:59 CEST

Autoría

  1. Micaela Moya. Investigadora predoctoral de la Universidad de Salamanca- Doctorado en Español: estudios avanzados en Lengua y Literatura, Universidad de Salamanca

Cláusula de Divulgación

Micaela Moya recibe fondos de la Universidad de Salamanca y el Banco Santander (Contrato predoctoral). Anteriormente, de las mismas entidades en el marco de la Beca Internacional de Doctorado.

Nuestros socios

Universidad de Salamanca

Universidad de Salamanca aporta financiación como institución fundacional de The Conversation ES.

Ver todos los asociados

CC BY ND
Creemos en el libre flujo de información
Republique nuestros artículos libremente, en impreso o digital, bajo licencia Creative Commons

Republicar este artículo

 Correo

 Twitter

 Facebook

 LinkedIn

No hay dudas de que la gran revolución de los últimos años es el feminismo. Alrededor del mundo, este movimiento ha conseguido un sinnúmero de derechos y continua inmerso en una pelea ferverosa por otros que todavía se deben alcanzar.

Asistimos también a un período en el que se plantea la revisión del canon literario y se busca recuperar a las voces femeninas que, en un contexto eminentemente patriarcal, fueron acalladas, así como dar lugar a las voces femeninas contemporáneas. Entonces ¿de qué hablamos cuando decimos que las poetas mujeres fueron silenciadas?

Falta de referentes

Cuando hablamos de la palabra silenciada nos referimos a que las antologías generales, que van a marcar a cada una de las generaciones poéticas, prácticamente no incluyen representantes femeninas. Evidentemente, la ausencia de mujeres trae aparejadas numerosas consecuencias y una de las más graves radica en su traslación al ámbito educativo.

Remedios Sánchez García ha estudiado este fenómeno. Al revisar los manuales escolares, nota que a la hora de explicar los distintos movimientos poéticos todos los representantes son hombres. Dado que los manuales constituyen, en la mayoría de las ocasiones, la única mirada sobre la literatura que, junto con la guía docente, tienen los adolescentes, el borrado de las figuras femeninas se perpetúa generación a generación. Por todo esto, el desafío de poner en evidencia los nombres femeninos que marcaron la poesía española es esencial. Ahora bien ¿cuáles son los nombres que deberíamos reivindicar?

Otro canon literario

Estampa de Carolina Coronado, por Luis Carlos de Legrand a mediados siglo XIX. Museo del Romanticismo / Wikimedia CommonsCC BY-SA

En el romanticismo, la mujer comienza a tener el derecho a educarse y podemos ver una producción creciente de voces femeninas. En este auge de la literatura femenina no podemos obviar los nombres de Rosalía de CastroCarolina Coronado y Gertrudis Gómez de Avellaneda.

Cabe señalar que en este período la poesía de mujeres solo podía tratar “temas femeninos” como el rol de madre, las labores del hogar o la naturaleza. En esta línea, muchas poetas fueron desprestigiadas por sus contemporáneos, tal como se puede ver en el último libro de Marta Ferrari, Amazonas de las letras.

La obra de Castro, Coronado y Gómez de Avellaneda es especialmente interesante porque se aparta, en mayor o en menor medida, del modelo impuesto y cuestiona la existencia de temas “femeninos” a la hora de escribir poesía.

Llega 1927

En la generación del 27, destacan “Las sin sombrero”, no solo por su excelente producción literaria sino también por su lucha por los derechos de las mujeres. En la poesía, algunos de los nombres imprescindibles son los de Concha MéndezJosefina de la TorreRosa ChacelErnestina de Champourcín y posteriormente Josefina RomoJosefina Pla y Margarita Ferreras.

Portada del libro Las Sinsombrero de Tània Balló. Planeta de libros

La producción de estas autoras, que nada tiene que envidiarle a las de sus compañeros de generación, no fue tenida en consideración para la confección de las antologías generales a cargo de Gerardo Diego. En la primera edición de Poesía española que se publica en 1932 no se incorpora a ninguna mujer. Mientras que, en la segunda publicación, producida dos años después, se incluye a Ernestina de Champourcín y Josefina de la Torre, venciendo la resistencia de otros de los miembros masculinos del grupo.

Este grupo de mujeres ha recibido especial atención en los últimos años, ya que distintos miembros del campo intelectual han reivindicado la obra de estas autoras. Una de las iniciativas con más impacto ha sido la de Tània Balló, quien produjo dos libros y un documental sobre este grupo de mujeres poetas.

La guerra y la posguerra

La guerra civil y, sobre todo, la posterior llegada del franquismo supone un retroceso en los derechos para las mujeres alcanzados en la República y sumerge nuevamente a la mujer en el ámbito doméstico. Se recupera el rol de “ángel del hogar” y se la asigna el papel de madre, custodia de la raza, de la cultura patriarcal y del sentimiento nacionalista.

En los años cuarenta se produce un renacer de la poesía femenina, con representantes como Elena Martín VivaldiSusana March y fundamentalmente Carmen Conde y Ángela Figuera, quienes proponen una poética que revisa y cuestiona la cultura patriarcal.

Retrato de Gloria Fuertes. Deporte, actividades y participación UC3M / FlickrCC BY-NC

Otra voz femenina que no podemos dejar de tener en cuenta es la de Gloria Fuertes quien, en su poesía, aúna la conflictiva realidad social con amor, humor e ironía.

Poetas en la democracia

La muerte de Franco modifica notablemente el panorama político y social de España en general, y el de las mujeres en particular. Ante la llegada de la democracia, la mujer retorna paulatinamente al ámbito público y abandona el rol meramente doméstico.

La década de los ochenta es un excelente momento para la poesía de mujeres: por un lado, se pone en valor la literatura escrita por mujeres en períodos anteriores: se editan poemarios de las Sinsombrero y de poetas nacidas en los cuarenta.

Además, se crean revistas literarias dedicadas especialmente a la literatura femenina, se fundan casas editoriales y hay un aumento notable en la producción de poemarios escritos por mujeres. También comienzan a proliferar las antologías de género, en las que se reúnen a jóvenes poetas.

Las poetas que comienzan a escribir en este período resaltan por abordar de temas que, hasta el momento, habían estado prácticamente ausentes de la poesía femenina. La mujer abandona el rol de musa de la poesía amorosa y comienza a exponer sus propios sentimientos, lo que lleva a la aparición del erotismo.

Destacan, dentro de esta generación, Ana RossettiOlvido García ValdésAlmudena GuzmánAurora LuqueÁngeles MoraInmaculada MengíbarIsla Correyero y Josefa Parra.

En las últimas manifestaciones de la poesía femenina, las redes sociales han tenido un rol esencial en su difusión. En este período, debemos resaltar los nombres de Elena MedelElvira SastreLuna Miguel y Loreto Sesma.

Como vemos, aún queda mucho trabajo por hacer en el ámbito de la poesía femenina. Habrá que trabajar de manera sostenida para que las poetas logren el lugar que merecen, es decir, que consigan una inserción plena en el canon escolar y un sitio en el canon de la poesía española.

Aún hoy, algunas voces siguen marcando diferencias entre la poesía producida por mujeres y la escrita por hombres. Nuestro deber será editarlas, escribir sobre sus obras poéticas y principalmente, leerlas para que estas diferencias queden ya, de una vez por todas, en el olvido.

¿Por qué es pertinente una revisión feminista del temario de historia?

26 diciembre, 2022

Fuente: http://www.theconversation.com

Publicado: 14 junio 2022 19:16 CEST

Autoría

  1. Antonio Jesús Tinedo Rodríguez. Contratado Predoctoral (UNED-Santander), UNED – Universidad Nacional de Educación a Distancia

Cláusula de Divulgación

Antonio Jesús Tinedo Rodríguez es contratado predoctoral (UNED-Santander) en el Departamento de Filologías Extranjeras y sus Lingüísticas de la UNED.

Nuestros socios

UNED

UNED aporta financiación como institución colaboradora de The Conversation ES.

Ver todos los asociados

CC BY ND
Creemos en el libre flujo de información
Republique nuestros artículos libremente, en impreso o digital, bajo licencia Creative Commons

Republicar este artículo

Correo

Twitter

Facebook

LinkedIn

Los cambios en método y contenidos que trae la nueva ley de educación han suscitado un debate que ha trascendido a la publicación de los nuevos libros de texto. La pertinencia y el rigor científico de dichos contenidos se ha puesto en entredicho en diferentes medios de comunicación.

Voces que caricaturizan al propio feminismo y que tildan el revisionismo feminista de fechoría ideológica ejercen de resistencia contra la inclusión parcial de la historia y de las experiencias de las mujeres en los textos escolares.

Parece que a esas voces la mera inclusión de las producción científica, literaria y filosófica de las mujeres les causa malestar e incomodidad ya que desde su punto de vista esto implica un borrado del legado intelectual masculino.

No obstante, lo relevante es plantearse por qué hasta ahora solo eran merecedoras de ser incluidas en el engranaje de la reproducción cultural aquellas obras escritas por hombres y por qué las obras de las mujeres quedaban en los márgenes o en la sombra. ¿En base a qué principio de autoridad se establece lo que merece ser transmitido generación tras generación?

El tratado educativo por excelencia

Emilio o de la Educación (1762) de Jean Jacques Rousseau se considera el tratado pedagógico por excelencia. En él se encarnan los principios ilustrados que teóricamente rompen con las sombras del Antiguo Régimen.

No es hasta el siglo XX cuando se comienza a dar visibilidad al tratado de Mary Wollstonecraft titulado Vindicación de los derechos de la mujer (1792) gracias al revisionismo feminista. Esta obra es un tratado sobre los derechos de las mujeres en el que se ponen en cuestión las desigualdades en el ámbito pedagógico y se explica cómo a las mujeres se las educa para reproducir y a los hombres para producir.

Wollstonecraft pone en cuestión, en el siglo XVIII, una sociedad que confina a las mujeres y que pone en el centro del ágora a los hombres; una sociedad que experimenta una revolución que no conlleva una evolución, sino que desemboca en una perpetuación de la sombra que priva a las mujeres de la clamada igualdad, fraternidad y libertad.

Contexto y anacronismo

Uno de los argumentos que se esgrimen para ridiculizar intelectualmente la necesidad de revisar el canon es el posible anacronismo en el que incurriría esta revisión. Es decir: según esta crítica no tiene lugar cuestionar el papel de Rousseau debido a que sus textos se produjeron en un contexto histórico concreto.

¿Acaso no son coetáneas las respuestas de Mary Wollstonecraft a Rousseau en la primera sección del capítulo quinto de su libro? En este capítulo Wollstonecraft se declara en guerra contra las ideas insensatas que el autor tiene sobre las mujeres, su educación y su papel en el matrimonio puesto que degradan a la mujer a ser un mero accesorio para complacer a los hombres.

Sin embargo, la obra de Wollstonecraft se vio sumida en las tinieblas ilustradas porque el modus vivendi de la autora no encajaba con los cánones sociales de cómo debía comportarse una dama británica. La obra de Rousseau sí que se ha perpetuado, estudiado y alabado a lo largo de los siglos a pesar de que el autor pedagógico por excelencia abandonase a sus cinco hijos en un hospicio. ¿Es realmente un anacronismo o una injusticia histórica que tenemos el deber cívico de reparar?

La hermana –imaginada– de Shakespeare

Virginia Woolf imaginaba cómo sería la vida de Judith Shakespeare, una hipotética hermana que imaginó para William Shakespeare. Ambos concebidos con el mismo ingenio y con la misma sabiduría, en la misma sociedad y en el mismo tiempo.

Woolf pensaba en William como el hermano exitoso que habría podido ir a una escuela en la que estudiar latín y los clásicos, mientras que Judith no tuvo la oportunidad de ir a la escuela, ni mucho menos de aprender gramática ni lógica. Judith era la brillantez confinada mientras que William era el brillante genio alabado por el mundo.

Woolf muestra con maestría la injusticia histórica que se cierne sobre las mujeres, siendo Judith un personaje paralelo a la Sofía que Rousseau crea para satisfacer las necesidades de Emilio, al igual que en el Génesis se crea a Eva por y para Adán partiendo de su propia costilla.

Las voces de la historia

Se puede considerar a Wollstonecraft como pionera feminista por la contundencia de su publicación, pero ello no implica que no hubiera voces feministas anteriores a ella desde la Antigua Grecia.

Safo de Mitilene ya pone de manifiesto en su poema Las Amigas el amor lésbico en la época arcaica de la literatura griega, mientras que Erina, su discípula, habla de sororidad en la época clásica.

Esto lleva a plantear una cuestión de interés: ¿se critican anacronismos por una presunta inexistencia del feminismo en ciertas épocas o es el feminismo un elemento diacrónico crónicamente silenciado?

Si es el tiempo el que da la autoridad, las voces feministas parten del origen de los tiempos y posiblemente el siglo XXI sea el momento para vencer a los obstáculos que impiden educar a las nuevas generaciones en igualdad.

Es por ello por lo que la revisión de los textos escolares es necesaria para avanzar hacia un modelo de transmisión cultural en el que las niñas y los niños encuentren referentes para que ninguna Judith Shakespeare quede confinada o atada a la naturaleza.